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ESTUDIO DE CASO:
MEDIDAS CONTRA LA PIRATERIA EN COREA DEL SUR

-por Nisha M. Vora


La Asociación Editorial de los Estados Unidos inició sus actividades de vigilancia del cumplimiento de la ley en el extranjero en 1984, cuando se percibió con claridad que los derechos de autor de sus miembros eran infringidos en muchos países. Ediciones pirata de libros estadounidenses -incluso textos, libros de referencia, enciclopedias y obras científicas, técnicas y médicas- llegaban a las tiendas del área de Seúl a unos cuantos meses de su publicación autorizada en los Estados Unidos. En 1984, la AAP participó en la financiación de la Alianza Internacional de la Propiedad Intelectual (IIPA por sus siglas en inglés), que hoy representa a siete asociaciones profesionales basadas en los derechos de autor que producen libros, películas cinematográficas, programas de computadora, música y grabaciones de sonido.

En 1985, la IIPA pidió al Representante de Comercio de los EUA (RCEU) que emprendiera una acción legal Especial 301 contra Corea del Sur porque no brindaba la debida protección a los derechos de autor, las patentes y las marcas comerciales estadounidenses. Tan sólo en Corea, la piratería de libros costaba a los editores estadounidenses US$70 millones al año cuando menos. En respuesta a las presiones del gobierno de los Estados Unidos, Corea aprobó una nueva ley de derechos de autor en 1987 que protegió todas las obras estadounidenses registradas con derechos de autor. A partir de entonces, el gobierno coreano ha colaborado mucho en cateos, confiscación de inventarios y litigios en sus tribunales. En 1995, los cateos realizados por funcionarios del gobierno local en nombre de la AAP pusieron fuera de circulación más de 5.000 libros piratas y una imprenta comercial. Los editores coreanos fueron los beneficiarios inmediatos del esfuerzo de cumplimiento porque, ya sin el efecto deformante de las obras piratas que se vendían a precios piratas, el mercado respondió favorablemente a los libros coreanos de autores coreanos.

El resultado de esos esfuerzos para mejorar la protección de los derechos de autor en Corea es que las ventas de libros aumentaron en el país más de 600% entre 1985 y 1998 (de US$2,6 millones a US$20 millones) y las pérdidas a causa de la piratería disminuyeron de US$70 millones en 1984 a US$35 millones en 1998.