Date:Fri, 14 Feb 2003 20:01:02 -0500Reply-To:WF-NOTICIAS el Servicio Noticioso desde Washington en español
<WF-NOTICIAS@LISTS.STATE.GOV>Sender:WF-NOTICIAS el Servicio Noticioso desde Washington en español
<WF-NOTICIAS@LISTS.STATE.GOV>From:US Dept of State Mailing List Mgr <Listmgr@PD.STATE.GOV>Subject:Texto: Casa Blanca presenta estrategia para combatir terrorismo
Texto: Casa Blanca presenta estrategia para combatir terrorismo
(Para combatir mal que amenaza libertades fundamentales) (3670)
A continuación una traducción extraoficial de la introducción y la primera
parte de la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo:
(comienza el texto)
LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa
Embargado hasta las 4:00 pm hora del este
14 de febrero de 2003
DECLARACION DEL PRESIDENTE
Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo
Me complace presentar hoy la Estrategia Nacional para Combatir el
Terrorismo. Esta estrategia destaca el esfuerzo que nuestra nación está
haciendo para ganar la guerra contra el terrorismo mundial. La estrategia
complementa elementos importantes de la Estrategia de Seguridad Nacional,
así como nuestras estrategias nacionales para: Seguridad Territorial,
Combatir las Armas de Destrucción en Masa, Asegurar el Ciberespacio, para
la Protección Física de la Infraestructura Crítica y Propiedades Claves y
la Estrategia Nacional de Control de Drogas.
La estrategia de Estados Unidos para combatir el terrorismo se concentra
en llevar la lucha hasta los propios terroristas. Estamos utilizando todos
los elementos de nuestro poderío nacional y nuestra influencia
internacional para atacar las redes terroristas; para reducir su capacidad
de comunicar y coordinar sus planes; aislarlos de posibles aliados y entre
sí; e identificar y desbaratar sus complots antes que ataquen. Nuestro
país colabora estrechamente con cada nación comprometida en esta batalla y
seguiremos ayudando a nuestros aliados y amigos a mejorar su capacidad de
combatir el terrorismo.
La guerra contra el terrorismo mundial será larga y difícil. Hoy, en casi
todos los continentes y en docenas de países, incluido el nuestro, existen
células terroristas. La victoria depende del coraje, la fuerza y
resistencia del pueblo norteamericano y de nuestros asociados en todo el
mundo. La medirá el trabajo constante y paciente para desmantelar las
redes terroristas y llevar a los terroristas ante la justicia, con
frecuencia uno por uno. Nuestra nación está inalterablemente comprometida
a proteger a nuestros ciudadanos, erradicar el terrorismo donde quiera se
encuentre y construir un mundo mejor y más seguro que brinde mayores
oportunidades y libertad a todos los pueblos. No descansaremos hasta que
hayamos triunfado.
ESTRATEGIA NACIONAL PARA COMBATIR EL TERRORISMO
INTRODUCCION
"Ningún grupo o nación debe equivocarse sobre las intenciones de
Norteamérica: no descansaremos hasta que los grupos terroristas de alcance
mundial hayan sido encontrados, hayan sido contenidos y hayan sido
derrotados"
PRESIDENTE GEORGE W. BUSH, 6 DE NOVIEMBRE DE 2001
Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Washington, D.C.,
la ciudad de Nueva York y Pennsylvania fueron actos de guerra contra
Estados Unidos y sus aliados, y contra el concepto mismo de la sociedad
civilizada. Ninguna causa justifica el terrorismo. El mundo debe responder
y luchar contra este mal que pretende amenazar y destruir las libertades
fundamentales de nuestro modo de vida. La libertad y el miedo están en
guerra.
El enemigo no es una sola persona. No es un régimen político único. Por
cierto que no es una religión. El enemigo es el terrorismo -- la violencia
premeditada, políticamente motivada perpetrada contra objetivos no
combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos. Aquellos que
emplean el terrorismo, cualesquiera que sean sus objetivos específicos,
seculares o religiosos, se esfuerzan por derrocar el imperio del derecho y
llevar a cabo cambios mediante la violencia y el temor. Estos terroristas
comparten también la creencia errada de que matar, secuestrar,
extorsionar, robar y hacer estragos para aterrorizar a la gente son formas
legítimas de la acción política.
La lucha contra el terrorismo internacional es diferente de cualquier otra
guerra en nuestra historia. No triunfaremos solamente, e incluso
primordialmente, mediante el poderío militar. Debemos luchar contra las
redes terroristas y todos aquellos que apoyan sus esfuerzos para propagar
el temor en el mundo, usando todos los instrumentos de poder nacional:
diplomático, económico, de ejecución de la ley, financiero, de
información, de inteligencia y militar. El progreso se logrará mediante la
acumulación persistente de éxitos, algunos visibles, algunos invisibles. Y
nos mantendremos siempre vigilantes contra nuevas amenazas terroristas.
Nuestra meta la alcanzaremos cuando los norteamericanos y otros pueblos
civilizados del mundo entero vivan sus vidas libres del temor de los
ataques terroristas.
Este conflicto no tendrá un final rápido ni fácil. Al mismo tiempo,
Estados Unidos no permitirá ser tomado en rehén por los terroristas.
Combatir el terrorismo y garantizar el territorio nacional estadounidense
contra futuros ataques son nuestras prioridades máximas. Pero no serán
nuestras únicas prioridades. Esta estrategia apoya la Estrategia de
Seguridad Nacional de Estados Unidos. Como lo destaca la Estrategia de
Seguridad Nacional, vivimos en una época de oportunidades tremendas para
promover un mundo acorde con los intereses y valores adoptados por Estados
Unidos y los pueblos amantes de la libertad de todo el mundo. Y
aprovecharemos estas oportunidades.
Esta estrategia para combatir el terrorismo profundiza la Sección III de
la Estrategia de Seguridad Nacional detallando nuestra necesidad de
destruir las organizaciones terroristas, ganar la "guerra de ideas" y
fortalecer la seguridad de Norteamérica en nuestro país y el extranjero.
Mientras que la Estrategia Nacional para la Seguridad del Territorio
Nacional se concentra en prevenir ataques terroristas dentro de Estados
Unidos, la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo se concentra en
identificar y desactivar las amenazas antes de que lleguen a nuestras
fronteras.
Si bien apreciamos la naturaleza del difícil reto que tenemos ante
nosotros, nuestra estrategia se basa en la creencia de que, algunas veces,
se logra hacer las tareas más difíciles a través de los medios más
directos.
La nuestra es una estrategia de acción directa y continua contra los
grupos terroristas, cuyo efecto acumulativo dislocará inicialmente,
degradará con el tiempo y destruirá, en último término, las organizaciones
terroristas. Cuanto más frecuente e incansablemente golpeemos a los grupos
terroristas en todos los frentes, usando todas las herramientas del arte
de gobernar, más efectivos seremos.
Estados Unidos, con su capacidad exclusiva de crear asociaciones y
proyectar poder, liderará la lucha contra las organizaciones terroristas
de alcance mundial. Golpeando constantemente y asegurándonos de que los
terroristas no tengan lugar donde esconderse, comprimiremos su alcance y
reduciremos la capacidad de estas organizaciones. Adaptando antiguas
alianzas y creando nuevas asociaciones, facilitaremos soluciones
regionales que aislarán todavía más la propagación del terrorismo.
Concurrentemente, a medida que el alcance del terrorismo se vuelve más
localizado, desorganizado y relegado al terreno criminal, confiaremos en
otros estados, y los ayudaremos, para extirpar el terrorismo de raíz.
Estados Unidos se esforzará constantemente para reclutar el apoyo de la
comunidad internacional en esta lucha contra un enemigo común. Sin
embargo, de ser necesario no vacilaremos en actuar solos, de ejercer
nuestro derecho a la defensa propia, inclusive la acción preventiva contra
terroristas para impedirles que hagan daño a nuestro pueblo y nuestro
país.
La guerra al terrorismo es asimétrica en naturaleza, pero la ventaja está
de nuestra parte, no de la de los terroristas. Libraremos esta campaña
usando nuestras fuerzas contra los puntos débiles del enemigo. Usaremos el
poder de nuestros valores para dar forma a un mundo libre y más próspero.
Emplearemos la legitimidad de nuestro gobierno y nuestra causa para forjar
asociaciones fuertes y ágiles. Nuestra fuerza económica ayudará a los
estados declinantes y asistirá a los países débiles a librarse a sí mismos
del terrorismo. Nuestra tecnología ayudará a identificar y ubicar las
organizaciones terroristas, y nuestro alcance mundial las eliminará allí
donde se escondan. Y, como siempre, dependeremos de la fortaleza del
pueblo norteamericano para mantenernos resueltos ante la adversidad.
Nunca olvidaremos que, en último término, luchamos por nuestros valores
democráticos fundamentales y nuestro modo de vida. Al liderar la campaña
contra el terrorismo, forjamos nuevas relaciones internacionales y
volvemos a definir las existentes en términos apropiados para los retos
transnacionales del siglo XXI.
Procuramos integrar naciones y pueblos en relaciones democráticas
mutuamente beneficiosas que protejan contra las fuerzas del desorden y la
violencia. Utilizando el poder de la humanidad para derrotar el terrorismo
en todas sus formas, promovemos un mundo más libre, más próspero y más
seguro, y le damos esperanzas a nuestros hijos y a las generaciones que
vendrán. En último término, nuestra lucha contra el terrorismo ayudará a
promover un ambiente internacional donde nuestros intereses democráticos
estén seguros y los valores de la libertad sean respetados en el mundo
entero.
La naturaleza de la amenaza terrorista de hoy
"Hemos visto a los de su clase antes. Son herederos de todas las
ideologías asesinas del siglo XX. Al sacrificar vidas humanas para servir
a sus visiones radicales - al abandonar todo valor excepto la voluntad de
poder -- siguen el sendero del fascismo, el nazismo y el totalitarismo. Y
seguirán todo ese sendero, hasta donde termina: en la tumba anónima de la
historia, donde yacen las mentiras repudiadas".
Presidente George W. Bush
Discurso a la sesión conjunta del Congreso y el pueblo estadounidense el
20 de septiembre de 2001.
Los estadounidenses saben que el terrorismo no comenzó el 11 de septiembre
de 2001. Lamentablemente, su historial es de larga data y demasiado
conocido. El primer gran ataque terrorista en el distrito financiero de la
Ciudad de Nueva York, por ejemplo, no ocurrió el 11 de septiembre, ni aun
cuando un camión bomba estalló en 1993 en el Centro Mundial del Comercio.
Ocurrió el 16 de septiembre de 1920, cuando los anarquistas hicieron
estallar un carrito de caballo lleno de dinamita cerca la intersección
entre las calles Wall y Broad, segando 40 vidas e hiriendo a otras 300
personas. Comenzando con el asesinato del presidente William McKinley en
1901, y continuando con las bombas en las embajadas de Estados Unidos en
Tanzania y Kenya en 1998 y el USS Cole en Yemen en 2000, la historia
estadounidense en el siglo XX fue afectada por el terrorismo. Los
estadounidenses comprendemos también que no estamos solos en la pugna
contra el terrorismo. Los terroristas han dejado su marca de alguna manera
en cada país del mundo. Ciudadanos de unos 90 países murieron en los
ataques del 11 de septiembre. Durante décadas, Estados Unidos y nuestros
amigos extranjeros hemos librado una larga batalla contra la amenaza
terrorista. Hemos aprendido mucho de estos esfuerzos.
Aun cuando tenemos éxito en la guerra contra el terrorismo, nuevos
enemigos pueden surgir. Por ello Estados Unidos enfrentará la amenaza del
terrorismo durante un futuro previsible. Por consiguiente debemos
continuar tomando medidas decididas para descubrir a los individuos y
grupos comprometidos en actividades terroristas, analizando las
características comunes de los terroristas para comprender dónde son
débiles y dónde son fuertes nuestros enemigos.
La estructura del terror
A pesar de su diversidad en su motivación, sofisticación y fortaleza, las
organizaciones terroristas comparten una estructura básica como se indica
en la figura 1.
En la base, condiciones subyacentes tales como la pobreza, la corrupción,
el conflicto religioso y las fricciones étnicas crean oportunidades que
los terroristas explotan. Algunas de estas condiciones son verdaderas y
algunas fabricadas. Los terroristas usan estas condiciones para justificar
sus actos y expandir su apoyo. La creencia de que el terror es un medio
legítimo para resolver tales condiciones y efectuar cambio político es un
problema fundamental que permite que el terrorismo se desarrolle y crezca.
El ámbito internacional define los límites dentro de los cuales las
estrategias de los terroristas toman forma. Como resultado de las
fronteras más libres y más abiertas, este ámbito inconscientemente provee
acceso a refugios, capacidades y otro tipo de apoyo a los terroristas.
Pero el acceso únicamente no es suficiente. Los terroristas deben tener
una base física desde donde operar. Ya sea por ignorancia, incapacidad, o
a propósito, estados de todo el mundo todavía ofrecen refugios -- tanto
físicos (ej., casas seguras y lugares de entrenamiento) como virtuales
(ej., comunicaciones confiables y redes financieras) -- que los
terroristas necesitan para planificar, organizar, entrenar y realizar sus
operaciones. Una vez atrincherados en un ámbito seguro para operar, la
organización puede comenzar a solidificarse y expandirse. La estructura de
la organización terrorista, miembros, recursos y seguridad determinan sus
capacidades y alcance.
En la cima de la estructura, el liderazgo terrorista provee la estrategia
y dirección general que vincula todos estos factores y por lo tanto da
vida a una campaña de terror. El liderazgo se convierte en catalizador de
la acción terrorista. La pérdida del liderazgo puede ocasionar que muchas
organizaciones se desintegren Algunos grupos, sin embargo, son más
flexibles y pueden promover nuevo liderazgo si el liderazgo original cae o
falla.
Más aun, otros han adoptado una organización más descentralizada con
células en su mayor parte autónomas, lo que hace aún mayor el desafío.
La naturaleza cambiante del terrorismo
Si bien ha mantenido esta estructura básica, el desafío terrorista ha
cambiado mucho en la década pasada y probablemente seguirá evolucionando.
Irónicamente, la naturaleza particular de la amenaza terrorista que
encaramos hoy se origina en gran parte en algunos de nuestros éxitos
pasados.
En las décadas de 1970 y 1980, Estados Unidos y su aliados combatieron
generalmente a grupos terroristas seculares y nacionalistas, muchos de los
cuales dependían de estados auspiciadores activos. Si bien los problemas
de los estados que patrocinan el terrorismo continúan, los años de
esfuerzos sostenidos contra el terrorismo, incluyendo el aislamiento
diplomático y económico, han convencido a algunos gobiernos de reducir o
incluso desistir del apoyo al terrorismo como herramienta de arte de
gobernar. La desintegración de la Unión Soviética -- que daba apoyo
crucial a grupos terroristas y ciertos estados patrocinadores del
terrorismo -- aceleró la disminución del auspicio por parte de los
estados. Muchas organizaciones terroristas fueron destruidas o
efectivamente neutralizadas, incluyendo la Facción del Ejército Rojo,
Acción Directa, y Células Comunistas Combatientes en Europa, y el Ejército
Rojo Japonés en Asia. Esos éxitos del pasado proveen lecciones valiosas
para el futuro.
Con el fin de la Guerra Fría, vimos también mejoras drásticas en la
facilidad de comunicación, comercio y viajes transnacionales.
Desafortunadamente, los terroristas se adaptaron a este nuevo ambiente
internacional y convirtieron los adelantos del siglo XX en facilitadores
destructivos del siglo XXI.
Un nuevo ámbito mundial
Al-Qaida es un ejemplo de cómo las redes terroristas han tergiversado los
beneficios y las conveniencias de nuestro mundo cada vez más abierto,
integrado y modernizado para servir a su agenda destructiva. La red de
Al-Qaida es una empresa multinacional con operaciones en más de 60 países.
Sus campamentos en Afganistán dieron santuario y sus cuentas de banco
sirvieron de fondo fiduciario para el terrorismo. Sus actividades
mundiales se coordinan mediante el uso mensajeros personales y tecnologías
de comunicación emblemáticas de nuestra era -- teléfonos celulares y de
satélite, correo electrónico cifrado, salones de conversación en Internet,
cintas de video y discos CDRom. Como publicistas diestros, Osama Bin Laden
y Al-Qaida han explotado los medios internacionales para proyectar su
imagen y mensaje en todo el mundo.
Los miembros de Al-Qaida han viajado de continente a continente con la
facilidad de un viajero de negocios o un turista. A pesar de los éxitos de
nuestra coalición en Afganistán y en el mundo, algunos operativos de
Al-Qaida han escapado para planificar más ataques terroristas. En una era
marcada por una migración y movilidad sin precedentes, ellos fácilmente se
mezclan en las comunidades donde quiera que se trasladan.
Financian sus intenciones con fondos que recaudan en empresas de fachada,
tráfico de drogas ilícitas, fraude con tarjetas de crédito, extorsión y
dinero de simpatizantes secretos. Usan abiertamente entidades caritativas
y organizaciones no gubernamentales (ONG) con fines de financiamiento y
reclutamiento. El dinero para sus operaciones se transfiere
subrepticiamente por medio de numerosos bancos, casas de cambio y sistemas
alternativos de envío de dinero (con frecuencia conocidos como "hawalas"),
algunos legítimos y otros no.
Esos terroristas también son transnacionales en otra manera, más
fundamental, o sea sus víctimas. Los ataques del 11 de septiembre mataron
a ciudadanos de Australia, Brasil, China, Egipto, El Salvador, Francia,
Alemania, India, Israel, Jordania, Japón, Pakistán, Rusia, Sudáfrica,
Suiza, Turquía, Reino Unido y de muchos otros países.
Como la red de Al-Qaida lo demuestra la amenaza terrorista actual va
cambiando en algo completamente diferente de sus predecesoras. Los
terroristas ahora pueden utilizar las ventajas de la tecnología para
dispersar el liderato, entrenamiento y logística no solo regional sino
también mundialmente. Establecer y movilizar células en casi todos los
países es relativamente sencillo, en un mundo donde más de 140 millones de
personas viven fuera de su país de origen y millones de personas cruzan
las fronteras cada día.
Aun más, los grupos terroristas se han convertido cada vez más en
autosuficientes, al aprovechar el ambiente mundial en apoyo de sus
operaciones. Ya se trate de la participación de las FARC en el comercio de
la cocaína en Colombia, las ganancias de al-Qaida con los campos de
adormideras en Afganistán, o los secuestros con fines de lucro que hace
Abu Sayyaf en Filipinas, los terroristas usan cada vez más las actividades
delictivas para mantener y financiar su terrorismo. Además de hallar
refugio dentro de las fronteras de un estado protector, los terroristas
con frecuencia buscan estados donde puedan operar con impunidad porque el
gobierno central es incapaz de frenarlos. Esas áreas se encuentran en las
Américas, Europa, el Medio Oriente, Africa y Asia. De modo más audaz, los
terroristas extranjeros también establecen células en las mismas
sociedades muy abiertas, liberales y tolerantes a las que planean atacar.
Organizaciones terroristas conectadas entre sí
La amenaza terrorista es flexible, con una estructura de redes
transnacionales, posibilitadas por la tecnología moderna y caracterizadas
por una interconexión laxa, tanto dentro de los grupos como entre ellos.
En ese ambiente los terroristas colaboran para financiar, compartir
inteligencia, entrenamiento, logística, planificación y realización de los
ataques. Los grupos terroristas con objetivos en un país o región pueden
sacar fuerzas y apoyo de grupos en otros países o regiones. Por ejemplo,
en 2001 tres miembros del Ejército Republicano Irlandés fueron arrestados
en Colombia, bajo sospecha de entrenar a las FARC en cómo realizar una
campaña de atentados urbanos. Las conexiones entre al-Qaida y los grupos
terroristas en todo el sudeste asiático demuestran esa realidad. La
amenaza terrorista de hoy es al mismo tiempo resistente y difusa a causa
de esa estructura de mutuo reforzamiento y redes dinámicas.
La figura 2 muestra cómo los terroristas y las organizaciones terroristas
operan en tres niveles. En el primer nivel están aquellas organizaciones
terroristas que operan principalmente dentro de un solo país. Su alcance
es limitado, pero en este ambiente mundial sus actividades pueden tener
consecuencias internacionales. Esos grupos a nivel nacional pueden
ampliarse geográficamente si se permite el crecimiento desenfrenado de sus
ambiciones y recursos.
En el próximo nivel figuran las organizaciones terroristas que operan
regionalmente. Estas operaciones regionales trascienden por lo menos una
frontera internacional.
Las organizaciones terroristas con alcance mundial forman la tercera
categoría. Sus operaciones abarcan varias regiones y sus ambiciones pueden
ser transnacionales, e incluso mundiales.
Esos tres tipos de organizaciones están ligadas de dos maneras. Primero,
pueden cooperarse directamente compartiendo inteligencia, personal,
destrezas, recursos y refugios. Segundo, pueden apoyarse mutuamente de
maneras menos directas, como ser promoviendo la misma agenda ideológica y
reforzando mutuamente sus esfuerzos para cultivar una imagen internacional
favorable a su "causa". Al capitalizar cada avance tecnológico que usamos
en nuestro país, las organizaciones terroristas aprenden y comparten
información extraída de nuestros sitios electrónicos, se aprovechan de las
debilidades en nuestra infraestructura crítica, y se comunican por los
mismos caminos que usamos cada día en la Internet. La naturaleza
interconectada de las organizaciones terroristas precisa que se las
persiga en todo lo ancho del espectro geográfico para asegurarse de que se
rompan los lazos entre las organizaciones fuertes y las débiles, dejando a
cada una de ellas aislada, expuesta y vulnerable a la derrota.
Disponibilidad de las armas de destrucción en masa (ADM)
Las armas de destrucción en masa plantean una amenaza grave y directa a
Estados Unidos y a toda la comunidad internacional. La probabilidad de que
una organización terrorista utilice un arma química, biológica,
radiológica o nuclear o de explosivos de alta potencia, ha aumentado de
manera importante durante la década pasada. La disponibilidad de
tecnologías críticas, la disposición de algunos científicos y otros
individuos a cooperar con los terroristas y la facilidad del transporte
intercontinental les permiten a las organizaciones terroristas adquirir
fabricar, trasladar y lanzar más fácilmente un ataque con ADM, ya sea en
Estados Unidos o en el exterior.
Mientras los nuevos instrumentos del terrorismo como los ataques
cibernéticos van en aumento, y otros instrumentos convencionales del
terrorismo no han disminuido, la disponibilidad y uso de las ADM es en sí
una categoría.
Sabemos que algunas organizaciones terroristas han tratado de adquirir la
capacidad de utilizar ADM para atacar a Estados Unidos, a nuestros amigos
y aliados. Motivados por ideologías extremistas, incluso apocalípticas, la
ambición de los terroristas de provocar estragos parece ilimitada. Los
frustrados intentos de Aum Shinrikyo de desplegar armas biológicas y su
mortífero ataque con gas sarín en 1995 en el subterráneo de Tokio fueron
el primer alerta de tal disposición a conseguir y utilizar ADM. En 1998
Osama BinLaden proclamó "deber religioso" conseguir las ADM, y las pruebas
recolectadas en Afganistán demuestran que al-Qaida trató de cumplir con
ese "deber". La amenaza de que los terroristas consigan y utilicen ADM es
un peligro claro y presente. Un objetivo central debe ser evitar que los
terroristas consigan o fabriquen las ADM que les permitan convertir en
realidad sus peores ambiciones.
Resumen
Aunque el terrorismo no es nuevo, la actual amenaza del terrorismo es
diferente en relación con el pasado. La tecnología moderna les permite a
los terroristas planificar y operar en todo el mundo, como nunca antes.
Con telecomunicaciones avanzadas pueden coordinar sus actividades con
células dispersas mientras se mantienen en las sombras. Los terroristas de
hoy aprovechan cada vez más un efecto multiplicador de fuerza al
establecer lazos con otras entidades de criterios parecidos en todo el
mundo. Ahora, sin son capaces de usar ADM, tienen el potencial de ampliar
muchas veces los efectos de sus actividades. El nuevo ambiente mundial,
con la interconexión resultante entre los terroristas, y las ADM están
cambiando la naturaleza del terrorismo. La efectividad de nuestra
estrategia depende finalmente de cuán bien resolvamos esos aspectos claves
de la amenaza terrorista.
(termina el texto)
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del
Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web:
http://usinfo.state.gov/espanol)
NNNN
************************************************************
La Oficina de Programas de Información Internacional del
Departamento de Estados Unidos distribuye WF-Noticias.
Puede encontrar información adicional en
http://usinfo.state.gov/espanol/
Para borrarse de la lista, mande el mensaje:
SIGNOFF WF-NOTICIAS to LISTSERV@lists.state.gov
*************************************************************