Literatura: Instantáneas desde el Puente

Por Sven Birkerts

Thin green line

New faces on America's literary scene
Algunas de las caras nuevas de la escena literaria norteamericana(Jason Schmidt)


Una de las cosas más interesantes que me ocurren por haber escrito críticas durante muchos años es que, de tanto en tanto, vuelvo a un autor o acontecimiento en particular, y por lo común descubro no sólo cuánto han cambiado mis gustos e inclinaciones, sino también que mis temas se niegan a permanecer embalsamados en la envoltura de momia de lo que yo solía pensar. Esto se me ha presentado recientemente, en la forma más vívida, cuando se me pidió aventurar una evaluación general concisa del estado de la literatura norteamericana -- ficción y poesía -- en el nuevo milenio.

Oportunista con exceso de trabajo, como lo he sido siempre, volví primero a un ensayo de examen reflexivo que había escrito hace apenas una década, titulado "The Talent in the Room". La intención de esa pieza había sido muy similar -- destacar las principales tendencias y talentos en el mundo de la ficción literaria. Mi esperanza era rescatar por lo menos la base y el armazón de la vieja estructura. Lamentablemente, tan pronto comencé a leer, vi que no era así. De algún modo, mientras fijaba la vista en la acción en primer plano, examinando a éste y aquél escritor, el trasfondo había cambiado, constante y sorprendentemente.

En ese ensayo anterior, surgido de polémicas de Norman Mailer (su propio ensayo de 1959 "Evaluations -- Quick and Expensive Comments on the Talent in the Room"), al igual que del llamado a las masas de Tom Wolfe "Stalking the Billion-Footed Beast: A Literary Manifesto for the New Social Novel," publicado por Harper's en 1989, yo había concluido que la ficción norteamericana contemporánea se batía en retirada. A medida que más y más escritores se encontraban a sí mismos incapaces de bregar de modo convincente con una sociedad electrónica post moderna radicalmente transformada, había un movimiento en gran escala en dirección de una imagen del mundo más simple. En lugar de abordar la cultura de la información urbana, novelistas y cuentistas iban hacia asuntos que tenían por tema el campo y las pequeñas poblaciones, adoptando enfoques minimalistas o maximalistas.

Consideré en este contexto, entre otros, a Russell Banks, Richard Ford, Ann Tyler, Ann Beattie, William Kennedy, John Updike, Sue Miller y Joyce Carol Oates, todos los cuales presentaban versiones poderosas de la experiencia norteamericana, pero ninguno se ocupaba -- así pensé -- del tema que yo estimaba central. Había excepciones, por supuesto, de modo notable Don DeLillo, Thomas Pynchon, Robert Stone, Richard Powers, Paul Auster, Toni Morrison y Paul West, escritores que yo veía como más a tono, en su obra, con las vibraciones de estas transformaciones. Pero aun teniendo en cuenta estas excepciones, mi evaluación general era cautelosamente pesimista.

Ascenso de la Nueva Generación

Me fascina y alienta cuánto ha cambiado en los más de 10 años transcurridos desde que escribí "The Talent in the Room", aunque el cambio no ha venido a través de una insurgencia revolucionaria, sino más bien mediante cambios y desplazamientos acumulativos. Ha sido cuestión de talentos más jóvenes que llegan a su mayoría de edad -- sensibilidades más educadas en el modo de hacer las cosas nuevo, postmoderno -- y escritores más viejos que, en muchos casos, ceden los lugares que han ocupado durante largo tiempo en el primer plano.

Yo diría que la mayor transformación ha sido el ascenso de una nueva generación de escritores sumamente ambiciosos que son, a la vez, panorámicos en sus impulsos y a tono con nuestro advenimiento colectivo en una cultura de la información supercompleja y poliglota. El más conocido de estos es probablemente el novelista Jonathan Franzen, cuya obra The Corrections un relato sumamente articulado y multilineal de dos generaciones de la familia Lambert, del Medio Oeste, figuró en 2001, durante muchos meses, en la lista de éxitos de librería. El autor les recuerda por doquier a los lectores serios que es posible decir una buena historia a vuelta de página, mientras se rinde honores a la complejidad fracturada de la vida en nuestra era posterior a todo.

Otros miembros de la generación de Franzen de los 40 y tantos, sumamente visibles y respetados por la crítica, incluyen al prolífico polimático Richard Powers. Powers siguió Plowing in the Dark, su séptima novela, una exploración de las implicaciones de lo virtual (la simulación digital de la "realidad"), con The Time of Our Singing, de 2003, una saga monumental de una familia de raza mestiza que fusiona la música, la política racial y la física teórica. Está también Jeffrey Eugenides, autor del clásico de la angustia generacional The Virgin Suicides, y cuya novela más reciente, Middlesex (2002), combina elaboradas secuencias históricas con los trabajos de la entrada en la mayoría de edad de un transexual. Para muchos lectores más jóvenes, Foster Wallace sigue siendo el abanderado del nuevo genio grupal de la fragmentación y el desplazamiento cultural; su gigantesca novela Infinite Jest, de 1996, es la obra que marca un hito, lo que Gravity's Rainbow, de Thomas Pynchon, fue para los lectores de unas décadas antes, mientras que las historias más recientes de Brief Interviews With Hideous Men sumergen al lector en personalidades perturbadoramente obsesionantes.

Los talentos ligeramente más jóvenes incluyen a Rick Moody, que escribe en varios géneros con alcance serio, inclusive el cuento Demonology, la novela Purple America y las memorias The Black Veil, como así también Colson Whitehead, el joven novelista afronorteamericano que, después de hacer su debut nerviosamente caprichoso con The Intuitionist, novela acerca de un inspector de ascensores, se unió al cuadro maximalista con "John Henry Days", sátira de concepción amplia sobre las actuales relaciones raciales, en colisión con la cultura de la promoción de los medios. David Eggers se anotó un éxito popular tremendo con su enérgico híbrido de novela y memorias A Heartbreaking Work of Staggering Genius, que fusiona un impulso de confesión personal con la licencia narrativa de la ficción.

A.M. Homes, Joanna Scott y Helen DeWitt, tres mujeres que escriben decididamente fuera del casillero doméstico (los viejos estereotipos perduran), igualan a sus colegas masculinos en inventiva y voluntad de asumir el espíritu de la época, aunque ninguna haya alcanzado el éxito popular de Alice Sebold (The Lovely Bones), Janet Fitch (White Oleander) o Ann Packer (The Dive From Clausen's Pier) -- cada una de ellas, de modo interesante, una novela que gira en torno a la premisa de una pérdida traumática.

Una Perspectiva Internacionalista

Otro cambio de tendencia digno de nota ha sido la infusión de una perspectiva y tema central internacionalista en la corriente central de la literatura. En Waiting y, más recientemente, en The Crazed, el novelista y cuentista Ha Jin, natural de China, les ha abierto la puerta a narraciones de periodo de la Revolución Cultural en China. El ucraniano-norteamericano Askold Melnyczuk, en Ambassador of the Dead, vuelve vívido el afloramiento de los horrores suprimidos de la Segunda Guerra Mundial en las vidas de dos familias de ucraniano-norteamericanos, en tanto que el inmigrante Aleksandar Hemon, nacido en Sarajevo, autor de la colección de cuentos The Question of Bruno, en su novela Nowhere Man se mueve entre el presente y el pasado en la vida de un joven de Sarajevo que vive en el Chicago de nuestros días. Chang-rae Lee, en A Gesture Life, dramatiza sutilmente la vida de un japonés nacido en Corea que vive en Norteamérica y trata de escapar de los fantasmas de su pasado comprometido. El ganador de un premio Pulitzer Jhumpa Lahiri, en Interpreter of Maladies, y Junot Díaz, en "Drown", están entre los varios escritores jóvenes que usan la forma literaria del cuento para estudiar las complejas fricciones que resultan de vivir en la frontera étnica, como indo-norteamericano y dominicano-norteamericano, respectivamente.

Un impulso similar -- expresado solamente a través de perspectivas vueltas del revés -- se encuentra en novelas como Prague, de Arthur Phillips, y en el éxito de librería de Safran Foer Everything Is Illuminated, que investigan las vidas en otras culturas desde el punto de vista de norteamericanos que viven y viajan por el extranjero. Allí donde Phillips refracta nuestro periodo cultural reciente a través de las experiencias de un grupo de expatriados norteamericanos que viven en el extranjero -- no en Praga, de hecho, sino en Budapest (el chistecito de la novela) -- Foer describe el encuentro de un joven viajero norteamericano (llamado Jonathan Safran Foer) con el pasado ancestral en la Ucrania contemporánea.

Estos diversos desenvolvimientos contrastan con lo que sigue siendo una poderosa continuidad de corriente central. Los diferentes modos del realismo norteamericano encuentran vigorosa representación en las obras de escritores como Richard Ford, William Kennedy, Sue Miller, Ward Just, Andre Dubus III, Peter Matthiessen y Philip Roth (cuya reciente trilogía que comprende a American Pastoral, I Married a Communist y The Human Stain se destaca como uno de los logros indicativos de la última década). Variaciones no menos "reales" pero estilísticamente más elaboradas están presentes en las obras de Annie Proulx y Cormac McCarthy, como así también John Updike, William Vollmann y otros.

La preparación de las listas no tiene fin. En ciertos puntos, las tipologías más amplias colapsan y uno empieza a sermonear a los talentos sui generis: los estilistas más afirmativamente experimentales como Robert Coover, David Markson, Mary Robison y George Saunders; los asombrosos y divergentes cuentistas como Paul Auster, Paul West, Mark Slouka, Howard Norman, Charles Baxter, Douglas Bauer, Jonathan Dee, Allen Kurzweil, Alan Lightman, Michael Chabon, Margot Livesey, Maureen Howard, T.C. Boyle y Ann Patchett; los sureños Padgett Powell, Lewis Nordan, Jill McCorkle, Elizabeth Cox, Lee Smith, Nancy Lemann, Barry Hannah, Donna Tartt, Ellen Gilchrist. Debería haber un lugar separado para las asombrosas magnificaciones de lo ordinario que hace Nicholson Baker, desde su novela de debut The Mezzanine a su reciente A Box of Matches, que construye toda una narrativa a partir de las reflexiones que hace, temprano en la mañana y junto su chimenea, un hombre de mediana edad. ¿He olvidado a alguien? Docenas, centenares, estoy seguro. Cualquiera que se atreva a hacer un censo debe prepararse a vivir con una acuciante sensación de omisión.


SEMBLANZA DE LA NOVELISTA JILL McCORKLE

Photo of Jill McCorkle
Jill McCorkle
(Miriam Berkley Photography)

Una de las características de la literatura estadounidense es su sentido del lugar. Los escritores del sur de Estados Unidos en particular - William Faulkner, Eudora Welty y Tennessee Williams, para nombrar sólo tres - son bien conocidos por proyectar sus descripciones de esta región única.

Jill McCorkle es una de las herederas de esa tradición, aunque su obra refleja un nuevo Sur a través del cual fluyen las carreteras interestatales y en el que los suburbios y la inestabilidad se han tornado en realidades irreversibles. Pero en sus cinco novelas y dos colecciones de cuentos cortos, McCorkle ha mantenido y mejorado la tradición oral que es una parte tan importante de la cultura sureña y rural. Una vez se refirió a su estilo como "el método narrativo del discurrir en serpenteo histórico".

McCorkle, nativa de Carolina del Norte, irrumpió en el escenario de la literatura estadounidense en 1984 a los 26 años - habiéndose graduado en un colegio universitario y en un programa de licenciatura en redacción - con dos novelas, The Cheer Leader y July 7th, que fueron publicadas simultáneamente. McCorkle fue una de las escritoras de ficción tomadas bajo la tutela de su casa editorial, Algonquin Books, una compañía pequeña independiente de libros de ficción y no ficción con sede en Chapel Hill, Carolina del Norte. Con siete libros impresos hasta ahora, ella y Algonquin han disfrutado de una fructífera relación a lo largo de los años.

Las narraciones de McCorkle están entrelazadas de humor casero, aunque se arraigan en la lucha humana. "Escribo sobre personas que están tratando de determinar dónde encajar en la sociedad y cómo lograr un cierto nivel de aceptación", comentó en una oportunidad. "Con frecuencia comienzo con una idea simplemente porque es divertida, pero luego quiero encontrar el lado sombrío de la historia". Un crítico, al rendir tributo a su humor simple y directo y a su aguda percepción de las maneras sureñas, observó que "su visión también es similarmente humana, revelando las tonterías de sus personajes pero sin ocultar juicios severos o epifanías violentas".

Las mujeres sureñas que ha creado en novelas como Carolina Moon y Tending to Virginia - a los que considera sus libros que más la satisfacen - van desde adolescentes hasta ancianas. La manera en que entrelaza sus vidas sugiere su deseo de abrazar las relaciones humanas y de ensalzar la continuidad de la vida. Aunque arraigados en el sur, sus escritos tocan temas universales, y esa es quizás la razón por la cual sus libros han sido traducidos a más de una docena de idiomas.

La colección más reciente de relatos de McCorkle, quien ahora enseña redacción literaria en la Universidad de Harvard y en el Colegio Universitario Bennington, es Creatures of Habit, publicada en el año 2001. Como comentó un observador, los cuentos cortos representan "lo que debería ser, pero tan raramente lo es, el retorno al hogar: consolador, clarificador e irresistible".

Los Idiomas de la Poesía

La escena poética está configurada por una pluralidad de modos similar, pero lo que en el mundo de la ficción se siente como abundancia y variedad, muchos poetas con los que he hablado lo sienten como una balcanización frustrante. Hace algunos años, la principal división entre campos separaba a los "formalistas" de los exponentes de varios tipos de verso "libre". La situación parece ahora algo diferente, y la separación ocurre más entre los poetas que usan un idioma de maneras referendarias -- destacando nuestro mundo común -- y aquellos para quienes el idioma es su propio reino autocreado. Los últimos incluyen el muy visible John Ashberry y sus muchos seguidores, y los poetas influidos por Jorie Graham, quien coloca el proceso dinámico de la percepción em el centro de su expresión. En su vecindad inmediata, encontramos los poetas de la escuela experimental L=A=N=G=U=A=G=E, que incluye a Michael Palmer, Charles Bernstein y Lyn Hejinian, quien en su poema largo "Oxota" escribe versos tales como "Es el principio de conexión, no el de causalidad, lo que nos salva de un infinito malo/ La palabra búsqueda no es la sombra de un accidente".

Los poetas más directamente referendarios se dividen en una cantidad de direcciones. Están los viejos herederos del modernismo, como el ex poeta laureado Robert Pinsky, Frank Bidart, Louise Gluck, Charles Simic y C.K. Williams.

Junto a ellos encontramos un grupo de poetas, en su mayoría más jóvenes, que defienden un idioma en cierto modo menos condicionado históricamente, y que incluye a Tom Sleigh, Alan Shapiro, Rosanna Warren, Gail Mazur y Yusef Komunyakaa por un lado, y por otro a poetas más formalmente modulados como William Logan, Dana Gioia (nombrado recientemente presidente de la Fundación Nacional de las Artes), Brad Leithauser, Glyn Maxwell, Debora Greger y Mary Jo Salter.

En otras ramas señalamos poetas más personalmente enunciativos, como Marie Howe, Mark Doty y Sharon Olds; el benigno y ligeramente surreal Billy Collins, nuestro actual poeta laureado; y el menos benigno, más melancólicamente extraño Stephen Dobyns. Un censo más largo encontraría la forma de incluir la obra de Thomas Lux y David Lehman, al igual que las expresiones singulares y poderosas de poetas más viejos, más establelcidos como Adrienne Rich, Robert Bly, Donald Hall, Thom Gunn y David Ferry.

El Lector Serio Sigue Allí

Al pasar de la poesía al cuadro grande del mundo literario, es prudente afirmar que las transformaciones en el mundo social y económico han ejercido su impacto. En la publicación, como en la mayoría de las cosas, el dinero es el que marca el ritmo, y la reciente recesión fiscal, combinado con la actual tendencia al conglomerado corporativo (con su compresión acompañante de la "línea final" de los beneficios) ha presionado a los proyectos literarios de rendimientos pequeños. Los autores pasan por un momento más difícil para conseguir que se publique su obra; los editores tienen que trabajar mucho más arduamente para persuadir a sus superiores de aceptar libros que no prometen ventas substanciales. Las viejas expectativas, fomentadas cuando la publicación era el dominio de las casas independientes, ya no existen -- las independientes casi han desaparecido.

Al mismo tiempo, la floreciente cultura electrónica se ha abierto paso. Si bien el muy alabado libro electrónico (el aparato de mano que iba a revolucionar la lectura) nunca prendió -- de hecho fue un gran fiasco, para confusión de los entendidos de todas partes -- no se discute que los entretenimientos cada vez más refinados (vídeo. DVD y esas cosas) se han abierto paso en nuestras vidas de lectores y, por supuesto, escuchamos regularmente los lamentos acerca de la reducción de la seriedad.

Sin embargo -- siempre hay un "sin embargo" -- se siguen escribiendo, publicando, promoviendo y leyendo libros que valen la pena, y éxitos de librería explosivos como The Corrections y The Lovely Bones les recuerdan a todos los que están en el negocio que el lector serio y ávido no ha desaparecido. Si la tendencia más general va hacia entretenimientos más relumbrantes, debemos hacer notar, con todo, la constante proliferación de clubes del libro y grupos de lectura. Las predicciones de mal agüero son arriesgadas, y con excepción de aquellas que se hicieron cuando apareció el automóvil, por lo común han sido exageradas.

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Sven Birkerts es autor de seis libros, entre ellos The Gutenberg Elegies: The Fate of Reading in an Electronic Age y My Sky Blue Trades, unas memorias publicadas recientemente. _____

CONVERSACION CON JASON EPSTEIN

Photo of Jason Epstein
Jason Epstein
(John Nordell/Christian Science Monitor)

Con más de medio siglo como editor y publicista, Jason Epstein ha creado una norma para la publicacion en Estados Unidos. Como fundador de Anchor Books, estableció los bolsilibros de calidad como una alternativa a la venta en masa de volúmenes en rústica. Epstein fue director editorial de Random House; cofundador del prestigioso periódico literario The New York Review of Books; creó la Biblioteca de Norteamérica para llevar al mercado ediciones exquisitas de literatura de ficción, literatura realista y poesía norteamericanas; y fue pionero de la investigación y experimentación para poner la publicación de libros a la par de la era de las computadoras. Epstein fue el primero en recibir el Premio del Libro Nacional por Servicio Distinguido a la Literatura Norteamericana, en reconocimiento a su obra "en la invención de nuevos tipos de publicación y edición"

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PREGUNTA: ¿Es éste un buen momento para los libros en Estados Unidos?

RESPUESTA: La literatura diferente de la novelística que se publica hoy es tan interesante como la que se publicaba hace 20 o 30 años, quizás más interesante. Los buenos historiadores, aficionados y profesionales, han aprendido cómo comunicarse con el lector general, y el interés en la literatura histórica de primera clase se ha ampliado de acuerdo con él. Lo mismo es cierto de la ciencia, donde los escritores han aprendido también a hablarles a los lectores no especializados. Por lo que yo puedo decir, los editores que seleccionan y editan estos libros son profesionales sumamente calificados que saben no sólo como preparar un original para la imprenta, sino también cómo llamarles la atención a los lectores en lo que al libro se refiere.

La ficción es otro tema, y creo que refleja un problema cultural endémico en las culturas del Primer Mundo. La actual generción de escritores de ficción no ha producido tantos talentos de clase mundial como uno podría haber esperdo. No hay escasez de obras interesantes, pero no hay a la vista nuevos Mailers, Roths, Hellers, Doctorows o Delillos, escritores cuya obra es obligatoria para el lector serio. Me pregunto si las guerras devastadoras del siglo XX ayudan a explicar este fenómeno. Los escritores nuevos más interesantes proceden de la India, China, América Latina y hasta Islandia, y es razonable esperar que de las grandes poblaciones latinas y asiáticas de Estados Unidos siga surgiendo talento interesante. La cultura disonante que esta gente encuentra debería darle mucho sobre qué escribir.

Entre tanto, parece haber crecido en Estados Unidos la proporción de lectores, y siempre es para mí un placer ver en el subterráneo de la ciudad de Nueva York jóvenes de diversas etnias que leen buenos libros. No hay razón para inquietarse por el futuro del libro en Estados Unidos.

PREGUNTA: ¿Cuáles son los retos de hoy en la publicación de libros y la literatura, tal como usted los ve?

RESPUESTA: Sin embargo, hay mucho de que preocuparse en el estado actual de la industria de la publicación, que sufre una severa crisis estructural -- el resultado de un mercado al por menor centralizado en exceso y el alto grado. A diferencia del mercado de hace una generación, que consistía en de 4.000 a 5.000 libreros independientes, el mercado de hoy lo dominan unas pocas cadenas que requieren una renovación rápida de los inventarios para sostener sus costosas operaciones, y que seleccionan sus inventarios desde un punto central. Esto limita severamente el tiempo que pasa un libro en los anaqueles y, por lo tanto, la gama de libros de que dispone el lector.

Hoy probablemente no hay en Estados Unidos más de 50 a 60 librerías independientes que tengan inventarios de 100.000 títulos o más, lo que ayuda a explicar el éxito de amazon.com y otros minoristas en línea que pueden mantener selecciones extensas. Sin embargo, estas operaciones no han demostrado ser provechosas y finalmente puede ser imposible sostenerlas.

La cadena de suministros existente es a todas luces obsoleta y será finalmente reemplazada por la distribución electrónica en el punto de entrega de material digital impreso y encuadernado en forma de bolsilibros de bastante calidad como para pertenecer a una biblioteca. Estas tecnologías sumamente perturbadoras ya existen, pero no pueden ponerse en práctica en este momento porque volverían redundantes funciones de publicación tan tradicionales como la impresión centralizada, el almacenamiento y la entrega de inventario físico y el mercadeo tradicional, junto con los funcionarios mismos. Cuando estas tecnologías se pongan en práctica finalmente, el efecto será hacer que millonesa de títulos queden disponibles ampliamente, a bajo costo y permanentemente en muchos idiomas para lectores de todo el mundo, y constituirán una segunda revolución de Gutenberg, pero en una escala mundial.

La fase descendente económica no parece afectar, hasta ahora, las listas de los publicistas. Pero las ganancias bajan en algunos conglomerados, y es probable que bajen más, con resultados predecibles. (La firma de publicaciones) Bertelsmann, por ejemplo, ha comenzado a liquidar ciertos costos fijos mediante la combinación de divisiones, con la intención de reducir no sólo sus gastos generales, sino tal vez la cantidad de sus publicaciones.

La moral de la industria no es alta. Un signo alentador, sin embargo, es la proliferación de casas pequeñas, la mayoría de las cuales han establecido para sí mismas normas literarias elevadas. En mi opinión, el día de los conglomerados va quedando atrás, junto con las cadenas de librerías cuyas ventas por tienda han venido decayendo durante varios trimestres.

Pero la gente seguirá contando cosas, como lo ha venido haciendo desde el comienzo de la humanidad, y otra gente seguirá leyéndolas. Esto da a entener que la crisis estructural que aflige a la industria publicitaria quedará superada, de un modo u otro, tarde o temprano.

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La entrevista con Jason Epstein estuvo a cargo de Michael J. Bandler.
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Para ver nuestra Galería de Fotos en "literatura", favor de ir a
http://usinfo.state.gov/journals/itsv/0403/ijse/gallery.htm
(en inglés)

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