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Cáncer de la próstata (PDQ®): Tratamiento
Versión PacienteVersión Profesional De SaludIn EnglishActualizado: 07/20/2004



Información general






Clasificación celular






Información sobre los estadios






Aspectos generales de las opciones de tratamiento






Cáncer de la próstata en estadio I







Cáncer de próstata en estadio II






Cáncer de la próstata en estadio III






Cáncer de la próstata en estadio IV






Cáncer recurrente de la próstata






Modificaciones a este sumario (07/20/2004)






Información adicional



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Cáncer de próstata en estadio II

Nota: Algunas citas en esta sección son seguidas por niveles de prueba. El consejo editorial de PDQ usa un sistema de clasificación formal para ayudar al lector a que juzgue la solidez de la prueba junto al informe de los resultados de la estrategia terapéutica. (Para mayor información, ver el sumario del PDQ sobre Niveles de prueba).

El cáncer de la próstata en estadio II se define mediante los siguientes sistemas de estadificación:

  • Clasificaciones TNM del Comité Estadounidense Conjunto sobre el Cáncer (AJCC, por sus siglas en inglés):
    • T1a, N0, M0, G2 (Gleason 3-4).
    • T1b, N0, M0, cualquier G.
    • T1c, N0, M0, cualquier G.
    • T1 (no se ha especificado más a fondo), N0, M0, cualquier G.
    • T2, N0, M0, cualquier G.
  • Sistema de estadificación de Jewett: estadio A2 o B1 o B2.

 [Nota: Las versiones anteriores del sistema de estadificación del AJCC describió un grado del tumor como "moderadamente diferenciado", "mal diferenciado", o "no diferenciado", pero ya no se utilizan estos términos. G2 es el equivalente de "moderadamente diferenciado" y G3-4 es el equivalente de "mal diferenciado" y "no diferenciado."]

Información sobre tratamiento para pacientes en los que la enfermedad tiene las siguientes clasificaciones TNM:

  • T1a, N0, M0, G2, 3-4 (Gleason 3-4).
  • T1b, N0, M0, cualquier G.
  • T1c, N0, M0, cualquier G.
  • T1 (no se ha especificado más a fondo), N0, M0, cualquier G.
  • T2, N0, M0, G1-2.

Se informó sobre un estudio en el cual 698 hombres con cánceres de la próstata bien diferenciados o moderadamente bien diferenciados recientemente diagnosticados en estadios clínicos T1b, T1c, o T2 fueron asignados de forma aleatoria para recibir una prostatectomía radical en lugar de observación cuidadosa.[1] A diferencia de los pacientes con cáncer de la próstata en los Estados Unidos, la mayoría de los hombres en este estudio habían sido diagnosticados clínicamente, en lugar de a través del tamizaje. En un seguimiento medio de 6,2 años, la mortalidad específica en los casos de cáncer de próstata fue 4,6% en el grupo con prostatectomía del estudio en comparación con 8,9% en el grupo de espera atenta (P=0,02);[1] [Nivel de prueba: 1iiB] no obstante, la mortalidad general en los dos grupos fue similar (P=0,31).[1] [Nivel de prueba: 1iiA] Se llevó adelante un subestudio sobre la calidad de vida de 326 de los hombres en el estudio aleatorio.[2] Los hombres completaron cuestionarios en un promedio de aproximadamente 4 años después del ingreso al estudio. Las diferencias principales en cuanto a los síntomas entre los dos grupos fueron en la función sexual y la función urinaria. En los grupos de cirugía y de espera atenta, 80% en comparación con 45% de los hombres que respondieron al cuestionario expresaron que casi nunca o nunca tuvieron erecciones suficientes para el coito sexual. Cuarenta y nueve por ciento de los hombres en el grupo de prostatectomía tuvo pérdidas urinarias al menos una vez por semana, 43% utilizaba elementos protectores periódicamente y 14% utilizaba pañales o bolsas urinarias en comparación con 21%, 10% y 1%, respectivamente, en el grupo de espera atenta; no obstante, los hombres en el grupo de espera atenta presentaron síntomas más obstructivos (por ejemplo, síntomas graves según el Índice Norteamericano de Síntomas Urológicos de 7% en el grupo de espera atenta en comparación con 10% en el grupo de prostatectomía; síntomas moderados 42% en comparación con 24%).[2] [Nivel de prueba: 1iiC]

Un ensayo aleatorio previo que comparó la prostatectomía radical en el momento del diagnóstico a la terapia en espera (observación cautelosa con terapia cuando resulte necesario) en cánceres en estadio I y II, no mostró una diferencia significativa en la supervivencia;[3] sin embargo, el ensayo con 95 pacientes no fue lo suficiente grande para excluir una pequeña pero médicamente significativa diferencia en la supervivencia general, ni tampoco incluyó información para medir el tiempo hasta la progresión supervivencia específica del cáncer y la calidad de vida.

Opciones de tratamiento estándar:

  1. Prostatectomía radical generalmente con linfadenectomía pélvica (con la técnica para la extirpación del nervio diseñada para conservar la potencia sexual o sin esta).[4-6] La prostatectomía radical puede ser difícil después de una resección transurectal de la próstata. Puede considerarse la radioterapia posoperatoria para pacientes que se determina tienen penetración capsular o invasión vesicular seminal por parte de tumores al momento de la prostatectomía o presentan una cantidad apreciable de antígenos específicos a la próstata más de 3 semanas después de la cirugía.[7-12] Dado que la duración del seguimiento en los estudios disponibles es aún relativamente breve, el valor de la radioterapia posoperatoria resta aún por determinarse. No obstante, la radioterapia posoperatoria reduce la recurrencia local.[13] Es necesaria la planificación minuciosa del tratamiento a fin de evitar la morbilidad.[7-12] Los estudios clínicos están en curso.


  2. Observación cuidadosa del paciente, sin tratamiento inmediato adicional en pacientes seleccionados.[3,14]


  3. Irradiación de haz externo.[15-19] La irradiación profiláctica de los ganglios linfáticos de la pelvis que no están clínica o patológicamente comprometidos, no parecen mejorar la supervivencia general o la supervivencia específica al cáncer de la próstata.[20] [Nivel de prueba: 1iiA] Debe postergarse la radioterapia definitiva de 4 a 6 semanas después de la resección transuretral para reducir la incidencia de estrechez.[21]


  4. La implantación intersticial de radioisótopos (por ejemplo, I-125, paladio, iridio) llevado a cabo mediante técnica transperineal ya sea con ultrasonido o guía tomografía computarizada (CT) en pacientes cuidadosamente seleccionados con tumores T1 o T2A. El resultado a corto plazo en estos pacientes son similares a aquellos de la prostatectomía radical o radioterapia de haz externo.[22-24] [Nivel de prueba: 3iiiDiii] Una ventaja es que el implante se administra mediante cirugía en la oficina del cirujano. La tasa de mantenimiento de la potencia sexual con los implantes intersticiales varían de un 86% a 92%,[22,24] comparada con la tasa de 10% a 40% con la prostatectomía radical o la tasa de 40% a 60% con la radioterapia de haz externo; sin embargo, en la mayoría de los pacientes se observa frecuencia del tracto urinario, urgencia y la menos común retención urinaria, pero estas tienden a subsanar con el tiempo. En algunos casos podría observarse también ulceración rectal. En una serie, se observó una tasa de complicación de 10% en 2 años actuaria genitourinaria de grado 2 y se vio un riesgo de ulceración rectal del 12%. Este riesgo disminuyó según aumentaba la experiencia del cirujano y la modificación de la técnica de implante.[22] Es necesario dar seguimiento a estos pacientes a largo plazo para poder medir la eficacia y los efectos secundarios del tratamiento.

    Las implantaciones retropúbicas a pulso de I-125, se han asociado a un incremento en el fracaso local y la tasa de complicación [25,26] y hoy en día se observa raramente.



  5. La terapia de radiación de haz externo diseñada para reducir la exposición del tejido normal usando métodos tales como la CT basada en 3-D conforme a la planificación del tratamiento, está bajo evaluación clínica.[27]


  6. Otros ensayos clínicos. Para mayor información sobre ensayos clínicos en curso, consulte el portal de Internet del NCI, Cancer.gov. (Nota: La información contenida en este enlace solo está disponible en inglés).


La información de tratamiento para pacientes en los que la enfermedad tiene las siguientes clasificaciones:

  • Clasificación TNM del AJCC TNM: T2, N0, M0, cualquier G.
  • Sistema de estadificación de Jewett: A2 o B1 o B2.

La prostatectomía radical, radioterapia de haz externo e implantación intersticial externa de radioisótopos se usan en el tratamiento de cáncer de la próstata en estadio II, aparentemente con efectos terapéuticos similares. La prostatectomía radical y la radioterapia parecen producir tasas similares de supervivencia con hasta 10 años de seguimiento. Para pacientes bien seleccionados, la prostatectomía radical puede lograr una supervivencia de 15 años comparable a una población de edad correspondiente sin cáncer de la próstata.[14] Desafortunadamente, existe una falta de ensayos aleatorios comparativos de estos métodos de tratamiento con un prolongado seguimiento. A los pacientes con un único ganglio pequeño de cáncer palpable (T2a, N0, M0) les va mejor que a los pacientes en quienes la enfermedad es multiganglionar o que afecta los dos lóbulos de la glándula (T2b, N0, M0). A los pacientes en los que se comprueba que están libres de metástasis ganglionar por medio de una linfadenectomía pélvica les va mejor que a los pacientes en quienes no se realiza este procedimiento de clasificación; sin embargo, esto se debe a la selección de pacientes que tienen un pronóstico más favorable. Se deberán tener en cuenta los efectos secundarios de las diversas formas de terapia incluyendo impotencia, incontinencia y lesión intestinal al determinar qué tipo de tratamiento emplear.

En un análisis conjunto retrospectivo, 828 hombres con cáncer de la próstata clínicamente localizado, fueron tratados con terapia inicial conservadora y subsiguientemente, con terapia hormonal administrada al tiempo de la progresión sintomática de la enfermedad. Este estudio mostró que los pacientes con tumores de grados 1 ó 2 experimentaron una supervivencia específica de enfermedad del 87% a los 10 años y que su supervivencia general se aproximó muy cerca a la supervivencia esperada entre hombres de edades similares en la población general.[14] La decisión de dar tratamiento debe tomarse en el contexto de la edad del paciente, las enfermedades médicas relacionadas, y los deseos personales del paciente.

El papel que desempeña la terapia hormonal adyuvante en los pacientes con enfermedad local avanzada, ha sido analizado por la Agencia para la Política del Cuidado e Investigación de la Salud (AHCPR, por sus siglas en inglés) (ahora llamada Agency for Healthcare Research and Quality). La mayoría de los pacientes tienen enfermedad más avanzada, pero los pacientes con tumores masivos T2b fueron incluidos en el grupo de estudio que revaluaba el papel de la terapia hormonal adyuvante en pacientes con enfermedad local avanzada. Las pruebas de los ensayos clínicos aleatorios, en los que se ha comparado la radioterapia versus radiación con supresión prolongada del andrógeno ya han sido publicados. El metaanálisis encontró una diferencia en la tasa de supervivencia a 5 años que favorecía a la radioterapia más supresión continua del andrógeno en comparación a la radioterapia sola (índice de peligrosidad=0,631, 95% intervalo de confianza =0,479- 0,831).[28] [Nivel de prueba: 1iiA]

Opciones de tratamiento estándar:

  1. Prostatectomía radical generalmente con linfadenectomía pélvica.[4,5,29,30] Si lo permite la extensión tumoral, la disección anatómica que preserva los nervios necesarios para la erección evita la impotencia postoperatoria en algunos pacientes.[6,29] Se puede considerar la radioterapia posoperatoria para pacientes que tienen penetración capsular o invasión de vesículas seminales por el tumor al momento de la prostatectomía o una cantidad apreciable del antígeno prostático específico más de 3 semanas después de la cirugía. El valor de la radioterapia postoperatoria no se ha determinado todavía. La radioterapia posoperatoria sí reduce la recurrencia local; aunque, no se ha probado que extienda la supervivencia.[13] Actualmente, existen ensayos clínicos que examinan estas interrogantes. Es necesario hacer una planificación cuidadosa del tratamiento para evitar morbilidad.[7-12] El papel de la terapia hormonal preoperatoria (neoadyuvante) no ha sido establecido hasta el presente.[31,32] También los cambios morfológicos inducidos por la ablación del andrógeno neoadyuvante, podrían complicar la evaluación de los márgenes quirúrgicos y el compromiso capsular.[33]


  2. Irradiación de haz externo.[15-19,34] La irradiación profiláctica de los ganglios linfáticos de la pelvis que no están clínica o patológicamente comprometidos, no parecen mejorar la supervivencia general o la supervivencia específica al cáncer de la próstata.[20] [Nivel de prueba: 1iiA] Debe postergarse la radioterapia definitiva de 4 a 6 semanas después de la resección transuretral para reducir la incidencia de estrechez.[21] Se debería tomar en consideración el uso de terapia hormonal adyuvante en aquellos pacientes que presentan tumores abultados T2b.[28]


  3. Observación cuidadosa sin tratamiento adicional inmediato (en pacientes seleccionados).[3,14]


  4. La implantación intersticial de radioisótopos (por ejemplo, I-125, paladio, iridio) hecha a través de una técnica transperineal ya sea con ultrasonido o tomografía computarizada (CT) se está llevando a cabo en pacientes con tumores T1 o T2A seleccionados cuidadosamente. Los resultados a corto plazo en estos pacientes que han sido cuidadosamente seleccionados son similares a aquellos de la prostatectomía radical o la radioterapia de rayo externo.[22-24] [Nivel de prueba: 3iiiDiii] Una ventaja es que el implante es efectuado como cirugía externa. Se ha informado que la tasa de mantenimiento de la potencia sexual con los implantes intersticiales ha sido de 86% a 92%,[22,35] lo cual se compara con la tasa de 10-40% de la prostatectomía radical y 40 a 60% con la radioterapia de rayo externo; sin embargo, los síntomas del tracto urinario como frecuencia, urgencia y en un menor grado la retención urinaria, han sido observados en la mayoría de los pacientes, pero estos ceden con el tiempo. También se han visto úlceras rectales. En una serie de dos años se observó una tasa de complicaciones genitourinarias de grado 2 del 10% y un riesgo del 12% de úlceras del recto. Este riesgo disminuyó proporcionalmente a medida que se modificó la técnica de implante y con la experiencia del técnico.[22] Es necesario dar seguimiento a estos pacientes a largo plazo para poder medir la eficacia y los efectos secundarios del tratamiento.

    La implantación retropúbica de I-125 apenas se hace porque ha sido asociada con un aumento en las complicaciones y en la tasa de fracaso local.[25,26] Es muy raro que se haga hoy en día.



  5. La radioterapia de haz externo diseñada para disminuir la exposición de tejidos normales usando métodos como planificación de tratamiento conformado de 3-D basado en CT está en evaluación clínica.[27]


  6. La criocirugía percutánea guiada por ultrasonido está en evaluación clínica.

    Criocirugía es una técnica quirúrgica que consiste en la destrucción de las células de cáncer en la próstata por medio de un congelamiento intermitente del tejido de la próstata seguido por descongelamiento.[36] [[Nivel de prueba: 3iiiC]][37,38] [Nivel de prueba: 3iiiDiii] La criocirugía está menos establecida que la prostatectomía y sus resultados a largo plazo no están tan bien determinados como los de la prostatectomía o la radioterapia. Efectos tóxicos graves incluyen daño a la vejiga, problemas con la orina, impotencia sexual y daño al recto. La técnica de criocirugía está en evolución. La impotencia es un efecto secundario común de la criocirugía. La frecuencia de otros efectos secundarios y la probabilidad de control del cáncer después de un seguimiento de 5 años han sido diferentes según el centro informante y las series son pequeñas en comparación con las de cirugía y la radioterapia.[37,38]



  7. Otros ensayos clínicos, que incluyen ensayos de terapia hormonal neoadyuvante seguida de prostatectomía radical.[39,40]


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