For Immediate Release
Office of the Press Secretary
7 de octubre de 2002
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE IRAQ
Cincinnati Museum Center - Cincinnati Union Terminal
Cincinnati, Ohio
8:02 P.M. EDT
EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Gracias por una muy amable y cálida
bienvenida a
Cincinnati. Es un honor para mí estar acá esta noche; aprecio que todos
ustedes hayan venido.
Esta noche quiero tomarme unos cuantos minutos para hablar sobre una
grave amenaza a la paz y la determinación de Estados Unidos de liderar al
mundo al confrontar esa amenaza.
La amenaza proviene de Iraq. Surge directamente de los propios actos
del régimen iraquí: su historia de agresión y su empeño por un arsenal de
terror. Hace once años, como condición de concluir la Guerra del Golfo
Pérsico, se requirió que el régimen iraquí destruyera sus armas de
destrucción en masa, cesara todo desarrollo de dichas armas y concluyera
toda ayuda a grupos terroristas. El régimen iraquí ha violado todas esas
obligaciones. Posee y produce armas químicas y biológicas. Está buscando
armas nucleares. Ha albergado y apoyado al terrorismo y efectúa actos de
terrorismo contra su propio pueblo. Todo el mundo ha sido testigo de la
historia de desafío, engaño y mala fe de once años de duración de Iraq.
Además, nunca debemos olvidar los acontecimientos más vívidos de la
historia reciente. El 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos sintió su
vulnerabilidad, incluso a las amenazas que se forman en el otro lado de la
Tierra. Decidimos entonces y estamos resueltos ahora a afrontar cada
amenaza, de cualquier fuente, que podría traer terrorismo y sufrimiento
repentinos a los Estados Unidos.
Los miembros del Congreso de ambos partidos políticos y los miembros
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas concuerdan que Saddam
Hussein es una amenaza a la paz y debe desarmarse. Concordamos que no se
debe permitir que el dictador iraquí amenace a los Estados Unidos y al
mundo con horribles venenos y enfermedades y gases y armas atómicas. Ya
que todos concordamos sobre este objetivo, la cuestión es: ¿Cuál es la
mejor manera de lograrlo?
Muchos estadounidenses han hecho preguntas legítimas sobre la
naturaleza de la
amenaza, sobre la urgencia de la acción, (¿Por qué preocuparse ahora?);
sobre el vínculo entre un Iraq que desarrolla armas para el terrorismo y
una guerra más extensa contra el terrorismo. Estos son todos asuntos que
hemos conversado extensamente y plenamente dentro de mi gobierno. Y esta
noche, quiero compartir esas conversaciones con ustedes.
Primero, hay quienes preguntan por qué es diferente Iraq de otros
países o regímenes que también tienen armas terribles. Aunque existen
muchos peligros en el mundo, la amenaza sobresale porque reúne en un lugar
los peligros más serios de nuestra era. Las armas de destrucción en masa
de Iraq son controladas por un tirano asesino que ya ha utilizado armas
químicas para matar a miles de personas. Este mismo tirano ha tratado de
dominar el Medio Oriente, ha invadido y ocupado un vecino pequeño, ha
atacado a otras naciones sin advertencia y siente una hostilidad
implacable hacia los Estados Unidos.
Debido a sus actos pasados y presentes, debido a su capacidad
tecnológica, debido a la naturaleza inmisericorde de su régimen, Iraq es
único. Como ha dicho un antiguo inspector en jefe de armas de la ONU, "El
problema fundamental con Iraq sigue siendo la naturaleza del propio
régimen. Saddam Hussein es un dictador homicida que es adicto a las armas
de destrucción en masa."
Hay quienes preguntan cuán urgente es este peligro para Estados Unidos
y el mundo. El peligro ya es significativo y solo empeora con el tiempo.
Si sabemos que Saddam Hussein actualmente tiene armas peligrosas, y sí lo
sabemos, ¿Tiene sentido que el mundo espere para confrontarlo mientras él
se hace aún más fuerte y desarrolla armas aún más poderosas?
En 1995, tras varios años de engaños por el régimen iraquí, el jefe de
la industria militar de Iraq desertó. Fue entonces que el régimen se vio
forzado a admitir que había producido más de 30,000 litros de ántrax
(carbunco) y otros agentes biológicos mortíferos. Los inspectores, sin
embargo, concluyeron que Iraq probablemente había producido dos a cuatro
veces esa cantidad. Esta es una provisión masiva de armas biológicas sobre
la cual nunca se ha rendido cuentas y capaz de matar a millones.
Sabemos que el régimen ha producido miles de toneladas de agentes
químicos, entre ellos el gas de mostaza, el gas neurotóxico sarin, el gas
neurotóxico VX. Saddam Hussein también tiene experiencia en el uso de
armas químicas. Ha ordenado ataques químicos contra Irán y contra más de
cuarenta villas en su propio país. Estos actos mataron o hirieron a más de
20,000 personas, más de seis veces el número de personas que murieron en
los ataques del 11 de septiembre.
Y las fotos de vigilancia divulgan que el régimen está volviendo a
construir las instalaciones que había usado para producir armas químicas y
biológicas. Cada arma química y biológica que tiene o fabrica Iraq es una
violación directa de la tregua que concluyó la Guerra del Golfo Pérsico en
1991. Sin embargo, Saddam Hussein ha optado por construir y mantener estas
armas a pesar de las sanciones internacionales, las demandas por la ONU y
el aislamiento del mundo civilizado.
Iraq posee misiles balísticos con un alcance probable de cientos de
millas; lo suficientemente lejos como para atacar a Arabia Saudita, Israel,
Turquía y otros países, en una región donde viven y trabajan más de 135,000
estadounidense civiles y miembros de los servicios militares. También
hemos descubierto por medio de los servicios de inteligencia que Iraq tiene
una creciente flota de vehículos aéreos tripulados y no tripulados que
podrían utilizarse para dispersar armas químicas y biológicas por áreas
extensas. Nos preocupa que Iraq esté explorando maneras de usar estos
vehículos aéreos no tripulados para misiones que tienen a Estados Unidos
como blanco. Y, por supuesto, los sofisticados medios portadores no son
necesarios para un ataque químico o biológico; todo lo que probablemente se
requiere son un recipiente pequeño y un terrorista o agente iraquí de
inteligencia para portarlo.
Y esa es la fuente de nuestra urgente preocupación sobre los vínculos
entre Saddam Hussein y los grupos internacionales de terroristas. A través
de los años, Iraq ha proporcionado albergue a terroristas tales como Abu
Nidal, cuya organización terrorista realizó más de 90 ataques terroristas
en 20 países que mataron o hirieron a casi 900 personas, entre ellas 12
estadounidenses. Iraq también ha proporcionado albergue a Abu Abbas, quien
se responsabilizó por tomar control del Achille Lauro y matar a un pasajero
estadounidense. Y sabemos que Iraq continúa financiando el terrorismo y
presta ayuda a los grupos que usan el terrorismo para menoscabar la paz en
el Medio Oriente.
Sabemos que Iraq y la red terrorista al-Qaida comparten un enemigo
común: los Estados Unidos de Norteamérica. Sabemos que Iraq y al-Qaida han
tenido contactos de alto nivel que datan de hace una década. Algunos
líderes de al-Qaida que huyeron de Afganistán fueron a Iraq. Estos
incluyen a un líder muy importante de al-Qaida que recibió tratamiento
médico en Bagdad este año y a quien se ha vinculado con la planificación de
ataques químicos y biológicos. Nos hemos enterado que ha entrenado a
miembros de al-Qaida en la fabricación de bombas y gases venenosos y
mortíferos. Y sabemos que después del 11 de septiembre, el régimen de
Saddam Hussein celebró jubilosamente los ataques terroristas contra los
Estados Unidos.
Iraq podría decidir cualquier día dado proporcionar un arma biológica
o química a un grupo terrorista o a terroristas individuales. La alianza
con los terroristas podría permitir que el régimen iraquí atacase a los
Estados Unidos sin dejar huella digital alguna.
Hay quienes han argumentado que confrontar la amenaza de Iraq podría
restarle fuerza a la guerra contra el terrorismo. Por lo contrario;
confrontar la amenaza que posa Iraq es crucial para ganar la guerra contra
el terrorismo. Cuando hablé ante el Congreso hace más de un año, dije que
aquellos que protegen a los terroristas son tan culpables como los propios
terroristas. Saddam Hussein está protegiendo terroristas y los
instrumentos del terrorismo, los instrumentos de muerte y destrucción en
masa. Y no puede confiarse en él. El riesgo es simplemente demasiado alto
que los use o se los proporcione a una red de terrorismo.
Las células de terrorismo y los regímenes al margen de la ley que
están construyendo armas de destrucción en masa son rostros distintos del
mismo mal. Nuestra seguridad requiere que confrontemos a ambos. Y las
fuerzas armadas de los Estados Unidos son capaces de confrontar a ambos.
Mucha gente ha preguntado cuán cerca está Saddam Hussein de
desarrollar un arma nuclear. Bueno, no sabemos exactamente y ese es el
problema. Antes de la Guerra del Golfo, los mejores datos indicaban que a
Iraq le faltaban ocho a diez años para desarrollar un arma nuclear.
Después de la guerra, los inspectores internacionales se enteraron que el
régimen ha estado mucho más cerca; que el régimen en Iraq probablemente
habría poseído un arma nuclear a más tardar en 1993. Los inspectores
descubrieron que Iraq tenía un avanzado programa de desarrollo, tenía un
diseño para un arma nuclear utilizable y estaba buscando varios métodos
distintos de enriquecer uranio para una bomba.
Antes que se impidiera su ingreso a Iraq en 1998, el Organismo
Internacional de Energía Atómica desmanteló extensas instalaciones
relacionadas a las armas nucleares, entre ellas tres localidades de
enriquecimiento de uranio. Ese mismo año, información proveniente de un
ingeniero nuclear iraquí de alto rango que desertó reveló que a pesar de
sus promesas públicas, Saddam Hussein había ordenado que su programa
nuclear continuara.
Las pruebas indican que Iraq está reconstituyendo su programa de armas
nucleares. Saddam Hussein ha celebrado numerosas reuniones con los
científicos nucleares iraquíes, un grupo al cual denomina su "mujahideen
nuclear", sus guerreros sagrados nucleares. Fotografías por satélite
divulgan que Iraq está reconstruyendo instalaciones en lugares que en el
pasado habían sido parte de su programa nuclear. Iraq ha tratado de
comprar tubos reforzados de aluminio y otro equipo necesario para las
centrífugas de gas, las cuales se utilizan para enriquecer el uranio para
las armas nucleares.
Si el régimen iraquí logra producir, comprar o robar una cantidad poco
mayor que una bola de softball de uranio altamente enriquecido, podría
tener un arma nuclear en menos de un año. Y si permitimos que pase eso, se
habrá cruzado una línea terrible. Saddam Hussein estaría en condiciones de
extorsionar a cualquiera que se oponga a su agresión. Estaría en
condiciones de dominar el Medio Oriente. Estaría en condiciones de
amenazar a los Estados Unidos. Y Saddam Hussein estaría en condiciones de
pasarle tecnología nuclear a los terroristas.
Algunos ciudadanos se preguntan, después de vivir 11 años con este
problema, ¿Por qué necesitamos confrontarlo ahora? Y hay una razón. Hemos
experimentado el horror del 11 de septiembre. Hemos visto que aquellos que
odian a los Estados Unidos están dispuestos a estrellar aviones contra
edificios llenos de personas inocentes. Nuestros enemigos no estarían
menos dispuestos, es más, estarían ansiosos por usar un arma biológica o
química o nuclear.
Con conocimiento de estos hechos, Estados Unidos no debe ignorar la
amenaza que se acumula en contra nuestra. Al enfrentar pruebas claras de
peligro, no podemos esperar la prueba final, que podría venir como una nube
en forma de hongo. Como dijo el Presidente Kennedy en octubre de 1962, "Ni
los Estados Unidos de América ni la comunidad mundial de naciones pueden
tolerar los engaños deliberados ni las amenazas ofensivas de parte de
nación alguna, grande o pequeña. No vivimos más en un mundo", dijo, "en
que solo un disparo de armas representa un desafío a la seguridad de una
nación suficiente para constituir un peligro máximo".
Al entender las amenazas de nuestros tiempos, conocer los planes y los
engaños del régimen iraquí, tenemos toda la razón de asumir lo peor y
tenemos un deber urgente de prevenir que suceda lo peor.
Hay quienes consideran que podemos afrontar este peligro al
simplemente reanudar la vieja estrategia de inspecciones y aplicar presión
diplomática y económica. Sin embargo, esto es precisamente lo que el mundo
ha tratado de hacer desde 1991. El programa de inspecciones de la ONU ha
enfrentado engaños sistemáticos. El régimen iraquí ocultó micrófonos en
las habitaciones de hotel y oficinas de los inspectores para determinar a
dónde se dirigirían luego; falsificaron documentos, destruyeron pruebas y
desarrollaron instalaciones móviles de armas para mantenerse un paso por
delante de los inspectores. Se prohibió el acceso a ocho presuntos
palacios presidenciales para las inspecciones sin restricciones. Estos
lugares actualmente abarcan doce millas cuadradas con cientos de
estructuras, tanto sobre la superficie como subterráneas, donde podrían
estar escondidos materiales delicados.
El mundo ha probado las sanciones económicas y observado a Iraq usar
miles de millones de dólares en reservas petrolíferas para financiar más
compras de armas, en vez de encargarse de las necesidades del pueblo
iraquí.
El mundo ha probado los ataques militares limitados para destruir las
armas con capacidad de destrucción en masa de Iraq, solo para verlas
reabrir abiertamente, a la vez que el régimen niega que siquiera existen.
El mundo ha probado las zonas de prohibición de vuelos para prevenir
que Saddam aterrorice a su propia gente, y tan sólo durante el año pasado,
las fuerzas armadas iraquíes han disparado contra pilotos estadounidenses y
británicos más de 750 veces.
Después de once años durante los cuales hemos probado la contención,
las sanciones, las inspecciones, incluso la acción militar selecta, el
resultado final es que Saddam Hussein aún tiene armas químicas y biológicas
y está aumentando su capacidad de fabricar más. Y está acercándose aún más
al punto de desarrollar un arma nuclear.
Claramente, para que realmente funcionen, cualquier inspección,
sanción o mecanismo de ejecución nuevos tendrán que ser distintos. Estados
Unidos quiere que la ONU sea una organización eficaz que mantiene la paz.
Y es por eso que estamos instando al Consejo de Seguridad a que adopte una
nueva resolución que establezca requisitos estrictos e inmediatos. Entre
esos requisitos: el régimen iraquí debe poner al descubierto y destruir
bajo la supervisión de la ONU todas las armas existentes de destrucción en
masa. Para garantizar que nos enteremos de la verdad, el régimen debe
permitir que los testigos a sus actividades ilegales sean entrevistados
fuera del países y estos testigos deben estar libres de traer a sus
familias con ellos para que todos ellos estén fuera del alcance del
terrorismo y el asesinato de Saddam
Hussein. Y los inspectores deben tener acceso a cualquier lugar, en
cualquier momento, sin autorización previa, sin retraso, sin excepciones.
La hora de negar, engañar y retrasar ha llegado a su fin. Saddam
Hussein debe desarmarse, o por el bien de la paz, dirigiremos una coalición
para desarmarlo.
Muchos países nos están acompañando en insistir que se haga que el
régimen de Saddam Hussein rinda cuentas. Están comprometidos a defender la
seguridad internacional que protege las vidas de tanto nuestros ciudadanos
como los suyos. Y es por eso que Estados Unidos está desafiando a todos
los países a que consideren seriamente las resoluciones ante el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas.
Y estas resoluciones son claras. Además de declarar y destruir todas
sus armas de destrucción en masa, Iraq debe concluir su respaldo del
terrorismo. Debe cesar de perseguir a su población civil. Debe acabar
todo el comercio externo ilícito al margen del programa Oil For Food. Debe
poner en libertad o rendir cuentas por todo el personal de la Guerra del
Golfo, el cual incluye a un piloto estadounidense cuyo paradero se
desconoce.
Al tomar estas medidas, y solamente al tomar estas medidas, el régimen
iraquí tiene la oportunidad de evitar un conflicto. Tomar estas medidas
también cambiarían la naturaleza del propio régimen iraquí. Estados Unidos
espera que el régimen tome esa decisión. Desafortunadamente, por lo menos
hasta ahora, hemos tenido pocas razones de esperarlo. Y es por eso que dos
gobiernos, el mío y el del Presidente Clinton, han declarado que un cambio
de régimen en Iraq es la única manera cierta de eliminar un gran peligro
para nuestra nación.
Espero que esto no requiera de acción militar, pero es posible que lo
requiera. Y un conflicto armado podría ser difícil. Un régimen iraqu
enfrentado con su propia caída podría tratar de usar medidas crueles y
desesperadas. Si Saddam Hussein ordena tales medidas, sería muy
aconsejable que sus generales rehusaran esas órdenes. Si no rehúsan, deben
entender que todos los criminales de guerra serán perseguidos y castigados.
Si tenemos que tomar medidas, tomaremos todas las precauciones que sean
posibles. Planearemos detenidamente; tomaremos medidas con el pleno poder
de las fuerzas armadas de Estados Unidos; tomaremos medidas con nuestros
aliados de nuestro lado y prevaleceremos. (Aplauso.)
No hay curso de acción libre de riesgos. Hay quienes han argumentado
que deberíamos esperar, y esa es una opción. A mi parecer, es la opción
más arriesgada de todas, porque mientras más esperemos, Saddam Hussein se
hará más fuerte y audaz. Podríamos esperar y esperar que Saddam no le d
armas a los terroristas o desarrolle un arma nuclear para extorsionar al
mundo. Pero estoy convencido de que esa es una esperanza que va contra
todas las pruebas. Como estadounidenses, deseamos la paz, nos esforzamos y
sacrificamos por la paz. Pero no puede haber paz si nuestra seguridad
depende de la voluntad y los caprichos de un dictador cruel y agresivo. No
estoy dispuesto a poner en riesgo una vida estadounidense al confiar en
Saddam Hussein.
Si dejásemos de tomar medidas, envalentonaríamos a otros tiranos,
permitiríamos que los terroristas obtuvieran acceso a armas nuevas y
recursos nuevos, y haríamos de la extorsión un aspecto permanente del
acontecer mundial. Las Naciones Unidas traicionarían el propósito de su
fundación y probarían ser irrelevante para los problemas de nuestros
tiempos. Y por medio de su inacción, las Naciones Unidas se resignarían a
un futuro de temor.
Ese no es el Estados Unidos que conozco. Ese no es el Estados Unidos
al cual sirvo. Rehusamos vivir atemorizados. (Aplauso.) Esta nación en
guerra mundial tras Guerra Fría, nunca ha permitido que lo brutal y lo
ilegal determinen el curso de la historia. Ahora como anteriormente,
protegeremos a nuestro país, protegeremos nuestra libertad y ayudaremos a
otros a encontrar su propia libertad.
Hay quienes se preocupan que un cambio en el liderazgo de Iraq podría
crear inestabilidad y empeorar la situación. La situación de la seguridad
del mundo y del pueblo de Iraq duramente puede empeorar. Las vidas de los
ciudadanos iraquíes mejorarían espectacularmente si Saddam Hussein no
estuviese más en el poder, así como las vidas de los ciudadanos afganos
mejoraron después del Talibán. El dictador de Iraq es un aprendiz de
Stalin que usa el asesinato como un arma del terrorismo y control, dentro
de su propio Gabinete, dentro de su propio ejército e incluso dentro de su
propia familia.
Bajo las órdenes de Saddam Hussein, se ha decapitado a opositores, las
esposas y las madres de los opositores políticos han sido violadas
sistemáticamente como método de intimidación y los prisioneros políticos
han sido forzados a observar mientras se torturaba a sus propios hijos.
Estados Unidos considera que todas las personas tienen derecho a la
esperanza y los derechos humanos, a demandas no negociables de dignidad
humana. La gente en todas partes prefiere la libertad a la esclavitud; la
prosperidad a la miseria; el autogobierno al imperio del terrorismo y la
tortura. Estados Unidos es un amigo del pueblo de Iraq. Nuestras demandas
están dirigidas solamente al régimen que los esclaviza y nos amenaza.
Cuando se satisfagan estas demandas, el primer y mayor beneficio que
resultará será para los hombres, mujeres y niños iraquíes. Se acabará con
la opresión de los kurdos, asirios, turcomanos, shías, sunis y otros. El
largo cautiverio de Iraq concluirá y una era de renovada esperanza se
iniciará.
Iraq es un país rico en cultura, recursos y talentos. Liberado del
peso de la opresión, el pueblo de Iraq podrá compartir en el progreso y la
prosperidad de nuestra era. Si es necesaria la acción militar, Estados
Unidos y nuestros aliados ayudarán al pueblo iraquí a reconstruir nuestra
economía y crear las instituciones de libertad en un Iraq unificado y en
paz con sus vecinos.
Más adelante esta semana, el Congreso de los Estados Unidos votará
sobre este asunto. Le he pedido al Congreso que autorice el uso de las
fuerzas armadas de Estados Unidos si resulta ser necesario, para hacer
cumplir las demandas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Aprobar estar resolución no significa que la acción militar es inminente o
inevitable. La resolución les dirá a las Naciones Unidas y a todas las
naciones que Estados Unidos habla con una sola voz y está decidido a hacer
que las demandas del mundo civilizado tengan valor. El Congreso también
enviará un mensaje al dictador en Iraq: que su única opción, su única
opción es cumplir plenamente y que el tiempo que queda para esa opción es
limitado.
Se acerca un voto histórico para los miembros del Congreso. Confío
que considerarán plenamente todos los hechos y sus deberes.
Los ataques del 11 de septiembre mostraron a nuestro país que los
vastos océanos no nos protegen más del peligro. Antes de esa fecha
trágica, teníamos tan sólo indicios de los planes al-Qaida. Hoy en Iraq,
vemos una amenaza cuyos límites están definidos mucho más claramente y
cuyas consecuencias podrían ser mucho más mortíferas. Los actos de Saddam
Hussein nos han advertido y no existe refugio de nuestras
responsabilidades.
No pedimos este desafío actual, pero lo aceptamos. Como otras
generaciones de estadounidenses, cumpliremos con la responsabilidad de
defender la libertad humana de la violencia y la agresión. Con nuestra
resolución, les daremos fuerza a otros. Con nuestra valentía, les daremos
esperanza a otros. Y con nuestros actos, lograremos la paz y lideraremos
al mundo hacia un día mejor.
Que Dios bendiga a los Estados Unidos. (Aplauso.)
END 8:31 P.M.
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