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Corporación Andina de Fomento: Séptima Conferencia Anual sobre Comercio e Inversión en las Américas

Embajador John F. Maisto, Representante Permanente de los Estados Unidos ante la Organización de los Estados Americanos

Ante todo, quiero darles la bienvenida a la Casa de las Américas. Están en su casa, porque este edificio es realmente en donde podemos sentirnos cómodos entre amigos, en casa.

Me gustaría dar las gracias a la Corporación Andina de Fomento y al Diálogo Interamericano por invitarme a hablar aquí esta noche. Espero que todos ustedes hayan tenido dos días provechosos de reuniones, debates e intercambio de distintos puntos de vista. Esta noche será diferente porque soy yo el que tiene la última palabra, y punto. Pueden dar las gracias por esto a Peter Hakim y Enrique García.

Nos encontramos esta noche aquí entre amigos en el segundo aniversario de los horrendos ataques terroristas que estremecieron a este país y al mundo el 11 de septiembre de 2001. Algunos se han quejado desde entonces de que, juntamente con el derrumbamiento de las Torres Gemelas de la Ciudad de Nueva York, los brutales actos de Al Qaeda también han derrumbado, empañado o relegado al olvido el interés del Presidente Bush o su visión de la iniciativa Siglo de las Américas.

Esta noche aquí me complace decirles que la visión del Presidente Bush para las Américas continúa siendo clara, enfocada y concentrada, como ya lo declaró en este mismo edificio en la reunión de abril del 2001 del Consejo Permanente de la OEA, en la creación de "un Hemisferio que comercie en libertad y crezca en prosperidad".

Los terribles sucesos del 11 de septiembre afectaron al Hemisferio, sin lugar a duda. Los estados miembros de la OEA tomaron la iniciativa con medidas efectivas y drásticas para coordinar la respuesta de la región y combatir el terrorismo en las Américas. La OEA convocó una reunión 10 días después de los ataques en la que se delinearon las medidas para revitalizar el Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE); Brasil pidió que se celebrara una reunión de los estados partes del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR, 1947, Tratado de Río) para declarar que los ataques del 11 de septiembre fueron "ataques contra todos los Estados Americanos", y prometió su asistencia recíproca. Se iniciaron negociaciones formales para elaborar la propuesta de la Convención Interamericana contra el Terrorismo, que fue firmada por el Secretario de Estado Powell y otros 32 estados miembros de la OEA en junio del 2002.

Sin duda alguna, los sucesos de hace 2 años nos impusieron a nosotros y, podría añadir, a todos los países del Hemisferio, la obligación de aumentar las medidas de seguridad. Con nuestros vecinos del norte, Canadá, y del sur, México, fue precisamente lo que hicimos. En el plazo de un año después de los sucesos del 11 de septiembre, negociamos con ambos países dos planes de acción para el control de las fronteras bajo la dirección del Gobernador Ridge y su equipo de Seguridad Interna. Esos planes son un modelo de cooperación fronteriza moderna.

Nuestra relación con México es muy profunda, amplia e importante, siendo el TLCAN, como es natural, el mayor éxito logrado. Justamente la semana pasada, el Secretario Powell y el Secretario Dérbez se reunieron para debatir toda una serie de asuntos sobre el programa regional e internacional, además de otras cuestiones bilaterales clave como comercio, agua, seguridad e inmigración.

Uno de esos asuntos en particular, la Asociación para la Prosperidad, se concentra en la cuestión fundamental de la emigración, o sea, en cómo responder a las necesidades de desarrollo en el centro y sur de México, la causa de gran parte del movimiento hacia el norte. La Asociación es uno de los logros más fascinantes y potencialmente más gratificantes de los Presidentes Bush y Fox. Es un logro con repercusiones para el resto del Hemisferio porque se basa en asociaciones público-privadas que funcionan.

Nuestras relaciones en todas las Américas están avanzando en un gran número de frentes muy importantes, a medida que vamos progresando con el programa del Presidente para el Hemisferio Occidental.

Hemos oído hablar mucho sobre comercio. El Presidente Bush dirigió el esfuerzo para obtener del Congreso su Autorización para la Promoción del Comercio. La semana pasada, el Presidente suscribió un acuerdo de libre comercio con Chile que se había venido aplazando desde hacía diez años. Actualmente, Estados Unidos está negociando un Acuerdo de Libre Comercio con la América Central, que se espera esté concluido para final de este año. Estamos explorando conversaciones similares con la República Dominicana. El Presidente se ha comprometido a lograr un Área de Libre Comercio de las Américas para el año 2005. Estados Unidos ha ejercido un tremendo liderazgo en la Ronda Doha de la OMC, que actualmente está celebrando reuniones en Cancún, para negociar marcos apropiados para una reforma comercial real y ambiciosa.

En cuanto al aspecto financiero, Estados Unidos ha prestado constantemente su apoyo a la región. Cuando Uruguay sufrió una crisis financiera de la que no fue responsable, el Presidente Bush inmediatamente proporcionó un préstamo puente por más de 1.000 millones de dólares, que fue decisivo. Estados Unidos prestó también un apoyo vital a acuerdos del FMI para Brasil, Colombia y Ecuador. Argentina está recibiendo el apoyo que necesita de los Estados Unidos mientras pone sus finanzas en orden. Asimismo, el Presidente Bush ha iniciado una nueva relación fructífera con el Presidente Lula de Brasil, y ha convocado a miembros de nuestros respectivos ministerios para reuniones, muy recientemente este verano, con miras a institucionalizar nuestra cooperación general muy amplia y profunda.

Volviendo a la región andina específicamente, si me lo permiten, Estados Unidos tiene tres objetivos globales para la región: 1) crear un ambiente político seguro y estable, fortaleciendo las instituciones democráticas y promoviendo el respeto de los derechos humanos; 2) promover un mejor ambiente de seguridad mediante esfuerzos contra las drogas y el terrorismo, y 3) fomentar el desarrollo socioeconómico mediante el comercio y la inversión.

Permítanme hablar de éste último. A través de la Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de las Drogas (ATPDEA), que suplantó a la Ley de Preferencias Comerciales Andinas (ATPA), el comercio recíproco total entre los Estados Unidos y Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú aumentó 83% en el periodo comprendido entre 1991 y 2002. Durante este tiempo, las exportaciones estadounidenses aumentaron 70%, en tanto que las importaciones estadounidenses desde esos países aumentaron 93%, o sea, hubo un incremento grande de las exportaciones andinas a los Estados Unidos que pasó de 5.000 millones de dólares a 9.600 millones de dólares, o sea, casi se duplicó en un plazo de 10 años.

En este año solamente, los Estados Unidos proporcionarán más de 1.000 millones de dólares a la región, al mismo tiempo que la ATPDEA continúa ofreciendo a los países andinos acceso preferencial al mercado estadounidense.

En el caso de Colombia, el Presidente Bush, en estrecha colaboración con el Presidente Uribe, está apoyando los esfuerzos de su gobierno democrático para confrontar a los capos de la cocaína y los criminales terroristas. Estamos aquí para ayudar al Gobierno de Colombia a lograr una "seguridad democrática" y restablecer la presencia del estado en todo el país. Apoyamos los esfuerzos del Presidente Uribe para lograr un proceso de paz con credibilidad.

La disminución considerable de los cultivos de coca y adormidera el año pasado requiere un constante apoyo para no regresar a la situación anterior, y la USAID continuará trabajando con Colombia para apoyar el fortalecimiento del imperio de la ley, las instituciones democráticas y el respeto por los derechos humanos. Desde el año 2000, Estados Unidos ha apoyado estas iniciativas por un monto de 2.500 millones de dólares.

En cuando a Ecuador, Estados Unidos está proporcionando un fuerte apoyo al Presidente Gutiérrez para que pueda seguir adelante con las mayores medidas de seguridad en la frontera con Colombia y promover las reformas económicas requeridas frente a las rivalidades políticas, la competencia de las demandas sociales y los intereses financieros muy arraigados.

En el caso del Perú, Estados Unidos continuará apoyando los esfuerzos del Presidente Toledo para promover el desarrollo económico y reconstruir las instituciones democráticas; la publicación reciente del Informe de la Comisión para la Verdad es el primer paso hacia la recuperación para el pueblo peruano. Estados Unidos, juntamente con el Perú, está buscando nuevas formas de promover la erradicación de las drogas.

Estados Unidos está prestando también un fuerte apoyo al objetivo de un mayor crecimiento económico y la mitigación de la pobreza en el Perú, y reconocemos la importancia del proyecto Camisea para esos objetivos. Agradecemos mucho el trabajo que el Gobierno del Perú ha realizado para mejorar las protecciones ambientales y sociales de ese proyecto y estamos comprometidos a seguir trabajando con el Perú para hacer frente a esos problemas.

En cuanto a Bolivia, somos socios seguros en los esfuerzos del Presidente Sánchez de Lozada para consolidar la democracia, combatir el narcotráfico, mantener la seguridad y fomentar la economía. En el curso de los últimos 6 años, Bolivia ha realizado progresos espectaculares en la erradicación de la coca ilegal, y su continuo compromiso a un enérgico programa antinarcóticos constituye la clave de los esfuerzos de Bolivia para fortalecer el sistema democrático, desarrollar su economía y mejorar el nivel de vida de su población.

En Venezuela, Estados Unidos está trabajando en estrecha colaboración con la OEA, el Grupo de Amigos, el Centro Carter y el PNUD para buscar una solución constitucional, democrática, pacífica y electoral, como se indica en la resolución de la OEA, al estancamiento de la situación política en ese país. Ésta es y ha sido la política de los Estados Unidos desde que surgieron los problemas políticos de Venezuela en el 2002. Continuamos urgiendo encarecidamente a todas las partes a cumplir con sus respectivos compromisos conforme al acuerdo del 29 de mayo y, de común acuerdo con la comunidad internacional, estamos preparados para prestar asistencia técnica y financiera en apoyo del proceso electoral. En especial, elogiamos los esfuerzos incansables del Secretario General de la OEA, César Gaviria, en Venezuela. No queremos continuar dando más estadísticas ni tampoco enumerando los logros bilaterales de esta Administración en las Américas, pero creo que con esto les he ofrecido una reseña de la visión, la política y los resultados de la Administración de Bush en las Américas, que no siempre llegan a los periódicos.

Ahora, si me lo permiten, me gustaría hablar de la participación de los Estados Unidos en el programa del Hemisferio a través de la OEA y del Proceso de Cumbres de las Américas, y para ello tengo que volver al 11 de Septiembre de 2001.

Cuando ocurría la implosión de las Torres Gemelas en Nueva York hace hoy dos años, el Secretario de Estado Powell se encontraba en Lima, Perú. Yo estaba con él allá, cuando, juntamente con los 33 ministros de relaciones exteriores de otros 33 estados miembros de la OEA, participamos en la reunión para firmar la Carta Democrática Interamericana.

El Artículo Uno de la Carta dice así: "Los pueblos de las Américas tienen el derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla".

Todavía me sobrecoge lo que este Hemisferio afirmó ese día, en el seno de la OEA, ante el terror abominable perpetrado contra personas amantes de la libertad en todas partes.

La Carta Democrática Interamericana representa nuevos cimientos sin precedentes sobre los que se va a construir un Hemisferio que "comercia en libertad y crece en prosperidad".

El Artículo Uno de la Carta termina así: "La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas."

Ninguna otra región del mundo ha expresado tan explícitamente un compromiso similar a la democracia y ninguna otra región del mundo, a excepción de Europa, posee instituciones tales como la OEA o el Proceso de Cumbres de las Américas, en donde la representación democrática es un prerrequisito para la participación.

La Carta Democrática ha servido como el modelo para la acción de la OEA en Venezuela, que mencioné anteriormente, y en Haití. Con respecto a Haití, hemos trabajado con nuestros socios en la OEA para crear un mecanismo mediante el cual se pueda restablecer la confianza en el proceso político. La Resolución 822 de la OEA es el resultado de ese esfuerzo y Estados Unidos urge a todas las facciones en Haití a que sigan adelante por el camino trazado por la Resolución. El Presidente Aristide, como dirigente de ese país, tiene una responsabilidad especial de proporcionar el ambiente de seguridad necesario para celebrar elecciones libres y justas, apoyar la autoridad de la ley y mantener la seguridad pública.

Estados Unidos pertenece a ambos Grupos de Amigos que apoyan y sostienen la aplicación de las resoluciones de la OEA en Haití y Venezuela. En la comunidad interamericana ningún país es un espectador desinteresado. Toda acción que socave el orden democrático o que amenace la seguridad y el bienestar de la región será un motivo de preocupación para todos. No decepcionaremos a nuestros vecinos.

Llegará el día en que la Carta Democrática servirá como modelo para una nueva Cuba democrática, en donde se garanticen los derechos humanos y las libertades.

Al contrario de la opinión popular, la OEA no es sólo un lugar de reunión para cancilleres y embajadores. Los ministros de justicia, trabajo, educación y ciencia y tecnología, por citar sólo unos cuantos, todos se reúnen periódicamente bajo los auspicios de la OEA. Por esta razón, la OEA participa activamente en la ejecución de toda una serie de mandatos conferidos por el Proceso de Cumbres de las Américas.

La lista de iniciativas recientes de la OEA para promover el programa regional de los mandatos de la Cumbre de las Américas es larga e impresionante e incluye lo siguiente: establecer un mecanismo de seguimiento para la Convención Interamericana contra la Corrupción - hablar de corrupción en este edificio hace 10 años era algo que simplemente no se hacía -- que fue ratificada por los Estados Unidos en el 2000; esforzarse para resolver viejos conflictos como la disputa territorial de Belice y Guatemala; promover los derechos de la mujer y del niño; adelantar un proyecto de declaración sobre los derechos indígenas; aplicar un mecanismo multilateral para evaluar los esfuerzos de los estados miembros para reducir el abuso de las drogas y el narcotráfico, otro gran progreso, y promover medidas para fortalecer la seguridad y confianza.

La OEA participa activamente en la preparación de una conferencia, por encargo de la Cumbre, sobre seguridad hemisférica, que México va a patrocinar, en la que se examinarán mecanismos para fortalecer la actual estructura de seguridad en las Américas y se abordarán amenazas no tradicionales tales como el terrorismo y el crimen organizado transnacional.

La OEA, como miembro del Comité Tripartito del Área de Libre Comercio de las Américas, juntamente con el Banco Interamericano de Desarrollo y la CEPAL, está desempeñando un papel importante con su apoyo a la creación del ALCA para el año 2005, formulando planes de acción para desarrollar capacidad comercial en los estados miembros, otro mandato de la Cumbre.

Cabe añadir que la OEA está ayudando a ejecutar las iniciativas que el Presidente Bush anunció en la Cumbre de la Ciudad de Quebec, como los Centros Hemisféricos de Excelencia en la Formación de Maestros para mejorar la instrucción elemental y la educación básica; el Programa Interamericano de Becas para Comercio Electrónico, que ofrecerá a profesionales jóvenes de todo el Hemisferio la oportunidad de aprender informática trabajando en compañías estadounidenses, y proporcionando instrucción y técnicas estadounidenses en materia de seguridad de aeropuertos a los estados miembros del Caribe de habla inglesa como parte de la Iniciativa de la Tercera Frontera para el Caribe del Presidente Bush.

Esa iniciativa en el Caribe consiste en un conjunto seleccionado de programas financiados por los Estados Unidos, que tienen por fin mejorar la cooperación diplomática, económica, sanitaria, educacional, de la aviación civil y las fuerzas de seguridad y policiales. Además de esta iniciativa, Estados Unidos está proporcionando también un financiamiento importante para combatir la infección por VIH/SIDA en la región, bajo la nueva iniciativa del Presidente para África y el Caribe recientemente anunciada. Estados Unidos proporciona actualmente 33 millones de dólares en fondos para el VIH/SIDA a los países del Caribe, especialmente a Haití y Guyana, dos de los países más gravemente afectados de la región.

Esperamos con ilusión la celebración de la Cumbre Especial de las Américas que tendrá lugar en el 2004 en México. La Cumbre reafirmará nuestro compromiso al Plan de Acción de la Ciudad de Quebec y se concentrará en cómo mejorar el desempeño de la democracia. Hemos propuesto el tema "Creación de Oportunidades para Todos", que abarcará los elementos de buen gobierno, desarrollo económico y mitigación de la pobreza ya acordados por los gobiernos. Esperamos que la Cumbre Especial sea breve, práctica y se concentre en metas fácilmente alcanzables en plazos específicos fijados. No incursionará en descripciones entusiastas de problemas que ya todos conocemos. El enfoque será la reforma y la voluntad política.

Señoras y señores, a pesar de los grandes progresos que la región ha realizado en estas dos últimas décadas, nuestro Hemisferio tiene problemas y todos lo reconocemos. Muchos dirigentes elegidos de la región confrontan constantes problemas de orden político, económico y social. Millones de nuestros vecinos, demasiados de ellos niños, carecen de lo más esencial para vivir. Las economías de la región no están creciendo lo suficientemente rápido para crear suficientes empleos y atender el crecimiento de la población y mucho menos la pobreza crónica existente.

La corrupción y la ineficiencia han impedido el desarrollo y fomentado el descontento popular. Varios países viven bajo la amenaza de terroristas y otras bandas criminales. En el caso de algunos países, estos factores se han combinado para producir explosiones violentas y difíciles de controlar por instituciones gubernamentales democráticas relativamente débiles.

En estas dos últimas décadas, la población de las Américas ha realizado un enorme progreso, pero estos logros no han eliminado completamente el legado de décadas de pobreza, corrupción y políticas erróneas, por no mencionar, en algunos casos, la conducción de líderes obstinados.

Los medios para eliminar esos obstáculos remanentes están en manos de nuestros vecinos. Pero, que no quepa ninguna duda, el liderazgo de los Estados Unidos será esencial para ayudar a nuestros amigos en la región a superar esos desafíos.

Esto lo podemos hacer trabajando en colaboración con nuestros asociados en el Proceso de Cumbres de las Américas y la OEA para ayudar a lograr el objetivo de que los gobiernos democráticos sirvan mejor a sus ciudadanos. Debemos continuar promoviendo políticas que hayan demostrado tener éxito como, por ejemplo, la reforma de mercado libre, el respeto al imperio de la ley, el derecho a la propiedad y unos principios macroeconómicos bien fundados.

La Cuenta del Presidente Bush "Desafíos del Milenio", anunciada el año pasado y actualmente en el Congreso, juntamente con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Financiamiento para el Desarrollo a realizarse en Monterrey, México, constituirá un poderoso mecanismo e incentivo. Su enfoque tridimensional condicionará las donaciones a los países más pobres a: 1) un buen gobierno, o sea, que combata la corrupción, promueva la transparencia y recompense la responsabilidad; 2) la inversión en las personas, especialmente en los campos de la salud y la educación, y 3) la implantación de políticas y reformas macroeconómicas bien fundadas. Empezando con los países más pobres del mundo, entre los cuales se cuentan los más pobres de este Hemisferio, aquellos países que satisfagan estos criterios se beneficiarán de un incremento del 50% en la ayuda estadounidense conforme a la Cuenta para Desafíos del Milenio, cuya provisión de fondos aumentará de 10.000 millones de dólares a 15.000 millones de dólares anuales.

El papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) y su respuesta a cuestiones hemisféricas importantes nunca ha sido tan relevante como lo es hoy día. Con el respaldo de la Carta Democrática y su responsabilidad ante nuestros jefes de estado y gobierno que se reúnen periódicamente en las Cumbres de las Américas, la OEA está en posición de hacer frente a los desafíos que se presenten en el futuro.

Reconocemos los problemas; poseemos los medios para resolverlos, y tenemos una Administración en los Estados Unidos que reconoce la importancia de este Hemisferio, al que el Presidente llama con razón "el vecindario."

Tenemos ante nosotros una tarea monumental, pero el camino por recorrer es claro. Ahora bien, lo que necesitamos es combinar esta mezcla de voluntad política y, país por país, el liderazgo necesario para adoptar decisiones difíciles y seguir avanzando. Muchas gracias a todos.

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