La
construcción de la residencia comenzó en el
año 1938 y estuvo a cargo de la Compañía
Sudamericana de Construcción bajo la dirección
del ingeniero Horacio García Capurro. La residencia
del Embajador de los Estados Unidos en Uruguay se completó
y fue oficialmente inaugurada en setiembre de 1942 por el
Embajador William Dawson. En 1992 la Embajada de los Estados
Unidos celebró el 50o. aniversario de la inauguración
de la residencia.
La residencia consta de dos pisos y tiene un área
de 1216 metros cuadrados que incluyen una picina, cancha
de tenis, parrillero y un hermoso jardín en el que
se encuentra una gran variedad de plantas autóctonas.
La mayor parte de los materiales usados en su construcción,
incluyendo el mármol blanco a la entrada y el hall
principal, son uruguayos. Las columnas torneadas a mano
que se encuentran en la entrada constituyen un detalle particular
de esta residencia y fueron construídas en una sola
pieza.
La residencia fue diseñada siguiendo el estilo Federal
tratando de emular la Casa Blanca en los Estados Unidos.
Thomas Jefferson popularizó este clásico estilo
de las columnas a la entrada en sus múltiples obras
arquitectónicas. El uso de este estilo de moda a
fines del siglo XVIII simboliza el compromiso de los Estados
Unidos con el Cono Sur y con Uruguay como áreas integrales
del hemisferio sur. La ubicación de la residencia
también tiene importancia histórica y política
ya que se encuentra estratégicamente construída
exactamente en frente de la residencia del Reino Unido en
Uruguay.
Desde su inauguración la residencia ha alojado a
22 Embajadores de los Estados Unidos y ha sido sede de varios
eventos importantes entre los Estados Unidos y Uruguay.
El Presidente Dwight Eisenhower se alojó en la residencia
durante su visita a Uruguay en marzo 2-3 de 1960. La habitación
que usó el Presidente Eisenhower durante su histórica
visita ha sido bautizada como "Habitación Eisenhower".
Además de ser una residencia diplomática,
es un lugar de encuentro en el que los representantes de
los Estados Unidos y Uruguay han desarrollado y continuarán
haciéndolo, los principios de libertad y justicia
que distinguen la excelente relación entre los dos
países.