La Constitución de Estados Unidos establece un sistema federal, en virtud del cual se le asigna autoridad limitada al gobierno federal, mientras que los estados ejercen la autoridad restante. Este modelo de reparto de atribuciones define la relación entre tribunales federales y estatales. En esta reseña de los diversos órdenes de tribunales federales, Toni M. Fine, directora adjunta del Global Law School Program, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York, explica cómo funciona el sistema de tribunales en Estados Unidos. |
Hablar de un sólo sistema de tribunales en Estados Unidos es casi un mito porque lo que existe, en realidad, es un conjunto de múltiples tribunales autónomos. En primer lugar, está el sistema de tribunales federales, integrado y dividido en numerosas unidades territoriales y diversos órdenes jerárquicos; además, cada estado tiene su propio sistema de tribunales locales que actúan dentro del estado. Con arreglo a esta estructura judicial dual, federal y estatal, el Tribunal Supremo de Estados Unidos es el árbitro final en cuestiones de derecho federal, mientras que el de más alta categoría de cada estado (generalmente llamado tribunal supremo) tiene la última palabra en la interpretación de cuestiones de derecho de su estado. Cuando se suscitan cuestiones constitucionales o legales federales, los tribunales federales tienen jurisdicción para decidir si el estado infringe las leyes federales.
El funcionamiento de estos regímenes se complica por el hecho de que existen múltiples fuentes de derecho y los tribunales de un sistema que, con frecuencia, tienen que interpretar y aplicar las leyes de otra jurisdicción. También se puede dar el caso de que más de un tribunal tenga jurisdicción en una causa determinada.
La estructura del sistema judicial federal y de los sistemas judiciales estatales individuales tiene forma de pirámide. Los tribunales inferiores, tanto en el plano federal como en los estatales, son los juzgados de primera instancia, ante los cuales los testigos son llamados a declarar, se presentan otras pruebas y el encargado de ver la causa (un jurado o a veces un juez) tiene que emitir decisiones sobre cuestiones de hecho basadas en derecho.
En la cima de cada estructura piramidal está el tribunal de última instancia (en el régimen federal, el Tribunal Supremo de Estados Unidos; en el estatal, el tribunal supremo del estado), facultado para interpretar las leyes de su jurisdicción. En el sistema federal y en la mayoría de los estados también existe un orden intermedio de tribunales de apelación.
La gran mayoría de los tribunales de ambos regímenes, federal y estatal, son tribunales de jurisdicción ordinaria, es decir, competentes para conocer de causas de muy distinta índole. En Estados Unidos no existen tribunales constitucionales especiales; cualquier tribunal es competente para declarar inconstitucional una ley o acción emanada de órganos del gobierno, sujeto a revisión de un tribunal superior.
Los tribunales federales
A los tribunales federales tradicionales se los conoce como tribunales del Artículo III porque tienen atribuciones de revisión judicial y determinadas protecciones en virtud del Artículo III de la Constitución de Estados Unidos. Estos tribunales están organizados con arreglo a una estructura jerárquica de tres órdenes y a divisiones territoriales. Al orden inferior pertenecen los tribunales federales de distrito, que son los juzgados de primera instancia. Las decisiones de los juzgados de distrito son apelables ante los tribunales de apelación de Estados Unidos, a los que se suele conocer como tribunales federales de circuito. De allí, las causas pueden someterse al Tribunal Supremo. Gran parte de las atribuciones de revisión del Tribunal Supremo son discrecionales y el tribunal sólo acepta una pequeña proporción de las causas que se someten a su consideración.
Los tribunales federales de distrito son tribunales inferiores de jurisdicción ordinaria, es decir, competentes para conocer de diversas materias civiles y penales. Existen 94 distritos judiciales federales, al menos uno en cada estado. Los estados más extensos y poblados están divididos en varios distritos, pero éstos no cruzan las fronteras estatales. El número de jueces depende del tamaño de la población --y, por ende, del volumen de trabajo-- de cada tribunal de distrito. Aunque todos los tribunales de distrito tienen numerosos jueces, sólo uno preside en cada causa.
El tribunal federal de apelaciones es el tribunal federal de orden intermedio. Los tribunales de apelación son el caballo de batalla del régimen judicial federal, porque en ellos se decide la gran mayoría de las causas. Si una parte litigante estima que el juez del tribunal de distrito ha cometido un error de derecho que le ha perjudicado, puede recurrir su decisión ante el tribunal de apelaciones. No se puede apelar una decisión para corregir errores de hecho, a menos que se trate de un error evidente de derecho. Así, por ejemplo, una parte puede alegar que el juez erró al admitir como prueba un documento, pero no que el juez o el jurado llegó a una decisión injusta basado exclusivamente en dicho documento.
Los tribunales federales de apelación están divididos territorialmente en 12 circuitos: 11 circuitos numerados, cada uno de los cuales abarca tres estados, más el tribunal federal de apelaciones del Distrito de Columbia (la ciudad de Washington), que también tiene jurisdicción sobre materias relativas al gobierno federal. Cada circuito conoce en apelación las causas que le someten los tribunales de distrito de su territorio.
El número de jueces de cada circuito varía mucho, ya que está determinado por la población y extensión del circuito. Cada causa la oyen tres jueces constituidos en sala, elegidos al azar, en combinaciones distintas en diferentes causas.
Los tribunales federales de apelación pueden emitir su fallo sobre la base de alegatos escritos presentados por los litigantes u ordenar argumentos orales. El fallo se basa en el dictamen escrito redactado por uno de los jueces y transmitido a los otros dos miembros de la sala. El dictamen del tribunal también tiene que estar firmado, al menos, por dos miembros de la sala. Cualquiera de los tres jueces puede redactar una opinión concurrente, en la que exprese su conformidad con el resultado a que han llegado los otros dos jueces, pero por motivos distintos o adicionales. Un juez que no esté de acuerdo con el dictamen del tribunal puede escribir una opinión disidente motivada. Aunque las opiniones disidentes y concurrentes no tienen fuerza legal, pueden influir poderosamente en las decisiones del tribunal.
Después de que la sala ha fallado, los litigantes tienen varias opciones. Pueden solicitar la "reconsideración" del fallo por la misma sala, la revisión de la causa por todos los jueces del circuito reunidos, o la revisión por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, para lo cual presentarán una moción de certiorari (cuando los tribunales inferiores han fallado en la causa y expresado opiniones discordantes). Todos estos recursos son discrecionales y rara vez prosperan.
El Tribunal Supremo de Estados Unidos es el órgano supremo del poder judicial federal y está integrado por nueve jueces que conocen de causas y fallan en consecuencia. Como en los tribunales federales de apelación, los jueces pueden unirse a la opinión mayoritaria o redactar su propia opinión concurrente o disidente.
La jurisdicción ordinaria del Tribunal Supremo es principalmente discrecional, a través del proceso de certiorari. Con arreglo a la llamada "regla de cuatro", si cuatro de los nueve jueces se inclinan a favor de revisar una causa, se concede el certiorari. El tribunal a veces acepta casos de jurisdicción dividida entre varios tribunales federales de circuito o que suscitan importantes cuestiones constitucionales o legales. La denegación del certiorari no supone conformidad con la decisión del tribunal inferior sino, sencillamente, que por cualquier motivo no se ha alcanzado el número necesario de magistrados inclinados a aceptar el caso.
Además del auto de certiorari, el Tribunal Supremo puede conocer en apelación causas de tribunales federales o tribunales supremos estatales cuyas sentencias se basan en una cuestión de derecho federal (por ejemplo, cuando un tribunal federal de apelación invalida una ley estatal o cuando un tribunal estatal deja sin efecto una ley federal). El tribunal también puede dictaminar en cuestiones legales concretas que le presentan los tribunales federales inferiores.
El Tribunal Supremo tiene jurisdicción de primera instancia sobre algunas causas limitadas: controversias entre dos estados, controversias entre Estados Unidos y un estado, actos de un estado contra un ciudadano de otro estado o contra un extranjero, y causas suscitadas contra un embajador o cónsul extranjero.
Los tribunales especiales
En general, el sistema de tribunales federales no establece tribunales especiales para cuestiones específicas. Dos excepciones notables de esta norma son el Tribunal Federal de Reclamaciones (U.S. Court of Federal Claims), donde se ventilan las causas monetarias entabladas contra Estados Unidos, y el Tribunal Federal de Comercio Internacional (U.S. Court of International Trade), que está facultado para conocer y fallar en causas civiles contra Estados Unidos, organismos federales o sus empleados, derivadas de las leyes relativas al comercio internacional.
También existe otro tribunal federal especial de apelaciones: el Tribunal Federal de Apelaciones del Circuito Federal. Este tribunal tiene jurisdicción sobre las apelaciones de todos los tribunales de distrito en causas derivadas de leyes sobre patentes, así como sobre las del Tribunal Federal de Reclamaciones y el Tribunal de Comercio Internacional.
El sistema de tribunales federales también comprende una serie de tribunales conocidos como tribunales legislativos o del Artículo I, en referencia al Artículo I de la Constitución de Estados Unidos. Los tribunales del Artículo I ejercen sus funciones con arreglo al poder legislativo del Congreso y son competentes para decidir cuestiones de hecho relativas a materias concretas. Algunos ejemplos de tribunales del Artículo I son el Tribunal Federal de Apelaciones de las Fuerzas Armadas, el Tribunal Federal de Apelaciones de Veteranos, el Tribunal Federal de Impuestos y los Tribunales Federales de Quiebras. Los fallos de estos tribunales se pueden recurrir ante los tribunales federales de apelación.
Tribunales administrativos
Los organismos federales tienen una función preponderante en la elaboración y aplicación de las leyes federales en una gran variedad de temas, desde la reglamentación de los recursos naturales a la salud y seguridad de los trabajadores. Con frecuencia, esto significa que el organismo actúa como tribunal de instrucción en la aplicación de los reglamentos federales. Cuando surgen desavenencias, las partes presentan sus pruebas a un juez de lo contencioso administrativo, que actúa como juez de instrucción. Cada parte puede apelar la sentencia del juez, por lo general ante una junta o comisión establecida por el organismo federal responsable de la reglamentación. Como el juez ya ha ejercido la función de instrucción, que normalmente correspondería a un tribunal federal de distrito, las apelaciones de los dictámenes de organismos importantes (por ejemplo, la Junta Nacional de Relaciones Laborales o la Comisión Federal de Comercio) se interponen directamente ante un tribunal federal de apelaciones. Aunque estas apelaciones se pueden interponer en cualquier circuito, por consideraciones prácticas, la mayoría de ellas se resuelven en el Circuito del Distrito de Columbia.
Los tribunales estatales
Todos los estados, así como el Distrito de Columbia y el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, tienen su propio sistema judicial que actúa independientemente. El tribunal superior de cada estado es la autoridad suprema en cuestiones de derecho estatales, desde el punto de vista del estado.
La estructura de los tribunales estatales, como las de los tribunales federales, es piramidal. La mayoría de los estados tienen un régimen judicial de tres niveles: tribunales de primera instancia (a veces llamados tribunales superiores, tribunales de distrito o tribunales de circuito), un tribunal de apelaciones y un tribunal de última instancia (generalmente llamado tribunal supremo). Algunos estados tienen un solo nivel de apelaciones.
En el sistema judicial federal, los juicios los preside un solo juez (al que con frecuencia se suma un jurado); las apelaciones en primera instancia las resuelven tres jueces constituidos en sala, mientras que en los tribunales supremos estatales las causas las ve el tribunal en pleno, que suele estar integrado por siete o nueve jueces.
Al igual que en el régimen federal, las causas comienzan en el tribunal de primera instancia. Estos juzgados con frecuencia están divididos en dos categorías: tribunales de jurisdicción ordinaria y tribunales especiales.
Las sentencias de los juzgados de primera instancia son recurribles ante un tribunal de apelaciones, que puede revisar la causa. Como se ha indicado anteriormente, en algunos estados sólo existe una instancia de apelaciones. En los estados en los que hay dos tribunales de apelación, las normas varían en cuanto a si una apelación se interpondrá automáticamente ante el tribunal de apelaciones o el tribunal supremo del estado. En algunos estados, las apelaciones de los juzgados de primera instancia se resuelven en el tribunal intermedio de apelaciones del estado, con la subsiguiente revisión discrecional del tribunal supremo del estado. En otros, los litigantes recurren la sentencia del juzgado de primera instancia directamente al tribunal supremo, el cual decide si aceptar la causa o dejar que la resuelva el tribunal intermedio de apelaciones. En cualquier caso, el tribunal supremo del estado suele revisar las causas que suscitan importantes cuestiones de derecho o política estatal.
Los tribunales estatales especiales son juzgados de primera instancia de jurisdicción limitada, que conocen sólo de causas relativas a cuestiones o disputas legales concretas. Aunque estos tribunales varían de un estado a otro, muchos estados tienen tribunales especiales de tráfico, derecho de la familia, testamentarías y pequeños reclamos (cuando se trata de sumas de dinero que no llegan a un límite determinado). Los fallos de estos tribunales especiales son susceptibles de recurso y de revisión por tribunales estatales de jurisdicción ordinaria.
Los tribunales locales
Cada uno de los 50 estados de la Unión está dividido en localidades o municipalidades, llamadas ciudades, condados, pueblos o aldeas. Al igual que los estatales, los gobiernos municipales tienen sus propios sistemas judiciales, que están presididos por "magistrados" locales. Estos magistrados son funcionarios civiles con atribuciones judiciales delegadas con arreglo a las leyes locales. Sus atribuciones pueden extenderse a cuestiones urbanísticas, recaudación y gasto de impuestos locales o establecimiento y funcionamiento de escuelas públicas.
Conclusión
Uno de los elementos del sistema de tribunales de Estados Unidos, que lo hace al mismo tiempo tan complejo e interesante, es el hecho de que tanto el gobierno federal como cada estado tienen su propio sistema judicial, cada uno de los cuales se distingue de los otros en sus atribuciones y funcionamiento. Además, el hecho de que existen jurisdicciones coincidentes y que cualquier tribunal puede conocer de causas de derecho federal y estatal complica aun más el funcionamiento de estos sistemas. En el fondo, todos ellos son similares en sus aspectos más fundamentales. Los tribunales de Estados Unidos son, en su mayoría, tribunales de jurisdicción ordinaria. Todos los sistemas están organizados con arreglo a una estructura piramidal que permite la revisión y, en caso necesario, la anulación de la sentencia por los tribunales superiores.
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