NUEVA DEFINICION DE LA FUNCION
DEL PADRE EN EL HOGAR NORTEAMERICANO

Por Leslie Mann

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"Para muchas personas el cuidado de los niños no es un trabajo", dice Ron Wilson de Aurora, Illinois, mientras les sirve jugo a sus tres hijos de seis, cuatro y dos años, respectivamente.

"Creen que me la paso sentado leyendo revistas, pero eso lo dice quien nunca se ha quedado un día entero en casa con los niños".

El cuidar una tarde de los niños mientras la mujer sale, no cuenta, añade Wilson. Los hombres que diariamente se ocupan del cuidado de sus hijos saben que cada día es una procesión interminable de pañales que cambiar, comidas que preparar, ropa que doblar, niños suyos y de otros que transportar en el auto, alimentos que comprar y citas con el pediatra.

"Para mí un día bueno es aquel en que puedo leer el periódico antes de que mi esposa llegue del trabajo", observa Wilson.

No obstante, Wilson no cambiaría su trabajo por nada. Ni él ni su esposa Denise, gerente de calidad de producción de una compañía de juguetes de promoción, se arrepienten del acuerdo al que llegaron a mediados de los años 90, cuando Wilson renunció a su trabajo como ingeniero mecánico. Su respuesta a la consigna de la supermujer "puedes hacer todo" es "puedes hacer todo, pero no todo a la vez".

Las cifras publicadas por la Oficina del Censo para el año 1993 sobre ingresos y participación en programas, revelan que 1,9 millones de padres se definieron como personas que principalmente cuidan de niños menores de 15 años. Estas cifras son las más recientes del Censo para esta categoría. Sin embargo, la opinión general de los padres que trabajan en casa es que el número aumentó constantemente a lo largo de toda la década de los noventa, a medida que sus esposas se reincorporaron al mercado laboral.

Peter Bayles, director de la publicación At-Home Dad (Papá en casa) presenta como prueba de este aumento su lista de suscriptores. El número de abonados incrementó de 100 a 1.000 entre 1994 y 1999. Su dirección en internet http://www.athomedad.com recibe más de 2.000 visitas a la semana.

Otra dirección de Internet de la publicación de Nueva Jersey titulada Full-Time Dads (Padres a Jornada Completa): http://www.fathersworld.com/fulltimedad recibe más de 1.500 visitas al mes.

"Hemos trascendido de raros a extraordinarios", dice Bayles, padre de dos hijos que cuida en casa. "Y ahora se empiezan a ver los resultados de ese incremento en un mayor número de conferencias y libros sobre paternidad, más anuncios comerciales que presentan al padre con sus hijos, y programas para padres e hijos en lugar de madres e hijos".

El concepto tradicional de la familia, en la que el padre es el proveedor, la madre es ama de casa y los niños son menores de 18 años, que hace 25 años representaba un 46 por ciento de las familias de parejas casadas, ha sido reemplazado por una composición demográfica más compleja en la que las familias de dos profesionales se barajan los horarios, las jornadas flexibles o parciales y licencias de sus empleos. Tal es así que, para 1998, el porcentaje de familias tradicionales se había reducido a un 26 por ciento.

Si bien el número de madres que se quedan en casa supera el de sus contrapartes masculinos, los hombres avanzan con firmeza. Y tanto ellos como sus vecinos aceptan su nuevo título y sus nuevas responsabilidades.

"He conocido a personas que inicialmente se definían como músicos, escritores o entrenadores", dice Wilson, quien ha establecido una red con otros padres en iguales circunstancias y asiste a las convenciones para padres, "cuando en realidad sólo trabajaban unas horas. Ahora podemos admitir que somos padres que trabajamos en casa".

"Siempre habrá quien te pregunte si lo que pasa es que no eres lo suficientemente hombre para conseguirte un empleo", dice John Chapman, de Geneva, Illinois, padre a tiempo completo de su hija Jenna, de ocho años, y de Ian, de siete. Su esposa, Katherine Fackler-Chapman, es médico de familia. "Hay que sentirse a gusto con quien uno es", añade Chapman.

Se da el caso de mujeres que no dan su apoyo a esta nueva asignación de funciones, pero la reacción que tanto Denise Wilson como la doctora Fackler-Chapman escuchan más a menudo de otras compañeras de trabajo es "me gustaría que mi esposo hiciera lo mismo".

Como la mayoría de las parejas en las que el hombre cuida de los niños en casa, los Wilson y los Chapman eran profesionales que decidieron hacerse la vida más fácil y dejar a un lado, por lo menos provisionalmente, el empleo que menos ingreso les reportaba. Sacaron la cuenta del costo de seguir con los dos ingresos.

"Al sumar el costo del cuidado de los niños, la ropa, los viajes en auto, almuerzos, comidas, contribuciones por devengar ingresos más altos y el seguro de los autos, nos dimos cuenta de que si ambos trabajábamos, la diferencia era de sólo 3.000 dólares más".

Ni Ron Wilson ni John Chapman tenían un modelo que emular en su nueva aventura. "Nunca cuidé niños, ni tuve hermanos menores", dice Wilson. Chapman observa que no tenía "ninguna experiencia previa" en este trabajo.

El aprendizaje en el empleo requiere un buen sentido del humor dicen ambos padres. Wilson habla sobre el cuestionario que tuvo que llenar durante el proceso de selección para inscribir a su hijo al jardín infantil.

"Respondí a todas las preguntas sobre mi hijo, si sabía contar, cuál era su historial médico hasta que encontré la última sobre si había tenido un embarazo difícil. La respuesta que escribí fue `No'"

Hay algunas desventajas para el padre que se queda en casa. Una de ellas es el aislamiento. De hecho, un estudio realizado en 1996 por un profesor de sicología de una institución de enseñanza superior de Illinois reveló que el 66 por ciento de los padres que cuidan de sus hijos en casa se sentían "un poco" o "totalmente" aislados en comparación con el 37,4 por ciento de madres que cuidan de sus hijos en el hogar. Hay también otras cuestiones en juego como son el poco tiempo libre, la monotonía y la preocupación de si podrán volver a su carrera profesional donde la dejaron.

Sin embargo, el mismo estudio de 1996 reveló también que más de la mitad de los padres se describieron como "sumamente satisfechos" con su función.

Ed Barsotti, de Aurora, es un padre a jornada parcial. Trabaja los lunes, miércoles y viernes como ingeniero eléctrico y su esposa Laurie trabaja los martes, miércoles y jueves como ingeniero de programas de computadora. Sus empresas les permiten mantener los beneficios del seguro de salud. Los miércoles son un recordatorio de cómo serían sus vidas si ambos trabajasen a tiempo completo, cuando tienen que arreglárselas para el cuidado de su hijo de seis años y de la niña de tres.

"Los miércoles Sara va a casa de su abuela", explica Laurie Barsotti. "Brian va a la escuela en la mañana, luego Ed lo lleva a casa de un amigo. Al final del día, los platos están sucios y la casa hecha un desorden".

Ed Barsotti opina que los hombres cuidan de los hijos de manera diferente. "Laurie tiende a hacer cosas más tranquilas con ellos en casa", dice, "yo les llevo más de aventuras". Wilson también dice que su esposa suele dibujar con los niños en tanto que él instiga los combates de lucha libre.

El hogar de los Chapman es diferente.

"Muchas de las funciones de los padres no se deben necesariamente al sexo sino a las circunstancias", dice John Chapman. "Tradicionalmente era papá quien jugaba a la pelota con los niños en lo que mamá preparaba la cena. Yo soy quien cocina así que Kathy es quien juega con ellos a la pelota".

Aunque Ed Barsotti recibe menos sueldo y Chapman y Wilson han prescindido del suyo por el momento, todos consideran que son bien recompensados. Chapman y Wilson dicen que su recompensa es la salud y felicidad de sus hijos. Barsotti es más específico. "Es oír sin que te lo esperes que tu hijo te dice `Te quiero'".

Los hijos de los Chapman, Barsotti y Wilson son demasiado jóvenes para darse cuenta de su buena fortuna. Sin embargo, Nate Szymczak, de 21 años y estudiante de la Universidad de Illinois, tiene una buena idea de lo que es tener un padre en casa.

Su padre, Len, les cuidó en casa mientras crecían él y su hermana, que ahora tiene 23 años, a principios de la década del 80. Len, por su parte, describe esos tiempos como "los días en los que los lavabos de hombres no tenían una mesa para cambiar pañales".

"No me parecía raro en ese tiempo", dice Nate, "pero recordando ahora me doy cuenta de que yo era el único papá el primer día del jardín infantil".

"Siempre estuvo para darnos apoyo por lo que tal vez nos unen a él unos vínculos muy estrechos que no todos mis compañeros tienen con sus padres. No creo que cuidar de los hijos sea algo femenino o masculino. Los hombres deben y pueden pasar mucho tiempo con sus hijos".

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Leslie Mann es redactora independiente de St. Charles, Illinois. Es frecuente colaboradora del diario Chicago Tribune y de otras publicaciones. Reimpreso con autorización de Leslie Mann. Copyright © 1999.

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