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Cáncer de la nasofaringe (PDQ®): Tratamiento
Versión PacienteVersión Profesional De SaludIn EnglishActualizado: 03/10/2004




Información general






Clasificación celular






Información sobre los estadios






Aspectos generales de las opciones de tratamiento






Cáncer de la nasofaringe en estadio I






Cáncer de la nasofaringe en estadio II






Cáncer de la nasofaringe en estadio III






Cáncer de la nasofaringe en estadio IV






Cáncer recurrente de la nasofaringe






Modificaciones a este sumario (03/10/2004)






Información adicional



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Información general

La nasofaringe tiene una forma cuboide. Las paredes laterales están formadas por la trompa de Eustaquio y la fosa de Rosenmuller. El techo, descendiente de la parte anterior a la posterior, está rodeado por la hipófisis faríngea, amígdala faríngea y bursa faríngea, con la base del cráneo en la parte superior. Anteriormente, la nasofaringe termina en la coana posterior y cavidad nasal, y el límite posterior está formado por los músculos de la pared faríngea posterior. En la parte inferior, la nasofaringe termina en una línea horizontal imaginaria formada por la superficie superior del paladar blando y la pared posterior faríngea.

A diferencia de otros cánceres de células escamosas de la cabeza y del cuello, no parece que el cáncer de la nasofaringe esté vinculado con el consumo excesivo de tabaco y alcohol. Los factores que se piensa predisponen a este tumor son la ascendencia china (o asiática), exposición al virus de Epstein-Barr,[1] y en factores desconocidos hasta ahora que resultan en conglomerados familiares muy raros.[2]

Los síntomas y signos cuando se presenta el cáncer incluyen ganglios linfáticos indoloros, agrandados, en el cuello (presentes en aproximadamente 75% de los pacientes y a menudo bilaterales y posteriores), obstrucción nasal, epistaxis, disminución de la audición, zumbido de oído, otitis media recurrente, disfunción de los nervios craneales (generalmente II-VI o IX-XII), dolor de garganta y cefalea. En el paciente que se presenta con adenopatía cervical solamente, el descubrimiento de material genómico EBV en el tejido después de amplificación de ADN con la reacción de cadena de polimerasa provee evidencia fuerte para un tumor primario nasofaríngeo y se deberá hacer una búsqueda concertada en esa área.[3]

En la nasofaringe se pueden presentar tumores de histologías diversas, pero esta discusión, como la clasificación nasofaríngea del Comité Estadounidense Conjunto sobre el Cáncer, se refiere exclusivamente a los de tipo escamocelular.

El diagnóstico se hace por biopsia de la masa nasofaríngea. La inspección incluye examen visual cuidadoso (por examen de espejo o endoscópico); documentación del tamaño y ubicación del tumor y ganglios del cuello; evaluación de función de los nervios craneales y audición; radiografías del cráneo (especialmente de la base del cráneo), para evaluar la foramina neural; tomografías axiales computarizadas (TAC) o por imágenes de resonancia magnética (IRM) con vistas que delinean la extensión superior e inferior de la lesión; radiografía del tórax; hemograma; y química. Cualquier sugerencia clínica o de laboratorio de metástasis a distancia puede instar a una evaluación adicional de otros sitios. Cuidadosa evaluación dental y de higiene oral y terapia es de particular importancia antes de iniciación del tratamiento con radiaciones. Las imágenes de resonancia magnética (IRM) suelen ser más útiles que las gammagrafías TAC para detectar anomalías y definir su grado.[4-6]

Los factores pronósticos principales que influyen negativamente en el resultado de tratamiento incluyen tamaño grande del tumor, estadio T más alta, y la presencia de ganglios afectados del cuello.[7] Otros factores vinculados con una disminución de la supervivencia, que estuvieron presentes en algunos pero no en todos los estudios, son la edad, histología no linfoepitelial, intervalo largo entre biopsia e iniciación de radioterapia, disminución de la función inmune al momento del diagnóstico, escisión incompleta de los ganglios afectados del cuello, embarazo durante el tratamiento, recidiva locoregional, y ciertos modelos de valoración del anticuerpo viral EBV.

Los cánceres pequeños de la nasofaringe son altamente curables por radioterapia, con tasas de supervivencia de 80% a 90%.[8]

Las lesiones moderadamente avanzadas sin evidencia clínica de propagación a ganglios linfáticos cervicales son a menudo curables con tasas de supervivencia de 50% a 70%.

Los pacientes con lesiones avanzadas, especialmente las relacionadas con ganglios linfáticos cervicales clínicamente positivos, complicación de nervios craneales y destrucción de huesos, son precariamente controlados localmente por radioterapia con o sin cirugía y a menudo desarrollan metástasis a distancia a pesar del control local.[9,10]

Aunque la mayoría de las recaídas ocurren a los 5 años del diagnóstico, la recaída puede verse a intervalos más largos. La incidencia de segundos cánceres primarios parece ser menor que en otros lugares de la cabeza y cuello.[11]

El seguimiento para pacientes incluye examen periódico de rutina del sitio original del tumor y cuello, radiografía del tórax, IRM o gammagrafía TAC, y análisis de sangre. La observación de pacientes deberá incluir vigilancia de la función de tiroides y pituitaria; higiene dental y oral; ejercicios de la mandíbula para evitar trismo; evaluación de función de nervios craneales, especialmente los relacionados con la visión y audición; y evaluación de quejas sistémicas para identificar metástasis a distancia.

El cáncer escamoso precariamente diferenciado se ha relacionado con los anticuerpos del virus de Epstein-Barr (EBV).[3,12] Las valoraciones altas de anticuerpos al virus antígeno cápside y antígeno precoz, especialmente de clase alta de IgA, o valoraciones altas que persisten después de terapia se han relacionado con un pronóstico más pobre.[13] Este resultado sigue en evaluación.

Bibliografía

  1. Chien YC, Chen JY, Liu MY, et al.: Serologic markers of Epstein-Barr virus infection and nasopharyngeal carcinoma in Taiwanese men. N Engl J Med 345 (26): 1877-82, 2001.  [PUBMED Abstract]

  2. Decker J, Goldstein JC: Risk factors in head and neck cancer. N Engl J Med 306 (19): 1151-5, 1982.  [PUBMED Abstract]

  3. Feinmesser R, Miyazaki I, Cheung R, et al.: Diagnosis of nasopharyngeal carcinoma by DNA amplification of tissue obtained by fine-needle aspiration. N Engl J Med 326 (1): 17-21, 1992.  [PUBMED Abstract]

  4. Schantz SP, Harrison LB, Forastiere AA: Tumors of the nasal cavity and paranasal sinuses, nasopharynx, oral cavity, and oropharynx. In: DeVita VT Jr, Hellman S, Rosenberg SA, eds.: Cancer: Principles and Practice of Oncology. 6th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins, 2001, pp 797-860. 

  5. Laramore GE, ed.: Radiation Therapy of Head and Neck Cancer. Berlin: Springer-Verlag, 1989. 

  6. Cummings CW, Fredrickson JM, Harker LA, et al.: Otolaryngology - Head and Neck Surgery. Saint Louis, Mo: Mosby-Year Book, Inc., 1998. 

  7. Sanguineti G, Geara FB, Garden AS, et al.: Carcinoma of the nasopharynx treated by radiotherapy alone: determinants of local and regional control. Int J Radiat Oncol Biol Phys 37 (5): 985-96, 1997.  [PUBMED Abstract]

  8. Bailet JW, Mark RJ, Abemayor E, et al.: Nasopharyngeal carcinoma: treatment results with primary radiation therapy. Laryngoscope 102 (9): 965-72, 1992.  [PUBMED Abstract]

  9. Fandi A, Altun M, Azli N, et al.: Nasopharyngeal cancer: epidemiology, staging, and treatment. Semin Oncol 21 (3): 382-97, 1994.  [PUBMED Abstract]

  10. Teo PM, Chan AT, Lee WY, et al.: Enhancement of local control in locally advanced node-positive nasopharyngeal carcinoma by adjunctive chemotherapy. Int J Radiat Oncol Biol Phys 43 (2): 261-71, 1999.  [PUBMED Abstract]

  11. Cooper JS, Scott C, Marcial V, et al.: The relationship of nasopharyngeal carcinomas and second independent malignancies based on the Radiation Therapy Oncology Group experience. Cancer 67 (6): 1673-7, 1991.  [PUBMED Abstract]

  12. Neel HB 3rd, Pearson GR, Taylor WF: Antibodies to Epstein-Barr virus in patients with nasopharyngeal carcinoma and in comparison groups. Ann Otol Rhinol Laryngol 93 (5 Pt 1): 477-82, 1984 Sep-Oct.  [PUBMED Abstract]

  13. Lin JC, Chen KY, Wang WY, et al.: Detection of Epstein-Barr virus DNA the peripheral-blood cells of patients with nasopharyngeal carcinoma: relationship to distant metastasis and survival. J Clin Oncol 19 (10): 2607-15, 2001.  [PUBMED Abstract]

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