Información general
Nota: Existen sumarios adicionales a su disposición, que tratan sobre los
Exámenes de detección del cáncer de testículo.
Nota: Este sumario solo está disponible en inglés. Nota: Algunas citas en el texto de esta sección vienen seguidas de un nivel de prueba. El Consejo de Redacción del PDQ usa un sistema de clasificación formal para ayudar al lector a juzgar la solidez de las pruebas relacionadas con los resultados observados en una estrategia terapéutica. (Para mayor información, consultar el sumario del PDQ sobre los Niveles de prueba.)
El cáncer de testículo es un cáncer sumamente tratable, generalmente curable y que
usualmente se desarrolla en los hombres jóvenes y de edad media. El cáncer
de testículo se divide ampliamente en tipos seminoma y no seminoma con el fin de
facilitar la planificación de tratamientos, ya que el tipo seminoma es más
sensible a la radioterapia. En el caso de los pacientes con seminoma (todos los estadios combinados), la tasa de curación excede el 90%. Para los pacientes con
enfermedad en estadio bajo, la tasa de curación se aproxima al 100%.[1]
Los tumores que tienen componentes mezclados de seminoma y no seminoma deberán
ser tratados como no seminoma. Entre los no seminoma se encuentran el carcinoma
embrionario, teratoma, carcinoma de saco vitelino y coriocarcinoma, y varias
combinaciones de estos tipos de células. Los tumores que parecen tener una
histología de seminoma pero que tienen niveles séricos elevados de
alfa-fetoproteína (AFP) deberán ser tratados como no seminomas. Aproximadamente
un 10% de los pacientes con seminoma puro presentan un aumento en la subunidad
beta de la gonadotropina coriónica humana (HCG, por sus siglas en inglés) sola.
El riesgo de metástasis es más bajo en teratoma y más alto en coriocarcinoma,
quedando en término medio los otros tipos de células.
Se encuentran en uso varios esquemas de clasificación pronóstica para cáncer
metastático de testículo no seminomatoso y para cáncer de células germinales
primarios extragonadales no seminomatosos tratados con quimioterapia.[2-4] La
mayoría incorporan algunos o todos los factores siguientes que pueden
independientemente predecir un peor pronóstico: - Presencia de metástasis al
hígado, hueso o cerebro.
- Marcadores muy altos de suero.
- Noseminoma
mediastinal primario grande.
- Un gran número de metástasis pulmonares.
Es
importante notar que aun los pacientes con metástasis diseminadas durante la
presentación, incluyendo a los que tienen metástasis cerebral, pueden aún ser
curables y deberán ser tratados con esta intención.[5] Una orquiectomía inguinal radical con ligación inicial alta del cordón
espermático es el procedimiento predilecto, cuando se está tratando una
masa testicular maligna.[6] La biopsia transescrotal no es considerada apropiada debido
al riesgo de diseminación local del tumor hacia el escroto o la diseminación a
los ganglios linfáticos inguinales. Un análisis retrospectivo de informes sobre
series en que se usó un enfoque transescrotal, mostró un aumento pequeño pero
estadísticamente significativo en la tasa de recurrencia comparado con el enfoque
inguinal (2.9% versus 0.4%).[7] [Nivel de prueba: 3iiiDi] Sin embargo, las
recurrencias distales y las tasas de supervivencia fueron indistinguibles en
ambos enfoques. La recurrencia local fue similar en aquellos pacientes que no
tuvieron intervención escrotal, independientemente de si se usó tratamiento
adicional tales como radiación hemiescrotal, resección hemiescrotal, o disección
inguinal de los ganglios linfáticos.
Un aspecto importante en el diagnóstico y seguimiento del cáncer de testículo es el
uso de marcadores séricos. Entre los marcadores séricos se encuentran AFP, HCG
(la medición de la subunidad beta reduce la reactividad cruzada de la hormona
luteinizante, LH) y la deshidrogenasa láctica (LDH, por sus siglas en inglés). Pueden detectar un tumor
que es demasiado pequeño para ser detectado en un examen físico o en
radiografías. Cerca del 90% de los cánceres de células germinales testiculares
que se encuentran en edades menores de 15 años, son tumores de saco vitelino. En
prácticamente todos estos pacientes, la AFP se encuentra elevada durante el
diagnóstico y es un indicador excelente de la respuesta a la terapia y a la
condición de la enfermedad.[8] Los marcadores séricos más radiografías torácicas
son importantes en los exámenes mensuales para los pacientes después de la
terapia definitiva de cáncer de testículo así como también la tomografía axial
computarizada (TAC) abdominal periódica por 2 a 3 años. La ausencia de marcadores
no implica ausencia tumoral. Los pacientes típicamente reciben un seguimiento
mensual durante el primer año y un mes si otro no durante el segundo año después
del diagnóstico y tratamiento. A pesar de que la mayoría de recidivas tumorales
aparecen en un lapso de 2 años, se han reportado recaídas tardías, y por lo tanto
se recomienda hacer exámenes de por vida de los marcadores, radiográficos y
físicos en forma continua.[9]
La evaluación de los ganglios linfáticos retroperitoneales es un aspecto
importante en la planificación de tratamientos para los adultos con cáncer
de testículo. Estos ganglios por lo general son evaluados por medio de
TAC.[10,11] Sin embargo, los pacientes con un resultado negativo tienen una
probabilidad de 25% a 30% de presentar compromiso microscópico de los ganglios
linfáticos. En el caso de seminoma, algunos médicos creen que el saber los
resultados tanto del linfangiograma como de la tomografía axial computarizada es
importante para la planificación de tratamiento. Sin embargo, en el caso de no
seminoma, la inexactitud de ambos es un problema y frecuentemente se requiere
efectuar una clasificación quirúrgica. Cerca de un cuarto de los pacientes con
cáncer de testículo no seminomatoso en estadio clínico I serán reclasificados al estadio patológico II con disección de ganglio linfático retroperitoneal (RPLND, por sus siglas en inglés), y
cerca de un cuarto de los pacientes con estadio clínico II serán reclasificados a
estadio patológico I con RPLND.[12] En niños, el uso de mediciones seriadas de AFP
ha probado ser suficiente para la monitorización de respuestas después de una
orquiectomía inicial. La disección de ganglios paraaórticos y la linfangiografía
no parecen ser útiles o necesarias en la clasificación y manejo adecuados de
estos pacientes.[8]
Los pacientes que han sido curados de cáncer de testículo tienen aproximadamente
un riesgo acumulativo de 2% a 5% de desarrollar cáncer en el testículo opuesto
durante los 25 años siguientes al diagnóstico inicial.[13,14] Sin embargo, en
una serie, el riesgo de un segundo cáncer en el testículo opuesto no aumentó en
los pacientes que habían sido tratados con quimioterapia para el tumor
original.[15] Ha habido informes que indican que los hombres infectados por el
VIH tienen un riesgo mayor de desarrollar cáncer de testículo de células
germinales.[16] Dependiendo de las condiciones de co-morbilidad tales como
infecciones activas, estos hombres son generalmente controlados de manera similar
a los pacientes no infectados por el VIH.
Puesto que la mayoría de los pacientes con cáncer de testículo que reciben
quimioterapia son curables, es importante saber los posibles efectos a largo
plazo del tratamiento a base de platino:
- Fertilidad: Varios pacientes tienen oligospermia o anormalidades en el
esperma antes de la terapia. Virtualmente, todos llegan a estar oligospérmicos
durante quimioterapia. Sin embargo, muchos recuperan la producción de esperma y
pueden tener hijos. Los hijos no parecen tener un riesgo especial de
malformaciones congénitas.[17-20]
- Leucemias secundarias: Han aparecido varios informes de riesgos elevados de
contraer leucemia aguda secundaria, primariamente no linfocítica.[21] En algunos
casos, estos fueron asociados con el uso prolongado de agentes alquilantes o con
el uso de radiación.[22,23] Los regímenes que contienen etopósido también están
asociados con un riesgo de leucemias agudas secundarias, por lo general en las
líneas mieloides, y con una característica de desplazamiento 11q23.[24-27] Las
leucemias asociadas con etopósido típicamente ocurren pronto después de la
terapia que las leucemias asociadas con agentes alquilantes y a menudo muestran
desplazamientos cromosómicas balanceadas en el brazo largo del cromosoma 11.[24]
Las dosis estándar de etopósido (dosis cumulativa de <2 gm/m2 ) están asociadas con un riesgo relativo de 15 a 25, pero esto se traduce
en una incidencia cumulativa de leucemia de menos de 0.5% a 5 años. Datos
preliminares sugieren que las dosis cumulativas de más de 2 gm/m2 de etopósido pueden conferir un riesgo mayor.]
- Función renal: Ocurren disminuciones pequeñas en la evacuación de creatinina
(cerca de un 15% de disminución, en promedio) durante la terapia a base de
platino, pero éstas parecen permanecer estables a largo plazo, sin deterioro
significativo.[28]
- Audición: Ocurren déficit de audición bilaterales con la quimioterapia a base
de cisplatino, pero estos ocurren por lo general en frecuencias de sonido de 4 a
8 kilohertz, fuera de la escala de los tonos de conversación.[28] Por lo tanto,
raramente se requieren aparatos de audición con dosis estándar de cisplatino.
Aunque puede ocurrir toxicidad pulmonar derivada de la bleomicina, es pocas
veces mortal con dosis totales acumulativas por debajo de 400 unidades. Sin
embargo, debido a que podría ocurrir toxicidad pulmonar que pone la vida en
riesgo, el fármaco deberá ser discontinuado si se desarrollan señales tempranas
de toxicidad pulmonar. Aunque son frecuentes las disminuciones de la función
pulmonar, estos son rara vez sintomáticos y son reversibles después de completada
la quimioterapia. Existe un reporte de que los hombres tratados curativamente
para tumores de células germinales con regímenes a base de cisplatino han tenido
elevaciones en el colesterol sérico total.[29] Sin embargo, esto no se pudo
confirmar en otro estudio.[30] No se han mostrado efectos claros a largo plazo
en enfermedad arterial coronaria.
La radioterapia, que se emplea con frecuencia en el manejo de cánceres de células
germinales puramente seminomatosas, ha sido relacionada con el desarrollo de
cánceres secundarios, especialmente tumores sólidos en la irradiación portal,
usualmente después de un período de latencia de una década o más.[21,24] Estos
incluyen cáncer del estómago, la próstata, de la vejiga, colon, recto y
posiblemente del páncreas.
Muchos pacientes padecen de oligospermia o deficiencias relacionadas con la
esperma, antes de someterse a terapia. La radioterapia que se usa en el
tratamiento del cáncer de testículo puro seminomatoso, puede causar problemas de
fertilidad debido a la dispersión de los rayos que impactan el otro testículo
durante la irradiación de los ganglios linfáticos retroperineales.[31]
Dependiendo de la dosis de dispersión, el número de esperma decae después de la
radiación, pero podría recuperarse después de 1 a 2 años. Podrían utilizarse
ciertas técnicas para proteger el testículo normal cubriéndolo con una coraza
para reducir la dispersión. Al igual que con el tratamiento de quimioterapia,
algunos hombres han informado el haber tenido hijos después de recibir
radioterapia al seminoma, y los hijos no parecen tener un alto riesgo de
malformaciones congénitas.[31] [Nivel de prueba: 3iiiDiii]
La radioterapia o quimioterapia del cáncer de testículo está relacionada con un aumento aproximado de 2.5 en la morbilidad cardiovascular. En series restrospectivas con 992 pacientes a los que se les dió seguimiento después del diagnóstico de cáncer de testículo, los riesgos actuariales de los sucesos cardiácos fueron 7.2% para la radioterapia (92% de los que no recibieron radiación al mediastino), 3.4% de quimioterapia (principalmente a base de platino), 4.1% de terapia de combinación, y 1.4% para el manejo dela vigilancia después de 10 años de seguimiento.[32] La edad promedio en la cual se comunicaba con el paciente sobre la encuesta fue 44 años. Aún cuando el cáncer testicular es sumamente curable, todos los pacientes
recién diagnosticados deberán considerarse candidatos a ensayos clínicos
diseñados para reducir la morbilidad del tratamiento dando cabida a la vez a la
mejoría de las tasas de curación.
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