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  Actualizada: 14/X/04

Palabras del Embajador William B. Wood ante el Cuerpo de Generales y Almirantes en retiro

Deseo agradecer al "Cuerpo de Generales y Almirantes en Retiro" por la invitación a esta discusión sobre el respaldo de Estados Unidos a la democracia colombiana.

Colombia lucha una guerra compleja en cuatro frentes: contra las FARC, el ELN, los paramilitares y los grupos narcotraficantes. Las fuerzas militares y policivas aumentaron su pie de fuerza de 252.000 en el año 2000 a casi 360.000 en el 2004. Los gastos de defensa se incrementaron en un 46%.

Sabiamente, Colombia no está luchando de la misma forma en todos los frentes. Contra las FARC, que rechazaron las condiciones sine qua non del presidente Uribe de un cese de hostilidades unilateral y declarado, el Gobierno está realizando el máximo esfuerzo mano a mano. Y contra los narcotraficantes, lo mismo contra el ELN, tras el regreso sanos y salvos de los rehenes europeos e israelíes a finales de 2003, y de pruebas adicionales de buena fe presentadas por el grupo guerrillero ELN, el Gobierno continúa con su presión militar, pero templada por un proceso de paz embrionario en el que el gobierno mexicano hace las veces de mediador. Esperamos que el esfuerzo tenga éxito.

Respecto a los paramilitares, quienes continúan representando una seria amenaza para Colombia, la situación, como saben, es mucho más compleja pero no menos esperanzadora. Los paramilitares continúan divididos entre ellos. Más de 1.000 ya se han desmovilizado a través de los procesos de paz locales en Medellín y Cajibío. Hasta 3.000 más podrían desmovilizarse antes de finalizar este año.

Continúan las conversaciones en Santa Fe de Ralito. Como era de esperarse, los paramilitares están haciendo todo lo posible para extender sus compromisos sobre concentración para su beneficio. Felicitamos al gobierno por mantenerse firme frente a estos esfuerzos, y respaldamos las contínuas operaciones policivas y militares del gobierno contra los paramilitares que se mantienen en la violencia o el narcotráfico.

Nos preocupa que, aunque el proceso de paz y los esfuerzos de las fuerzas de seguridad hayan disminuido en forma significativa el nivel general de violencia contra la población civil, la intimidación, la extorsión y la violencia selectiva continúan en muchas ciudades y municipios.

En el caso de los paramilitares, el enemigo de nuestro enemigo definitivamente no es nuestro amigo. Estamos seguros de que la administración del presidente Uribe está comprometida a garantizar que cualquier cooperación con los paramilitares sea castigada, y que los líderes de todos los grupos terroristas, incluyendo a los paramilitares, enfrenten la fuerza de la ley.

Todos los enemigos de Colombia operan contra el telón de fondo del narcotráfico. Las FARC y los paramilitares son organizaciones claves del narcotráfico en Colombia. Los principales narcotraficantes han comprado puestos paramilitares para darle una fachada política a sus operaciones de drogas, así como las FARC utilizan su así llamada ideología revolucionaria para justificar sus acciones.

Estados Unidos aporta una suma considerable a la lucha militar de Colombia contra el terrorismo: el año pasado se destinaron unos US $260 millones a este esfuerzo. Nuestra ayuda es en forma que promueva la sostenibilidad, especialmente en forma de aeronaves, de entrenamiento, de asistencia en planificación y de equipos. También suministramos unos US $150 millones a la Policía Nacional, sobre todo para llevar a cabo operaciones antinarcóticos. Nos enorgullece poder ayudarlos en su lucha. Sin duda, nuestros esfuerzos combinados están dando resultado.

Por ejemplo, estamos estableciendo cifras récord en las principales categorías antinarcóticos. En 2003, la erradicación destruyó más de 130.000 hectáreas de cultivos ilícitos, el equivalente a 160 toneladas métricas de cocaína y opio. En 2003, operaciones conjuntas entre Colombia y Estados Unidos incautaron por mar, tierra y aire otras 140 toneladas métricas. Así que en 2003, 300 toneladas métricas de drogas no financiaron el terrorismo en Colombia, ni arruinaron vidas en Estados Unidos y en otros países.

Las unidades antisecuestro entrenadas por Estados Unidos han tenido gran éxito en el rescate de víctimas de secuestro extorsivo. Nuestro entrenamiento ha ayudado a los colombianos a disminuir el número de fatalidades durante el desarme de bombas, de seis al año a cero. Las fuerzas de seguridad son cada vez más hábiles en el uso de pequeñas y ágiles unidades de fuerzas especiales, en operaciones sicológicas y en otras técnicas especialmente diseñadas para combatir el terrorismo. Por ejemplo, nos acercamos al primer aniversario del éxito de una operación de una unidad pequeña especial del Ejército contra la Columna Móvil Teófilo Forero, en la que murió el líder táctico "El Mocho".

Desde el 30 de agosto, la Fuerza Aérea Colombiana ha volado aproximadamente 2.300 horas en apoyo a las operaciones de la Fuerza de Trabajo Conjunta "Omega", y más de 1.000 horas en apoyo a las operaciones del Ejército en otros lugares. La Infantería de Marina trabajó en la Costa Atlántica en coordinación con el General Montoya, mientras que la Armada y la Fuerza Aérea coordinaron numerosas operaciones.

En los departamentos de Cauca y Nariño, la coordinación sin precedentes entre varias agencias estadounidenses, y todos los servicios de la Fuerza Pública colombiana, adelantaron en agosto una importante campaña contra numerosos blancos.

Pero la cooperación y la coordinación entre las fuerzas podrían ser aún mejor.

La cooperación entre las fuerzas es un multiplicador que maximiza el uso de los recursos y permite que cada rama del servicio realice su propia contribución hacia una meta común.

Ya saben cuán escasos son los recursos, en especial en la heróica tarea de mantener a las 22.000 tropas del Plan Patriota en una selva densa y hostil, lejos de las bases de suministro. También saben que, cuando las circunstancias se dan, las diferentes fuerzas pueden suministrar capacidades únicas que hacen que una difícil operación sea un éxito.

Por definición, la Fuerza de Tarea Conjunta "Omega" es una operación conjunta. Cada vez más, todas las divisiones militares se están convirtiendo en operaciones conjuntas. Mientras que la Fuerza Pública coopera para romper la logística y la estructura básica del enemigo, se hacen tomas, se retiene lo tomado, y se le devuelve a la población civil. Además debo añadir que ustedes, los generales y almirantes de este augusto cuerpo, también son conjuntos.

La cooperación entre las fuerzas no es un modelo fácil de adoptar. Una fuerte identidad de servicio, un claro sentido del deber, y un sentido de competencia entre las fuerzas son poderosos incentivos para ayudar a que cada una ponga lo mejor de su parte. Pero cuando la rivalidad de cada una compromete las operaciones de cooperación y el óptimo uso compartido de los recursos, se genera un problema.

Estados Unidos trabaja con las Fuerzas Militares y la Policía Nacional para mejorar la cooperación entre las fuerzas en las operaciones, la planificación, la logística, la coordinación de inteligencia, la armonización de la doctrina, y la centralización del entrenamiento y el mantenimiento. Desde nuestra perspectiva, nada puede ayudar tanto al esfuerzo de la guerra como una mejor cooperación entre los servicios nacionales.

Estados Unidos también ha suministrado US $150 millones en asistencia social, humanitaria y para el desarrollo.

Para ayudar a una población de más de dos millones de desplazados, la más grande del mundo fuera de África.

Para suministrar centros de desarrollo y empleo alternativo para quienes cultivaban drogas, y los terroristas desmovilizados que no hayan cometidos delitos graves puedan regresar a una vida productiva y pacífica.

Para suministrar un sistema de justicia más efectivo y eficiente que ponga fin a dos males: la justicia a propia mano y la impunidad. La nación no debería tener que volver a preguntarse por lo que ocurrió en Cajamarca o en Arauca. Tampoco ningún ciudadano, ni soldado, ni policía debería estar expuesto a los rumores ni a las sospechas que circulan cuando la justicia institucional es débil.

Este año estamos contribuyendo con US $24 millones para mejorar la democracia y los derechos humanos en Colombia. El programa más grande del mundo en su género.

La Fuerza Pública de Colombia ha instituido fuertes programas de educación en derechos humanos en todas las fuerzas y en todos los niveles. Deben asegurarse que lo aprendido en las aulas sea aplicado en el campo.

La Fuerza Pública de Colombia ha dado un paso adelante para retirar de sus filas a los que traicionan su confianza al traicionar sus valores. Pero no es suficiente con sólo trasladarlos o retirarlos cuando amerita una acción jurídica.

Por encima de todo, la Fuerza Pública de Colombia ha restablecido el contacto con la gente, de la cual la enorme mayoría busca mayor presencia del Gobierno en todas partes.

La Fuerza Pública debe hacer todo lo que esté a su alcance para garantizar que esta confianza del pueblo en su nación, y en su Gobierno, no sea víctima del caudillaje, la corrupción, o la intimidación.

La lucha es dura. Por ello no todos los días hay buenas noticias ni en el frente militar, ni en el frente anti-droga, ni en el frente del desarrollo, ni en el frente humanitario, ni en el frente de los derechos humanos.

Pero nuestra política de ayuda a la lucha de Colombia contra el narcoterrorismo cuenta con un respaldo fuerte, durable, y bipartidista. Responde a las necesidades de un amigo y un aliado, a los valores fundamentales y a la seguridad vital de Estados Unidos. Estoy seguro que nuestra asistencia continuará en el futuro. Los ayudaremos a cumplir con la tarea.

El General Hill estuvo en Colombia la semana pasada, en su última visita como comandante del Comando Sur de Estados Unidos, antes de unirse a ustedes como un defensor retirado de la nación.

En sus palabras al alto mando, y de nuevo ante el presidente Uribe, reiteró que de sus 36 años en uniforme, cuatro fueron en pie de guerra, a diferencia de sus contrapartes militares colombianas quienes han pasado toda su carrera militar en pie de guerra. Hizo énfasis en nuestro objetivo común: que los jóvenes oficiales de Colombia no deberían pasar su carrera de la misma forma.

Creo que el General Hill estaría honrado de encontrarse ante tan distinguido grupo de luchadores por la democracia, la libertad, la justicia y los derechos del individuo. Así como lo estoy yo.

Gracias por su atención.



Bogotá, D.C.
14 de octubre de 2004