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Date:         Fri, 14 Feb 2003 20:01:02 -0500
Reply-To:     WF-NOTICIAS el Servicio Noticioso desde Washington en español
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Subject:      Texto: Casa Blanca presenta estrategia para combatir terrorismo

Texto: Casa Blanca presenta estrategia para combatir terrorismo (Para combatir mal que amenaza libertades fundamentales) (3670) A continuación una traducción extraoficial de la introducción y la primera parte de la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo: (comienza el texto) LA CASA BLANCA Oficina del Secretario de Prensa Embargado hasta las 4:00 pm hora del este 14 de febrero de 2003 DECLARACION DEL PRESIDENTE Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo Me complace presentar hoy la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo. Esta estrategia destaca el esfuerzo que nuestra nación está haciendo para ganar la guerra contra el terrorismo mundial. La estrategia complementa elementos importantes de la Estrategia de Seguridad Nacional, así como nuestras estrategias nacionales para: Seguridad Territorial, Combatir las Armas de Destrucción en Masa, Asegurar el Ciberespacio, para la Protección Física de la Infraestructura Crítica y Propiedades Claves y la Estrategia Nacional de Control de Drogas. La estrategia de Estados Unidos para combatir el terrorismo se concentra en llevar la lucha hasta los propios terroristas. Estamos utilizando todos los elementos de nuestro poderío nacional y nuestra influencia internacional para atacar las redes terroristas; para reducir su capacidad de comunicar y coordinar sus planes; aislarlos de posibles aliados y entre sí; e identificar y desbaratar sus complots antes que ataquen. Nuestro país colabora estrechamente con cada nación comprometida en esta batalla y seguiremos ayudando a nuestros aliados y amigos a mejorar su capacidad de combatir el terrorismo. La guerra contra el terrorismo mundial será larga y difícil. Hoy, en casi todos los continentes y en docenas de países, incluido el nuestro, existen células terroristas. La victoria depende del coraje, la fuerza y resistencia del pueblo norteamericano y de nuestros asociados en todo el mundo. La medirá el trabajo constante y paciente para desmantelar las redes terroristas y llevar a los terroristas ante la justicia, con frecuencia uno por uno. Nuestra nación está inalterablemente comprometida a proteger a nuestros ciudadanos, erradicar el terrorismo donde quiera se encuentre y construir un mundo mejor y más seguro que brinde mayores oportunidades y libertad a todos los pueblos. No descansaremos hasta que hayamos triunfado. ESTRATEGIA NACIONAL PARA COMBATIR EL TERRORISMO INTRODUCCION "Ningún grupo o nación debe equivocarse sobre las intenciones de Norteamérica: no descansaremos hasta que los grupos terroristas de alcance mundial hayan sido encontrados, hayan sido contenidos y hayan sido derrotados" PRESIDENTE GEORGE W. BUSH, 6 DE NOVIEMBRE DE 2001 Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Washington, D.C., la ciudad de Nueva York y Pennsylvania fueron actos de guerra contra Estados Unidos y sus aliados, y contra el concepto mismo de la sociedad civilizada. Ninguna causa justifica el terrorismo. El mundo debe responder y luchar contra este mal que pretende amenazar y destruir las libertades fundamentales de nuestro modo de vida. La libertad y el miedo están en guerra. El enemigo no es una sola persona. No es un régimen político único. Por cierto que no es una religión. El enemigo es el terrorismo -- la violencia premeditada, políticamente motivada perpetrada contra objetivos no combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos. Aquellos que emplean el terrorismo, cualesquiera que sean sus objetivos específicos, seculares o religiosos, se esfuerzan por derrocar el imperio del derecho y llevar a cabo cambios mediante la violencia y el temor. Estos terroristas comparten también la creencia errada de que matar, secuestrar, extorsionar, robar y hacer estragos para aterrorizar a la gente son formas legítimas de la acción política. La lucha contra el terrorismo internacional es diferente de cualquier otra guerra en nuestra historia. No triunfaremos solamente, e incluso primordialmente, mediante el poderío militar. Debemos luchar contra las redes terroristas y todos aquellos que apoyan sus esfuerzos para propagar el temor en el mundo, usando todos los instrumentos de poder nacional: diplomático, económico, de ejecución de la ley, financiero, de información, de inteligencia y militar. El progreso se logrará mediante la acumulación persistente de éxitos, algunos visibles, algunos invisibles. Y nos mantendremos siempre vigilantes contra nuevas amenazas terroristas. Nuestra meta la alcanzaremos cuando los norteamericanos y otros pueblos civilizados del mundo entero vivan sus vidas libres del temor de los ataques terroristas. Este conflicto no tendrá un final rápido ni fácil. Al mismo tiempo, Estados Unidos no permitirá ser tomado en rehén por los terroristas. Combatir el terrorismo y garantizar el territorio nacional estadounidense contra futuros ataques son nuestras prioridades máximas. Pero no serán nuestras únicas prioridades. Esta estrategia apoya la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Como lo destaca la Estrategia de Seguridad Nacional, vivimos en una época de oportunidades tremendas para promover un mundo acorde con los intereses y valores adoptados por Estados Unidos y los pueblos amantes de la libertad de todo el mundo. Y aprovecharemos estas oportunidades. Esta estrategia para combatir el terrorismo profundiza la Sección III de la Estrategia de Seguridad Nacional detallando nuestra necesidad de destruir las organizaciones terroristas, ganar la "guerra de ideas" y fortalecer la seguridad de Norteamérica en nuestro país y el extranjero. Mientras que la Estrategia Nacional para la Seguridad del Territorio Nacional se concentra en prevenir ataques terroristas dentro de Estados Unidos, la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo se concentra en identificar y desactivar las amenazas antes de que lleguen a nuestras fronteras. Si bien apreciamos la naturaleza del difícil reto que tenemos ante nosotros, nuestra estrategia se basa en la creencia de que, algunas veces, se logra hacer las tareas más difíciles a través de los medios más directos. La nuestra es una estrategia de acción directa y continua contra los grupos terroristas, cuyo efecto acumulativo dislocará inicialmente, degradará con el tiempo y destruirá, en último término, las organizaciones terroristas. Cuanto más frecuente e incansablemente golpeemos a los grupos terroristas en todos los frentes, usando todas las herramientas del arte de gobernar, más efectivos seremos. Estados Unidos, con su capacidad exclusiva de crear asociaciones y proyectar poder, liderará la lucha contra las organizaciones terroristas de alcance mundial. Golpeando constantemente y asegurándonos de que los terroristas no tengan lugar donde esconderse, comprimiremos su alcance y reduciremos la capacidad de estas organizaciones. Adaptando antiguas alianzas y creando nuevas asociaciones, facilitaremos soluciones regionales que aislarán todavía más la propagación del terrorismo. Concurrentemente, a medida que el alcance del terrorismo se vuelve más localizado, desorganizado y relegado al terreno criminal, confiaremos en otros estados, y los ayudaremos, para extirpar el terrorismo de raíz. Estados Unidos se esforzará constantemente para reclutar el apoyo de la comunidad internacional en esta lucha contra un enemigo común. Sin embargo, de ser necesario no vacilaremos en actuar solos, de ejercer nuestro derecho a la defensa propia, inclusive la acción preventiva contra terroristas para impedirles que hagan daño a nuestro pueblo y nuestro país. La guerra al terrorismo es asimétrica en naturaleza, pero la ventaja está de nuestra parte, no de la de los terroristas. Libraremos esta campaña usando nuestras fuerzas contra los puntos débiles del enemigo. Usaremos el poder de nuestros valores para dar forma a un mundo libre y más próspero. Emplearemos la legitimidad de nuestro gobierno y nuestra causa para forjar asociaciones fuertes y ágiles. Nuestra fuerza económica ayudará a los estados declinantes y asistirá a los países débiles a librarse a sí mismos del terrorismo. Nuestra tecnología ayudará a identificar y ubicar las organizaciones terroristas, y nuestro alcance mundial las eliminará allí donde se escondan. Y, como siempre, dependeremos de la fortaleza del pueblo norteamericano para mantenernos resueltos ante la adversidad. Nunca olvidaremos que, en último término, luchamos por nuestros valores democráticos fundamentales y nuestro modo de vida. Al liderar la campaña contra el terrorismo, forjamos nuevas relaciones internacionales y volvemos a definir las existentes en términos apropiados para los retos transnacionales del siglo XXI. Procuramos integrar naciones y pueblos en relaciones democráticas mutuamente beneficiosas que protejan contra las fuerzas del desorden y la violencia. Utilizando el poder de la humanidad para derrotar el terrorismo en todas sus formas, promovemos un mundo más libre, más próspero y más seguro, y le damos esperanzas a nuestros hijos y a las generaciones que vendrán. En último término, nuestra lucha contra el terrorismo ayudará a promover un ambiente internacional donde nuestros intereses democráticos estén seguros y los valores de la libertad sean respetados en el mundo entero. La naturaleza de la amenaza terrorista de hoy "Hemos visto a los de su clase antes. Son herederos de todas las ideologías asesinas del siglo XX. Al sacrificar vidas humanas para servir a sus visiones radicales - al abandonar todo valor excepto la voluntad de poder -- siguen el sendero del fascismo, el nazismo y el totalitarismo. Y seguirán todo ese sendero, hasta donde termina: en la tumba anónima de la historia, donde yacen las mentiras repudiadas". Presidente George W. Bush Discurso a la sesión conjunta del Congreso y el pueblo estadounidense el 20 de septiembre de 2001. Los estadounidenses saben que el terrorismo no comenzó el 11 de septiembre de 2001. Lamentablemente, su historial es de larga data y demasiado conocido. El primer gran ataque terrorista en el distrito financiero de la Ciudad de Nueva York, por ejemplo, no ocurrió el 11 de septiembre, ni aun cuando un camión bomba estalló en 1993 en el Centro Mundial del Comercio. Ocurrió el 16 de septiembre de 1920, cuando los anarquistas hicieron estallar un carrito de caballo lleno de dinamita cerca la intersección entre las calles Wall y Broad, segando 40 vidas e hiriendo a otras 300 personas. Comenzando con el asesinato del presidente William McKinley en 1901, y continuando con las bombas en las embajadas de Estados Unidos en Tanzania y Kenya en 1998 y el USS Cole en Yemen en 2000, la historia estadounidense en el siglo XX fue afectada por el terrorismo. Los estadounidenses comprendemos también que no estamos solos en la pugna contra el terrorismo. Los terroristas han dejado su marca de alguna manera en cada país del mundo. Ciudadanos de unos 90 países murieron en los ataques del 11 de septiembre. Durante décadas, Estados Unidos y nuestros amigos extranjeros hemos librado una larga batalla contra la amenaza terrorista. Hemos aprendido mucho de estos esfuerzos. Aun cuando tenemos éxito en la guerra contra el terrorismo, nuevos enemigos pueden surgir. Por ello Estados Unidos enfrentará la amenaza del terrorismo durante un futuro previsible. Por consiguiente debemos continuar tomando medidas decididas para descubrir a los individuos y grupos comprometidos en actividades terroristas, analizando las características comunes de los terroristas para comprender dónde son débiles y dónde son fuertes nuestros enemigos. La estructura del terror A pesar de su diversidad en su motivación, sofisticación y fortaleza, las organizaciones terroristas comparten una estructura básica como se indica en la figura 1. En la base, condiciones subyacentes tales como la pobreza, la corrupción, el conflicto religioso y las fricciones étnicas crean oportunidades que los terroristas explotan. Algunas de estas condiciones son verdaderas y algunas fabricadas. Los terroristas usan estas condiciones para justificar sus actos y expandir su apoyo. La creencia de que el terror es un medio legítimo para resolver tales condiciones y efectuar cambio político es un problema fundamental que permite que el terrorismo se desarrolle y crezca. El ámbito internacional define los límites dentro de los cuales las estrategias de los terroristas toman forma. Como resultado de las fronteras más libres y más abiertas, este ámbito inconscientemente provee acceso a refugios, capacidades y otro tipo de apoyo a los terroristas. Pero el acceso únicamente no es suficiente. Los terroristas deben tener una base física desde donde operar. Ya sea por ignorancia, incapacidad, o a propósito, estados de todo el mundo todavía ofrecen refugios -- tanto físicos (ej., casas seguras y lugares de entrenamiento) como virtuales (ej., comunicaciones confiables y redes financieras) -- que los terroristas necesitan para planificar, organizar, entrenar y realizar sus operaciones. Una vez atrincherados en un ámbito seguro para operar, la organización puede comenzar a solidificarse y expandirse. La estructura de la organización terrorista, miembros, recursos y seguridad determinan sus capacidades y alcance. En la cima de la estructura, el liderazgo terrorista provee la estrategia y dirección general que vincula todos estos factores y por lo tanto da vida a una campaña de terror. El liderazgo se convierte en catalizador de la acción terrorista. La pérdida del liderazgo puede ocasionar que muchas organizaciones se desintegren Algunos grupos, sin embargo, son más flexibles y pueden promover nuevo liderazgo si el liderazgo original cae o falla. Más aun, otros han adoptado una organización más descentralizada con células en su mayor parte autónomas, lo que hace aún mayor el desafío. La naturaleza cambiante del terrorismo Si bien ha mantenido esta estructura básica, el desafío terrorista ha cambiado mucho en la década pasada y probablemente seguirá evolucionando. Irónicamente, la naturaleza particular de la amenaza terrorista que encaramos hoy se origina en gran parte en algunos de nuestros éxitos pasados. En las décadas de 1970 y 1980, Estados Unidos y su aliados combatieron generalmente a grupos terroristas seculares y nacionalistas, muchos de los cuales dependían de estados auspiciadores activos. Si bien los problemas de los estados que patrocinan el terrorismo continúan, los años de esfuerzos sostenidos contra el terrorismo, incluyendo el aislamiento diplomático y económico, han convencido a algunos gobiernos de reducir o incluso desistir del apoyo al terrorismo como herramienta de arte de gobernar. La desintegración de la Unión Soviética -- que daba apoyo crucial a grupos terroristas y ciertos estados patrocinadores del terrorismo -- aceleró la disminución del auspicio por parte de los estados. Muchas organizaciones terroristas fueron destruidas o efectivamente neutralizadas, incluyendo la Facción del Ejército Rojo, Acción Directa, y Células Comunistas Combatientes en Europa, y el Ejército Rojo Japonés en Asia. Esos éxitos del pasado proveen lecciones valiosas para el futuro. Con el fin de la Guerra Fría, vimos también mejoras drásticas en la facilidad de comunicación, comercio y viajes transnacionales. Desafortunadamente, los terroristas se adaptaron a este nuevo ambiente internacional y convirtieron los adelantos del siglo XX en facilitadores destructivos del siglo XXI. Un nuevo ámbito mundial Al-Qaida es un ejemplo de cómo las redes terroristas han tergiversado los beneficios y las conveniencias de nuestro mundo cada vez más abierto, integrado y modernizado para servir a su agenda destructiva. La red de Al-Qaida es una empresa multinacional con operaciones en más de 60 países. Sus campamentos en Afganistán dieron santuario y sus cuentas de banco sirvieron de fondo fiduciario para el terrorismo. Sus actividades mundiales se coordinan mediante el uso mensajeros personales y tecnologías de comunicación emblemáticas de nuestra era -- teléfonos celulares y de satélite, correo electrónico cifrado, salones de conversación en Internet, cintas de video y discos CDRom. Como publicistas diestros, Osama Bin Laden y Al-Qaida han explotado los medios internacionales para proyectar su imagen y mensaje en todo el mundo. Los miembros de Al-Qaida han viajado de continente a continente con la facilidad de un viajero de negocios o un turista. A pesar de los éxitos de nuestra coalición en Afganistán y en el mundo, algunos operativos de Al-Qaida han escapado para planificar más ataques terroristas. En una era marcada por una migración y movilidad sin precedentes, ellos fácilmente se mezclan en las comunidades donde quiera que se trasladan. Financian sus intenciones con fondos que recaudan en empresas de fachada, tráfico de drogas ilícitas, fraude con tarjetas de crédito, extorsión y dinero de simpatizantes secretos. Usan abiertamente entidades caritativas y organizaciones no gubernamentales (ONG) con fines de financiamiento y reclutamiento. El dinero para sus operaciones se transfiere subrepticiamente por medio de numerosos bancos, casas de cambio y sistemas alternativos de envío de dinero (con frecuencia conocidos como "hawalas"), algunos legítimos y otros no. Esos terroristas también son transnacionales en otra manera, más fundamental, o sea sus víctimas. Los ataques del 11 de septiembre mataron a ciudadanos de Australia, Brasil, China, Egipto, El Salvador, Francia, Alemania, India, Israel, Jordania, Japón, Pakistán, Rusia, Sudáfrica, Suiza, Turquía, Reino Unido y de muchos otros países. Como la red de Al-Qaida lo demuestra la amenaza terrorista actual va cambiando en algo completamente diferente de sus predecesoras. Los terroristas ahora pueden utilizar las ventajas de la tecnología para dispersar el liderato, entrenamiento y logística no solo regional sino también mundialmente. Establecer y movilizar células en casi todos los países es relativamente sencillo, en un mundo donde más de 140 millones de personas viven fuera de su país de origen y millones de personas cruzan las fronteras cada día. Aun más, los grupos terroristas se han convertido cada vez más en autosuficientes, al aprovechar el ambiente mundial en apoyo de sus operaciones. Ya se trate de la participación de las FARC en el comercio de la cocaína en Colombia, las ganancias de al-Qaida con los campos de adormideras en Afganistán, o los secuestros con fines de lucro que hace Abu Sayyaf en Filipinas, los terroristas usan cada vez más las actividades delictivas para mantener y financiar su terrorismo. Además de hallar refugio dentro de las fronteras de un estado protector, los terroristas con frecuencia buscan estados donde puedan operar con impunidad porque el gobierno central es incapaz de frenarlos. Esas áreas se encuentran en las Américas, Europa, el Medio Oriente, Africa y Asia. De modo más audaz, los terroristas extranjeros también establecen células en las mismas sociedades muy abiertas, liberales y tolerantes a las que planean atacar. Organizaciones terroristas conectadas entre sí La amenaza terrorista es flexible, con una estructura de redes transnacionales, posibilitadas por la tecnología moderna y caracterizadas por una interconexión laxa, tanto dentro de los grupos como entre ellos. En ese ambiente los terroristas colaboran para financiar, compartir inteligencia, entrenamiento, logística, planificación y realización de los ataques. Los grupos terroristas con objetivos en un país o región pueden sacar fuerzas y apoyo de grupos en otros países o regiones. Por ejemplo, en 2001 tres miembros del Ejército Republicano Irlandés fueron arrestados en Colombia, bajo sospecha de entrenar a las FARC en cómo realizar una campaña de atentados urbanos. Las conexiones entre al-Qaida y los grupos terroristas en todo el sudeste asiático demuestran esa realidad. La amenaza terrorista de hoy es al mismo tiempo resistente y difusa a causa de esa estructura de mutuo reforzamiento y redes dinámicas. La figura 2 muestra cómo los terroristas y las organizaciones terroristas operan en tres niveles. En el primer nivel están aquellas organizaciones terroristas que operan principalmente dentro de un solo país. Su alcance es limitado, pero en este ambiente mundial sus actividades pueden tener consecuencias internacionales. Esos grupos a nivel nacional pueden ampliarse geográficamente si se permite el crecimiento desenfrenado de sus ambiciones y recursos. En el próximo nivel figuran las organizaciones terroristas que operan regionalmente. Estas operaciones regionales trascienden por lo menos una frontera internacional. Las organizaciones terroristas con alcance mundial forman la tercera categoría. Sus operaciones abarcan varias regiones y sus ambiciones pueden ser transnacionales, e incluso mundiales. Esos tres tipos de organizaciones están ligadas de dos maneras. Primero, pueden cooperarse directamente compartiendo inteligencia, personal, destrezas, recursos y refugios. Segundo, pueden apoyarse mutuamente de maneras menos directas, como ser promoviendo la misma agenda ideológica y reforzando mutuamente sus esfuerzos para cultivar una imagen internacional favorable a su "causa". Al capitalizar cada avance tecnológico que usamos en nuestro país, las organizaciones terroristas aprenden y comparten información extraída de nuestros sitios electrónicos, se aprovechan de las debilidades en nuestra infraestructura crítica, y se comunican por los mismos caminos que usamos cada día en la Internet. La naturaleza interconectada de las organizaciones terroristas precisa que se las persiga en todo lo ancho del espectro geográfico para asegurarse de que se rompan los lazos entre las organizaciones fuertes y las débiles, dejando a cada una de ellas aislada, expuesta y vulnerable a la derrota. Disponibilidad de las armas de destrucción en masa (ADM) Las armas de destrucción en masa plantean una amenaza grave y directa a Estados Unidos y a toda la comunidad internacional. La probabilidad de que una organización terrorista utilice un arma química, biológica, radiológica o nuclear o de explosivos de alta potencia, ha aumentado de manera importante durante la década pasada. La disponibilidad de tecnologías críticas, la disposición de algunos científicos y otros individuos a cooperar con los terroristas y la facilidad del transporte intercontinental les permiten a las organizaciones terroristas adquirir fabricar, trasladar y lanzar más fácilmente un ataque con ADM, ya sea en Estados Unidos o en el exterior. Mientras los nuevos instrumentos del terrorismo como los ataques cibernéticos van en aumento, y otros instrumentos convencionales del terrorismo no han disminuido, la disponibilidad y uso de las ADM es en sí una categoría. Sabemos que algunas organizaciones terroristas han tratado de adquirir la capacidad de utilizar ADM para atacar a Estados Unidos, a nuestros amigos y aliados. Motivados por ideologías extremistas, incluso apocalípticas, la ambición de los terroristas de provocar estragos parece ilimitada. Los frustrados intentos de Aum Shinrikyo de desplegar armas biológicas y su mortífero ataque con gas sarín en 1995 en el subterráneo de Tokio fueron el primer alerta de tal disposición a conseguir y utilizar ADM. En 1998 Osama BinLaden proclamó "deber religioso" conseguir las ADM, y las pruebas recolectadas en Afganistán demuestran que al-Qaida trató de cumplir con ese "deber". La amenaza de que los terroristas consigan y utilicen ADM es un peligro claro y presente. Un objetivo central debe ser evitar que los terroristas consigan o fabriquen las ADM que les permitan convertir en realidad sus peores ambiciones. Resumen Aunque el terrorismo no es nuevo, la actual amenaza del terrorismo es diferente en relación con el pasado. La tecnología moderna les permite a los terroristas planificar y operar en todo el mundo, como nunca antes. Con telecomunicaciones avanzadas pueden coordinar sus actividades con células dispersas mientras se mantienen en las sombras. Los terroristas de hoy aprovechan cada vez más un efecto multiplicador de fuerza al establecer lazos con otras entidades de criterios parecidos en todo el mundo. Ahora, sin son capaces de usar ADM, tienen el potencial de ampliar muchas veces los efectos de sus actividades. El nuevo ambiente mundial, con la interconexión resultante entre los terroristas, y las ADM están cambiando la naturaleza del terrorismo. La efectividad de nuestra estrategia depende finalmente de cuán bien resolvamos esos aspectos claves de la amenaza terrorista. (termina el texto) (Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://usinfo.state.gov/espanol) NNNN ************************************************************ La Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados Unidos distribuye WF-Noticias. 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