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Date:         Thu, 20 Feb 2003 20:01:02 -0500
Reply-To:     WF-NOTICIAS el Servicio Noticioso desde Washington en español
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Subject:      Texto: Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo

Texto: Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo (Complementa Estrategia de Seguridad Nacional y otras estrategias) (12240) A continuación una traducción extraoficial de la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo: (comienza el texto) LA CASA BLANCA Oficina del Secretario de Prensa 14 de febrero de 2003 Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo DECLARACION DEL PRESIDENTE Me complace hoy presentar la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo. Esta estrategia destaca el esfuerzo que nuestra nación está haciendo para ganar la guerra contra el terrorismo mundial. La estrategia complementa elementos importantes de la Estrategia de Seguridad Nacional, así como nuestras estrategias nacionales para: Seguridad Territorial, Combatir las Armas de Destrucción en Masa, Asegurar el Espacio Cibernético, para la Protección Física de la Infraestructura Crítica y Propiedades Claves y la Estrategia Nacional de Control de Drogas. La estrategia de Estados Unidos para combatir el terrorismo se concentra en llevar la lucha hasta los propios terroristas. Estamos utilizando todos los elementos de nuestro poderío nacional y nuestra influencia internacional para atacar las redes terroristas; para reducir su capacidad de comunicar y coordinar sus planes; aislarlos de posibles aliados y entre sí; e identificar y desbaratar sus complots antes de que ataquen. Nuestro país colabora estrechamente con cada nación comprometida en esta batalla y seguiremos ayudando a nuestros aliados y amigos a mejorar su capacidad de combatir el terrorismo. La guerra contra el terrorismo mundial será larga y difícil. Hoy, en casi todos los continentes y en docenas de países, incluido el nuestro, existen células terroristas. La victoria depende del coraje, la fuerza y resistencia del pueblo norteamericano y de nuestros asociados en todo el mundo. La medirá el trabajo constante y paciente para desmantelar las redes terroristas y llevar a los terroristas ante la justicia, con frecuencia uno por uno. Nuestra nación está inalterablemente comprometida a proteger a nuestros ciudadanos, erradicar el terrorismo donde quiera se encuentre y construir un mundo mejor y más seguro que brinde mayores oportunidades y libertad a todos los pueblos. No descansaremos hasta que hayamos triunfado. ESTRATEGIA NACIONAL PARA COMBATIR EL TERRORISMO INTRODUCCION "Ningún grupo o nación debe equivocarse sobre las intenciones de Norteamérica: no descansaremos hasta que los grupos terroristas de alcance mundial hayan sido encontrados, hayan sido contenidos y hayan sido derrotados" -- PRESIDENTE GEORGE W. BUSH, 6 DE NOVIEMBRE DE 2001 Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Washington, D.C., la ciudad de Nueva York y Pennsylvania fueron actos de guerra contra Estados Unidos y sus aliados, y contra el concepto mismo de la sociedad civilizada. Ninguna causa justifica el terrorismo. El mundo debe responder y luchar contra este mal que pretende amenazar y destruir las libertades fundamentales de nuestro modo de vida. La libertad y el miedo están en guerra. El enemigo no es una sola persona. No es un régimen político único. Por cierto que no es una religión. El enemigo es el terrorismo -- la violencia premeditada, políticamente motivada perpetrada contra objetivos no combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos. Aquellos que emplean el terrorismo, cualesquiera que sean sus objetivos específicos, seculares o religiosos, se esfuerzan por derrocar el imperio del derecho y llevar a cabo cambios mediante la violencia y el temor. Estos terroristas comparten también la creencia errada de que matar, secuestrar, extorsionar, robar y hacer estragos para aterrorizar a la gente son formas legítimas de la acción política. La lucha contra el terrorismo internacional es diferente de cualquier otra guerra en nuestra historia. No triunfaremos solamente, e incluso primordialmente, mediante el poderío militar. Debemos luchar contra las redes terroristas y todos aquellos que apoyan sus esfuerzos para propagar el temor en el mundo, usando todos los instrumentos de poder nacional: diplomático, económico, de ejecución de la ley, financiero, de información, de inteligencia y militar. El progreso se logrará mediante la acumulación persistente de éxitos, algunos visibles, algunos invisibles. Y nos mantendremos siempre vigilantes contra nuevas amenazas terroristas. Nuestra meta la alcanzaremos cuando los norteamericanos y otros pueblos civilizados del mundo entero vivan sus vidas libres del temor de los ataques terroristas. Este conflicto no tendrá un final rápido ni fácil. Al mismo tiempo, Estados Unidos no permitirá ser tomado en rehén por los terroristas. Combatir el terrorismo y garantizar el territorio nacional estadounidense contra futuros ataques son nuestras prioridades máximas. Pero no serán nuestras únicas prioridades. Esta estrategia apoya la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Como lo destaca la Estrategia de Seguridad Nacional, vivimos en una época de oportunidades tremendas para promover un mundo acorde con los intereses y valores adoptados por Estados Unidos y los pueblos amantes de la libertad de todo el mundo. Y aprovecharemos estas oportunidades. Esta estrategia para combatir el terrorismo profundiza la Sección III de la Estrategia de Seguridad Nacional detallando nuestra necesidad de destruir las organizaciones terroristas, ganar la "guerra de ideas" y fortalecer la seguridad de Norteamérica en nuestro país y el extranjero. Mientras que la Estrategia Nacional para la Seguridad del Territorio Nacional se concentra en prevenir ataques terroristas dentro de Estados Unidos, la Estrategia Nacional para Combatir el Terrorismo se concentra en identificar y desactivar las amenazas antes de que lleguen a nuestras fronteras. Si bien apreciamos la naturaleza del difícil reto que tenemos ante nosotros, nuestra estrategia se basa en la creencia de que, algunas veces, se logra hacer las tareas más difíciles a través de los medios más directos. La nuestra es una estrategia de acción directa y continua contra los grupos terroristas, cuyo efecto acumulativo dislocará inicialmente, degradará con el tiempo y destruirá, en último término, las organizaciones terroristas. Cuanto más frecuente e incansablemente golpeemos a los grupos terroristas en todos los frentes, usando todas las herramientas del arte de gobernar, más efectivos seremos. Estados Unidos, con su capacidad exclusiva de crear asociaciones y proyectar poder, liderará la lucha contra las organizaciones terroristas de alcance mundial. Golpeando constantemente y asegurándonos de que los terroristas no tengan lugar donde escondearse, comprimiremos su alcance y reduciremos la capacidad de estas organizaciones. Adaptando antiguas alianzas y creando nuevas asociaciones, facilitaremos soluciones regionales que aislarán todavía más la propagación del terrorismo. Concurrentemenate, a medida que el alcance del terrorismo se vuelve más localizado, desorganizado y relegado al terreno criminal, confiaremos en otros estados, y los ayudaremos, para extirpar el terrorismo de raíz. Estados Unidos se esforzará constantemente para reclutar el apoyo de la comunidad internacional en esta lucha contra un enemigo común. Sin embargo, de ser necesario no vacilaremos en actuar solos, de ejercer nuestro derecho a la defensa propia, inclusive la acción preventiva contra terroristas para impedirles que hacen daño a nuestro pueblo y nuestro país. La guerra al terrorismo es asimétrica en naturaleza, pero la ventaja está de nuestra parte, no de la de los terroristas. Libraremos esta campaña usando nuestras fuerzas contra los puntos débiles del enemigo. Usaremos el poder de nuestros valores para dar forma a un mundo libre y más próspero. Emplearemos la legitimidad de nuestro gobierno y nuestra causa para forjar asociaciones fuertes y ágiles. Nuestra fuerza económica ayudará a los estados declinantes y asistirá a los países débiles a librarse a sí mismos del terrorismo. Nuestra tecnología ayudará a identificar y ubicar las organizaciones terroristas, y nuestro alcance mundial las eliminará allí donde se escondan. Y, como siempre, dependeremos de la fortaleza del pueblo norteamericano para mantenernos resueltos ante la adversidad. Nunca olvidaremos que, en último término, luchamos por nuestros valores democráticos fundamentales y nuestro modo de vida. Al liderar la campaña contra el terrorismo, forjamos nuevas relaciones internacionales y volvemos a definir las existentes en términos apropiados para los retos transnacionales del siglo XXI. Procuramos integrar naciones y pueblos en relaciones democráticas mutuamente beneficiosas que protejan contra las fuerzas del desorden y la violencia. Utilizando el poder de la humanidad para derrotar el terrorismo en todas sus formas, promovemos un mundo más libre, más próspero y más seguro, y le damos esperanzas a nuestros hijos y a las generaciones que vendrán. En último término, nuestra lucha contra el terrorismo ayudará a promover un ambiente internacional donde nuestros intereses democráticos estén seguros y los valores de la libertad sean respetados en el mundo entero. La naturaleza de la amenaza terrorista de hoy "Hemos visto a los de su clase antes. Son herederos de todas las ideologías asesinas del siglo XX. Al sacrificar vidas humanas para servir a sus visiones radicales - al abandonar todo valor excepto la voluntad de poder -- siguen el sendero del fascismo, el nazismo y el totalitarismo. Y seguirán todo ese sendero, hasta donde termina: en la tumba anónima de la historia, donde yacen las mentiras repudiadas" -- Presidente George W. Bush, Discurso a la sesión conjunta del Congreso y el pueblo estadounidense, el 20 de septiembre de 2001. Los estadounidenses saben que el terrorismo no comenzó el 11 de septiembre de 2001. Lamentablemente, su historial es de larga data y demasiado conocido. El primer gran ataque terrorista en el distrito financiero de la Ciudad de Nueva York, por ejemplo, no ocurrió el 11 de septiembre, ni aun cuando un camión bomba estalló en 1993 en el Centro Mundial del Comercio. Ocurrió el 16 de septiembre de 1920, cuando los anarquistas hicieron estallar un carrito de caballo lleno de dinamita cerca la intersección entre las calles Wall y Broad, segando 40 vidas e hiriendo a otras 300 personas. Comenzando con el asesinato del presidente William McKinley en 1901, y continuando con las bombas en las embajadas de Estados Unidos en Tanzania y Kenya en 1998 y el USS Cole en Yemen en 2000, la historia estadounidense en el siglo XX fue afectada por el terrorismo. Los estadounidenses comprendemos también que no estamos solos en la pugna contra el terrorismo. Los terroristas han dejado su marca de alguna manera en cada país del mundo. Ciudadanos de unos 90 países murieron en los ataques del 11 de septiembre. Durante décadas, Estados Unidos y nuestros amigos extranjeros hemos librado una larga batalla contra la amenaza terrorista. Hemos aprendido mucho de estos esfuerzos. Aun cuando tenemos éxito en la guerra contra el terrorismo, nuevos enemigos pueden surgir. Por ello Estados Unidos enfrentará la amenaza del terrorismo durante un futuro previsible. Por consiguiente debemos continuar tomando medidas decididas para descubrir a los individuos y grupos comprometidos en actividades terroristas, analizando las características comunes de los terroristas para comprender dónde son débiles y dónde son fuertes nuestros enemigos. La estructura del terror A pesar de su diversidad en su motivación, sofisticación y fortaleza, las organizaciones terroristas comparten una estructura básica. En la base, condiciones subyacentes tales como la pobreza, la corrupción, el conflicto religioso y las fricciones étnicas crean oportunidades que los terroristas explotan. Algunas de estas condiciones son verdaderas y algunas fabricadas. Los terroristas usan estas condiciones para justificar sus actos y expandir su apoyo. La creencia de que el terror es un medio legítimo para resolver tales condiciones y efectuar cambio político es un problema fundamental que permite que el terrorismo se desarrolle y crezca. El ámbito internacional define los límites dentro de los cuales las estrategias de los terroristas toman forma. Como resultado de las fronteras más libres y más abiertas, este ámbito inconscientemente provee acceso a refugios, capacidades y otro tipo de apoyo a los terroristas. Pero el acceso únicamente no es suficiente. Los terroristas deben tener una base física desde donde operar. Ya sea por ignorancia, incapacidad, o a propósito, estados de todo el mundo todavía ofrecen refugios -- tanto físicos (ej., casas seguras y lugares de entrenamiento) como virtuales (ej., comunicaciones confiables y redes financieras) -- que los terroristas necesitan para planificar, organizar, entrenar y realizar sus operaciones. Una vez atrincherados en un ámbito seguro para operar, la organización puede comenzar a solidificarse y expandirse. La estructura de la organización terrorista, miembros, recursos y seguridad determinan sus capacidades y alcance. En la cima de la estructura, el liderazgo terrorista provee la estrategia y dirección general que vincula todos estos factores y por lo tanto da vida a una campaña de terror. El liderazgo se convierte en catalizador de la acción terrorista. La pérdida del liderazgo puede ocasionar que muchas organizaciones se desintegren Algunos grupos, sin embargo, son más flexibles y pueden promover nuevo liderazgo si el liderazgo original cae o falla. Más aun, otros han adoptado una organización más descentralizada con células en su mayor parte autónomas, lo que hace aún mayor el desafío. La naturaleza cambiante del terrorismo Si bien ha mantenido esta estructura básica, el desafío terrorista ha cambiado mucho en la década pasada y probablemente seguirá evolucionando. Irónicamente, la naturaleza particular de la amenaza terrorista que encaramos hoy se origina en gran parte en algunos de nuestros éxitos pasados. En las décadas de 1970 y 1980, Estados Unidos y su aliados combatieron generalmente a grupos terroristas seculares y nacionalistas, muchos de los cuales dependían de estados auspiciadores activos. Si bien los problemas de los estados que patrocinan el terrorismo continúan, los años de esfuerzos sostenidos contra el terrorismo, incluyendo el aislamiento diplomático y económico, han convencido a algunos gobiernos de reducir o incluso desistir del apoyo al terrorismo como herramienta de arte de gobernar. La desintegración de la Unión Soviética -- que daba apoyo crucial a grupos terroristas y ciertos estados patrocinadores del terrorismo -- aceleró la disminución del auspicio por parte de los estados. Muchas organizaciones terroristas fueron destruidas o efectivamente neutralizadas, incluyendo la Facción del Ejército Rojo, Acción Directa, y Células Comunistas Combatientes en Europa, y el Ejército Rojo Japonés en Asia. Esos éxitos del pasado proveen lecciones valiosas para el futuro. Con el fin de la Guerra Fría, vimos también mejoras drásticas en la facilidad de comunicación, comercio y viajes transnacionales. Desafortunadamente, los terroristas se adaptaron a este nuevo ambiente internacional y convirtieron los adelantos del siglo XX en facilitadores destructivos del siglo XXI. Un nuevo ámbito mundial Al-Qaida es un ejemplo de cómo las redes terroristas han tergiversado los beneficios y las conveniencias de nuestro mundo cada vez más abierto, integrado y modernizado para servir a su agenda destructiva. La red de Al-Qaida es una empresa multinacional con operaciones en más de 60 países. Sus campamentos en Afganistán dieron santuario y sus cuentas de banco sirvieron de fondo fiduciario para el terrorismo. Sus actividades mundiales se coordinan mediante el uso mensajeros personales y tecnologías de comunicación emblemáticas de nuestra era -- teléfonos celulares y de satélite, correo electrónico cifrado, salones de conversación en Internet, cintas de video y discos CDRom. Como publicistas diestros, Osama Bin Laden y Al-Qaida han explotado los medios internacionales para proyectar su imagen y mensaje en todo el mundo. Los miembros de Al-Qaida han viajado de continente a continente con la facilidad de un viajero de negocios o un turista. A pesar de los éxitos de nuestra coalición en Afganistán y en el mundo, algunos operativos de Al-Qaida han escapado para planificar más ataques terroristas. En una era marcada por una migración y movilidad sin precedentes, ellos fácilmente se mezclan en las comunidades donde quiera que se trasladan. Financian sus intenciones con fondos que recaudan en empresas de fachada, tráfico de drogas ilícitas, fraude con tarjetas de crédito, extorsión y dinero de simpatizantes secretos. Usan abiertamente entidades caritativas y organizaciones no gubernamentales (ONG) con fines de financiamiento y reclutamiento. El dinero para sus operaciones se transfiere subrepticiamente por medio de numerosos bancos, casas de cambio y sistemas alternativos de envío de dinero (con frecuencia conocidos como "hawalas"), algunos legítimos y otros no. Esos terroristas también son transnacionales en otra manera, más fundamental, o sea sus víctimas. Los ataques del 11 de septiembre mataron a ciudadanos de Australia, Brasil, China, Egipto, El Salvador, Francia, Alemania, India, Israel, Jordania, Japón, Pakistán, Rusia, Sudáfrica, Suiza, Turquía, Reino Unido y de muchos otros países. Como la red de Al-Qaida lo demuestra la amenaza terrorista actual va cambiando en algo completamente diferente de sus predecesoras. Los terroristas ahora pueden utilizar las ventajas de la tecnología para dispersar el liderato, entrenamiento y logística no solo regional sino también mundialmente. Establecer y movilizar células en casi todos los países es relativamente sencillo, en un mundo donde más de 140 millones de personas viven fuera de su país de origen y millones de personas cruzan las fronteras cada día. Aun más, los grupos terroristas se han convertido cada vez más en autosuficientes, al aprovechar el ambiente mundial en apoyo de sus operaciones. Ya se trate de la participación de las FARC en el comercio de la cocaína en Colombia, las ganancias de al-Qaida con los campos de adormideras en Afganistán, o los secuestros con fines de lucro que hace Abu Sayyaf en Filipinas, los terroristas usan cada vez más las actividades delictivas para mantener y financiar su terrorismo. Además de hallar refugio dentro de las fronteras de un estado protector, los terroristas con frecuencia buscan estados donde puedan operar con impunidad porque el gobierno central es incapaz de frenarlos. Esas áreas se encuentran en las Américas, Europa, el Medio Oriente, Africa y Asia. De modo más audaz, los terroristas extranjeros también establecen células en las mismas sociedades muy abiertas, liberales y tolerantes a las que planean atacar. Organizaciones terroristas conectadas entre sí La amenaza terrorista es flexible, con una estructura de redes transnacionales, posibilitadas por la tecnología moderna y caracterizadas por una interconexión laxa, tanto dentro de los grupos como entre ellos. En ese ambiente los terroristas colaboran para financiar, compartir inteligencia, entrenamiento, logística, planificación y realización de los ataques. Los grupos terroristas con objetivos en un país o región pueden sacar fuerzas y apoyo de grupos en otros países o regiones. Por ejemplo, en 2001 tres miembros del Ejército Republicano Irlandés fueron arrestados en Colombia, bajo sospecha de entrenar a las FARC en cómo realizar una campaña de atentados urbanos. Las conexiones entre al-Qaida y los grupos terroristas en todo el sudeste asiático demuestran esa realidad. La amenaza terrorista de hoy es al mismo tiempo resistente y difusa a causa de esa estructura de mutuo reforzamiento y redes dinámicas. Los terroristas y las organizaciones terroristas operan en tres niveles. En el primer nivel están aquellas organizaciones terroristas que operan principalmente dentro de un solo país. Su alcance es limitado, pero en este ambiente mundial sus actividades pueden tener consecuencias internacionales. Esos grupos a nivel nacional pueden ampliarse geográficamente si se permite el crecimiento desenfrenado de sus ambiciones y recursos. En el próximo nivel figuran las organizaciones terroristas que operan regionalmente. Estas operaciones regionales trascienden por lo menos una frontera internacional. Las organizaciones terroristas con alcance mundial forman la tercera categoría. Sus operaciones abarcan varias regiones y sus ambiciones pueden ser transnacionales, e incluso mundiales. Esos tres tipos de organizaciones están ligadas de dos maneras. Primero, pueden cooperarse directamente compartiendo inteligencia, personal, destrezas, recursos y refugios. Segundo, pueden apoyarse mutuamente de maneras menos directas, como ser promoviendo la misma agenda ideológica y reforzando mutuamente sus esfuerzos para cultivar una imagen internacional favorable a su "causa". Al capitalizar cada avance tecnológico que usamos en nuestro país, las organizaciones terroristas aprenden y comparten información extraída de nuestros sitios electrónicos, se aprovechan de las debilidades en nuestra infraestructura crítica, y se comunican por los mismos caminos que usamos cada día en la Internet. La naturaleza interconectada de las organizaciones terroristas precisa que se las persiga en todo lo ancho del espectro geográfico para asegurarse de que se rompan los lazos entre las organizaciones fuertes y las débiles, dejando a cada una de ellas aislada, expuesta y vulnerable a la derrota. Disponibilidad de las armas de destrucción en masa (ADM) Las armas de destrucción en masa plantean una amenaza grave y directa a Estados Unidos y a toda la comunidad internacional. La probabilidad de que una organización terrorista utilice un arma química, biológica, radiológica o nuclear o de explosivos de alta potencia, ha aumentado de manera importante durante la década pasada. La disponibilidad de tecnologías críticas, la disposición de algunos científicos y otros individuos a cooperar con los terroristas y la facilidad del transporte intercontinental les permiten a las organizaciones terroristas adquirir fabricar, trasladar y lanzar más fácilmente un ataque con ADM, ya sea en Estados Unidos o en el exterior. Mientras los nuevos instrumentos del terrorismo como los ataques cibernéticos van en aumento, y otros instrumentos convencionales del terrorismo no han disminuido, la disponibilidad y uso de las ADM es en sí una categoría. Sabemos que algunas organizaciones terroristas han tratado de adquirir la capacidad de utilizar ADM para atacar a Estados Unidos, a nuestros amigos y aliados. Motivados por ideologías extremistas, incluso apocalípticas, la ambición de los terroristas de provocar estragos parece ilimitada. Los frustrados intentos de Aum Shinrikyo de desplegar armas biológicas y su mortífero ataque con gas sarín en 1995 en el subterráneo de Tokio fueron el primer alerta de tal disposición a conseguir y utilizar ADM. En 1998 Osama BinLaden proclamó "deber religioso" conseguir las ADM, y las pruebas recolectadas en Afganistán demuestran que al-Qaida trató de cumplir con ese "deber". La amenaza de que los terroristas consigan y utilicen ADM es un peligro claro y presente. Un objetivo central debe ser evitar que los terroristas consigan o fabriquen las ADM que les permitan convertir en realidad sus peores ambiciones. Resumen Aunque el terrorismo no es nuevo, la actual amenaza del terrorismo es diferente en relación con el pasado. La tecnología moderna les permite a los terroristas planificar y operar en todo el mundo, como nunca antes. Con telecomunicaciones avanzadas pueden coordinar sus actividades con células dispersas mientras se mantienen en las sombras. Los terroristas de hoy aprovechan cada vez más un efecto multiplicador de fuerza al establecer lazos con otras entidades de criterios parecidos en todo el mundo. Ahora, sin son capaces de usar ADM, tienen el potencial de ampliar muchas veces los efectos de sus actividades. El nuevo ambiente mundial, con la interconexión resultante entre los terroristas, y las ADM están cambiando la naturaleza del terrorismo. La efectividad de nuestra estrategia depende finalmente de cuán bien resolvamos esos aspectos claves de la amenaza terrorista. PROPOSITO ESTRATEGICO "Debemos llevar la batalla hasta el enemigo, desbaratar sus planes y enfrentar las peores amenazas antes de que surjan. En el mundo en que hemos entrado, el único camino hacia la seguridad es el camino de la acción. Y esta nación actuará" -- Presidente Bush, 1 de junio de 2002 El propósito de nuestra estrategia nacional es poner fin a los ataques terroristas contra Estados Unidos, sus ciudadanos, sus intereses y nuestros amigos y aliados en todo el mundo y, en última instancia, crear un entorno internacional inhóspito para los terroristas y para quienes les prestan apoyo. Con el objeto de realizar esa tarea actuaremos simultáneamente en cuatro frentes. Estados Unidos y sus socios derrotarán a las organizaciones terroristas de alcance mundial atacando sus refugios; liderato; mando, control y comunicaciones; apoyo material y finanzas. Esta estrategia tendrá un efecto en cascada más amplio en todo el panorama terrorista ya que desbaratará la capacidad de los terroristas de hacer planes y operar. Por lo tanto, forzará a estas organizaciones a dispersarse y luego intentar su consolidación por regiones, para mejorar sus comunicaciones y colaboración. Mientras esta dispersión y degradación orgánica tiene lugar, trabajaremos con los socios regionales para realizar un esfuerzo coordinado a fin de contener, restringir y aislar a los terroristas. Una vez que la campaña regional haya localizado la amenaza, ayudaremos a los estados a crear las herramientas militares, políticas, financieras y de aplicación de la ley necesarias para terminar la tarea. Sin embargo, no es necesario que esta campaña esté dispuesta en forma sucesiva para que sea eficaz; el efecto en cascada, en todas las regiones geográficas, ayudará a lograr los resultados que perseguimos. Negaremos patrocinio, apoyo y refugio adicional a los terroristas asegurándonos de que otros estados acepten su responsabilidad de actuar contra estas amenazas internacionales, dentro de su territorio soberano. La RCSNU 1373 y las 12 convenciones y protocolos de la ONU contra el terrorismo establecen normas elevadas que esperamos, como lo esperan nuestros socios internacionales, que otros las cumplan tanto con hechos como con palabras. Cuando los estados estén dispuestos y puedan hacerlo, reafirmaremos viejas asociaciones y forjaremos otras nuevas para combatir el terrorismo y coordinar nuestras acciones y así garantizar su refuerzo mutuo y efecto acumulativo. Cuando los estados sean débiles pero estén dispuestos, los apoyaremos vigorosamente en sus esfuerzos para crear las instituciones y las capacidades necesarias para ejercer autoridad sobre todo su territorio y luchar contra el terrorismo donde quiera que exista. En el caso de los estados renuentes, trabajaremos con nuestros socios para convencerlos de que cambien su rumbo y cumplan con sus obligaciones internacionales. En cuanto a los estados maldispuestos, actuaremos en forma decisiva para contrarrestar la amenaza que presentan y, en última instancia, para obligarlos a que cesen de apoyar el terrorismo. Procuraremos que la comunidad internacional enfoque sus esfuerzos y recursos en las áreas de mayor riesgo, a fin de hacer menos favorables las condiciones básicas que los terroristas tratan de explotar. Mantendremos el impulso generado a raíz de los ataques del 11 de septiembre mediante la colaboración con nuestros socios en el exterior y nuestra participación en varios foros internacionales para que el combate contra el terrorismo siga ocupando el primer plano del temario internacional. Lo que es más importante, defenderemos a Estados Unidos, sus ciudadanos y sus intereses dentro y fuera del país, tanto con iniciativas para proteger nuestro territorio como mediante la ampliación de nuestras defensas para asegurarnos de precisar y neutralizar las amenazas tan pronto como sea posible. Victoria en la guerra contra el terrorismo. La victoria contra el terrorismo no tendrá lugar en un momento único y determinante. Su llegada no será anunciada por ceremonias como la que tuvo lugar en la cubierta del acorazado estadounidense Missouri, que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, con un esfuerzo sostenido para reducir el alcance y la capacidad de las organizaciones terroristas, aislarlas regionalmente y destruirlas dentro de las fronteras estatales, Estados Unidos y sus amigos y aliados asegurarán un mundo en el que nuestros hijos puedan vivir libres del temor y donde la amenaza de los ataques terroristas no defina nuestra vida diaria. Por lo tanto, la victoria sólo será segura mientras Estados Unidos y la comunidad internacional mantengan su vigilancia y trabajen incesantemente para impedir que los terroristas causen horrores como los del 11 de septiembre de 2001. METAS Y OBJETIVOS Estados Unidos ya no está protegido por grandes océanos. Estamos protegidos de los ataques únicamente por la acción vigorosa en el exterior y la mayor vigilancia dentro del país". Declaración del presidente George W.Bush el 29 de enero de 2002. Meta: derrotar a los terroristas y sus organizaciones El primer postulado de la estrategia de las cuatro D (derrotar, denegar, disminuir y defender) requiere la derrota de las organizaciones terroristas de alcance mundial mediante el uso directo o indirecto de recursos diplomáticos, económicos, de información, aplicación de la ley, militares, financieros, de inteligencia y otros instrumentos de poder. La evolución de las organizaciones terroristas en redes débilmente intercontectadas y flexibles de grupos pequeños e informales acentúa la difícil tarea de combatirlas. Estados Unidos utilizará todos sus recursos, incluso la capacidad de lograr y sostener coaliciones internacionales, con el fin de derrotar estas redes e impedir que surjan nuevas organizaciones. Estados Unidos y sus socios tomarán como objetivos a individuos, estados patrocinadores y redes transnacionales que hacen posible que el terrorismo prospere. Un análisis de la historia de la lucha contra el terrorismo confirma que la mejor manera de derrotarlo es aislar y localizar sus actividades y luego destruirlo con una acción intensa y sostenida. Las presiones políticas y las sanciones económicas han moderado algunos estados patrocinadores, pero han tenido poco efecto sobre los grupos individuales que pueden mantener una presencia independiente. Sin embargo, debido a la gran extensión y complejidad de algunas de estas organizaciones terroristas mundiales, debemos primero actuar para reducir su alcance y capacidad. Este esfuerzo requiere que identifiquemos a los terroristas, ubiquemos sus sitios de refugio y destruyamos su capacidad de hacer planes y operar. No podemos esperar que los terroristas ataquen para luego responder. Estados Unidos y sus socios desbaratarán y reducirán la capacidad de actuar de los terroristas y obligarán a los patrocinadores del terrorismo a cesar y desistir. Impedir que grupos terroristas logren acceso a la tecnología, particularmente la relacionada con las ADM, será una de nuestras prioridades principales. Objetivo: Indicar quiénes son los terroristas y cuáles son las organizaciones terroristas "Conoce a tu enemigo", es una de las máximas más aceptadas en las operaciones militares. Desafortunadamente nuestro conocimiento del funcionamiento interno de algunas organizaciones terroristas sigue siendo incompleto. Los servicios de inteligencia y las autoridades encargadas de aplicar la ley continuarán, por lo tanto, sus enérgicos esfuerzos para precisar quiénes son los terroristas y sus organizaciones, delinear su mando y control e infraestructura de apoyo y luego asegurarse de que haya una distribución amplia pero apropiada de la información a los organismos federales, estatales y locales, así como a nuestros aliados internacionales. Aunque no pasaremos por alto las amenazas regionales o en surgimiento, nuestro esfuerzo operativo y de inteligencia se concentrará primordialmente en los grupos más peligrosos, es decir aquellos que tienen alcance mundial o aspiran a adquirir y utilizar ADM. Asignaremos prioridades a nuestros esfuerzos de acuerdo con la inminencia de la amenaza y nuestros intereses nacionales. Basados en esas prioridades y en el mapa de las organizaciones terroristas, determinaremos dónde colocar las fuerzas y recursos de recopilación de información a fin de precisar las actividades terroristas terrestres, aéreas, marítimas y cibernéticas. La colocación oportuna y favorable de estos recursos será crucial para obtener inteligencia y tener opciones para una acción decisiva. Un componente clave de esta convergencia de fuerzas y recursos será nuestra capacidad de comprender la intención del terrorista mediante la utilización de técnica y documentos. Ello requerirá un aumento espectacular en el apoyo linguístico. Por consiguiente, todos los organismos gubernamentales analizarán sus programas de idiomas para asegurarse de la disponibilidad de los recursos adecuados para satisfacer esta demanda. Los servicios de inteligencia continuarán acrecentando su información sobre las capacidades de los terroristas en cuanto a las ADM, incluso las amenazas de bioterrorismo en la agricultura y los alimentos. Objetivo: encontrar a los terroristas y sus organizaciones La naturaleza sombría de las organizaciones terroristas impide un análisis fácil de sus capacidades o propósitos. La clásica evaluación efectiva del enemigo basada en el número de tanques, aviones o buques no corresponde a estos actores que no son un estado. Para que la inteligencia tenga éxito en esta guerra contra el terrorismo, Estados Unidos debe confiar no sólo en inteligencia técnica, sino que debe volver a hacer hincapié en otros tipos de inteligencia, necesarios para penetrar las organizaciones, encontrar sus refugios y desbaratar sus planes y operaciones. Los servicios de inteligencia analizarán sus capacidades actuales de obtener inteligencia humana y técnica sobre las organizaciones terroristas y harán las recomendaciones del caso para ampliar su contratación, capacitación y operaciones. Estos servicios continuarán sus intensos esfuerzos para adquirir nuevas fuentes de información, y luego utilizarlas para penetrar las organizaciones terroristas designadas y lograr tener conocimiento su liderazgo, planes, intenciones, modus operandi, finanzas, comunicaciones y reclutamiento. Las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley, utilizando los medios que ofrece nuestro sistema de justicia penal, continuarán sus esfuerzos para identificar y encontrar las organizaciones terroristas que operan dentro y fuera del país. Nuestros socios regionales a menudo están en mejor posición que Estados Unidos para obtener acceso a la información y la inteligencia. Por consiguiente, los servicios de inteligencia y las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley continuarán ampliando y mejorando sus relaciones con sus homólogas extranjeras con el objeto de aprovechar mejor sus fuentes de información. Objetivo: destruir a los terroristas y sus organizaciones Una vez que hayamos identificado y encontrado a los terroristas, Estados Unidos y sus amigos y aliados utilizarán toda herramienta a su disposición para desbaratar, desmantelar y destruir su capacidad de llevar a cabo actos de terrorismo. El elemento final de la meta de la derrota es una vigorosa estrategia de ofensiva para eliminar las capacidades que permiten a los terroristas existir y operar (atacando sus sitios de refugio; liderazgo; mando, control y comunicaciones; apoyo material y finanzas). Aunque divulgar los detalles de este aspecto de la estrategia sería imprudente, concentraremos nuestros esfuerzos en tres puntales. Primero, ampliaremos nuestros esfuerzos de aplicación de la ley para capturar, detener y procesar a los terroristas conocidos o sospechosos de serlo. Segundo, Estados Unidos dedicará una fuerza militar decisiva y recursos de inteligencia especializados a derrotar las redes terroristas en todo el mundo. Por último, con la colaboración de nuestros socios y las organizaciones internacionales apropiadas, continuaremos con nuestro dinámico plan de eliminar las fuentes de financiamiento de los terroristas. A fin de sincronizar estos esfuerzos, el Departamento de Estado tomará la iniciativa en el diseño de estrategias regionales específicas para la derrota del terrorismo. Acrecentaremos la ventaja de las relaciones regionales asegurando la participación aliada apropiada con los comandantes combatientes regionales en la tarea de llevar adelante la guerra contra el terrorismo. Meta: denegarles patrocinio, apoyo y refugio a los terroristas El segundo frente de la Estrategia Nacional hace hincapié en denegarles a los terroristas el patrocinio, apoyo y refugio que les permite existir, ganar fuerza, entrenarse, hacer planes y realizar sus ataques. Estados Unidos tiene una buena memoria y se ha comprometido a hacer a los terroristas y a quienes los albergan responsables de crímenes previos. Los estados que deciden albergar a los terroristas son iguales a los cómplices que proveen refugio a los delincuentes. Rendirán cuentas de las actividades de sus "huéspedes". La estrategia de denegar patrocinio, apoyo y refugio consta de tres elementos. Primero, se concentra en la responsabilidad de todos los estados de cumplir su obligación de combatir el terrorismo, tanto dentro como más allá de sus fronteras. Segundo, ayuda a dirigir la asistencia estadounidense a los estados que estén dispuestos a combatir el terrorismo, pero que quizá carecen de medios. Finalmente, cuando los estados se muestren renuentes o maldispuestos a cumplir con su obligación internacional de denegar apoyo y refugio a los terroristas, Estados Unidos, en colaboración con amigos y aliados, o, si fuera necesario, actuando independientemente, tomará las medidas que sean del caso para convencerlos de que cambien su política. La meta de este frente es estrangular el flujo vital de los grupos terroristas, es decir su acceso a territorio, fondos, equipo, entrenamiento, tecnología y tránsito libre de obstáculos. Este enfoque debilitará así las organizaciones terroristas y su capacidad de realizar operaciones. Es de importancia especial trabajar para impedir que los terroristas adquieran la capacidad de usar armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares, o explosivos de alta potencia. Los actores que no son estados desempeñan una función importante en el entorno internacional. Las organizaciones no gubernamentales son importantes para combatir el terrorismo internacional y trabajaremos con ellas para evitar que los terroristas se aprovechen de sus servicios. Objetivo: terminar con el patrocinio estatal del terrorismo Estados Unidos adoptará un enfoque claro y pragmático para llevar a adelante la campaña contra el terrorismo. Ello incluirá incentivos para ponerle fin al patrocinio estatal. Cuando un estado decida no responder a tales incentivos, habrá que encarar decisiones severas. En todo momento, dentro de esta nueva dinámica, pondremos en la balanza, de un lado las acciones a corto plazo de un país y, del otro, las implicaciones y consecuencias a largo plazo. Actualmente Estados Unidos incluye a siete estados en su lista de patrocinadores del terrorismo: Iraq, Siria, Libia, Cuba, Corea del Norte y Sudán. Nos hemos comprometido firmemente a eliminar de la lista los países que hayan tomado las medidas necesarias según nuestras leyes y políticas. Un pasado dudoso no excluye la posibilidad de una futura participación en la coalición contra el terrorismo. Es importante para todos los países adoptar una política de "cero tolerancia" de las actividades terroristas dentro de sus fronteras. En el nuevo entorno mundial también es importante para los estados comprender la forma en que los terroristas y sus patrocinadores pueden utilizar medios lícitos de comunicación, comercio y transporte para sus actividades ilegales. Todo estado que abandone el patrocinio del terrorismo representa un paso de avance significativo y ofrece una medida tangible del éxito. Estados Unidos nunca tratará de retirar estados de la lista de patrocinadores reduciéndoles requisitos; pero se estimulará u obligará a estos estados a que los cumplan a plenitud. No tendremos un solo enfoque inflexible en nuestra relación con los estados reconocidos que apoyan el terrorismo. Cada caso es único e implica diferentes intereses y un legado de problemas. Cada situación demanda políticas específicas. Estaremos dispuestos a escuchar las propuestas de los estados que quieran dejar atrás su apoyo al terrorismo, pero no cederemos en cuanto al principio esencial de que no hay terroristas "buenos" o "justos". Seremos implacables en nuestro propósito de desacreditar el terrorismo como medio legítimo para expresar el descontento. Con el fin de garantizar que tengamos una política bien armonizada y sincronizada, el Departamento de Estado tomará la iniciativa en el diseño de los planes de acción para una política que utilice tanto incentivos como disuasivos para terminar el apoyo estatal al terrorismo. Todos los departamentos y organismos correspondientes obtendrán la participación de aliados claves para preparar estrategias comunes o complementarias que apoyen dichos planes. Para evitar que cualquier estado se llame a engaño cuanto a la determinación de Estados Unidos expondremos las metas de esta política por medio de los canales públicos y diplomáticos apropiados. Objetivo: establecer y mantener una norma internacional de responsabilidad respecto a la lucha contra el terrorismo Además de la presión por parte de Estados Unidos para poner fin al patrocinio estatal, apoyaremos firmemente normas nuevas y estrictas para que todos los estados las observen en la guerra mundial contra el terrorismo. Los estados tienen derechos soberanos así como responsabilidades soberanas. La RCSNU 1373 establece claramente las obligaciones de los estados de combatir el terrorismo. Dicha resolución hace un llamado a todos los estados miembros para que colaboren en una diversidad de actividades a fin de prevenir los ataques terroristas, entre ellas contener y congelar la financiación terrorista, prohibir a sus ciudadanos apoyar financieramente a los terroristas, negarles refugio y tomar medidas para impedir el movimiento de terroristas. Además, las 12 convenciones y protocolos contra el terrorismo, junto con la RCSNU 1373, estipulan todo un conjunto amplio de obligaciones internacionales sobre la materia. Seguiremos ejerciendo presión sobre todos los estados para que sean parte de estas convenciones y protocolos y los apliquen plenamente. En conjunto, la RCSNU 1373, las convenciones y protocolos internacionales contra el terrorismo y el derecho inherente a la defensa propia individual o colectiva, que deriva del derecho internacional, confirman la legitimidad de la campaña de la comunidad internacional para erradicar el terrorismo. Usaremos la RCSNU 1373 y las convenciones y protocolos internacionales contra el terrorismo para galvanizar la cooperación internacional y reunir apoyo para lograr que aquellos estados que no cumplan con sus responsabilidades internacionales sean llamados a rendir cuentas. Este nivel de compromiso que tomamos como línea de referencia tiene otras cuatro ventajas básicas. Primero, reafirma la primacía de los esfuerzos locales, el principio vital de que cada nación asume la responsabilidad primordial de combatir el terrorismo dentro de su territorio. Segundo, ofrece una línea de referencia reconocida internacionalmente, según la cual pueden ser evaluados los esfuerzos de todas las naciones -- incluso Estados Unidos. Tercero, esta base no impide la formación de coaliciones de naciones dispuestas a realizar tareas especiales, por encima y más allá de la RCSNU 1373 y las convenciones y protocolos internacionales contra el terrorismo. Cuarto, Estados Unidos queda en libertad de recalcar la reciprocidad en sus políticas antiterroristas. Aun cuando siempre cumpliremos con nuestras obligaciones de la línea de referencia, los esfuerzos estadounidenses pueden dar apoyo prioritario a nuestros aliados, proteger intereses vitales y ayudar a aquellos socios internacionales que prueben ser los más dispuestos a cooperar en la campaña contra el terrorismo. El constante aumento del número de países que aplican a plenitud la RCSNU 1373 nos dará, en consecuencia, una medida tangible del progreso en los próximos años. Además, alentaremos a las organizaciones internacionales, regionales y subregionales a que insten a sus miembros a adoptar y aplicar en su totalidad las convenciones y protocolos antiterroristas y la RCSNU 1373, y los apoyen subsecuentemente en su esfuerzo. Para ayudar a asegurar el cumplimiento y mantener la supervisión, el gobierno de Estados Unidos apoyará el establecimiento de un plan de alcance general para observar y, cuando sea apropiado, dar a publicidad las actividades antiterroristas de las naciones. Para mantener el impulso logrado desde el 11 de septiembre y mantener en primer plano la guerra mundial contra el terrorismo, todos los departamentos y agencias del gobierno estadounidense promoverán el combate al terrorismo como un punto estándar de su agencia para sus discusiones bilaterales y multilaterales. Objetivo: Fortalecer y sostener el esfuerzo internacional para luchar contra el terrorismo Derrotar el terrorismo es la prioridad primordial e inmediata de nuestra nación.Es "nuestra vocación", como lo ha dicho el presidente Bush. Pero este reto no es solamente nuestro. Al contrario de lo que ocurría durante la Guerra Fría, donde dos campos opuestos liderados por superpotencias competían por el poder, estamos ahora involucrados en una guerra entre el mundo civilizado y aquellos que querrían destruirlo. Los éxitos no los obtendremos actuando siempre solos, sino a través de una poderosa coalición de naciones que mantengan un frente internacional fuerte y unido contra el terrorismo. Trabajar con Estados Dispuestos y Capaces: Un elemento esencial de nuestra estrategia sigue siendo trabajar con otros para dar nueva orientación a las asociaciones existentes y crear nuevos mecanismos de cooperación entre los estados dispuestos y capaces de todo el mundo. Para alcanzar el éxito, ningún apoyo será tan importante como el de las otras naciones que tienen la voluntad y los recursos para combatir el terrorismo a nivel nacional, regional e incluso mundial. Luego de los ataques del 11 de septiembre, hemos cosechado los dividendos de las inversiones hechas en nuestras principales alianzas durante los últimos 50 años. Estas recompensas son evidentes en la invocación, que no tiene precedentes, del Artículo V del Tratado de la OTAN, la invocación hecha por Australia del Artículo IV del Tratado ANZUS, y en la manera en que tanto nuestros aliados en la OTAN como en el ANZUS han respaldado las palabras con los hechos en cada frente de la guerra contra el terrorismo. Fuerzas militares que representan una amplia coalición de países de América del Norte, Europa, el Mediano Oriente y Oceanía han participado en operaciones vitales en Afganistán. Japón ha brindado también apoyo histórico a la campaña contra el terrorismo. Nuestros vecinos del Hemisferio Occidental invocaron el Tratado de Río y han demostrado, mediante una nueva Convención Interamericana contra el Terrorismo, aprobada en junio de 2002, un compromiso para combatir el terrorismo. Pero estas alianzas no pueden darse por sentadas ni permanecer estáticas. Nos esforzaremos para ayudarles a evolucionar a fin de cumplir con las demandas de esta nueva era. Al mismo tiempo, a través de nuestros esfuerzos comunes contra el terrorismo, moldeamos nuevamente nuestras relaciones con Rusia, China, Pakistán e India. La cooperación forjada con estos países en la guerra contra el terrorismo destaca cómo es necesario que nuestras relaciones futuras no se vean constreñidas por diferencias del pasado. Asegurar que el actual nivel de cooperación internacional sea una característica permanente de nuestro mundo, será un desafío que defina a esta era. Capacitar a los Estados Débiles: Algunos países están comprometidos a luchar contra el terrorismo, pero carecen de la capacidad de cumplir con sus responsabilidades soberanas. Algunos gobiernos, por ejemplo, carecen de la estructura legal, el entrenamiento o las capacidades técnicas necesarias para luchar contra el lavado de dinero. Otros no tienen las capacidades de ejecución de la ley, de servicios de inteligencia o militares para sostener un control efectivo de todo su territorio. Después del 11 de septiembre, redoblamos nuestros esfuerzos para desarrollar programas que los ayuden a adquirir las capacidades necesarias para luchar contra el terrorismo con una diversidad de medios, incluso legislación mejorada, ayuda técnica, nuevas técnicas investigativas, intercambio de inteligencia y entrenamiento en ejecución de la ley y actividades militares. Por ejemplo, en los Balcanes vamos incrementando nuestros esfuerzos para ayudar a los gobiernos a asegurar sus fronteras, y cambiamos la concentración de nuestra ayuda para darles mayor prioridad a los esfuerzos para promover el imperio de la ley. Ayudamos a las fuerzas armadas de las Filipinas a crear una capacidad de combatir el terrorismo mediante un adiestramiento vigoroso y un programa de educación profesional. Estados Unidos seguirá desarrollando planes de alcance general para crear asociaciones fuertes y ágiles, particularmente en regiones que históricamente han sido difíciles de comprometer. Trabajaremos en colaboración para desarrollar programas a fin de entrenar a gobiernos extranjeros en tácticas, técnicas y procedimientos para combatir el terrorismo. Examinaremos el financiamiento de los programas de entrenamiento y ayuda antiterrorista y aseguraremos que haya disponibles recursos adecuados para fortalecer las capacidades de los estados claves. Seguiremos negociando tratados de extradición y ayuda legal mutua (MLAT) y ampliaremos la coalición internacional que apoya la guerra al terrorismo. Llevaremos a cabo un examen extenso para determinar la viabilidad de establecer instituciones nuevas que ayuden a combatir el terrorismo. Y en cada oportunidad continuaremos mejorando la cooperación internacional contra el terrorismo mediante la expansión e intercambio adicionales de información de inteligencia y ejecución de la ley. Mientras se concentra en el terrorismo, este esfuerzo fortalecerá nuestras alineaciones estratégicas y transformará el ambiente internacional. Persuadir a los Estados Renuentes: En la campaña contra el terrorismo, Estados Unidos enfrentará también casos difíciles, que involucran a países que, aunque son capaces, se muestran renuentes a cumplir con sus responsabilidades en la lucha contra el terrorismo. Algunos países cooperarán en algunos frentes, pero no en otros. Esta renuencia puede derivar de muchas fuentes, tales como amenazas externas, divisiones internas que posibilitan que una facción use el estado para darle apoyo tácito o activo a los terroristas, o diferencias culturales o políticas que conducen a desacuerdos sobre lo que constituye una actividad "terrorista" o criminal. Estos serán los casos más delicados. Estados Unidos reconoce que algunos gobiernos pueden ponerse a sí mismos en la mirilla -- y no sólo en sentido metafórico -- al unirse a la guerra contra el terrorismo. Por lo tanto, se usará la intervención constructiva, con diplomacia sostenida y ayuda dirigida a ciertos objetivos, para persuadir a estos regímenes de que se muestren más dispuestos y, finalmente, puedan cumplir con sus obligaciones internacionales de combatir el terrorismo. Coaccionar a los Estados Renuentes: Los estados renuentes son aquellos que patrocinan a los terroristas o les proveen activamente refugio. Aquellos estados que sigan patrocinando organizaciones terroristas serán responsabilizados de sus acciones. Objetivo: Vedar y desbaratar el apoyo material a los terroristas. Un componente clave de la soberanía de cualquier nación es el control de sus fronteras. Cada nación es responsable de la gente y los bienes que cruzan sus fronteras. Si bien esperamos que los estados cumplan con sus obligaciones, estaremos, sin embargo, preparados para vedarles a los terroristas el tráfico terrestre, aéreo, marítimo y en el espacio cibernético colocando fuerzas y elementos para negarles a los terroristas el acceso a nuevos reclutas, financiamiento, equipo, armas e información. Como parte de esta empresa, nuestra Estrategia Nacional para Combatir las Armas de Destrucción en Masa se ocupa de las más graves de estas amenazas y delinea planes y políticas para ejecutarlos oportunamente, esfuerzos efectivos de interceptación de materiales, tecnologías y pericias relacionados con las ADM. Algunos gobiernos irresponsables -- o facciones extremistas dentro de ellos --, que buscan adelantar su propia agenda, pueden proveerles a los terroristas acceso a las ADM. Tales acciones serían inaceptables para Estados Unidos. Estamos preparados para actuar decisivamente con el fin de impedir a los terroristas obtener ADM o precursores. La interceptación, ya sea de apoyo material a los terroristas o de ADM, se coordinará cuidadosamente para asegurar que tengan prioridad la inteligencia, la asignación apropiada de recursos y, cuando sea necesario, la acción rápida y decisiva. No permitiremos que los regímenes más peligrosos del mundo y los terroristas nos amenacen con las armas más destructivas del mundo. El tráfico de drogas y los planes de protección que rodean el tráfico de drogas generan también vastas sumas de dinero para los grupos del crimen organizado internacional y las organizaciones terroristas. Lavado a través del sistema financiero internacional, este dinero provee una fuente enorme de fondos, virtualmente imposibles de rastrear, para corromper funcionarios, esquivar los controles financieros establecidos y promover otras actividades ilegales, inclusive el tráfico de armas y la introducción ilegal de migrantes. Estas actividades les aseguran a las organizaciones terroristas de todo el mundo un suministro constante de armas y dinero en efectivo y facilitan el movimiento de sus operadores. Romper los vínculos entre las drogas y el terrorismo es un objetivo clave en nuestra guerra contra el terrorismo, y la Estrategia Nacional de Control de Drogas delinea las metas estadounidenses en este aspecto. Estados Unidos seguirá colaborando con nuestros amigos y aliados para desbaratar el financiamiento del terrorismo. Identificaremos y bloquearemos las fuentes de financiamiento, congelaremos los bienes de los terroristas y de aquellos que los apoyan, les negaremos a los terroristas el acceso al sistema financiero internacional, protegeremos las organizaciones caritativas legítimas del abuso de los terroristas e impediremos el movimiento de los bienes de los terroristas a través de redes financieras alternativas. En manos de los terroristas, la tecnología secreta puede ser tan perjudicial para nuestros esfuerzos de guerra como las armas y el financiamiento. Por lo tanto, continuaremos llevando a cabo una estrategia decidida que identifique información y tecnología secretas y delinee medidas apropiadas para impedirles a los terroristas obtenerlas y explotarlas. Objetivo: Eliminar los refugios y lugares de asilo de los terroristas El terrorismo no puede tener un lugar donde refugiarse. Debe ser erradicado y destruido.Estados Unidos y la comunidad internacional deben desarrollar procedimientos y mecanismos que erradiquen el terrorismo donde quiera que exista. La promoción de normas de conducta internacionales y sistemas legales nacionales para eliminar los refugios terroristas será una parte esencial de esta campaña. Estados Unidos trabajará en concierto con nuestros socios internacionales y regionales para asegurar gobierno efectivo en el territorio sin gobierno, que podría ofrecer refugio a los terroristas. Donde haya una indicación clara de actividad terrorista en esas zonas, Estados Unidos, junto con nuestros amigos y aliados, trabajará para eliminar estos refugios terroristas e impedir cualquier acceso futuro de las organizaciones terroristas a estas zonas. La comunidad de inteligencia, en unión con el Departamento de Defensa, el Departamento de Estado y otros, llevará a cabo un examen y evaluación anuales de los refugios terroristas internacionales y, subsecuentemente, trazará planes que se ocupen de cerrar el acceso a estas zonas. Objetivo: Reducir las Condiciones Subyacentes que los Terroristas Tratan de Explotar El tercer componente de la estrategia de las "4 D" es la realización de esfuerzos colectivos para reducir las condiciones que pueden explotar los terroristas. Si bien reconocemos que hay muchos países y pueblos que viven en la pobreza, las privaciones, la falta de derechos sociales y disputas políticas y regionales sin resolver, esas condiciones no justifican el uso del terrorismo. Sin embargo, muchas organizaciones terroristas que tienen poco en común con las masas pobres y desamparadas explotan en su provecho estas condiciones. Los terroristas del 11 de septiembre, por ejemplo, provenían predominantemente de las filas de la gente educada y de clase media y militaban en una organización encabezada por un asesino millonario. Estos esfuerzos para reducir las condiciones subyaceantes tienen dimensiones materiales e intangibles. Los actuales esfuerzos estadounidenses para resolver disputas regionales, promover el desarrollo económico, social y político, las economías basadas en el mercado, el buen gobierno y el imperio del derecho, aun cuando no necesariamente se concentran en combatir el terrorismo, contribuyen a la campaña al ocuparse de las condiciones subyacentes que los terroristas tratan a menudo de manipular para su propio beneficio. Además, reducir estas condiciones requiere que Estados Unidos, junto con sus amigos y aliados, gane la "guerra de las ideas" para apoyar los valores democráticos y promover la libertad económica. Estados Unidos no se propone enfrentar solo este difícil reto. Estados Unidos no tiene ni los recursos ni la pericia para estar en cada rincón del mundo. Más aún, la lucha contra el terrorismo no es solamente una lucha norteamericana. Nuestros amigos y aliados encaran muchas de las mismas amenazas. Para Norteamérica es esencial colaborar en esta campaña con sus amigos y aliados. Objetivo: Asociarse con la comunidad internacional para fortalecer los estados débiles y prevenir el (re)surgimiento del terrorismo Los estados débiles y los estados en quiebra son una fuente de inestabilidad internacional. A menudo, estos estados pueden convertirse en un refugio del terrorismo. Por lo tanto, aseguraremos que los esfuerzos diseñados para identificar y reducir las condiciones que contribuyen a la debilidad y la bancarrota de un estado sean un objetivo central de la política exterior estadounidense. El objetivo principal de nuestra respuesta colectiva será la reconstrucción de un estado que no puede cuidar de su propio pueblo -- su bienestar, salud, prosperidad y libertad -- ni controlar sus fronteras. Estados Unidos está dispuesto a ayudar al mundo civilizado -- gobiernos, agencias no gubernamentales y asociaciones entre los sectores público y privado -- a emprender estos esfuerzos. Seguiremos expandiendo los esfuerzos bilaterales y multilaterales, tales como la Iniciativa de Asociación Estados Unidos-Mediano Oriente, para promover el buen gobierno, el imperio del derecho, el respeto a los derechos humanos y la profesionalización de los sistemas de justicia locales. En particular, ampliaremos el alcance y fuerza de las Academias Internacionales de Ejecución de la Ley, y comandos combatientes atenderán las relaciones entre civiles y militares y la ayuda humanitaria en sus Planes de Cooperación para la Seguridad del Teatro de Operaciones. Además, los jefes de misión apoyarán los esfuerzos locales -- en informarán sobre ellos -- para reducir las condiciones que subyacen el terrorismo, y alentarán a todas las naciones a poner en práctica medidas contra la corrupción de conformidad con acuerdos multilaterales, regionales o bilaterales. Cuando se brinde ayuda a un país, se considerará la postura de ese país en relación con el terrorismo. Objetivo: Ganar la Guerra de las Ideas junto con la comunidad internacional Libraremos una guerra de ideas para hacer evidente que todos los actos de terrorismo son ilegítimos, para asegurar que las condiciones e ideologías que promueven el terrorismo no encuentren terreno fértil en ninguna nación, para reducir las condiciones subyacentes que tratan de explotar los terroristas en las zonas que corren más peligro, y para alentar las esperanzas y aspiraciones de libertad de aquellos que viven en sociedades regidas por patrocinadores del terrorismo mundial. Debemos usar toda la influencia de Estados Unidos para quitarle legitimidad al terrorismo y hacer evidente que todos los actos de terrorismo deben ser considerados en la misma categoría que la esclavitud, la piratería y el genocidio: una conducta que ningún gobierno respetable puede perdonar o apoyar y a la que todos deben oponerse. En pocas palabras, junto con nuestros amigos y aliados pretendemos establecer una nueva norma internacional en relación con el terrorismo que requiera que no se preste apoyo, que no se tolere y que se esté en oposición activa a los terroristas. Estados Unidos tratará de apoyar gobiernos moderados y modernos, especialmente en el mundo musulmán. Seguiremos asegurándoles a los musulmanes que los valores norteamericanos no están en pugna con el Islam. De hecho, Estados Unidos ha acudido a ayudar a muchos musulmanes -- en Afganistán, Kuwait, Bosnia y Kosovo, para no citar más que unos pocos casos. Estados Unidos colaborará con esos gobiernos moderados y modernos para echar atrás la propagación de la ideología extremista y aquellos que procuran imponerles ideologías totalitarias a nuestros aliados y amigos musulmanes. Hallar una solución del conflicto israelí-palestino es un componente crítico de ganar la guerra de las ideas. Ningún otro asunto ha teñido tanto la percepción que tiene el mundo musulmán de Estados Unidos. El conflicto israelí-palestino es esencial debido a su costo en sufrimiento humano, debido a la estrecha relación de Norteamérica con el estado de Israel y los estados árabes claves, y debido a la importancia de esa región para otras prioridades mundiales de Estados Unidos. No puede haber paz en uno de los lados si no hay libertad en ambos lados. Norteamérica sigue comprometida con una Palestina independiente y democrática, que viva junto a Israel en paz y seguridad. Como cualquier otro pueblo, los palestinos merecen un gobierno que sirva sus intereses y escuche sus voces. Estados Unidos seguirá alentando a todas las partes a que se pongan a la altura de sus responsabilidades mientras buscamos un arreglo justo y general del conflicto. Estados Unidos puede desempeñar una función decisiva pero, en última instancia, la paz permanente puede llegar sólo cuando israelíes y palestinos resuelvan los problemas y terminen el conflicto entre ellos. También usaremos la diplomacia pública oportuna y eficaz y los medios noticiosos apoyados apoyada por el gobierno para promover el libre flujo de información y de ideas a fin de encender las esperanzas y aspiraciones de libertad de quienes viven en sociedades gobernadas por los patrocinadores del terrorismo mundial. Meta: Defender a los ciudadanos e intereses de Estados Unidos en el país y en el extranjero El principio final de la estrategia de las "4 D" comprende los esfuerzos colectivos de nuestra nación para defender la soberanía, el territorio y los intereses nacionales de Estados Unidos, en el país y en el extranjero. Este principio incluye la protección física y cibernética de Estados Unidos, su población, prosperidad e intereses, así como la protección de sus principios democráticos. Enfrentamos un enemigo que se adapta. Ayudados por la tecnología moderna y envalentonados por su éxito, los terroristas tratan de dictar el momento de sus acciones mientras evaden nuestro poderío y explotan nuestras vulnerabilidades. En un mundo cada vez más interconectado y tecnológicamente avanzado, donde el tiempo y la distancia brindan cada vez menos protección, debemos estar preparados para defender nuestros intereses, como nación y como ciudadanos. Esta estrategia encarna el antiguo adagio de que la mejor defensa es un buen ataque. Al mejorar y coordinar nuestras indicaciones y advertencias de amenaza podremos detectar los planes terroristas antes de que maduren. Por medio de la persecución continua de las organizaciones terroristas por la policía, la comunidad de inteligencia y las fuerzas armadas, desbarataremos su capacidad de ejecutar ataques tanto en el país como en el extranjero, y al extender nuestra protección y percepción físicas y cibernéticas, reduciremos la vulnerabilidad del personal, la infraestructura crítica y otros intereses estadounidenses. Nuestra respuesta a esta misión compleja requiere un esfuerzo coordinado y concentrado de toda nuestra sociedad: los gobiernos federal, estatales y locales, el sector privado y el pueblo estadounidense. Este plan, en concierto con la Estrategia Nacional de Seguridad Interna, la Estrategia Nacional para Asegurar el Espacio Cibernético y la Estrategia Nacional de Protección Física de la Infraestructura Crítica y Propiedad Clave ayudará a preparar a nuestra nación para la tarea que tenemos por delante. Los ataques del 11 de septiembre demuestran que nuestros adversarios actuarán de manera asimétrica, dentro de nuestras fronteras y a través de ellas. Explotarán los sistemas mundiales de comercio, transporte, comunicaciones y otros sectores para causar temor, destrucción y muerte, para comprometer nuestra seguridad nacional y para disminuir la confianza pública y debilitar nuestra voluntad de luchar. Sus ataques podrían ser coordinados para contrarrestar nuestras actividades ofensivas en el extranjero. Debido a que somos una sociedad libre, abierta y democrática, somos y seguiremos siendo vulnerables a estos peligros. Por lo tanto, al tratar de entrar en combate a nivel mundial debemos asegurar una red perfecta de defensa en todo el espectro de lucha para proteger a nuestros ciudadanos e intereses tanto en el país como en el extranjero. Meta: Poner en vigor la Estrategia Nacional de Seguridad Interna La creación del nuevo Departamento de Seguridad Interna ayudará a movilizar y a organizar nuestra mación para asegurar el territorio nacional de Estados Unidos contra ataques terroristas. Un elemento clave de esta tarea será la Estrategia Nacional de Seguridad Interna. Las recomendaciones de la Estrategia Nacional de Seguridad Interna y de la Estrategia Nacional para Combatir al Terrorismo se complementan y se refuerzan entre ellas. Desde mejorar las capacidades analíticas del FBI y recapitalizar el Servicio de Guardacostas de Estados Unidos hasta la prevención del uso de ADM por los terroristas a través de mejores sensores y procedimientos y la integración de la diseminación de información en el gobierno federal, los objetivos en estas estrategias nacionales son vitales para nuestro éxito futuro en la guerra contra el terrorismo. Meta: Lograr conocer el campo de acción El mundo de hoy está definido agudamente por la compresión del tiempo y de la distancia. Un elemento clave para defender a nuestra nación es el conocimiento efectivo de todas las actividades, eventos y tendencias dentro de un campo específico (aire, tierra, mar, espacio cibernético) que puedan amenazar la seguridad o el medio ambiente de Estados Unidos y su población. Este "conocimiento del campo" permite la identificación de amenazas tan pronto y tan lejos de nuestras fronteras -- incluidos los territorios e instalaciones en el extranjero -- como sea posible, para brindar el máximo de tiempo para determinar el curso de acción óptimo. El conocimiento del campo de acción depende del acceso a un conocimiento detallado de nuestros adversarios, resultante de la fusión de inteligencia, información y datos a través de todos los organismos. Significa proveer a nuestras fuerzas de operaciones ¦ en el mar, en el aire y en tierra, en el extranjero y en el país¦ una sola matriz operativa integrada de información pertinente dentro de su campo específico de responsabilidad. El conocimiento del campo de acción apoya la entrada en combate con el enemigo coordinada, integrada y sostenida, a través de todo el espectro de instrumentos de poder de Estados Unidos. El presidente ha dado órdenes a los jefes del FBI, la Agencia Central de Inteligencia, el Departamento de Seguridad Interna y el Departamento de Defensa para que desarrollen un Centro de Integración de la Amenaza Terrorista para fusionar y analizar en un solo lugar toda la información sobre amenazas. El Centro se crea porque nuestro gobierno debe tener la mejor información posible para asegurar que, para proteger al pueblo estadounidense, el personal apropiado se encuentre en los lugares apropiados. La Estrategia Nacional de Seguridad Interna se encarga del intercambio de información y de la tecnología dentro de Estados Unidos: los componentes de esta diseminación de información son de igual aplicación tanto en el país y como en el exterior. Estos procedimientos y sistemas que facilitan la diseminación de información interdepartamental, intergubernamental y privada se ampliarán para permitir que nuestros organismos en el exterior tengan dispongan de acceso e insumos en la medida necesaria. Esta iniciativa incluirá no solamente la alineación de bancos de datos y el flujo horizontal y vertical de información; también optimizará la política de revelación y establecerá un criterio congruente de información a través de los organismos y aliados. Además, la utilización de elementos nacionales e internacionales de la Estrategia Nacional para Asegurar el Espacio Cibernético y la Estrategia Nacional de Protección Física de la Infraestructura Crítica y Propiedades Claves está dirigida a ayudar a asegurar que se hagan todos los esfuerzos posibles para salvaguardar redes críticas de información tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Meta: Mejorar las medidas para asegurar la integridad, confiabilidad y disponibilidad de las infraestructuras físicas críticas y basadas en la información en el país y en el extranjero Mucha de nuestra fuerza como nación está construida sobre sistemas de transporte capaces de expandirse y eficientes, así como de logística e información que permiten una participación no superada en el comercio mundial. La infraestructura y sistemas que apoyan nuestra economía e intereses nacionales están plenamente integrados y con frecuencia dependen de los que se encuentran fuera de nuestras fronteras y se extienden por el planeta. En momentos de conflicto rápido, prolongado y en gran escala, incluso nuestras fuerzas militares deben depender de porciones de la infraestructura mundial para apoyar operaciones sostenidas en el extranjero. La protección de sistemas vitales es una responsabilidad compartida de los sectores público y privado, que trabajan conjuntamente con los propietarios, operadores y usuarios de esos sistemas. Debe asegurarse la integridad de la infraestructura crítica, para permitir la movilización de la seguridad nacional y entrar en acción a nivel mundial tanto en tiempos de paz como de conflicto. En muchos casos las empresas estadounidenses en el extranjero están vinculadas o enlazadas con infraestructura crítica nacional, y un acto terrorista en el extranjero podría tener un efecto en cascada sobre la dependencia interna. Para reducir esta posibilidad, el Departamento de Estado tomará la dirección y, junto con los organismos apropiados, identificará y asignará prioridades a la infraestructura crítica en el extranjero y se asociará con la industria para establecer prácticas económicas mejores y normas para maximizar la seguridad. Cuando sea apropiado, nos coordinaremos con el país anfitrión para garantizar que su red de seguridad y respuesta es adecuada. La defensa suficiente es un equilibrio entre nuestra necesidad de acomodar el flujo incrementado de personas y mercancías que presentan "bajo riesgo y son de gran volumen", esenciales para nuestra vitalidad económica, al tiempo que concentramos energía y recursos en los pocos individuos criminales, hostiles y fraudulentos. Esto destaca la importancia de contar con actividades eficaces de conocimiento del campo de acción, tales como identificación precisa de bienes transportados en contenedores antes de su partida hacia Estados Unidos. La aplicación de las Iniciativas de Fronteras Inteligentes de Estados Unidos con Canadá y México, así como la Iniciativa de la Tercera Frontera para la Cuenca del Caribe atiende las vulnerabilidades potenciales en las muchas infraestructuras críticas físicas y basadas en la información que compartimos con nuestros dos aliados norteamericanos. Más aún, la estrategia integral de administración fronteriza del gobierno estadounidense mejorará grandemente la capacidad de Estados Unidos para inspeccionar, verificar y tramitar la entrada al país de personas y mercancías. Meta: integrar medidas para proteger a los ciudadanos estadounidenses en el exterior La defensa de nuestra vitalidad económica debe estar a la par de mayor seguridad de nuestros ciudadanos en el extranjero. La naturaleza de la amenaza que enfrentan nuestros ciudadanos ha aumentado. Los ciudadanos estadounidenses que viven o viajan en el extranjero podrían correr ahora mayor peligro de ser blancos potenciales de terroristas. Las medidas de protección deben beneficiar a instalaciones de propiedad privada de intereses estadounidenses así como a embajadas e instalaciones militares en el extranjero. De la misma manera, debe proveerse a los estadounidenses que viven o viajan en el extranjero información importante, actualizada y coordinada sobre amenazas. El Departamento de Estado trabajará para mejorar los programas existentes a fin de informar a los ciudadanos extranjeros que viven o viajan en el extranjero sobre las potenciales amenazas terroristas. A medida que seguimos persiguiendo a las organizaciones terroristas de alcance mundial, habrá un aumento en el número de rehenes que se toman en el extranjero. La nueva política sobre ciudadanos estadounidenses tomados en rehenes en el extranjero, formulada por el Departamento de Estado en enero de 2002, asegura que cada incidente se examine cuidadosamente a nivel federal. La política también requiere acciones policiales enérgicas para aprehender, procesar y castigar a terroristas que estén de acuerdo con acciones de solución de crisis y protección de fuerza. Todos los organismos apropiados deben estar preparados con autoridades y recursos adecuados para ayudar a rescatar ciudadanos tomados en rehenes en el exterior si las circunstancias lo requieren. En un esfuerzo por asegurar que los intereses policiales de Estados Unidos sean atendidos apropiadamente por la embajada y el país anfitrión, el Departamento de Justicia, en colaboración con el Departamento de Estado, ampliará cuando sea apropiado su presencia policial en el extranjero para promover la interceptación, investigación y procesamiento antiterrorista. Adicionalmente, en coordinación con los gobiernos anfitriones, el gobierno de Estados Unidos mejorará el entrenamiento y asistencia a los gobiernos anfitriones para crear infraestructuras legales encaminadas a fortalecer el imperio del derecho. Meta: Asegurar una capacidad integrada de manejo de incidentes En último término, la prevención del terrorismo catastrófico depende de la interceptación de personas y materiales. No obstante, la planificación sólida, los preparativos y la respuesta inmediata siguen siendo elementos claves para mitigar actos de terrorismo. La unidad de esfuerzos requiere coordinación no solamente en la cúspide del gobierno federal, sino también a nivel operativo y táctico, donde las acciones de respuesta e intervención podrían emprenderlas diferentes autoridades que actúan de manera independiente o coordinadas entre sí. Una respuesta integrada eficaz requiere planificación de manejo de incidentes, mejor capacidad y coordinación para operar en relación recíproca, basadas en un proceso rápido y eficaz de toma de decisiones y con el apoyo de éste. En un esfuerzo para asegurar respuesta rápida a una crisis, Estados Unidos coordinará con los gobiernos anfitriones y asociados regionales para desarrollar planes para alertar, contener y, si es necesario, repeler un ataque en marcha, al tiempo que se asegura que hay recursos adecuados para mitigar el daño. Al comienzo de la crisis es esencial contar con un equipo interdepartamental capaz de apoyar con evaluaciones y recomendaciones a la embajada estadounidense afectada. En consecuencia, el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y otros organismos pertinentes asegurarán que haya disponible personal, entrenamiento, equipo y transporte adecuado para el Equipo de Apoyo de Emergencia en el Extranjero. Todos los departamentos y organismos apropiados examinarán y, si fuera necesario, enmendarán sus procedimientos de manejo de incidentes para atender incidentes de terrorismo en el extranjero que involucren infraestructura crítica e instalaciones de seguridad de interés nacional de Estados Unidos. CONCLUSION La violencia política podrá ser endémica de la condición humana, pero no podemos tolerar a los terroristas que procuran combinar los poderes de la tecnología moderna y las ADM para amenazar la noción misma de la sociedad civilizada. Por lo tanto, la guerra contra el terrorismo no es alguna especie de "choque de civilizaciones"; en cambio, es un choque entre la civilización y quieres quieren destruirla. Dado lo que hay en juego, debemos perseverar hasta que Estados Unidos, junto con sus amigos y aliados, elimine al terrorismo como amenaza para nuestra forma de vida. Debido a que nuestros enemigos explotan los beneficios de nuestro ambiente mundial para operar en todo el mundo, nuestro enfoque también debe ser mundial. Cuando ellos huyan, los perseguiremos. Cuando se oculten, los encontraremos. Algunos campos de batalla los conoceremos, otros no. La campaña por delante será ardua y prolongada. En esta clase diferente de guerra no podemos esperar un fin fácil o definitivo del conflicto. Esta Estrategia Nacional refleja la realidad de que el éxito sólo se conseguirá mediante la aplicación sostenida, firme y sistemática de todos los elementos del poder nacional ¦- diplomático, económico, de información, financiero, policial, de inteligencia y militar ¦- simultáneamente en cuatro frentes. Derrotaremos a las organizaciones terroristas de alcance mundial por medio de la acción incansable. Les negaremos a los terroristas el patrocinio, apoyo y refugio que necesitan para sobrevivir. Ganaremos la guerra de ideas y reduciremos las condiciones subyacentes que promueven la desesperación y las visiones destructoras del cambio político que llevan a la gente a abrazar el terrorismo, en vez de rechazarlo. Y, desde el principio hasta el fin, usaremos todos los medios a nuestra disposición para defender a Estados Unidos, a nuestros ciudadanos y a nuestros intereses en todo el mundo de los ataques terroristas. También seremos ingeniosos. Esta estrategia depende del ingenio, innovación y fortaleza del pueblo estadounidense. Atraeremos a otros a esta causa común. No sólo forjaremos hoy una coalición diversa y poderosa para combatir al terrorismo, sino que colaboraremos con nuestros asociados internacionales para construir mecanismos perdurables de coordinación y cooperación para combatir al terrorismo. En colaboración con estados que están dispuestos y son capaces de ser socios plenos en la campaña, atacaremos a los grupos terroristas directa e indirectamente, ayudaremos a los estados que están dispuestos, pero son débiles, a crear su capacidad para combatir al terrorismo, y persuadiremos a los estados reticentes a cumplir con sus obligaciones con la comunidad internacional en esta lucha. Usaremos todos nuestros recursos y capacidad para obligar a los estados que maldispuestos a dejar de apoyar el terrorismo. Seremos resueltos. Otros podrán flaquear ante los altibajos inevitables de la campaña contra el terrorismo. Pero el pueblo estadounidense no lo hará. Comprendemos que no podemos desvincularnos del mundo, porque en esta era mundializada el mundo estará vinculado a nosotros de una u otra manera. La decisión, en realidad, se refiere a la clase de mundo en el que deseamos vivir. Por lo tanto, al librar esta guerra estaremos igualmente resueltos a mantener nuestro compromiso con nuestro objetivo último. La derrota del terrorismo es un objetivo valioso y necesario en sí mismo. Pero la eliminación del terrorismo del mundo es esencial con un propósito más amplio. Nos esforzamos por crear un orden internacional en el que más países y pueblos estén integrados dentro de un mundo concorde con los intereses y valores que compartimos con nuestros asociados: valores como la dignidad humana, el imperio del derecho, el respeto a las libertades individuales, las economías abiertas y libres y la tolerancia religiosa. Comprendemos que un mundo en el cual estos valores se adoptan como normas, y no como excepciones, será el mejor antídoto contra la propagación del terrorismo. Este es el mundo que debemos construir hoy. (termina el texto) (Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://usinfo.state.gov/espanol) NNNN ************************************************************ La Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estados Unidos distribuye WF-Noticias. Puede encontrar información adicional en http://usinfo.state.gov/espanol/ Para borrarse de la lista, mande el mensaje: SIGNOFF WF-NOTICIAS to LISTSERV@lists.state.gov *************************************************************


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