Food and Drug Administration
U. S. Department of Agriculture
Centers for Disease Control and Prevention
October 26, 1998
Administración de Alimentos y Drogas
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
26 de Octubre de 1998

(This document in English)

Direcciones para la Industria
Guía para Reducir al Mínimo el Riesgo Microbiano en los Alimentos,

en el Caso de Frutas y Vegetales Frescos

Para obtener ejemplares adicionales pónganse en contacto con:

Food Safety Initiative Staff, HFS-32
U.S. Food and Drug Administration
Center for Food Safety and Applied Nutrition
200 C Street S.W.
Washington, DC 20204

(Tel) 202-260-8920
(Internet) http://www.fda.gov

U.S. Department of Health and Human Services (DHHS)
(Departamento de Salud y Servicios Sociales)
Food and Drug Administration (FDA)
(Administración de Alimentos y Drogas)
Center for Food Safety and Applied Nutrition (CFSAN)
(Centro de Seguridad Alimentaría y Nutrición Aplicada)
26 de Octubre de 1998

DIRECCIONES PARA LA INDUSTRIA1

GUÍA PARA REDUCIR AL MÍNIMO EL
RIESGO MICROBIANO EN LOS ALIMENTOS,
EN EL CASO DE FRUTAS Y VEGETALES

Índice

Prefacio
Introducción
  Forma de usar la Guía 
  Principios Básicos
I. Definiciones
II. Agua
  A. Riesgo Microbiano
  B. Control de Posibles Riesgos
    1.0 Agua de Uso Agrícola
    1.1 Consideraciones Generales
    1.2  Análisis Microbiano del Agua de Uso Agrícola
    2.0 Agua Utilizada en el Procesamiento de Frutas y Vegetales 
    2.1 Consideraciones Generales
    2.2 Productos Químicos Antimicrobianos
    2.3 Agua de Lavado
    2.4 Actividades de Enfriamiento
III. Estiércol Animal y Desechos Orgánicos Municipales Sólidos
  A. Riesgo Microbiano
  B. Control de Posibles Riesgos 
    1.0 Desechos Sólidos Orgánicos Municipales
    2.0 Buenas Prácticas Agrícolas para el Uso del Estiércol Animal
    2.1 Tratamientos para Reducir los Niveles de Microorganismos Patógenos
    2.1.1 Tratamientos Pasivos
    2.1.2 Tratamientos Activos 
    2.2 Manipulación y Aplicación
    2.2.1 Estiércol Animal sin Tratar
    2.2.2 Estiércol Animal Tratado
    3.0 Materia Fecal Animal
IV. Salud y Higiene de los Trabajadores
  A. Riesgo Microbiano
  B. Control de Posibles Riesgos
    1.0 Salud e Higiene Personal
    2.0 Entrenamiento
    3.0 Actividades de Recolección de Frutas y Vegetales por el Cliente, y Venta de Dichos Productos en Puestos a la Orilla de la Carretera
V. Instalaciones Sanitarias
  A. Riesgo Microbiano
  B. Control de Posibles Riesgos
    1.0 Excusados y Lugares para Lavarse las Manos
    2.0 Evacuación de Cloacas 
VI. Sanidad en el Campo
  A. Riesgo Microbiano 
  B. Control de Posibles Riesgos
    1.0 Consideraciones Generales Durante la Recolección
    2.0 Mantenimiento del Equipo
VII. Limpieza de las Instalaciones de Empaque
  A. Riesgo Microbiano
  B. Control de Posibles Riesgos
    1.0 Consideraciones Generales Sobre el Empaque
    2.0 Consideraciones Generales para el Mantenimiento de las Instalaciones
    3.0 Control de Plagas
VIII. Transporte
  A. Riesgo Microbiano 
  B. Control de Posibles Riesgos 
    1.0 Consideraciones Generales 
    2.0 Consideraciones Generales Relativas al Transporte
IX. Rastreo
X. Conclusión
Material de Consulta
Apéndice

PREFACIO

Las frutas y vegetales son importantes para la salud y bienestar de los consumidores estadounidenses, quienes disfrutan de uno de los suministros de productos agrícolas frescos más seguros del mundo; sin embargo durante los últimos años se ha detectado un mayor número de enfermedades transmitidas tanto por las frutas y vegetales importadas, así como por las producidas en el país.  En Enero de 1997, en un discurso radial, el Presidente Clinton anunció una Iniciativa de Seguridad Alimentaría (Food Safety Initiative) para mejorar la seguridad del abastecimiento de alimentos del país (Ref 1).  En Mayo de 1997, como parte de dicha iniciativa presidencial, los Departamentos de Salud y Servicios Sociales (DHHS), Agricultura (USDA) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA), presentaron ante el Presidente un informe en el que expresaban su preocupación por el tema de las frutas y vegetales (Ref 2).  El 2 de Octubre de 1997, el Presidente Clinton anunció un plan titulado “Iniciativa para asegurar la Seguridad de las Frutas y Vegetales Nacionales e Importadas (Initiative to Ensure the Safety of Imported and Domestic Fruits and Vegetables),” para tener mayores garantías de que las frutas y vegetales consumidas en este país, ya sean producidas en los Estados Unidos o importadas, cumplan con las más altas normas de calidad e seguridad alimentaría (Ref 3).  Como parte de esta iniciativa el Presidente giró instrucciones a la Secretaria de Salud y Servicios Sociales para que, junto con el Secretario de Agricultura y en estrecha colaboración con la comunidad agrícola, expidieran direcciones sobre lo que constituyen Buenas Prácticas Agrícolas (Good Agricultural Practices, o GAPs), y Buenas Prácticas Manufactureras (Good Manufacturing Practices o GMPs) en el caso de las frutas y vegetales frescos. (Ref 3).

En respuesta a este mandato, FDA y USDA proceden a expedir los ¿Direcciones para la Industria -- Guía para Reducir al Mínimo el Riesgo Microbiano en los Alimentos en el Caso de Frutas y Vegetales? Este documento (¿la guía?) trata del riesgo microbiano en los alimentos y las buenas prácticas agrícolas relativas a la producción, cosecha, lavado, selección, empaque y transporte de la mayoría de las frutas y vegetales que se venden al consumidor sin procesar, o con un procesamiento mínimo (crudas).  Dichos direcciones de carácter voluntario, basados en conocimientos científicos, pueden ser adoptados por los productores de frutas y vegetales tanto en los Estados Unidos como en el extranjero para asegurar la seguridad de sus productos. Estos criterios voluntarios son congruentes con los derechos y obligaciones comerciales de los Estados Unidos y no implican restricciones innecesarias o desiguales para los productores nacionales o extranjeros.

Las direcciones se establecen solo a modo de orientación, por lo que no constituyen imposiciones reglamentarias.  Si se aplican de forma apropiada y en el grado en que lo permita cada contexto de producción de frutas y vegetales, se contribuirá a reducir en lo posible el riesgo microbiano contra la seguridad alimentaría de dichos productos frescos.  Debido a que se trata de una guía y no un regla-mento, las direcciones no tienen el carácter coercitivo de una ley, por lo que no se puede exigir su cumplimiento.  Los operadores deben usar las recomendaciones generales de esta guía para adoptar las prácticas de seguridad alimentaría que resulten pertinentes a sus actividades particulares.  Las recomendaciones de la guía no podrán sustituir en ningún momento las leyes o reglamentos locales, estatales o federales a que deben atenerse los operadores estadounidenses. Los operadores en el exterior deberán cumplir con normas, leyes o reglamentos homólogos o similares.

Esta guía es uno de los primeros pasos de la iniciativa del Presidente para mejorar la seguridad de frutas y vegetales en su paso de la granja a la mesa.  La guía se concentra en la producción y empaque de frutas y vegetales frescos, pero la iniciativa de seguridad alimentaría no se limita a la producción agrícola, sino que se refiere a todas las etapas de la cadena alimentaría, desde la granja a la mesa.  Por ejemplo, el Código Alimentario de la FDA proporciona asesoría e información a los organismos gubernamentales estatales y locales sobre el manejo debido de los alimentos en las tiendas, instituciones, restaurantes y otros establecimientos minoristas (Ref 4).  La FDA está haciendo lo posible por obtener la colaboración del Congreso de protección alimentaría (Conference for Food Protection), un consorcio de organismos gubernamentales estatales, locales y federales, así como de académicos y representantes de los consumidores y la industria para concebir intervenciones prácticas que permitan reducir o eliminar la contaminación microbiana de frutas y vegetales frescos a nivel minorista.  Asimismo, como parte de la mencionada iniciativa Presidencial, se llevarán a cabo programas de divulgación educativa, como la campaña iniciada recientemente bajo el título de “Fight Bac” (Lucha Contra la Bacteria), para promover hábitos en el manejo de los alimentos por parte del consumidor que contribuyan a la seguridad alimentaría.

Otro interés de la iniciativa es apoyar la investigación en áreas de prioridad para eliminar brecha en
el conocimiento sobre la seguridad alimentaría.2 La investigación y evaluación del riesgo en frutas y vegetales frescos será integrada en el proceso de planificación durante varios años de investigación de la iniciativa de seguridad alimentaría.  En términos generales el fin de la investigación es desarrollar intervenciones y estrategias efectivas en función de costo que permitan reducir la frecuencia de las enfermedades transmitidas por los alimentos.  La investigación también promoverá el desarrollo de mejores métodos para detectar las fuentes de contaminación.

Se insta a los agricultores, empacadores y transportistas a que adopten una actitud vigilante para reducir al mínimo la nocividad que puedan presentar las frutas y vegetales. Si se tienen en cuenta los factores de riesgo más comunes que se señalan en este documento, y se obra en consecuencia, se logrará responder con mayor eficacia y coherencia a las preocupaciones que están surgiendo sobre la seguridad microbiana de dichos productos.  Asimismo los operadores deben alentar a sus homólogos en la cadena de la granja a la mesa -- incluidos los que participan en el transporte (como son los distribuidores, exportadores, importadores, minoristas y los negocios expendedores de comidas) y los consumidores -- para reforzar los esfuerzos que se hagan a nivel individual.


Notas

1 Este documento ha sido preparado como guía por la Food and Drug Administration (FDA) y USDA, y representa la opinión actual de ambos organismos sobre una serie de riesgos microbianos en los alimentos y sobre las buenas agrícolas y direcciones prácticas en el cultivo, empaque y transporte de la mayoría de las frutas y vegetales frescos.  La guía no establece ni concede ningún derecho a nadie, ni es obligatoria para FDA, USDA o el público en general.  Estos organismos gubernamentales instan a los agricultores, empacadores y transportistas a que hagan uso de las recomendaciones generales presentadas en la guía, al adaptar a sus actividades particulares las prácticas de seguridad alimentaría que resulten pertinentes.  Puede utilizarse otro enfoque siempre que sirva para reducir eficazmente los contaminantes microbianos que puedan dar lugar a enfermedades transmitidas por los alimentos, y que dicho enfoque cumpla con los estatutos y reglamentos correspondientes.

2 ¿Initiative to Ensure the Safety of Imported and Domestic Fruits and Vegetables:  Status Report?, FDA y USDA, 24 de Febrero de 1998.


INTRODUCCIÓN

La importancia e influencia de la dieta sobre la salud es indiscutible.  Varias enfermedades crónicas que son tema de gran preocupación en EE.UU., como la enfermedad coronaria y ciertos tipos de cáncer, están ligadas a excesos o desequilibrios dietéticos.  Entre las recomendaciones dietéticas que hacen actualmente los organismos gubernamentales federales y prestigiosas asociaciones nacionales estado-unidenses de profesionales de la salud, se encuentran una menor ingestión de grasas (especialmente las saturadas) y colesterol, el mantenimiento de un nivel de peso adecuado, y mayor consumo de frutas y vegetales (cinco o más porciones diarias) y alimentos basados en cereales (seis o más porciones diarias).  El reconocimiento de la importancia del consumo habitual de frutas y vegetales, y el notable incremento en la disponibilidad, en cualquier época del año, de frutas y vegetales frescos provenientes del mercado internacional, ha contribuido en un consumo considerablemente mayor de frutas y vegetales frescos en los Estados Unidos en los últimos veinte años.

Si bien el beneficio para la salud que resulta del consumo habitual de frutas y vegetales frescos está hartamente probado, existe una creciente -- aunque todavía pequeña -- proporción de brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos que han sido relacionadas con frutas y vegetales frescos (Ref. 15); entre los más recientes se encuentran la presencia de E. coli 0157:H7 en la mezcla de lechuga denominada mesclun, y Cicloespora en frambuesas importadas, lo que ha puesto en entredicho la seguridad de las frutas y vegetales no sometidas a procesamientos para reducir o eliminar micro-organismos patógenos.  No obstante lo anterior, no se dispone de cálculos sobre la frecuencia e importancia de enfermedades transmitidas por los alimentos que se deban al consumo de frutas y vegetales frescos.

Forma de Usar la Guía

Teniendo en cuenta la diversidad de productos y prácticas agrícolas, habrá que adaptar las medidas que se recomiendan a operaciones específicas, para que sean lo más efectivas posible en reducir la contaminación microbiana. 

El propósito de esta guía es ayudar a la industria nacional y extranjera de frutas y vegetales a mejorar la seguridad de dichos productos, ya sean estadounidenses o importados, por lo que se abordan temas de interés que afectan por igual a las áreas de producción, cosecha, selección, empaque y distribución.  La guía pone de relieve los riesgos microbianos generales en cada área, así como el razonamiento científico en que se basa dicho riesgo, y sugiere las buenas prácticas agrícolas y direcciones pertinentes para reducir la posibilidad de contaminación microbiana en frutas y vegetales frescos.

El razonamiento científico para reducir o eliminar los microorganismos patógenos en el contexto agrícola está cambiando y todavía no se ha perfilado del todo; es posible que los ejemplos de buenas agrícolas y direcciones que se presentan en la guía no sean aplicables a todo tipo de frutas y vegetales frescos (o con un mínimo de procesamiento), por lo que se sugiere que sean aplicados donde los operadores de la industria lo consideren pertinente.  Es decir que los ejemplos tienen como objeto crear un amplio conocimiento y conciencia en el seno de la industria de las prácticas que los agricultores, empacadores y transportistas a nivel individual deben considerar y poner en práctica en sus propias actividades.  Debido a la diversidad de los productos y prácticas de producción agrícola, los procedimientos recomendados para reducir al mínimo la contaminación microbiana serán más efectivos cuando estos conceptos generales se apliquen a operaciones específicas.

Las agencias gubernamentales reconocen que la comunidad agrícola ha realizado un importante esfuerzo de ajuste y adopción de buenas prácticas agrícolas (GAPs) que contribuyan a reducir lo más posible el riesgo de contaminación microbiana de frutas y vegetales.  Varias organizaciones envueltas en el comercio de frutas y vegetales, así como universidades, organismos gubernamentales locales y estatales, y países que exportan dichos productos a los Estados Unidos han tomado la iniciativa de ayudar a los agricultores, empacadores y transportistas a identificar los posibles riesgos relacionados con sus operaciones.  Entre dichos esfuerzos se encuentran el desarrollo de programas para asegurar la calidad y documentos de orientación sobre lo que constituyen buenas prácticas manufactureras (GMPs), agrícolas (GAPs) y direcciones, el financiamiento de estudios de investigación agrícola, y el patrocinio de iniciativas educativas.  El propósito de esta guía es complementar esos esfuerzos iniciales y los que continúan llevándose a cabo, y establecer direcciones nacionales para que exista mayor coherencia y razonamiento científico en las iniciativas de seguridad alimentaría en todo el país.

Este documento presenta direcciones agrícolas de orden general y generalmente aceptados, basados en el conocimiento actual de FDA y USDA sobre las prácticas para asegurar la seguridad alimentaría.  El documento fue preparado en colaboración con expertos de varios organismos gubernamentales federales y estatales, y la industria de frutas y vegetales frescos.  Aunque es imposible abarcar debidamente todos los riesgos microbianos que puedan estar relacionados con las frutas y vegetales frescos, esta guía establece un marco de referencia para identificar y aplicar las medidas apropiadas que ofrecen mayor probabilidad de reducir el riesgo en las fincas, los centros de empaque y durante el transporte.

Existen varias consideraciones importantes que hay que tener presentes al consultar esta guía.

1) La guía se concentra en la reducción del riesgo microbiano en frutas y vegetales frescos, y no aborda otras áreas de preocupación en el suministro de alimentos o el medio ambiente (como pueden ser los residuos de plaguicidas o contaminantes de orden químico).  Al evaluar las recomendaciones de la guía que se consideran más apropiadas para reducir el riesgo microbiano en sus operaciones particulares, los agricultores, empacadores y transportistas deben tratar de adoptar prácticas que no incrementen sin querer otros riesgos en los alimentos o el medio ambiente (por ejemplo mediante un uso excesivo de empaque o uso y evacuación indebidos de productos químicos antimicrobianos).

2) La guía se concentra en la reducción del riesgo, no en su eliminación.  La tecnología actual no permite eliminar todos los posibles riesgos para la salud en las frutas y vegetales que se comen crudas.

3) La guía proporciona principios de orden general basados en conocimientos científicos.  Los operadores deben usarlo para analizar el riesgo microbiano en las condiciones climáticas, geográficas, culturales, económicas específicas de sus propias actividades, y aplicar las estrategias de reducción del riesgo que sean pertinentes y resulten efectivas en función de costo.

4) A medida que nueva información y el progreso tecnológico permitan entender mejor los factores que facilitan la detección y reducción del riesgo microbiano en los alimentos, los organismos gubernamentales tomarán medidas (como la revisión de esta guía o la expedición de suplementos a la misma, o de documentos de orientación adicionales, según corresponda) para actualizar las recomen-daciones y la información que aquí se presenta.

Se insta a los operadores que obtengan consejos adicionales de los departamentos estatales y locales de salud pública, medio ambiente y agricultura, así como de servicios de divulgación y agencias federales.

Principios Básicos

Utilicen las recomendaciones generales proporcionadas en esta guía para desarrollar las buenas agrícolas y direcciones prácticas que sean más apropiadas para sus actividades. 

Este documento se basa en ciertos principios y prácticas esenciales para reducir al mínimo el riesgo microbiano en los alimentos, desde la producción agrícola a la distribución de frutas y vegetales frescos.

Al conocer principios básicos que aseguran la seguridad alimentaría a nivel microbiano en el contexto de la producción, recolección, empaque y transporte de frutas y vegetales frescos, los usuarios de esta guía estarán mejor capacitados para detectar y hacer frente a los principales factores que ponen en riesgo dicha seguridad.

Principio No.  1. Es preferible prevenir la contaminación microbiana de frutas y vegetales que fiarse de las acciones para combatir dicha contaminación una vez que tiene lugar.

Principio No.  2. Para reducir al mínimo el riesgo microbiano en frutas y vegetales frescos, los agricultores, empacadores y transportistas deben usar buenas prácticas agrícolas (GAPs) y manufactureras (GMPs) en las áreas donde puedan ejercer cierto control.

Principio No.  3. Las frutas y vegetales frescos pueden entrar en contacto con contaminantes microbianos en cualquier punto de su trayectoria de la granja a la mesa.  La mayoría de los microorganismos patógenos en estos alimentos provienen de las heces de los seres humanas o de los animales.

Principio No.  4. Cuando el agua entra en contacto con las frutas y vegetales frescos, la calidad y procedencia de la misma determina la posibilidad de contaminación por esta fuente, por lo que hay que reducir lo más posible el riesgo de contaminación por agua.

Principio No.  5. La práctica de utilizar estiércol animal o desechos biológicos municipales sólidos debe ser supervisada con cuidado para reducir al mínimo la posibilidad de contaminación microbiana de frutas y vegetales.

Principio No.  6. La higiene y prácticas sanitarias de los trabajadores durante la producción, recolección, selección, empaque y transporte juegan un papel esencial en reducir lo más posible el riesgo de contaminación microbiana de frutas y vegetales frescos.

Principio No.  7. Hay que cumplir con todos los reglamentos de los gobiernos locales, estatales y federales en los Estados Unidos -- y las correspondientes leyes, reglamentos y normas en el exterior -- sobre prácticas agrícolas.

Principio No.  8. Para que el programa de seguridad alimentaría dé buenos resultados es importante que exista una actuación responsable a todos los niveles del contexto agrícola (en la finca, las instalaciones de empaque, el centro de distribución y el transporte).  Hay que contar con personal preparado y un eficaz control para asegurar que todos los elementos del programa funcionen correctamente y se pueda rastrear el origen del producto a través de diversos canales de distribución.

I. DEFINICIONES

Esta guía se basará en las siguientes definiciones.

Adecuado significa lo que se necesita para cumplir con el fin deseado en conformidad con las buenas prácticas agrícolas.

Agua de procesamiento significa el agua que se usa en el tratamiento de las frutas y vegetales frescos después de la cosecha, por ejemplo en las operaciones de lavado, enfriado, encerado y transporte.

Agua de uso agrícola se refiere generalmente al agua que se utiliza en los cultivos (campo, viñedos, huerto, etc.) para fines agronómicos, como pueden ser el riego, el control de la transpiración (enfriamiento), para proteger a la planta contra las heladas o para administrar fertilizantes o plaguicidas.  A veces se utiliza un término más específico, como ¿agua de riego?.  Entre las fuentes comunes del agua de uso agrícola se encuentran el agua de superficie procedente de los ríos, arroyos, acequias, canales, embalses (como estanques, represas y lagos) y pozos, así como de fuentes municipales.

Buenas prácticas de manejo se refiere a las prácticas generales para reducir el riesgo microbiano en los alimentos.  El término puede incluir tanto las ¿buenas prácticas agrícolas (GAPs)? que se emplean en el cultivo, recolección, selección, empaque y almacenamiento, como las ¿buenas prácticas manufactureras (GMPs)? en el contexto de los procesos de selección, empaque, almacenamiento y transporte.

Control significa (a) controlar las condiciones en que tiene lugar una operación, para atenerse a pautas establecidas, y (b) seguir los procedimientos correctos y las normas establecidas.

Convertir en abono se refiere al proceso controlado mediante el cual la materia orgánica (incluyendo el estiércol procedente de excrementos de animales y otros desechos) se descomponen por la acción de microorganismos aeróbicos o anaeróbicos.

Desechos biológicos municipales sólidos (sólidos biológicos) es el resultado del tratamiento de la materia fecal humana por las autoridades municipales, que puede ser utilizado como fertilizante o para alterar la composición del suelo.

Desinfectar se refiere al tratamiento aplicado a las frutas y vegetales que logra destruir o reducir considerablemente la cantidad de microorganismos que constituyen un peligro para la salud del público, y otros microorganismos que se desea eliminar, sin alterar la calidad del producto o su seguridad para el consumidor.

Desinfectar (las superficies de contacto con los alimentos) significa tratar debidamente las superficies que entren en contacto con los alimentos, mediante un proceso que logra destruir o reducir considerablemente la cantidad de microorganismos que constituyen un peligro para la salud del público, y otros micro-organismos que se desea eliminar, sin alterar la calidad del producto o su seguridad para el consumidor. Esto significa la aplicación de calor cumulativo o productos químicos en las superficies limpias que entren en contacto con los alimentos, con objeto de limpiarlas lo suficiente para reducir las poblaciones de dichos microorganismos en un 99.999% al ser evaluada por eficiencia. (Ref. 4)

Frutas y vegetales se refiere a las que normalmente se venden al consumidor en su estado natural o con un mínimo de procesamiento (es decir crudas).  Dicho producto puede encontrarse intacto (en el caso de las fresas, zanahorias enteras, rábanos y tomates crudos, por ejemplo) o cortarse durante la cosecha (como en el caso del apio, brécol y coliflor).  Las direcciones en este documento también se refieren a productos ¿recién cortados?, como las mezclas de ensalada cortada y envasada que se venden listas para comer.  Ciertas frutas y vegetales frescos, como las recién cortadas, pueden estar sujetas a algún procesa- miento o manipulación adicional, que quizás sea necesario tener en cuenta para mantener buenas prácticas manufactureras (GMPs), aparte de las direcciones sobre buenas prácticas agrícolas (GAPs) y administrativas a que se refiere esta guía.

Instalaciones significa los edificios y otras estructuras físicas que se utilicen para la cosecha, lavado, selección, almacenamiento, empaque, etiquetado y tenencia temporal o transporte de frutas y vegetales frescos, o en conexión con dichas actividades.

Limpio significa que los alimentos o superficies de contacto con los alimentos expuestas al contacto han sido lavadas y enjuagadas, y que no se observa en ellas polvo, suciedad, residuos de alimentos y otros desperdicios.

Medida de control se refiere a cualquier acción o actividad que pueda aplicarse para prevenir, reducir o eliminar un riesgo microbiano.

Microorganismos se refiere a hongos, moho, bacteria, protozoos, helmintos (gusanos) y virus.  A veces se utiliza el término “microbio” o “microbiano”.

Operador se refiere a la persona o personas encargadas de las actividades diarias de producción, recolección, lavado, selección, enfriamiento, empaque, embarque o transporte de frutas y vegetales frescos, y a los gerentes responsables de las actividades realizadas por dichos empleados.

Patógeno es un microorganismo capaz de causar enfermedad o daño.

Plaga se refiere a cualquier animal o insecto de importancia para la salud pública, incluidos entre otros los pájaros, roedores, cucarachas, moscas y larvas que pueden transmitir microorganismos patógenos y contaminar los alimentos.

Riesgo microbiano se refiere a la presencia de un microorganismo que puede causar enfermedad o daño.

Superficies de contacto con los alimentos son las que entran en contacto directo con las frutas y vegetales frescos, o los lugares de donde pueda escurrir algo, ya sea al producto o a las superficies que entren en contacto con el mismo en el curso normal de las operaciones.  Entre “dichas superficies de contacto” se encuentra el equipo, como los envases y cintas transportadoras utilizadas en la recolección y después de la cosecha, así como en las actividades de empaque, pero no incluye tractores, montacargas, vagonetas de mano, plataformas, etc. que se usan para mover o almacenar grandes cantidades de frutas y vegetales frescos en forma envasada o empacada, porque sus superficies no entran en contacto con los alimentos.

Transportistas se refiere al operador de un medio de transporte, como puede ser un camión, un vagón de tren, un barco, o un avión que se utilice para transportar las frutas y vegetales desde su lugar de cultivo al mercado.

II. AGUA

Cuando el agua entra en contacto con frutas y vegetales frescos, la posibilidad contaminación de estos productos por microorganismos patógenos depende de la calidad de la misma.

El agua que se usa en la cosecha implica numerosas actividades sobre el terreno, incluyendo el riego, la aplicación de plaguicidas y fertilizantes, el enfriamiento de las frutas y vegetales y la regulación de las heladas.  Entre las actividades posteriores a la cosecha se encuentran el enjuagado, enfriamiento, lavado, encerado y transporte.  El uso de agua de insuficiente calidad puede constituir una fuente directa de contaminación y un medio para diseminar contaminación localizada en el campo, las instalaciones o durante el transporte.  Cuando el agua entra en contacto con frutas y vegetales, la posibilidad de conta-minación de estos productos por microorganismos patógenos depende de la calidad de la misma, y si los microorganismos sobreviven en dichos alimentos pueden causar enfermedades.

A. Riesgo Microbiano

El agua puede transmitir muchos microorganismos, como las variedades patógenas de Escherichia coli , especies de Salmonella ssp., Vibrio cholerae, especies de Shigella ssp., así como Cryptosporidium parvum, Giardia lamblia, Cyclospora cayetanensis, Toxiplasma gondii y los virus de Norwalk y de la hepatitis A.  Incluso pequeñas cantidades de estos microorganismos en los alimentos pueden causar enfermedades.

Como se indica en la sección V. (Rastreo), con frecuencia es difícil identificar con certeza la fuente de la contaminación microbiana de frutas y vegetales frescos.  No se sabe la proporción de dichos productos que pueden ser contaminados por el agua utilizada en la agricultura o las operaciones de empaque, pero existen estudios que demuestran que el uso de agua de riego contaminada puede incrementar la frecuencia de microorganismos patógenos detectados en el producto cosechado (Ref 5 y 6). En 1990 y 1993 se registraron dos brotes de infección por especies de Salmonella, que dieron lugar por lo menos a 300 casos de enfermedades en cuatro estados por consumo de tomates frescos (Ref 7 y 8).  Se descubrió que los tomates en cuestión procedían de la misma instalación de empaque donde la fuente de contaminación parecía deberse a un baño de agua; por ello se insta a los agricultores y empacadores a que adopten un papel activo para reducir al mínimo el riesgo microbiano bajo su control.

B. Control de Posibles Riesgos

En general se puede decir que la calidad del agua que entra en contacto directo con la parte comestible de las frutas y vegetales debe ser superior a la del agua que tiene un contacto mínimo con dicha área.

La calidad del agua, y la forma y el momento en que se usa, así como las características de la cosecha afectan la posibilidad de contaminación de las frutas y vegetales.  En general se puede decir que la calidad del agua en contacto directo con la parte comestible de las frutas y vegetales debe ser superior a la del agua que tiene contacto mínimo con dichas áreas.  También existen otros factores, como el estado del cultivo y el tipo de cultivo, el tiempo que transcurre entre el contacto y la cosecha, y la forma en que se manipulan las frutas y vegetales una vez recolectadas que determinan la posibilidad de contaminación con microorganismos patógenos transmitidos por el agua, y el riesgo de que éstos causen enfermedades a través de los alimentos.  Las frutas y vegetales con superficies amplias (como los vegetales con hojas) y aquellas en que, debido a sus características se puedan adherir con facilidad o quedar atrapados en ellas organismos patógenos (superficies rugosas, por ejemplo), corren mayor riesgo de contaminación, especialmente si el contacto tiene lugar cerca de la cosecha o en la manipulación de los alimentos posterior a la misma.  Algunos sectores de la industria de frutas y vegetales usan agua con desinfectantes para asegurar la calidad del agua y reducir al mínimo la posibilidad de contaminación de superficie.

Los operadores deben tener presentes los siguientes puntos y prácticas al evaluar la calidad del agua, y tomar medidas para reducir en lo posible el riesgo microbiano en los alimentos.  No todas las recomendaciones que aparecen a continuación son aplicables o necesarias para todas las actividades, pero para lograr la seguridad alimentaría es necesario que los agricultores y empacadores tengan en cuenta aquellas que por si solas, o en combinación con otras, resulten pertinentes a las operaciones que realicen y al mantenimiento la calidad del agua que utilicen.

1.0 Agua de Uso Agrícola

La calidad del agua debe ser apropiada para el uso que se vaya a hacer de ella. Cuando se desconozca la calidad del agua o no pueda controlarse dicha calidad, los agricultores deben seguir buenas prácticas agrícolas para reducir en lo posible el riesgo de contaminación.

La calidad del agua de uso agrícola varía, especialmente entre las aguas superficiales que pueden estar expuestas a contaminación temporal e intermitente, como descargas de aguas de albañal o desagües contaminados procedentes de la crianza de ganado en terrenos situados en la parte alta de la corriente.  El agua subterránea que se ve afectada por el agua superficial, como la de pozos viejos con grietas en su revestimiento, también puede estar expuesta a contaminación.  Entre las medidas para asegurar la debida calidad del agua se encuentran comprobar que los pozos estén debidamente construidos y protegidos, tratar el agua para reducir la cantidad de contaminante y usar diferentes métodos de aplicación del agua para restringir su contacto con las frutas y vegetales.  La viabilidad de estas y otras medidas dependerá de las fuentes de agua disponibles, del uso que se planee dar al agua, así como de las necesidades y recursos de la operación en cuestión.

1.1 Consideraciones Generales

1.2 Análisis Microbiano del Agua de Uso Agrícola

Hay una serie de problemas científicos sin respuesta en el programa de análisis microbiano del agua de uso agrícola, por lo que es posible que dicho análisis no resulte muy útil.  Los agricul-tores que estén preocupados por la calidad del agua deben antes que nada concentrarse en adoptar buenas prácticas agrícolas (GAPs) (en el manejo del estiércol animal y el control del desagüe, por ejemplo) para mantener y proteger la calidad de sus fuentes de agua; y quienes estén interesados en verificar dicha calidad mediante análisis microbianos pueden considerar lo siguiente:

- Los agricultores pueden analizar periódicamente la contaminación microbiana de su suministro de agua, utilizando para ello indicadores estándar de contaminación fecal, como las pruebas para detectar la presencia de E. coli, que pueden realizarse en laboratorios privados o del gobierno estatal o local.  Pero la ausencia de bacteria en el agua no indica necesariamente que esté libre de protozoos o virus.

- En los lugares donde el agua proviene de fuentes públicas, probablemente se puedan obtener los resultados de su análisis microbiano a través de las autoridades municipales.

- La calidad del agua, especialmente en el caso del agua superficial, puede variar con el tiempo (por ejemplo entre una estación y otra, o incluso de hora en hora), por lo que un sólo análisis probablemente no sea indicativo de la contaminación que puede existir.  Asimismo, es posible que el análisis del agua no indique la presencia de ciertos microorganismos patógenos si están presentes en bajas cantidades; sin embargo, los análisis microbiológicos pueden ser útiles para confirmar la calidad del agua en situaciones extremas (como en el caso de una fuente de agua contaminada) y para evaluar la efectividad de ciertos programas de control de la contaminación (como la limpieza del agua de pozos).

- Los agricultores pueden consultar a expertos locales sobre calidad del agua, como son los agentes estatales o locales de protección ambiental o salud pública, así como a agentes de divulgación o universidades establecidas por ventas de terrenos del gobierno federal (land-grant universities), para solicitar asesoría sobre casos concretos.

2.0 Agua Utilizada en el Procesamiento de Frutas y Vegetales
 

El agua utilizada en el procesamiento de frutas y vegetales debe ser de calidad tal que no contamine dichos productos.

El contacto entre el agua y las frutas y vegetales durante el manejo de las cestas después de la cosecha es generalmente extenso.  Si bien el agua en sí misma es un medio útil para reducir la posibilidad de contaminación, también puede causarla de forma directa o indirecta. El reciclado del agua que se utiliza en el procesamiento de frutas y vegetales puede dar lugar a acumulación microbiana, aparte de los microbios patógenos procedentes de los cultivos.  Los operadores deben establecer prácticas para asegurar que la calidad del agua vaya en consonancia con el uso que se planee hacer de ella, tanto al comienzo como al final del procesamiento que sigue a la cosecha.

2.1 Consideraciones Generales

Es preferible prevenir la contaminación que aplicar desinfectantes químicos después de que ocurra.

2.2 Productos Químicos Antimicrobianos

Es preferible prevenir la contaminación que tomar medidas correctivas una vez que ocurre.  Sin embargo, el uso de compuestos químicos antimicrobianos en el agua de procesamiento ayuda a reducir la acumulación de microorganismos en el agua, y  posiblemente en la superficie de las frutas y vegetales, por lo que dichos desinfectantes pueden dar cierta seguridad de reducir en lo posible la contaminación microbiana.

La efectividad de los agentes antimicrobianos depende de su estado químico y físico, las condiciones de tratamiento (como la temperatura del agua, su nivel de acidez (pH) y el periodo de contacto), la resistencia de los microorganismos patógenos, y la naturaleza de la superficie de las frutas y vegetales.  Por ejemplo, normalmente se añade cloro al agua en una proporción de entre 50 y 200 ppm, y un pH de 6.0 a 7.5 para el tratamiento de frutas y vegetales frescos después de la cosecha, siendo el período de contacto entre 1 y 2 minutos.

El ozono ha sido utilizado para desinfectar el agua de lavado y de las canaletas en las operaciones de empaque.  También pueden usarse rayos ultravioleta para desinfectar el agua de procesamiento. Asimismo se ha estudiado la posibilidad de usar bióxido de cloro, fosfato trisódico y ácidos orgánicos (los ácidos láctico y acético, por ejemplo) como agentes desinfectantes en el agua utilizada para lavar frutas y vegetales, pero se necesita mayor investigación al respecto.  Los operadores deben considerar las opciones para asegurar la limpieza del agua que resulten más apropiadas para sus actividades concretas.

- Todas las sustancias químicas que desinfectan el agua de lavado y entren en contacto con los alimentos deben aplicarse siguiendo a los reglamentos de la FDA y la EPA.  Los operadores fuera de los Estados Unidos deben seguir leyes y reglamentos homólogos o similares de aplicación a nivel nacional o regional (el Apéndice 2 indica la forma de obtener copias de los reglamentos de la FDA y la EPA).

- Los operadores deben leer detenidamente las etiquetas de los productos químicos antimicrobianos, así como los reglamentos y demás información pertinente, y deben seguir las indicaciones de los fabricantes para mezclar correctamente los compuestos antimicrobianos, con objeto de obtener concentraciones efectivas y ocasionar el menor riesgo para la salud.  Asimismo se sugiere que los operadores no excedan los niveles recomendados, y se exige que no superen los niveles permitidos de compuestos químicos antimicrobianos en el agua de lavado, ya que una concentración excesiva de dichos productos (como puede ser el cloro) puede deteriorar el equipo, reducir la calidad de las frutas y vegetales, ser dañino para la salud de los trabajadores, e incluso representar un peligro para el consumidor.

- Los niveles de productos químicos antimicrobianos deben controlarse periódicamente y anotarse para comprobar que se mantengan las concentraciones apropiadas.  También se deben controlar y anotar otros parámetros (como el pH, la temperatura y el potencial de oxidación-reducción) que indiquen los niveles de compuestos activos o aquellos que pueden afectar la efectividad del agente antimicrobiano.  Los operadores deben establecer procedimientos normalizados de funcionamiento respecto al control, anotación y mantenimiento de los niveles de compuestos químicos antimicrobianos.

- A medida que aumenta la concentración de material orgánico y microorganismos en el agua, menor es la eficacia de los compuestos antimicrobianos, hasta el punto en que dichos desinfectantes se vuelven inactivos.  En algunas operaciones se puede ayudar a reducir la concentración de material orgánico filtrando el agua circulante o usando redes para retirar desperdicios o materia vegetal de las superficies de los tanques.

- Es posible que haya que enjuagar las superficies después de tratarlas con compuestos químicos antimicrobianos, para eliminar los residuos de dicho tratamiento.

- Los operadores deben contactar a las empresas de productos químicos que vendan desinfectantes, para solicitar asistencia técnica adicional.

 2.3 Agua de Lavado

La limpieza de frutas y vegetales frescos (también denominada tratamiento superficial) puede reducir el riesgo general de contaminación microbiana en las mismas.  Este paso es importante ya que la mayor parte de la contaminación microbiana tiene lugar en la superficie.  Si no se quitan o neutralizan los microorganismos patógenos que se encuentran en la superficie (ni se combaten de otra forma) pueden pasar a otras frutas y vegetales y acabar contaminando una importante proporción de las mismas.

Existen una serie de procesos posteriores a la cosecha, como el enfriado por agua, el uso de tanques de entrada y el transporte por canaletas, que implican un amplio contacto entre el agua y las frutas y vegetales.  Los empacadores deben seguir buenas prácticas manufactureras (GMPs) de forma que se aprovechen al máximo estos procesos para limpiar dichos alimentos.

2.4 Actividades de Enfriamiento

Existen una variedad de métodos para la enfriar las frutas y vegetales, como el uso de agua, hielo o aire a presión.  El método apropiado depende del tipo del cultivo y los recursos del operador.  En la mayoría de los casos el enfriamiento por aire (mediante sistemas de aspiración o ventilación, por ejemplo) es lo que conlleva menor riesgo.

Cuando se usa agua y hielo en las operaciones de el equipo enfriamiento ambos deben considerarse como posible fuente de contaminación patógena.  También hay que tener en cuenta que se aumenta el riesgo de contaminación indirecta si se vuelve a usar el mismo agua para enfriar varios lotes.  Por ejemplo, con el tiempo pueden acumularse microorganismos patógenos en el agua de refrigerado cuando se somete a dicho proceso producto contaminado procedente de un contenedor.  Los operadores deben seguir buenas prácticas administrativas para asegurarse de que el agua de enfriamiento no constituya un peligro para la seguridad alimentaría.  Entre dichas prácticas pueden encontrarse las siguientes:

III. ESTIÉRCOL ANIMAL Y DESECHOS ORGÁNICOS MUNICIPALES SÓLIDOS

Los agricultores deben adoptar buenas prácticas agrícolas (GAPs) en el manejo del estiércol animal y los desechos biológicos sólidos para reducir en lo posible el riesgo microbiano. 

El estiércol animal y los desechos biológicos sólidos constituyen un fertilizante inocuo y efectivo si se tratan debidamente.  Si el tratamiento es inapropiado o inexistente, o se vuelven a contaminar y se utilizan como fertilizante para mejorar la composición del suelo, o se introducen en el agua superficial o las aguas subterráneas por desagüe, es posible que contenga microorganismos patógenos que pueden contaminar las frutas y vegetales y representar un peligro para la salud.  Los cultivos que crecen dentro de la tierra o al ras del suelo son los que corren mayor peligro de contaminación por los microorgan-ismos patógenos que pueden sobrevivir en el terreno.  Las frutas y vegetales que crecen a poca altura del suelo, y que pueden ser salpicadas con tierra durante el riego o por lluvias fuertes, también corren peligro si los microorganismos patógenos del estiércol animal sobreviven en la tierra.  Los productos cuya porción comestible generalmente no entra en contacto con la tierra corren menos riesgo de contaminación, siempre que no se junten con los que se hayan caído al suelo arrastrados por el viento, etc.  Como se mencionó al hablar del agua de uso agrícola, el riesgo de contaminación también aumenta si las características de las frutas y vegetales hacen que se puedan adherir a ellas con facilidad (o quedar atrapados) organismos patógenos.

Los agricultores que utilicen estiércol animal o desechos biológicos sólidos tienen que adoptar buenas prácticas agrícolas (GAPs) para reducir en lo posible el riesgo microbiano.  Asimismo los agricultores tienen que examinar las características de sus fincas para detectar obvias fuentes de materia fecal que puedan dar lugar a contaminación.

A. Riesgo Microbiano

La materia fecal humana y animal constituye una importante fuente de microorganismos patógenos para el humano.  Uno de dichos microorganismos especialmente peligroso es la Escherichia coli O157:H7, que proviene principalmente de las heces de los rumiantes, como las vacas, las ovejas y los ciervos.  También se sabe que la materia fecal humana contiene Salmonella, Criptoesporidia y otros organismos patógenos, por lo que el uso de desechos biológicos sólidos o estiércol animal (incluido estiércol sólido, en lechada, o el líquido que escurre del mismo) tiene que controlarse cuidadosamente para reducir la posibilidad de contaminación con microorganismos patógenos..

Los agricultores deben asimismo estar alertas para detectar la presencia de materia fecal humana o animal que pueda introducirse por descuido en el cultivo o la manipulación de frutas y vegetales.  Entre las posibles fuentes de contaminación de este tipo se encuentran el uso de estiércol sin tratar o indebidamente tratado, la proximidad de estercoleros o áreas de almacenamiento de estiércol animal, la presencia de ganado o crianza de aves, y la proximidad a zonas municipales de acumulación de aguas de albañal o sólidos orgánicos, y a plantas de tratamiento o áreas de evacuación de dichos desechos, así como altas concentraciones de fauna silvestre durante el cultivo y la recolección (pájaros que aniden en los cobertizos utilizados en operaciones de empaque, altas concentraciones de pájaros en migración, murciélagos, o ciervos en los campos).  (Ver también las Secciones IV y V relativas a la higiene de los trabajadores y las instalaciones de saneamiento en lugares de cultivo y empaque de frutas y vegetales.)

B. Control de Posibles Riesgos

Entre las buenas prácticas agrícolas (GAPs) en el uso de estiércol animal o sólidos biológicos se encuentran los tratamientos para reducir microorganismos patógenos y la práctica de dejar pasar el mayor tiempo posible entre la aplicación en los cultivos y la recolección de la cosecha.

1.0 Desechos Sólidos Orgánicos Municipales

El 18 de Julio de 1991, la EPA publicó un anuncio en el Federal Register sobre la política estado-unidense respecto a las ventajas de usar desechos sólidos biológicos en tierras federales, incluyendo su utilización en la agricultura (56 FR 33186).  Los requisitos para el uso de estos desechos aparecen en el Título 40, sección 503, del Código de Reglamentos Federales (Code of Federal Regulations).  Dicha sección exige la eliminación o considerable reducción de microorganismos patógenos e impone ciertas restricciones (como dejar pasar un período mínimo entre la última aplicación de los desechos biológicos sólidos y la recolección de diversos cultivos de forraje y alimentos para el consumo humano).  Algunos estados también imponen restricciones en el uso de los desechos sólidos biológicos, por lo que los agricultores que utilicen estos desechos tienen que, primero atenerse a la Sección 503, y luego cumplir con cualquier requisito adicional a nivel estatal.  Debido a que el estiércol de origen animal puede contener tanto o más número de ciertos microorganismos patógenos (algunos de los cuales constituyen un peligro para la salud humana), los agricultores quizás deseen considerar los principios en que se basa la sección 503, para decidir si es apropiado adaptar dichas prácticas en la aplicación de materia fecal animal en sus campos. (El Apéndice indica la forma de obtener copias de la sección 503 del Título 40 del CFR.)

Aparte de los factores de riesgo microbiano, el uso de desechos biológicos sólidos en tierras de labranza para la producción de alimentos implica una serie de peligros (como la posible presencia de metales pesados y compuestos orgánicos tóxicos), los cuales van más allá del propósito de este docu-mento que se refiere únicamente al riesgo microbiano.  Dichos temas son abordados en la Sección 503.

Los agricultores pueden obtener asesoría sobre los métodos agronómicos apropiados para el uso de sólidos biológicos contactando al Servicio de Conservación de Recursos Naturales (Natural Resources Conservation Service o NRCS, anteriormente conocido por el nombre de Soil Conservation Service) y el Cooperative State Research, Education and Extension Service (CSREES); ambos son dependencias del Departamento de Agricultura.  Para obtener información técnica adicional sobre el uso de sólidos biológicos o estiércol animal en los cultivos, incluida la cosecha de frutas y vegetales, los agricultores pueden consultar las fuentes que se indican al final de esta sección.

2.0 Buenas Prácticas Agrícolas para el Uso del Estiércol Animal

Los agricultores deben adoptar buenas prácticas agrícolas (GAPs) en manejo del estiércol animal, para reducir el riesgo microbiano en frutas y vegetales.  Entre dichas prácticas se encuentran procesos, como la conversión en abono, destinados a eliminar el nivel de microorganismos patógenos en el estiércol animal, y reducir al mínimo su contacto directo o indirecto con las frutas y vegetales, especialmente en fechas cercanas a la cosecha.

A continuación se presentan algunos ejemplos de buenas prácticas agrícolas (GAPs) que pueden adoptar los agricultores.

2.1 Tratamientos para Reducir los Niveles de Microorganismos Patógenos

Pueden utilizarse una variedad de tratamientos para reducir los microorganismos patógenos en el estiércol animal y otros materiales orgánicos.  Dicho tratamiento puede llevarlo a cabo el agricultor (utilizando materiales orgánicos producidos en su hacienda) o un suministrador.  El tipo de tratamiento dependerá de las necesidades y recursos del agricultor o suministrador en cuestión. Los tratamientos pueden ser clasificados en dos grupos: pasivos y activos.

2.1.1 Tratamientos Pasivos

Estos tratamientos se basan principalmente en el paso del tiempo y en factores ambientales (como son las fluctuaciones normales en la temperatura y la humedad, y la presencia de rayos ultravioletas) para reducir el nivel de microorganismos patógenos.  Los agricultores que hacen uso de dichos tratamientos pasivos para la reducción del riesgo microbiano tienen que asegurarse de que haya pasado suficiente tiempo antes de aplicar el estiércol animal a los campos para que éste se haya descompuesto lo suficiente.  El tiempo de espera en el tratamiento pasivo varía dependiendo del clima de la región y de las estaciones del año, así como del tipo y fuente del estiércol animal. Los tratamientos pasivos, como son el periodo de espera antes de la aplicación, no deben confundirse con tratamientos que implican un tipo de acción, como la conversión en abono.

2.1.2 Tratamientos Activos

Los tratamientos activos generalmente implican mayor grado de gestión y mayor inversión de recursos que los tratamientos pasivos.  Entre ellos se encuentran la pasteurización, el secado por calor, la digestión anaeróbica, la estabilización con álcalis, la digestión aeróbica, o una combinación de estos.

La conversión en abono es el proceso activo normalmente utilizado para reducir el riesgo microbiano en el estiércol no tratado.  Es un proceso controlado mediante el cual tiene lugar una digestión aeróbica o anaeróbica de la materia orgánica por medio de microorganismos.  Cuando dicha conversión se lleva a cabo bajo el debido control y se logran las condiciones necesarias, las altas temperaturas que se generan en el proceso matan a la mayoría de los microorganismos patógenos en el curso de unos días, por lo que el riesgo de contaminación microbiana por el estiércol animal convertido en abono es menor que el del estiércol no tratado.

La conversión en abono no debe confundirse con tratamientos pasivos más sencillos, como son la imposición de un tiempo de espera.  En general los tratamientos pasivos necesitan mucho más tiempo para alcanzar el nivel de reducción del riesgo microbiano que se logra con los tratamientos activos, en que los microorganismos patógenos son expuestos a altas temperaturas o altos niveles de pH para lograr su destrucción.  Por otra parte, mucha de la investigación sobre la conversión en abono y la aplicación de estiércol animal sobre los cultivos se han concentrado en los efectos de las diversas prácticas sobre la fertilidad del suelo y la calidad de la cosecha.  Todavía están prácticamente en pañales la mayoría de los estudios sobre la supervivencia de microorganismos patógenos en el estiércol animal no tratado, los tratamientos para reducir los niveles de dichos microorganismos y el riesgo de contaminación indirecta de cultivos por el estiércol animal en diversas circunstancias.  Algunos micro-organismos patógenos tienen mayor resistencia a altas temperaturas que otros.  Asimismo, las actividades necesarias para asegurar el tiempo y la temperatura que permita la eliminación o reducción de microorganismos patógenos en el estiércol animal y otros materiales orgánicos, puede variar dependiendo del clima de la región y de las estaciones del año (temperatura ambiental, precipitación, etc.), así como de las actividades de manipulación del estiércol que se realicen en una operación concreta.

Si bien los organismos gubernamentales carecen de suficientes datos para hacer recomenda-ciones concretas sobre el tiempo y la temperatura en todos los procesos de conversión en abono o tratamiento del estiércol animal, el uso de buenas prácticas agrícolas (GAPs), como las que se mencionan a continuación, puede reducir el riesgo de contaminación microbiana de frutas y vegetales por el estiércol animal.

2.2 Manipulación y Aplicación

Hay que revisar las prácticas y condiciones existentes para detectar posibles fuentes de contaminación.

2.2.1 Estiércol Animal sin Tratar

El uso de estiércol animal sin tratar (en su estado natural) en cultivos de alimentos conlleva mayor riesgo de contaminación que el que ha sido previamente tratado para reducir los microorganismos patógenos.  Los agricultores que utilicen estiércol animal sin tratar quizás deban considerar las siguientes buenas prácticas agrícolas (GAPs):

2.2.2 Estiércol Animal Tratado

Los fertilizantes naturales, como el estiércol animal convertido en abono y los que contienen elementos naturales, deben ser procesados y manipulados de forma que se reduzca la probabilidad de introducir microorganismos patógenos en el terreno agrícola.  La conversión del estiércol animal en abono y el dejar pasar el tiempo adecuado, así como otros tratamientos pueden reducir los microorganismos patógenos en el estiércol animal pero no los eliminan.  También se desconoce hasta que punto los microorganismos patógenos que sobreviven al tratamiento pueden volver a multiplicarse en el estiércol tratado que se almacena antes de su utilización.  Por ello, al usar estiércol tratado los agricultores quizás deban adoptar algunas de las recomendaciones relativas al estiércol sin tratar, como incrementar el tiempo transcurrido entre su aplicación y la cosecha.   A continuación se presentan otras buenas prácticas agrícolas (GAPs) sobre el manejo y la aplicación de estiércol animal tratado.

3.0 Materia Fecal Animal

La materia fecal animal es una fuente conocida de microorganismos patógenos que puede causar enfermedades transmitidas por los alimentos. 

Aunque no es posible evitar totalmente el contacto de los animales con las áreas de cultivo de frutas y vegetales, muchos programas incluyen elementos para proteger dichos cultivos del daño proveniente de esa fuente.  Los agricultores deben revisar sus prácticas y las condiciones de sus operaciones para evaluar si sus cultivos están expuestos a depósitos de importantes cantidades de materia fecal animal que pueda entrar en contacto con los cultivos.  Entre las buenas prácticas agrícolas (GAPs) para reducir al mínimo el riesgo se encuentran las siguientes:

Por otra parte es posible que aumente el riesgo de contaminación microbiana si existen altas concentraciones de vida silvestre (como ciervos o aves acuáticas) en un terreno.  Quizá resulte difícil combatir la presencia de fauna silvestre en campos de labranza, especialmente si éstos se encuentran al lado de bosques, praderas y cauces de agua.  Tampoco hay que perder de vista los requisitos de protección animal a nivel federal, estatal y local.  En dichos casos los agricultores deben de considerar la conveniencia de adoptar en lo posible las buenas prácticas agrícolas (GAPs) para ahuyentar o dirigir dicha fauna a áreas con cultivos que no estén destinados a mercados de productos frescos.

Material de consulta que puede resultar útil:

NRCS Conservation Practice Standard 317, "Composting Facility" establece las normas para la creación de estercoleros en haciendas (USDA, SCS, Diciembre de 1990). (202) 720-5157; http://www.ncg.nrcs.usda.gov/nhcp_2.html.

NRCS AWMFH 651.1004(F), Rynk et al., "On Farm Composting Handbook," NRAES-54 Natural Resource Agriculture Engineering Service, Cooperative Extension, 152 Riley-Robb Hall, Ithaca, NY 14853-5701 (607) 255-7654.

R.T. Haug, 1993, “The Practical Handbook of Compost Engineering,” Tachnomics Publishing Co., Inc, Lancaster, PA.

“Domestic Septage Regulatory Guidance - A Guide to the EPA 503 Rule,” EPA 832-B-92-005, Septiembre de 1993.

US EPA, “A Plain English Guide to the EPA Part 503 Biosolids Rule,” EPA 1832-R-93-003, Washington, DC, 1994.

Environmental Regulation and Technology Control of Pathogens and Vector Attraction Reduction, EPA 1625/1-92/013, Diciembre de 1992.

IV. SALUD Y HIGIENE DE LOS TRABAJADORES

Sean conscientes de los reglamentos federales y estatales sobre las normas relativas a las prácticas higiénicas y sanitarias de los trabajadores durante la fabricación, empaque y manipulación de los alimentos destinados al consumo humano.

Los operadores deben conocer e imponer las normas aplicables de la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo (Occupational Safety and Health Act) para proteger la salud de los trabajadores.  Asimismo, el título 21, sección 110.10, del Código de Reglamentos Federales de Estados Unidos (21 CFR 110.10) establece las prácticas de salud y higiene de los trabajadores en el contexto de las buenas prácticas manufactureras (GMPs) en las industrias de la fabricación, empaque y almacenamiento de alimentos para el consumo humano.  Se deberán considerar las normas de esta sección al establecer prácticas higiénicas en el contexto agrícola (en el campo, las instalaciones de empaque y el transporte).  Los operadores fuera de los Estados Unidos deben seguir normas, reglamentos o leyes homólogas o similares para proteger la salud de los trabajadores.

A. Riesgo Microbiano

Los empleados que padecen infecciones y trabajan con frutas y vegetales aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades por los alimentos.

En el pasado los brotes de enfermedades transmitidas por frutas y vegetales frescos o con un mínimo de procesamiento se han debido normalmente a que éstas se han visto contaminadas por materia fecal.  Por lo tanto los operadores deben considerar como alta prioridad asegurarse de emplear prácticas agrícolas y administrativas que reduzcan al mínimo la posibilidad de contacto directo o indirecto entre la materia fecal y dichos productos.  Las enfermedades infecciosas acompañadas de diarrea o lesiones abiertas (furúnculos, llagas, o heridas infectadas) constituyen asimismo una fuente de microorganismos patógenos.

No se puede poner suficiente énfasis en la importancia de que los trabajadores de la industria alimentaría conozcan y adopten las debidas prácticas higiénicas.  Los trabajadores pueden infectar sin querer las frutas y vegetales, el suministro de agua o a otros trabajadores, y transmitir de ese modo enfermedades por los alimentos si no conocen y siguen los principios sanitarios básicos.  Por ejemplo, en 1994 hubo un brote de hepatitis A en una comunidad de la ciudad de Nueva York entre personas que habían consumido productos de panadería (Ref. 13).  La fuente de la infección fue un panadero que contaminó dichos productos cuando ponía azúcar quemada.  En 1995 también hubo un brote de infección de Salmonella typhimurium (confirmado mediante cultivos) en una residencia de ancianos en Minnesota (Ref. 14).  Los datos procedentes de dicha investigación indicaron que la Salmonella probablemente fue transmitida por el consumo de alimentos reblandecidos por medios mecánicos, y seguramente provino de un empleado infectado.

B. Control de Posibles Riesgos

Capacitar a todos los empleados para que adopten buenas prácticas higiénicas.

1.0 Salud e Higiene Personal

Es importante asegurarse de que todo el personal, incluyendo el que participa directamente en operaciones de frutas y vegetales (como los operadores del equipo, compradores en potencia y quienes se encargan del combate de plagas) se atengan a las prácticas higiénicas establecidas, para lo que se deberá considerar lo siguiente:

2.0 Entrenamiento

Cuando se proporcione entrenamiento a los empleados, hay que considerar los requisitos establecidos por la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo (Occupational Safety and Health Act) (29 CFR 1910.141, subsección J, y 29 CFR 1928.110) relativos a la salud y el entrenamiento de los trabajadores.  Ver el Apéndice 2 para saber cómo obtener copia de dichos reglamentos.  Los operadores fuera de los Estados Unidos deben considerar cumplir con normas, reglamentos o leyes homólogas o similares para proteger la salud de los trabajadores.Entre otras áreas a considerar en el entrenamiento de los trabajadores se encuentran las siguientes:

3.0 Actividades de Recolección de Frutas y Vegetales por el Cliente, y Venta de Dichos Productos en Puestos a la Orilla de la Carretera

Los agricultores que tengan un negocio de recolección de la cosecha por el cliente deben considerar las buenas prácticas agrícolas (GAPs) presentadas en esta guía en lo que se refiere a la calidad del agua y el uso del estiércol de origen animal.  Quienes permiten que el público recoja su propia fruta y vegetales de los campos, y los agricultores que venden sus productos directamente a consumidor, deben tener en cuenta las siguientes buenas prácticas agrícolas (GAPs):

V. INSTALACIONES SANITARIAS

A. Riesgo Microbiano

Las operaciones que carezcan de suficiente control en el manejo de las aguas de albañal y otros desechos, ya sean en los campos o en las instalaciones de empaque, pueden aumentar considerablemente el riesgo de contaminación del producto.

B. Control de Posibles Riesgos

Los operadores deben realizar sus actividades en el campo e instalaciones ateniéndose a las leyes y reglamentos que describen las prácticas de sanidad apropiadas en uno y otro contexto.  Los requisitos de sanidad sobre el terreno establecidos por la Ley de Salud y Seguridad en el Trabajo (Occupational Safety and Health Act) 29 CFR 1928.110, subsección I, indican el número adecuado de excusados por trabajadores, y describen las instalaciones apropiadas para lavarse las manos, así como la distancia máxima entre los trabajadores y los excusados, y la frecuencia con que dichas instalaciones sanitarias deben limpiarse.  Si se dispone de buenas condiciones sanitarias sobre el terreno, no sólo habrá menor probabilidad de contaminar frutas y vegetales, sino también se protegerá a los empleados y consumidores contra las enfermedades transmitidas por los alimentos.

Las normas establecidas por la Occupational Safety and Health Administration (Administración de Salud y Seguridad en el Trabajo, conocida por las siglas OSHA), en 29 CFR 1910.141, subsección J, proporcionan los reglamentos relativos a los excusados, y tratan otros temas sanitarios.  Las instalaciones de empaque en edificios también se rigen bajo estos reglamentos.

El Código de Reglamentos Federales EUA establece las buenas prácticas manufactureras (GMPs) respecto a los edificios, instalaciones, equipo y controles de producción y procesamiento de alimentos (21 CFR, de 110.20 a 110.93), y es una buena fuente de información para la elaboración de programas de reducción del riesgo.    Los empacadores deben considerar asimismo la aplicación en sus instalaciones de las normas relativas al servicio de alimentos, como las que aparecen en el Código Alimentario de la FDA (Ref. 4).

Los operadores fuera de los Estados Unidos deben adoptar normas, reglamentos o leyes homólogas o similares respecto a las prácticas higiénicas sobre el terreno y en las instalaciones.  El Apéndice 2 indica la forma de obtener copia de los reglamentos de OSHA y FDA.

1.0 Excusados y Lugares para Lavarse las Manos

2.0 Evacuación de Cloacas

Si no se evacuan debidamente las aguas de albañal de los excusados, ello puede dar lugar a la contaminación del agua, el suelo, los animales, las cosechas o los trabajadores.  Deben establecerse sistemas y prácticas que aseguren el adecuado manejo y evacuación de los desechos procedentes de los excusados portátiles o fijos, para evitar que dichos desechos lleguen a las tierras de labranza.  Los operadores deben seguir los reglamentos de la EPA para el uso y evacuación del fango cloacal (ver 40 CFR 503, o la publicación de la EPA, titulada ¿Domestic Septage Regulatory Guidance:  A Guide to the EPA Part 503 Rule?), y otras reglas, reglamentos o leyes homólogos o similares en el caso de los operadores internacionales.  El Apéndice 2 indica la forma de obtener copias de los reglamentos estadounidenses.  Entre los ejemplos de buenas prácticas a considerar se encuentran los siguientes:

VI. SANIDAD EN EL CAMPO

El manejo inapropiado de las aguas de albañal y otros desechos sobre el terreno puede aumentar el riesgo de contaminación de las frutas y vegetales.

A. Riesgo Microbiano

La contaminación microbiana directa o indirecta de frutas y vegetales antes y durante las actividades de recolección puede ocurrir como resultado del contacto con la tierra, los fertilizantes, el agua, los trabajadores o el equipo de recolección.  Cualquiera de estos elementos puede constituir una fuente de microorganismos patógenos.

Las secciones II y III de este documento de orientación tratan de los riesgos relacionados con la calidad del agua y el uso del estiércol animal y desechos biológicos municipales sólidos.  Las secciones IV y V se refieren a la importancia de la salud e higiene de los trabajadores y las instalaciones de saneamiento; y la sección VII  proporciona direcciones generales sobre las instalaciones de empaque.

B. Control de Posibles Riesgos

1.0 Consideraciones Generales durante la Recolección

2.0 Mantenimiento del Equipo

El equipo, como la maquinaria de recolección, cuchillos, recipientes, mesas, cestas, materiales de empaque, cepillos, cubos, etc. puede ser un medio fácil de transmisión de microorganismos a las frutas y vegetales.  Los operadores deben considerar las siguientes direcciones:

VII. LIMPIEZA DE LAS INSTALACIONES DE EMPAQUE

Es importante mantener en buenas condiciones los edificios, accesorios y otras instalaciones físicas, para reducir la posibilidad de contaminación microbiana de frutas y vegetales.

A. Riesgo Microbiano

La falta de limpieza en las operaciones en el lugar de empaque puede aumentar considerablemente el riesgo de contaminación de las frutas y vegetales y el agua que se use con las mismas, ya que pueden existir microorganismos patógenos en el suelo, los desagües y las superficies del equipo de selección, clasificación y empaque.  Si no existen buenas prácticas sanitarias, cualquiera de estas superficies que entre en contacto con las frutas y vegetales puede convertirse en una fuente de contaminación microbiana.  Los empacadores deben adoptar buenas prácticas higiénicas en sus procedimientos normalizados de funcionamiento para controlar todo el empaque.

B. Control de Posibles Riesgos

1.0 Consideraciones Generales Sobre el Empaque

2.0 Consideraciones Generales para el Mantenimiento de las Instalaciones

Las instalaciones de empaque y almacenamiento deben mantenerse limpias en todo momento.  El equipo que se use para seleccionar, clasificar y empacar las frutas y vegetales frescos debe ser de un tipo de construcción y materiales que permitan lavarlo debidamente.  El diseño, la construcción, el uso y la limpieza general del equipo puede reducir el riesgo de contaminación indirecta del producto.  Los operadores del equipo y los agricultores deben tener en cuenta los siguientes principios:

3.0 Control de Plagas

Todos los animales, incluyendo los mamíferos, pájaros, reptiles e insectos pueden convertirse en fuentes de contaminación de frutas y vegetales, porque pueden tener o transmitir una variedad de microorganismos patógenos, como la Salmonella. En general los problemas que presentan las plagas pueden reducirse al mínimo si se toman precauciones como las siguientes:

VIII. TRANSPORTE

El transporte adecuado de frutas y vegetales frescos, desde la finca al mercado, ayuda a reducir el riesgo de contaminación microbiana.

Se insta a los operadores y a otras personas que participan en el transporte de frutas y vegetales a que examinen el transporte de las mismas en todos los niveles del sistema, incluido el transporte desde la granja a la cámara refrigerante, las instalaciones de empaque y los centros de distribución y venta al por mayor o a nivel minorista.  El transporte adecuado de las frutas y vegetales frescos ayuda a reducir el riesgo de contaminación microbiana.  Para asegurar el éxito de los programas destinados a entregar alimentos seguros al consumidor es necesario mantenerse en contacto directo y continuo con el personal encargado del transporte.

A. Riesgo Microbiano

Las operaciones de carga, descarga, almacenaje y transporte pueden dar lugar a contaminación indirecta por contacto con otros productos, ya sean alimentos o no, y con superficies contaminadas.

B. Control de Posibles Riesgos

Es necesario evaluar las condiciones higiénicas dondequiera que se transporten y manipulen las frutas y vegetales.  Para evitar la contaminación de las frutas y vegetales durante el transporte, los transportistas deben separarlas de otros alimentos y productos que puedan constituir una fuente de microorganismos patógenos.

1.0 Consideraciones Generales

2.0 Consideraciones Generales Relativas al Transporte

Los agricultores, empacadores, transportistas, agentes intermediarios, exportadores, importadores, mayoristas, minoristas y otras personas envueltas en el transporte de frutas y vegetales deben ayudar a asegurar que en todas las etapas de la cadena de transporte se cumplan los requisitos de limpieza relativos a los camiones y otras formas de transporte.  Entre los aspectos que hay que tener en cuenta se encuentran los siguientes:

IX. RASTREO

La capacidad para identificar la procedencia de un producto puede ser un importante complemento de las buenas prácticas agrícolas (GAPs) y administrativas, al permitir circunscribir la responsabilidad y evitar que surjan problemas en el mantenimiento de la seguridad alimentaría.

El rastreo es la capacidad de averiguar la procedencia (productores, empacadores, etc.) de productos alimentarios, incluyendo los productos frescos.  Un sistema para identificar la procedencia de frutas y vegetales no puede por sí solo impedir el riesgo de contaminación microbiana que llegue a ocasionar a un brote inicial de enfermedad transmitida por los alimentos; pero dicho rastreo puede servir de importante complemento a las buenas prácticas agrícolas (GAPs) y administrativas que existen para evitar problemas de este tipo.  La información que se obtiene mediante tal sistema de rastreo también puede ayudar a identificar y corregir la fuente de peligro.

Panorama general del proceso de rastreo.

Los estudios epidemiológicos normalmente identifican los artículos que se sospechan son causa del brote de infección.  Una vez que hay indicios de la existencia de un brote de infección, los funcionarios de salud pública comienzan a hacer estudios para determinar los alimentos que se han consumido en común durante el período de infección del microorganismo patógeno.  Si dichos estudios apuntan a un producto alimentario en particular y el análisis de riesgo muestra que no están implicados otros posibles factores contribuyentes (como contaminación indirecta, trabajadores enfermos, y otras fuentes de agentes infecciosos, etc.), los funcionarios de sanidad tratan de obtener la siguiente información:

  1. En el establecimiento en el Punto de Servicio (donde se vendió o sirvió el alimento) se obtendrá la información pertinente sobre el producto, incluido el tipo de producto, empaque, etiquetado y números de lotes, si existen.  Los funcionarios de salud también averiguan si el alimento fue comprado o preparado, así como los procedimientos utilizados en la recepción, rotación del material en el almacén, inventario, manipulación y transporte.  Asimismo se obtienen registros sobre los suministradores y el transporte del producto en cuestión al Punto de Servicio durante toda vida de anaquel del mismo.
  2. Se representa en una gráfica y analiza la información relativa a la distribución del producto en cuestión.  Dicho análisis se hace mediante el rastreo de los números de lote (si existen), o utilizando el Cronograma de Entrega (Shipment Delivery Time Line), para identificar cargamentos que puedan estar implicados, teniendo en cuenta el tiempo en que el producto en cuestión haya podido venderse y utilizarse dentro del período de infección.
  3. En cada nivel de distribución se repite la entrevista del distribuidor, y la recopilación y análisis de datos, hasta que los funcionarios de salud detectan la fuente del producto.

Dependiendo del organismo patógeno de que se trate, y del alimento que se sospeche, puede haber grandes variaciones en la fiabilidad de los datos que se obtengan de dichos estudios.  En la mayoría de los casos en la industria de productos frescos, los números de lote e identificación del agricultor no se utilizan o anotan normalmente en los recibos o registros de transporte.  Los investigadores de salud pública tienen que basarse en revisiones de registros y entrevistas, lo cual incrementa el tiempo y recursos necesarios para rastrear la fuente del producto.  La dificultad en reducir el número de posibilidades es mayor debido a que los registros que se revisan a veces no están completos y las personas que se entrevistan quizás no recuerdan con exactitud.

Dificultades a que se enfrenta la industria de frutas y vegetales.

Las frutas y vegetales frescos no duran mucho tiempo y frecuentemente cuando se recibe notificación del brote de la infección ya se han vendido, por lo que resulta extremadamente difícil identificar el producto que causó la enfermedad.  Por otra parte, si el brote se debe a frutas y vegetales, las prácticas industriales en los sistemas actuales de comercialización y distribución (como el uso de cajones reciclados y su mezcla durante la distribución o en la venta al por menor) hacen muy difícil identificar directamente el origen de un producto; y si se identifica una de las fuentes envueltas (una finca o instalación de embalaje), es posible que la fuente de contaminación ya no se encuentre presente cuando los investi-gadores lleguen al lugar.  Esta variabilidad y la falta de una identificación directa de la fuente han dado lugar a un alto grado de incertidumbre y en algunos casos a falsas asociaciones.  La carga económica que supone una falsa asociación es especialmente irritante para los segmentos de la industria que más tarde se demuestra que no estuvieron envueltos en el brote.

Ventajas de un sistema efectivo de rastreo.

A pesar de los esfuerzos realizados por los operadores de la industria de la alimentación, es posible que los alimentos nunca puedan verse completamente libres de riesgos microbianos; pero, incluso si sólo algunos artículos llevan identificación, si se dispone de un efectivo sistema de rastreo, los investigadores pueden obtener pistas que les conduzcan a una región, instalaciones de empaque o incluso una finca específica, en vez de tener que culpar a la totalidad de un grupo de productos.  Al circunscribir el posible alcance del brote de infección se puede reducir la carga económica para los operadores de la industria que no sean responsables del problema.

Desde el punto de vista de la salud pública, al mejorar la velocidad y exactitud del rastreo de los alimentos causantes del brote para localizar su origen, se puede ayudar a reducir la población en riesgo.  Si el rastreo se lleva a cabo de forma rápida y eficaz, también se puede reducir al mínimo el gasto innecesario de recursos de salud pública, así como impedir que cunda el temor entre el público. El rastreo de los alimentos implicados en el brote también puede ayudar a las autoridades de salud pública a detectar posibles causas de contaminación, con lo que se obtiene información que ayuda a los agricultores, transportistas y otros a identificar y reducir el riesgo microbiano al mínimo.

Establecimiento de eficaces sistemas de rastreo.

Debido a la diversidad de prácticas en el manejo de las frutas y vegetales en la totalidad de la cadena de distribución y mercadeo, la aplicación de un sistema de rastreo puede ser más fácil para unos productos que otros.  Por ejemplo, puede que sea más fácil aplicar los sistemas de rastreo en el caso de grandes operaciones que tengan mayor control directo sobre más de los pasos en la cadena de producción/empaque y distribución; pero se insta a las asociaciones de la industria, agricultores y operadores a que consideren la forma de facilitar el rastreo siempre que sea posible.

Los operadores deben examinar las actividades actuales de su compañía y establecer procedimientos que permitan rastrear cada uno de los envases desde la finca al distribuidor y vendedor minorista, de la forma más minuciosa posible.  Como mínimo, un sistema eficaz de rastreo tiene que disponer de documentación que indique la fuente de un producto y un mecanismo para marcarlo o identificarlo, de forma que se pueda rastrear al producto desde el lugar de cultivo hasta que llegue al consumidor. Entre dichos documentos se deben encontrar los siguientes:

a. Fecha de la recolección,

b. Identificación de la granja; y

c. La persona encargada del producto, desde que sale de la finca hasta llegar al receptor del mismo.

Muchos agricultores, especialmente los de operaciones pequeñas, tienen poco control sobre lo que se hace con las frutas y vegetales una vez que entran en la cadena de distribución y mercadeo, por lo que es esencial que los agricultores, empacadores y transportistas colaboren con sus homólogos en la industria del transporte, distribución y venta al por menor, para establecer tecnologías que permitan la identificación del agricultor e instalaciones de empaque, y seguir el recorrido del producto desde el agricultor al minorista y el consumidor.  Algunos grupos comerciales de la industria están elaborando tecnologías (como códigos de barras, sellos, adhesivos, etiquetas, etc.) para identificar la fuente del producto, y programas de computadora para ayudar a los minoristas a localizar con mayor exactitud al agricultor o empacador.

X. CONCLUSIÓN

Una vez que se establecen buenas prácticas agrícolas (GAPs) es importante asegurarse de que el proceso está funcionando correctamente.

La protección de la seguridad del suministro alimentario de los Estados Unidos implica un esfuerzo global y coordinado en todo el sistema de producción y transporte de alimentos.  La responsabilidad de proteger los alimentos recae sobre todos aquellos que entran en contacto con los mismos, en su trayecto el agricultor al consumidor (lo que incluye, además del agricultor y los trabajadores agrícolas, los empacadores, embarcadores, transportistas, importadores, quienes venden los alimentos a granel y al por menor, los organismos gubernamentales y los consumidores).

Este documento de orientación proporciona algunos principios básicos y prácticas recomendadas a los operadores para reducir al mínimo el riesgo microbiano en la producción, empaque y transporte de frutas y vegetales.  Aunque se siguen realizando estudios, y se continuará obteniendo mayor información y utilizando mejores tecnologías, se insta a la industria a que adopte un papel vigilante para reducir al mínimo los riesgos sobre los que se tiene control.  Se insta a los operadores a que utilicen esta guía para evaluar sus propias operaciones y los peligros en su contexto específico, de forma que puedan desarrollar y adoptar prácticas agrícolas y administrativas razonables y efectivas en función de costo, para reducir al mínimo el riesgo microbiano que amenaza la seguridad alimentaría.

Como se señaló en esta guía, el análisis del riesgo de la contaminación microbiana incluye una revisión de las cinco principales áreas de preocupación, que son 1) la calidad del agua, 2) el estiércol animal y los desechos biológicos municipales sólidos, 3) la higiene de los trabajadores, 4) las condiciones de sanidad en el campo, las instalaciones y el transporte, y 5) el rastreo del origen de las frutas y vegetales.  Los agricultores, empacadores y transportistas deben tener en cuenta las diversas características físicas de las frutas y vegetales y las prácticas que afectan las posibles fuentes de contaminación microbiana en sus operaciones, y decidir qué conjunto de buenas prácticas agrícolas (GAPs) y administrativas resultan más efectivas en función de costo.

Una vez que se establecen buenas prácticas agrícolas (GAPs) y manufactureras (GMPs) es importante que el operador se asegure que el proceso funciona adecuadamente.  Los operadores, junto con los supervisores o personas encargadas, deben asegurarse de que exista un control periódico, y que el equipo funcione y se apliquen buenas prácticas agrícolas (GAPs) y administrativas.  Si no se piden cuentas para asegurarse de que el proceso funciona, no se obtendrán buenos resultados aunque se apliquen las medidas más acertadas para reducir al mínimo el riesgo microbiano en la seguridad de frutas y vegetales frescos.

MATERIAL DE CONSULTADE CONSULTA

1. The White House.  Office of the Press Secretary. "Radio Address of the President to the Nation." 25 de Enero de 1997.

2. U.S. Environmental Protection Agency, Department of Health and Human Services, and U.S. Department of Agriculture. "Food Safety from Farm to Table: A National Food-Safety Initiative -- A Report to the President," Mayo de 1997.

3. The White House. "Memorandum for the Secretary of Health and Human Services, The Secretary of Agriculture, " 2 de Octubre de 1997.

4. U.S. Public Health Service, FDA. 1997 Food Code, U.S. Department of Health and Human Services, Food and Drug Administration, Washington, DC 20204.

5. Norman, N.N. and P.W. Kabler, Bacteriological Study of Irrigated Vegetables. Sewage and Industrial Wastes 25:605-609, 1953.

6.  Dunlop, S.G. and W.L.L. Wang. Studies on the Use of Sewage Effluent for Irrigation of Truck Crops. Journal of Milk Food Technology 24:44-47, 1961.

7.  Wood, R.C., C. Hedburg, and K. White. A multistate outbreak of Salmonella javiana Associated with raw tomatoes. Abstract. Epidemic Intelligence Service 40th Ann. Conference, CDC, Atlanta, GA, 1991.

8. CDC. Multistate outbreak of Salmonella serotype Montevideo infections. EPI-AID 93-79, 1993.

9. Zhuang, R.-Y., L. R. Beuchat y F. J. Angulo.  Fate of Salmonella montevideo on and in raw tomatoes as affected by temperature and treatment with chlorine.  Applied Environmental  Microbiology 61:2127-2131, 1995.

10. “Microbiological Safety Evaluations and Recommendations on Fresh Produce,” informe del Comité Consultivo Nacional sobre Criterios Microbiológicos en los Alimentos (National Advisory Committee on Microbiological Criteria for Foods), 5 de Marzo de 1998.  Pueden solicitar copias al Dr. Richard Ellis, 6913 Franklin Court, 1400 Independence Ave., S.W., Washington, D.C. 20250-3700.

11. Wang, W., Zhao, and M.P. Doyle. Fate of enterohemorrhagic Escherichia coli O157:H7 in bovine feces. Journal of Applied and Environmental Microbiology 62: No. 7, 1996.

12. Bohach, C.H., Personal communication regarding survival of E. coli in sheep manure. 1 de Diciembre de 1997.

13. Weltman, A.C., N. M. Bennett, D. A. Ackman et. al.  An outbreak of hepatitis A associated with a bakery, New York, 1994: The ¿West Branch, Michigan? outbreak repeated, Epidemiol. Infect. 117:333-341, 1996.

14. Minnesota Department of Health, Foodborne and Waterborne Outbreak Summary, 1995. Minneapolis, Minnesota.

15. Zepp, G., F. Kuchler y G. Lucier, ¿Food safety and fresh fruits and vegetables: is there a difference between imported and domestically produced products?? Vegetables and Specialties, Situation and Outlook Report, ERS/USDA, VGS-274:23-28, Abril de 1998.


APÉNDICE 1

Existe una gran variedad de enfermedades contagiosas e infecciones que pueden ser transmitidas por empleados a los consumidores mediante los alimentos o los utensilios que se usan  con los mismos. Una parte importante de cualquier programa permanente para asegurar la seguridad de las frutas y vegetales frescos es instituir un sistema que permita detectar qué empleados pueden representar un riesgo de transmisión de microorganismos patógenos, ya sea a las frutas y vegetales y a otros empleados.  A continuación se proporciona una lista parcial de enfermedades infecciosas y contagiosas que se transmiten por medio de los alimentos.

Microorganismos patógenos frecuentemente transmitidos por alimentos contaminados por empleados infectados*
1. Virus de la Hepatitis A  Fiebre y ictericia
2. Salmonella Typhi Fiebre
3. Especies de Shigella Diarrea, fiebre, vómitos
4. Virus de Norwalk y similares Diarrea, fiebre, vómitos
5. Staphylococcus aureus Diarrea, vómitos
6. Streptococcus pyogenes Fiebre, dolor de garganta y fiebre

Los síntomas de diarrea, fiebre y vómitos también son síntomas de otros microorganismos patógenos transmitidos de vez en cuando por alimentos contaminados por empleados infectados.

*1997 Código Alimentario (Food Code) (Ref. 4)


APÉNDICE 2

Información Util

Para adquirir copias de los reglamentos federales contenidos en el Código de Reglamentos Federales (Code of Federal Regulations, o CFR) contacten a la Oficina de Publicaciones del Gobierno (U.S. Government Printing Office).  Para hacer compras telefónicas llamen al  (202) 512-1800.

También puede obtenerse el CFR en las sucursales a nivel local de la librería de la U.S. Printing Office. Utilicen la siguiente dirección en la red mundial para obtener información sobre la ubicación de dichas sucursales: http://www.cfsan.fda.gov/~lrd/ob-reg.html

Las secciones del CFR que se mencionan en la guía pueden verse e imprimirse en la siguiente dirección: http://www.access.gpo.gov/nara/cfr/index.html.

1. Forma de obtener los reglamentos de la FDA.

Título 21 del Código de Reglamentos Federales: 21 CFR 100-169 y 21 CFR 170-199.

Las Secciones del Título 21, como 21 CFR 110.10, que se mencionan en la guía pueden verse e imprimirse en la siguiente dirección: http://www.access.gpo.gov/nara/cfr/.

Pueden comprar 21 CFR 100-169 y 21 CFR 170-199 en la U.S. Government Printing Office.  Para hacer compras telefónicas llamen al (202) 512-1800.  Los reglamentos de la FDA también pueden adquirirse en las sucursales locales de las librerías de la U.S. Government Printing Office.

2. Forma de obtener las normas de OSHA.

Las normas generales de OSHA para la industria, el Título 29 CFR 1910, y las normas de OSHA para la industria agrícola (OSHA Agricultural Standards),  Título 29 CFR 1928, pueden comprarse en la U.S. Government Printing Office, o por teléfono (202) 512-1800.  29 CFR 1910.141 y 29 CFR 1928.110 mencionados en la guía pueden verse e imprimirse en la siguiente dirección de la multimalla mundial: http://www.osha-slc.gov/OshStd_toc/OSHA_Std_toc.html.

3. Forma de obtener los reglamentos de la EPA

Los reglamentos de la EPA pueden obtenerse de U.S. EPA/NCEPI, P.O. Box 42419, Cincinnati, OH 45242-2419.  Teléfono: 1-800-490-9198; Fax: (513) 489-8695.  Se necesita proporcionar el número de catálogo de la EPA que lleve la publicación.

Para obtener versiones electrónicas de otros documentos de la EPA, como criterios y documentos justificativos, la dirección es: http://www.epa.gov.

Otra Información Util

1. U.S. EPA. Ambient Water Quality Criteria for Bacteria, EPA Office of Water Regulations and Standards, EPA 832-B-92-005, Enero de 1986.

2. USDA. List of Proprietary Substances and Nonfood Compounds Authorized for Use Under USDA Inspection and Grading Programs.

3.U.S. EPA. Domestic Septage Regulatory Guidance, A Guide to the EPA 503 Rule. EPA, Office of Water Regulations and Standards, 832-B-92-005, Septiembre de 1993.

4. Reiners, S., A. Rangarajan, M. Pritts, L. Pedersen, and A. Shelton. "Prevention of Foodborne Illness Begins on the Farm." Cornell Cooperative Extension, Universidad de Cornell, Ithaca, NY.

5. USDA Agricultural Marketing Service program "Qualified Through Verification for Fresh Cut Produce" puede obtenerse de: Branch Chief, Processed Products Branch, Fruit and Vegetable Programs, Agricultural Marketing Service, USDA, P.O. Box 96456, Rm. 0726, South Building, Washington, DC, 20090-6456. (202) 720-4693.


Guide to Minimize Microbial Food Safety Hazards for Fresh Fruits and Vegetables (English)

Analysis of Comments to the Proposed Guide

April 13, 1998 Federal Register Notice

April 13, 1998 Draft Guide

November 25, 1997 Working Draft Guide


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