skip banner navigation
National Cancer Institute
NCI Home Cancer Topics Clinical Trials Cancer Statistics Research & Funding News About NCI
Neuroblastoma (PDQ®): Tratamiento
Versión PacienteVersión Profesional De SaludIn EnglishActualizado: 06/16/2004




Información general






Clasificación celular






Información sobre los estadios






Aspectos generales de las opciones de tratamiento






Tratamiento del Neuroblastoma de Bajo Riesgo






Tratamiento del Neuroblastoma de Riesgo Intermedio






Tratamiento del Neuroblastoma de Alto Riesgo






Neuroblastoma recurrente






Modificaciones a este sumario (06/16/2004)






Información adicional



Page Options
Print This Page  Fácil para Imprimir
Print This Document  Print Entire Document
View Entire Document  View Entire Document
E-Mail This Document  E-Mail This Document
Quick Links
Dictionary

Funding Opportunities

NCI Publications

NCI Calendar

Español
NCI Highlights
October is Breast Cancer Awareness Month

NCI Annual Progress Report on Cancer Research 2003

Women, Tobacco and Cancer: Agenda for 21st Century

Past Highlights
Need Help?
Información general

Este sumario informativo sobre el tratamiento del cáncer provee un compendio que abarca tanto el pronóstico y diagnóstico como la clasificación y tratamiento del neuroblastoma.

El Instituto Nacional del Cáncer provee los sumarios de tratamiento con información oncológica pediátrica del PDQ como un servicio público para aumentar el grado de accesibilidad de información con base científica entre el personal sanitario, pacientes y el público en general. Estos sumarios son periódicamente actualizados conforme a las más recientes investigaciones y descubrimientos publicados en la literatura especializada por un Consejo editorial conformado por especialistas en oncología y pediatría. La información contenida en este enlace está en inglés.

El cáncer es poco común en los niños y adolescentes. Los niños y adolescentes con cáncer deben ser referidos a centros médicos que cuenten con un personal médico multidisciplinario de especialistas en cáncer con amplia experiencia en el tratamiento de los cánceres que aparecen durante la niñez y la adolescencia. Dicho personal debe tener un enfoque que incorpore la pericia del médico de cabecera, subespecialistas en cirugía pediátrica, radiooncólogos y hematólogos pediatras, especialistas en rehabilitación, especialistas en enfermería pediátrica, trabajadores sociales y otros, con el fin de asegurarse de que los pacientes reciban el tratamiento, apoyo terapéutico y rehabilitación que determinen una calidad de vida y supervivencia óptima. Para obtener información específica sobre los cuidados médicos de apoyo para niños y adolescentes con cáncer, consultar los sumarios del PDQ sobre el Cuidado médico de apoyo.

Las pautas para los centros de cáncer pediátrico y su función en el tratamiento del paciente pediátrico con cáncer han sido delineadas por la Academia Estadounidense de Pediatría.[1] En estos centros oncológicos pediátricos, se llevan a cabo ensayos clínicos para la mayoría de los cánceres que se presentan en niños y adolescentes, y a la mayoría de los pacientes o familiares se les ofrece la oportunidad de participar en estos ensayos. Estos ensayos clínicos para niños y adolescentes están diseñados generalmente para comparar lo que se considera una terapia potencialmente mejor con la terapia que se considera estándar. La mayor parte del progreso alcanzado en la identificación de terapias curativas para el cáncer infantil, se ha logrado a través de ensayos clínicos. Para mayor información sobre ensayos clínicos en curso, consulte el portal de Internet del NCI, Cancer.gov. (Nota: La información contenida en este enlace solo está disponible en inglés).

El neuroblastoma es predominantemente un tumor de la primera infancia; dos tercios de los casos se presentan en niños menores de 5 años de edad. En casos raros el neuroblastoma puede diagnosticarse de forma prenatal mediante ecografía fetal.[2] El neuroblastoma se origina en la médula suprarrenal o en otros sitios paraespinales donde el tejido del sistema nervioso simpático está presente. Los síntomas más comunes se deben a una masa tumoral o al dolor de huesos causado por la metástasis. La proptosis y la equimosis periorbital son comunes, a consecuencia de las metástasis retrobulbares. La metástasis extensa de la médula ósea podría ocasionar pancitopenia. La distensión abdominal con implicación respiratoria debido a una metástasis hepática masiva se presenta en la población infantil porque se originan en los ganglios paraespinales, los neuroblastomas pueden invadir los agujeros neurales, comprimir la médula espinal y causar parálisis. Ocasionalmente se pueden presentar fiebre, anemia e hipertensión. El neuroblastoma multifocal se presenta en raras ocasiones, por lo general en niños y casi siempre tiene buen pronóstico.[3] Raras veces los niños pueden presentar diarrea acuosa grave, debido a que el tumor secreta péptidos intestinales vasoactivos.

Los niños con neuroblastomas presentan en raras ocasiones síntomas neurológicos paraneoplásicos, incluida la ataxia cerebelosa, opsoclono y mioclono.[4] El síndrome opsoclono mioclono, parece ser causado por un mecanismo inmunológico que aún no está completamente definido.[5,6] A diferencia de otros neuroblastomas, el tumor primario está difusamente infiltrado con linfocitos.[7] Los pacientes que presentan este síndrome a menudo tienen neuroblastomas con características biológicas favorables y es probable que sobrevivan, aunque se han comunicado muertes relacionadas con el tumor. La disfunción neurológica es con frecuencia un síntoma inicial, pero puede surgir después de la extirpación del tumor. El opsoclono y el mioclono se han relacionado también con trastornos neurológicos diseminados y permanentes, incluso retardo sicomotor.[6,8,9] Algunos pacientes pueden responder clínicamente a la extirpación del neuroblastoma, pero la mejoría puede ser lenta y parcial; con frecuencia es necesario tratar los síntomas. El tratamiento con la hormona adrenocorticotrópica (ACTH, por sus siglas en inglés) se considera eficaz, pero algunos pacientes muestran resistencia a la ACTH.[5,8] Se ha informado que varios medicamentos, la plasmaféresis y la gamaglobulina han sido eficaces en casos específicos.[8,10] Los resultados neurológicos a largo plazo podrían ser superiores en los pacientes tratados con quimioterapia, posiblemente debido a sus efectos immunosupresores.[10]

El diagnóstico del neuroblastoma requiere la participación de patólogos que estén familiarizados con tumores infantiles. Algunos neuroblastomas no pueden diferenciarse de otros tumores de células azules redondas y pequeñas de la infancia (como linfomas, tumores neuroectodérmicos primitivos y rabdomiosarcomas) por microcospía de luz convencional. La evidencia para efectuar la diferenciación neuronal simpática debe demostrarse por inmunohistoquímica, microscopía electrónica o niveles elevados de catecolaminas séricas (dopamina, noradrenalina), o por los metabolitos de las catecolaminas en la orina ácido vanillilmandélico (VMA) o ácido homovainílico (HVA). El criterio mínimo establecido por acuerdo internacional para diagnosticar un neuroblastoma se basa en una de las características siguientes: 1) un diagnóstico patológico inequívoco realizado por análisis del tejido tumoral con microscopio de luz (con o sin inmunohistología, microscopía electrónica o niveles elevados de catecolaminas séricas o de metabolitos urinarios) o 2) La combinación de una muestra de médula ósea por aspiración o la biopsia por trépano que contenga células tumorales inequívocas (o sea sincitios o racimos de células inmunocitológicamente positivas) y niveles elevados de catecolaminas séricas o de metabolitos urinarios como se mencionó anteriormente.[11]

Aproximadamente el 70% de los pacientes con neuroblastoma presentan enfermedad metastásica al momento del diagnóstico. El pronóstico de los pacientes con neuroblastoma está relacionado con su edad al momento del diagnóstico, el estadio clínico de la enfermedad y (en los pacientes mayores de 1 año de edad) la afectación de los ganglios linfáticos regionales. Otras variables convencionales de pronóstico incluyen el sitio del tumor primario y la histología del tumor (Consulte la sección llamada Clasificación Celular, que aparece más abajo).[12-15]

Los niños de cualquier edad con neuroblastoma localizado y los lactantes menores de un año con enfermedad avanzada y características favorables, tienen una alta probabilidad de sobrevivir a largo plazo sin enfermedad.[12,16] Sin embargo, para los niños de más edad con enfermedad en estadio avanzado, las posibilidades de curación aún con terapia intensiva son considerablemente menores. Por ejemplo, la quimioterapia intensiva con fármacos múltiples ha dado como resultado una tasa de supervivencia de dos años aproximadamente en 20% de los niños mayores, con neuroblastoma en estadio IV.[17,18]

En los adolescentes y adultos con neuroblastoma, el pronóstico a largo plazo es más precario, independientemente del estadio y ubicación de la enfermedad, en muchos casos, un curso más prolongado cuando se trata con dosis estándar de quimioterapia.[19] La quimioterapia administrada en dosis altas y la cirugía han mostrado alcanzar un estado mínimo de la enfermedad en >50% de estos pacientes. Otras modalidades como la radioterapia local y el uso de medicamentos con actividad confirmada podrían mejorar el pronóstico precario.[20]

Se ha estudiado un gran número de variables biológicas en los niños que tienen este tumor. De particular importancia son la histología de Shimada, la aneuploidía del ADN tumoral y la amplificación del oncogén N-MYC en el tejido tumoral, ya que las decisiones de tratamiento pueden basarse en estos factores.[15,16,21-24] Por lo general se necesita una biopsia abierta para obtener una cantidad adecuada de tejido para la determinación de estas características biológicas. El ADN hiperdiploide del tumor está relacionado con un pronóstico favorable,[25] especialmente en los lactantes con neuroblastoma,[21] mientras que la amplificación del N-MYC se relaciona con un pronóstico malo, sin importar la edad del paciente.[16,21,26] En contraste, la amplificación del gen N-MYC, el grado de expresión del gen N-MYC en el tumor, no predice el pronóstico.[27,28] La amplificación del N-MYC está relacionada con la eliminación del cromosoma 1p y la ganancia del brazo largo del cromosoma 17 (17q); éste último, independientemente, indica un pronóstico desfavorable.[29,30] Una proporción más alta de células tumorales proliferantes pueden predecir independientemente pronóstico deficiente.[31] La expresión del gen que codifica uno de los receptores de alta afinidad del factor de crecimiento nervioso (llamado protooncogén TRK-A), está relacionado con tumores de buen pronóstico.[32] El aumento de los niveles de ARN telomerasa,[33] la ferritina sérica elevada,[34] la lactato deshidrogenasa sérica elevada,[35] y la persistencia de células del neuroblastoma en la médula ósea durante o después de la quimioterapia están asociadas con un mal pronóstico.[23,34-41] La estadificación biológica consistente en establecer el número de copias del N-MYC y su edad, resulta útil al definir el pronóstico y tratamiento del neuroblastoma en estadio III.[24] El neuroblastoma se ha clasificado en tres grupos biológicos. Un tipo expresa el receptor de neurotrofina TRK-A, es hiperdiploide, y tiende a desaparecer espontáneamente. Otro tipo expresa el receptor de neurotrofina TRK-B, ha incorporado un cromosoma adicional, 17q; tiene pérdida de heterozigosidad de 14q; y es genómicamente inestable. En un tercer tipo, el cromosoma 1p se pierde y el gen N-MYC se amplifica.[42,43]

Muchas de las mejorías en la supervivencia de los pacientes de cáncer infantil se han logrado usando los tratamientos nuevos que intentan mejorar los mejores tratamientos disponibles y aceptados. Los estudios clínicos están diseñados para comparar un nuevo tratamiento con el actualmente aceptado como estándar. Esta comparación puede hacerse en un estudio aleatorio de dos grupos de tratamiento o al evaluar un tratamiento nuevo solo y comparar los resultados con los que se habían obtenido previamente con el tratamiento existente.

La información actual no respalda la detección sistemática del neuroblastoma. El examen sistemático de lactantes para detectar neuroblastomas infantiles usando el análisis de metabolitos de catecolaminas urinarias comenzó en el Japón.[44] El estudio de un amplio sector de la población en Norte América, en el cual se examinó la mayoría de los niños menores de un año en Quebéc a las 3 semanas y a los 6 meses de edad, ha mostrado que se pueden detectar muchos neuroblastomas con características favorables [45,46] que nunca se hubieran detectado clínicamente, al parecer porque el tumor habría desaparecido espontáneamente. Otro estudio de niños evaluados al año de edad muestra resultados similares.[47] El tamizaje a las 3 semanas , 6 meses de nacido o 1 año de edad indicó que no se manifestó una disminución en la incidencia de neuroblastomas en estadio avanzado, con características biológicas desfavorables en niños mayores ni disminuyó la cantidad de fallecimientos a partir de neuroblastomas en niños estudiados sistemáticamente a cualquier edad.[46,47] De esta manera, no parece haber beneficios para la salud pública a partir del tamizaje de niños en casos de neuroblastoma en estas edades.

La desaparición espontánea del neuroblastoma se ha descrito bien en niños, especialmente en aquellos con el patrón 4S (Para mayor información, consultar la sección sobre Información de los estadios) de dispersión metastásica.[48,49] La desaparición generalmente tiene lugar solo en tumores con un número aproximadamente triploide de cromosomas que también carecen de la amplificación de N-MYC y pérdida del cromosoma 1p. Las características relacionadas con la desaparición espontánea incluyen la falta de expresión de telomerasa,[50,51] la expresión de Ha-ras [52] y la expresión del receptor de neurotrofina TrkA, un receptor del factor de crecimiento nervioso. Estudios recientes han sugerido que niños seleccionados que aparentemente tienen neuroblastomas asintomáticos, pequeños en estadio bajo detectados mediante tamizaje, a menudo presentan tumores que desaparecen espontáneamente y pueden observarse de manera segura sin intervención quirúrgica o diagnóstico tisular.[53] En la actualidad, el Grupo de Oncología Infantil (COG, por sus siglas en inglés) está estudiando si es seguro simplemente observar a los neonatos con masas suprarrenales pequeñas que se presumen son neuroblastomas (COG ANBL00P2). Estas masas generalmente se encuentran con diagnóstico ultrasónico prenatal o incidental.

(Para mayor información en inglés, consultar el sumario del PDQ sobre los Exámenes de Detección de los Neuroblastomas).

Bibliografía

  1. Guidelines for the pediatric cancer center and role of such centers in diagnosis and treatment. American Academy of Pediatrics Section Statement Section on Hematology/Oncology. Pediatrics 99 (1): 139-41, 1997.  [PUBMED Abstract]

  2. Jennings RW, LaQuaglia MP, Leong K, et al.: Fetal neuroblastoma: prenatal diagnosis and natural history. J Pediatr Surg 28 (9): 1168-74, 1993.  [PUBMED Abstract]

  3. Hiyama E, Yokoyama T, Hiyama K, et al.: Multifocal neuroblastoma: biologic behavior and surgical aspects. Cancer 88 (8): 1955-63, 2000.  [PUBMED Abstract]

  4. Azizkhan RG, Haase GM: Current biologic and therapeutic implications in the surgery of neuroblastoma. Semin Surg Oncol 9 (6): 493-501, 1993 Nov-Dec.  [PUBMED Abstract]

  5. Connolly AM, Pestronk A, Mehta S, et al.: Serum autoantibodies in childhood opsoclonus-myoclonus syndrome: an analysis of antigenic targets in neural tissues. J Pediatr 130 (6): 878-84, 1997.  [PUBMED Abstract]

  6. Rudnick E, Khakoo Y, Antunes NL, et al.: Opsoclonus-myoclonus-ataxia syndrome in neuroblastoma: clinical outcome and antineuronal antibodies-a report from the Children's Cancer Group Study. Med Pediatr Oncol 36 (6): 612-22, 2001.  [PUBMED Abstract]

  7. Cooper R, Khakoo Y, Matthay KK, et al.: Opsoclonus-myoclonus-ataxia syndrome in neuroblastoma: histopathologic features-a report from the Children's Cancer Group. Med Pediatr Oncol 36 (6): 623-9, 2001.  [PUBMED Abstract]

  8. Pranzatelli MR: The neurobiology of the opsoclonus-myoclonus syndrome. Clin Neuropharmacol 15 (3): 186-228, 1992.  [PUBMED Abstract]

  9. Mitchell WG, Davalos-Gonzalez Y, Brumm VL, et al.: Opsoclonus-ataxia caused by childhood neuroblastoma: developmental and neurologic sequelae. Pediatrics 109 (1): 86-98, 2002.  [PUBMED Abstract]

  10. Russo C, Cohn SL, Petruzzi MJ, et al.: Long-term neurologic outcome in children with opsoclonus-myoclonus associated with neuroblastoma: a report from the Pediatric Oncology Group. Med Pediatr Oncol 28 (4): 284-8, 1997.  [PUBMED Abstract]

  11. Brodeur GM, Pritchard J, Berthold F, et al.: Revisions of the international criteria for neuroblastoma diagnosis, staging, and response to treatment. J Clin Oncol 11 (8): 1466-77, 1993.  [PUBMED Abstract]

  12. Adams GA, Shochat SJ, Smith EI, et al.: Thoracic neuroblastoma: a Pediatric Oncology Group study. J Pediatr Surg 28 (3): 372-7; discussion 377-8, 1993.  [PUBMED Abstract]

  13. Evans AE, Albo V, D'Angio GJ, et al.: Factors influencing survival of children with nonmetastatic neuroblastoma. Cancer 38 (2): 661-6, 1976.  [PUBMED Abstract]

  14. Hayes FA, Green A, Hustu HO, et al.: Surgicopathologic staging of neuroblastoma: prognostic significance of regional lymph node metastases. J Pediatr 102 (1): 59-62, 1983.  [PUBMED Abstract]

  15. Cotterill SJ, Pearson AD, Pritchard J, et al.: Clinical prognostic factors in 1277 patients with neuroblastoma: results of The European Neuroblastoma Study Group 'Survey' 1982-1992. Eur J Cancer 36 (7): 901-8, 2000.  [PUBMED Abstract]

  16. Brodeur GM, Azar C, Brother M, et al.: Neuroblastoma. Effect of genetic factors on prognosis and treatment. Cancer 70 (6 Suppl): 1685-94, 1992.  [PUBMED Abstract]

  17. Bowman LC, Hancock ML, Santana VM, et al.: Impact of intensified therapy on clinical outcome in infants and children with neuroblastoma: the St Jude Children's Research Hospital experience, 1962 to 1988. J Clin Oncol 9 (9): 1599-608, 1991.  [PUBMED Abstract]

  18. McWilliams NB, Hayes FA, Green AA, et al.: Cyclophosphamide/doxorubicin vs. cisplatin/teniposide in the treatment of children older than 12 months of age with disseminated neuroblastoma: a Pediatric Oncology Group Randomized Phase II study. Med Pediatr Oncol 24 (3): 176-80, 1995.  [PUBMED Abstract]

  19. Franks LM, Bollen A, Seeger RC, et al.: Neuroblastoma in adults and adolescents: an indolent course with poor survival. Cancer 79 (10): 2028-35, 1997.  [PUBMED Abstract]

  20. Kushner BH, Kramer K, LaQuaglia MP, et al.: Neuroblastoma in adolescents and adults: the Memorial Sloan-Kettering experience. Med Pediatr Oncol 41 (6): 508-15, 2003.  [PUBMED Abstract]

  21. Look AT, Hayes FA, Shuster JJ, et al.: Clinical relevance of tumor cell ploidy and N-myc gene amplification in childhood neuroblastoma: a Pediatric Oncology Group study. J Clin Oncol 9 (4): 581-91, 1991.  [PUBMED Abstract]

  22. Schmidt ML, Lukens JN, Seeger RC, et al.: Biologic factors determine prognosis in infants with stage IV neuroblastoma: A prospective Children's Cancer Group study. J Clin Oncol 18 (6): 1260-8, 2000.  [PUBMED Abstract]

  23. Berthold F, Trechow R, Utsch S, et al.: Prognostic factors in metastatic neuroblastoma. A multivariate analysis of 182 cases. Am J Pediatr Hematol Oncol 14 (3): 207-15, 1992.  [PUBMED Abstract]

  24. Matthay KK, Perez C, Seeger RC, et al.: Successful treatment of stage III neuroblastoma based on prospective biologic staging: a Children's Cancer Group study. J Clin Oncol 16 (4): 1256-64, 1998.  [PUBMED Abstract]

  25. Ladenstein R, Ambros IM, Pötschger U, et al.: Prognostic significance of DNA di-tetraploidy in neuroblastoma. Med Pediatr Oncol 36 (1): 83-92, 2001.  [PUBMED Abstract]

  26. Tonini GP, Boni L, Pession A, et al.: MYCN oncogene amplification in neuroblastoma is associated with worse prognosis, except in stage 4s: the Italian experience with 295 children. J Clin Oncol 15 (1): 85-93, 1997.  [PUBMED Abstract]

  27. Maris JM, Weiss MJ, Guo C, et al.: Loss of heterozygosity at 1p36 independently predicts for disease progression but not decreased overall survival probability in neuroblastoma patients: a Children's Cancer Group study. J Clin Oncol 18 (9): 1888-99, 2000.  [PUBMED Abstract]

  28. Cohn SL, London WB, Huang D, et al.: MYCN expression is not prognostic of adverse outcome in advanced-stage neuroblastoma with nonamplified MYCN. J Clin Oncol 18 (21): 3604-13, 2000.  [PUBMED Abstract]

  29. Bown N, Lastowska M, Cotterill S, et al.: 17q gain in neuroblastoma predicts adverse clinical outcome. U.K. Cancer Cytogenetics Group and the U.K. Children's Cancer Study Group. Med Pediatr Oncol 36 (1): 14-9, 2001.  [PUBMED Abstract]

  30. Bown N, Cotterill S, Lastowska M, et al.: Gain of chromosome arm 17q and adverse outcome in patients with neuroblastoma. N Engl J Med 340 (25): 1954-61, 1999.  [PUBMED Abstract]

  31. Krams M, Hero B, Berthold F, et al.: Proliferation marker KI-S5 discriminates between favorable and adverse prognosis in advanced stages of neuroblastoma with and without MYCN amplification. Cancer 94 (3): 854-61, 2002.  [PUBMED Abstract]

  32. Nakagawara A, Arima-Nakagawara M, Scavarda NJ, et al.: Association between high levels of expression of the TRK gene and favorable outcome in human neuroblastoma. N Engl J Med 328 (12): 847-54, 1993.  [PUBMED Abstract]

  33. Poremba C, Hero B, Goertz HG, et al.: Traditional and emerging molecular markers in neuroblastoma prognosis: the good, the bad and the ugly. Klin Padiatr 213 (4): 186-90, 2001 Jul-Aug.  [PUBMED Abstract]

  34. Hann HW, Evans AE, Siegel SE, et al.: Prognostic importance of serum ferritin in patients with Stages III and IV neuroblastoma: the Childrens Cancer Study Group experience. Cancer Res 45 (6): 2843-8, 1985.  [PUBMED Abstract]

  35. Shuster JJ, McWilliams NB, Castleberry R, et al.: Serum lactate dehydrogenase in childhood neuroblastoma. A Pediatric Oncology Group recursive partitioning study. Am J Clin Oncol 15 (4): 295-303, 1992.  [PUBMED Abstract]

  36. Massaron S, Seregni E, Luksch R, et al.: Neuron-specific enolase evaluation in patients with neuroblastoma. Tumour Biol 19 (4): 261-8, 1998.  [PUBMED Abstract]

  37. De Bernardi B, Pianca C, Boni L, et al.: Disseminated neuroblastoma (stage IV and IV-S) in the first year of life. Outcome related to age and stage. Italian Cooperative Group on Neuroblastoma. Cancer 70 (6): 1625-33, 1992.  [PUBMED Abstract]

  38. Combaret V, Gross N, Lasset C, et al.: Clinical relevance of CD44 cell-surface expression and N-myc gene amplification in a multicentric analysis of 121 pediatric neuroblastomas. J Clin Oncol 14 (1): 25-34, 1996.  [PUBMED Abstract]

  39. Reynolds CP, Seeger RC: Detection of minimal residual disease in bone marrow during or after therapy as a prognostic marker for high-risk neuroblastoma. J Pediatr Hematol Oncol 23 (3): 150-2, 2001 Mar-Apr.  [PUBMED Abstract]

  40. Burchill SA, Lewis IJ, Abrams KR, et al.: Circulating neuroblastoma cells detected by reverse transcriptase polymerase chain reaction for tyrosine hydroxylase mRNA are an independent poor prognostic indicator in stage 4 neuroblastoma in children over 1 year. J Clin Oncol 19 (6): 1795-801, 2001.  [PUBMED Abstract]

  41. Seeger RC, Reynolds CP, Gallego R, et al.: Quantitative tumor cell content of bone marrow and blood as a predictor of outcome in stage IV neuroblastoma: a Children's Cancer Group Study. J Clin Oncol 18 (24): 4067-76, 2000.  [PUBMED Abstract]

  42. Maris JM, Matthay KK: Molecular biology of neuroblastoma. J Clin Oncol 17 (7): 2264-79, 1999.  [PUBMED Abstract]

  43. Lastowska M, Cullinane C, Variend S, et al.: Comprehensive genetic and histopathologic study reveals three types of neuroblastoma tumors. J Clin Oncol 19 (12): 3080-90, 2001.  [PUBMED Abstract]

  44. Sawada T: Past and future of neuroblastoma screening in Japan. Am J Pediatr Hematol Oncol 14 (4): 320-6, 1992.  [PUBMED Abstract]

  45. Takeuchi LA, Hachitanda Y, Woods WG, et al.: Screening for neuroblastoma in North America. Preliminary results of a pathology review from the Quebec Project. Cancer 76 (11): 2363-71, 1995.  [PUBMED Abstract]

  46. Woods WG, Gao RN, Shuster JJ, et al.: Screening of infants and mortality due to neuroblastoma. N Engl J Med 346 (14): 1041-6, 2002.  [PUBMED Abstract]

  47. Schilling FH, Spix C, Berthold F, et al.: Neuroblastoma screening at one year of age. N Engl J Med 346 (14): 1047-53, 2002.  [PUBMED Abstract]

  48. Reynolds CP: Ras and Seppuku in neuroblastoma. J Natl Cancer Inst 94 (5): 319-21, 2002.  [PUBMED Abstract]

  49. Ambros PF, Brodeur GM: Concept of tumorigenesis and regression. In: Brodeur GM, Sawada T, Tsuchida Y: Neuroblastoma. New York, NY: Elsevier Science, 2000, pp 21-32. 

  50. Hiyama E, Hiyama K, Yokoyama T, et al.: Correlating telomerase activity levels with human neuroblastoma outcomes. Nat Med 1 (3): 249-55, 1995.  [PUBMED Abstract]

  51. Hiyama E, Reynolds CP: Telomerase as a biological and prognostic marker in neuroblastoma. In: Brodeur GM, Sawada T, Tsuchida Y: Neuroblastoma. New York, NY: Elsevier Science, 2000, pp 159-174. 

  52. Kitanaka C, Kato K, Ijiri R, et al.: Increased Ras expression and caspase-independent neuroblastoma cell death: possible mechanism of spontaneous neuroblastoma regression. J Natl Cancer Inst 94 (5): 358-68, 2002.  [PUBMED Abstract]

  53. Yamamoto K, Ohta S, Ito E, et al.: Marginal decrease in mortality and marked increase in incidence as a result of neuroblastoma screening at 6 months of age: cohort study in seven prefectures in Japan. J Clin Oncol 20 (5): 1209-14, 2002.  [PUBMED Abstract]

Volver ArribaVolver Arriba

Siguiente Sección >

skip footer navigation

A Service of the National Cancer Institute
Department of Health and Human Services National Institutes of Health FirstGov.gov