Internar a un ser amado en una institución es difícil para los que los cuidan
Por Karen Pallarito Reportera de HealthDay
MARTES 24 de agosto (HealthDayNews/HispaniCare) -- Las personas que cuidan a un familiar
con demencia en un centro de atención a largo plazo experimentan ansiedad y
depresión significativas después, y su uso de tranquilizantes para aliviar la ansiedad
aumenta, según un nuevo estudio. Casi la mitad de los cuidadores en el estudio
estaban en riesgo de depresión clínica luego de institucionalizar a su ser amado. La
transición era particularmente difícil para los cónyuges, y casi la mitad de ellos
visitaban diariamente y continuaban cuidando de la atención física del paciente
durante las visitas. Esto muestra que "la atención no se detiene y, lo que es
más importante, la angustia que se asocia a dar cuidados no disminuye como resultado del
internamiento", afirmó el autor principal Richard Schulz, profesor de psiquiatría y
director del Centro de Investigación Social y Urbana de la Universidad de Pittsburgh.
"Es muy angustiante, no cabe duda, pero no es sorprendente", añadió
Kathleen O'Brien, vicepresidenta principal de la Alzheimer's Association, la cual coopera con los
cuidadores que atraviesan la prueba de colocar a un ser amado en un centro de atención a
largo plazo. "Nuestra misión es ayudar a aliviar algunos de estas tensiones y
cargas". Los nuevos hallazgos, que se detallan en la edición del 25 de agosto
de Journal of the American Medical Association, contrastan con hallazgos anteriores
relacionados de los mismos investigadores. Schulz y sus colegas reportaron el año pasado
que los cuidadores de personas con demencia tienden a sentir un gran malestar el año
anterior a la muerte del paciente, pero que experimentan un alivio cuando éste muere.
"Rápidamente se sintieron menos deprimidos y ansiosos", apuntó.
Pero esta no fue la conclusión de la nueva investigación, la cual se
centró en lo que sucede a los parientes cuidadores luego de internar a un ser amado.
Uno de los sorprendentes hallazgos: "Mientras mayor contacto mantenga con su pariente,
peor se sentirá", dijo Schulz. Esto podría reflejar el apego del cuidador con su
pariente y su fuerte sentido de obligación hacia esa persona. "Para otros
puede ser un caso de ojos que no ven, corazón que no siente", añadió.
El estudio apunta a una apremiante necesidad de apoyar a los parientes cuidadores del
país, un grupo que continúa creciendo a medida que la población envejece y
la incidencia de la demencia sube. Se calcula que unos 4.5 millones de estadounidenses
sufren de la enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia en las
personas mayores de 65 años de edad. Puede ser un trastorno particularmente estresante para
los cuidadores que luchan con los cambios conductuales de sus familiares. La muestra de
Schulz incluyó a 1,222 pares de cuidadores y pacientes de seis ciudades de los Estados
Unidos. Un total de 180 pacientes fueron colocados en facilidades de atención a largo plazo
durante el periodo de seguimiento de 18 meses. Más de la mitad de los cuidadores eran
cónyuges; una gran mayoría de los cuidadores que no eran cónyuges eran
hijos de las personas bajo su cuidado. Los cuidadores con las puntuaciones más
altas de depresión luego de colocar a su ser amado en un centro de atención a largo
plazo tendían a ser cónyuges. También eran los que visitaban con mayor
frecuencia y los que estaban más insatisfechos con la ayuda que recibían de otras
personas, incluyendo otros miembros de la familia. "Los niveles de malestar que
vimos eran suficientemente altos para merecer una intervención", apuntó
Schulz. "Tenemos que hacer algo directamente para tratar la depresión y la
ansiedad". Schulz no está enterado de ningún esfuerzo
sistémico para llegar a los cuidadores que pasan por la transición de cuidado en el
hogar al internamiento. La brecha representa una oportunidad significativa para mejorar el bienestar
de los cuidadores, señaló. "Podríamos intervenir directamente
con el cuidador y lograr algunos resultados positivos significativos", apuntó Schulz.
Se podría administrar ayuda para preparar la transición a los cuidadores en
riesgo. Tienen que ser educados sobre cuál debe ser su rol continuo en la atención a
su familiar y deben ser animados a buscar tratamiento médico y consejería para la
depresión, dijo. O'Brien, de la Alzheimer's Association, dijo que su grupo trata de
cerrar esta brecha al diseminar información sobre sus servicios. Los cuidadores pueden
llamar la "línea de ayuda" de la asociación en el 800-272-3900 para
obtener información, remisiones y consejería profunda.
"También trabajamos con los médicos para que comprendan que los
servicios que ofrecemos pueden beneficiar a sus pacientes y los pueden ayudar a ahorrar tiempo y a
ponerse en contacto con los recursos locales", declaró. Más
Información La Family
Caregiver Alliance's National Center on Caregiving tiene más información sobre
ofrecer atención y la depresión. Artículo por HealthDay, traducido
por HispaniCare
(FUENTES: Richard Schulz, Ph.D., professor of psychiatry and director, Center for Social and Urban Research, University of Pittsburgh; Kathleen O'Brien, senior vice president, Alzheimer's Association, Chicago; Aug. 25, 2004, Journal of the American Medical Association)
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