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Un problemático regreso para los veteranos de Irak (Parte 1)

Por Holly VanScoy
Reportera de HealthDay

MIÉRCOLES 11 de agosto (HealthDayNews/HispaniCare) -- Ya hace tres décadas desde que los soldados estadounidenses soportaron el choque del combate terrestre sostenido en Vietnam y las cicatrices emocionales que ese tipo de guerra inflinge.

Pero los profesionales de la salud mental de todo el país se están preparando para una nueva ola de soldados sobrecogidos por los peculiares estreses que causa la guerra, a medida que las tropas comienzan a regresar de Irak.

"Los soldados que regresan muchas veces sienten que han sido destruidos por su exposición al combate", afirmó la Dra. Alison Sheridan, una ex psiquiatra del ejército que ahora tiene una consulta privada en Concord, Mass.

"Han visto cuerpos mutilados, sus amigos cercanos han muerto o han sido heridos. Han tenido experiencias que no pueden compartir con sus familiares o amigos cercanos, algunas de las cuales pueden ser vergonzosas para el soldado porque se sienten atemorizados o experimentan traumas que los aterrorizan", añadió.

Sheridan espera que una gran parte del personal de servicio de los EE.UU. que regresa de Irak y Afganistán experimentará una serie de problemas que sus predecesores que lucharon en Vietnam conocen demasiado bien.

De hecho, ya hay señales de tales problemas.

Una encuesta militar recién publicada de paracaidistas que participaron en la invasión de Irak reveló que el 17.4 por ciento de los soldados tienen síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT).

La encuesta realizada entre 1,300 soldados de la 2da Brigada de la 82da División Aérea se realizó tres meses después de que regresaran a Fort Bragg, N.C., luego de un año en Irak, según el informe que aparece en el Fayetteville Observer.

"Las cifras se parecen cada vez más a las de Vietnam", afirmó al periódico la Capt. Jill Breithbach, jefa de servicios de psicología de la 82da. Una encuesta nacional realizada entre los veteranos de Vietnam en 1988 determinó que cerca del 15 por ciento sufría TEPT en ese momento, de acuerdo a los informes que se publican.

Y también están en la línea de la investigación que aparece en una edición reciente del New England Journal of Medicine que encontró que los soldados que vuelven de Irak y Afganistán sufren diferentes problemas de salud mental.

Entre el 15.6 y el 17.1 por ciento de quienes habían estado en Irak cumplían todos los criterios de evaluación necesarios para diagnosticar depresión grave, ansiedad generalizada o TEPT, en comparación con el 11.2 por ciento que presentaba estos síntomas al regresar de Afganistán y el 9.3 por ciento entre los que no habían sido todavía enviados a Irak.

La investigación, que incluyó entrevistas con aproximadamente 6,200 soldados, es significativa por varias razones, incluyendo lo temprano que se está realizando la búsqueda de información.

"Están consiguiendo la información cuando la gente todavía está en el teatro de operaciones", afirmó el Dr. Matthew Friedman, autor de un editorial que acompaña el estudio, director ejecutivo del Centro Nacional para el TEPT del Department of Veterans Affairs y profesor de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Dartmouth.

Los investigadores también han obtenido información previa al despliegue de tropas, lo que les da algo con qué comparar las cifras de después del combate.

"Lo importante de obtener estos datos es que podemos calcular en realidad cuántos de los síntomas psiquiátricos reportados pueden ser determinados como resultantes del despliegue en Irak o Afganistán", sostuvo Friedman. Después de la Primera Guerra del Golfo de 1990-91, fue imposible saber cuántos de los problemas médicos no explicados aparecían durante el combate porque no había con qué compararlos.

Pero igual de preocupante, según los investigadores, es que apenas entre el 38 y el 45 por ciento del personal de servicio que presentaba las señales clínicas de trastorno mental expresó algún interés en recibir ayuda, mientras que entre el 23 y el 40 por ciento de éstos buscó ayuda profesional.

"Lo que más preocupa, en mi opinión, es el estigma, y las personas que son afectadas más gravemente son las que tienen menos probabilidades de buscar un tratamiento", aseveró Friedman.

"Podemos ayudarles", añadió. "Podemos ayudarles ahora mismo".

Los soldados que regresan a los puestos militares en los EE.UU. o a sus vidas civiles muchas veces experimentan muchos de los síntomas de TEPT, incluyendo ansiedad intensa no específica; problemas del sueño; nerviosismo; recuerdos vividos; y, bajo algunas condiciones, estados de desorientación o confusión profunda. La depresión profunda es también una complicación común.

Karl D. LaRowe es una trabajadora social clínica y entrenadora de PESI HealthCare en Eau Claire, Wisc. "Los hombres y las mujeres en combate se enfrentan a intensas presiones ya que no pueden escapar de la necesidad de estar constantemente alertas", explicó. "Tienen que estar constantemente preparados para reaccionar a eventos peligrosos y mortales".

"Este estado de vigilancia perpetua descarga adrenalina que prepara al cuerpo para la respuesta de 'lucha o huída'. La constante exposición a la adrenalina prepara el cuerpo, lo que estimula al cerebro, lo que a su vez aumenta la carga de adrenalina, creando un cortocircuito hormonal. El resultado es un alto estado de agotamiento de la alerta".

LaRowe dice que es común que los soldados que regresan a casa permanezcan en un estado de híper alerta ya que sus sistemas nerviosos han sido físicamente alterados por la guerra.

"Los soldados que regresan están estresados y cansados", dijo. "Y no son sólo los soldados, sino también los miembros de sus familias (cónyuges, niños, padres) y los amigos cercanos quienes probablemente se vean afectados".

Sheridan afirmó que las personas que eran particularmente cercanas a los soldados antes de que fueran a Irak podrían tender a aguantar el peso de la transición.

"En los encuentros casuales con conocidos o extraños, los hombres y las mujeres que han prestado servicio en una zona de guerra recientemente no suelen mostrar evidencias del estrés que pueden estar experimentando", dijo. "Es en las relaciones íntimas donde los síntomas y problemas salen, muchas veces aumentados por el sentimiento de que ya no pueden hablar sobre los sentimientos y problemas emocionales con las personas más cercanas a ellos".

Sheridan y LaRowe coincidieron al afirmar que muchos soldados que regresan y que experimentan TEPT tienden a "automedicarse" con alcohol u otras drogas. Esto puede extender y complicar la recuperación del trauma emocional relacionado con la guerra.

Más Información

El National Center for PTSD tiene más información sobre la guerra de Irak.

(FUENTES: Alison Sheridan, M.D., former Army psychiatrist, Concord, Mass.; Karl D. LaRowe, LCSW, clinical social worker and trainer, PESI HealthCare, Eau Claire, Wisc.; Matthew Friedman, M.D., Ph.D., executive director, Department of Veterans Affairs' National Center for PTSD; Aug. 10, 2004, Fayetteville Observer)

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