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Cumbre de la Conferencia Hemisférica sobre Reducción de Riesgos en Desastres de América

Observaciones por parte del Administrador de USAID, Andrew S. Natsios

  
 

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Last updated: Tuesday, 24-Sep-2002 17:43:40 EDT


 
  

Estimados amigos, damas y caballeros. Es un gran placer para mí estar aquí hoy y tener la oportunidad de dirigirme a ustedes sobre un tema de gran importancia para nuestro hemisferio. Es también para mí un momento para volver a tener contacto con mis amigos de América Latina.

La cúspide de mi carrera, hasta este punto, fueron los años que pasé como Director de la Oficina de Asistencia Exterior de Desastres, una tarea que yo realmente no quería y que fui instruido a aceptar por el primer Presidente Bush, el padre del actual Presidente, con la condición de que, si no me agradaba durante los primeros 6 meses, podría dejarla. Tengo que decirles que luego de dos años y medio, todavía no deseo abandonarla. Fue uno de los grandes momentos de mi carrera y tengo gratos y nítidos recuerdos del mismo. Es un placer estar nuevamente de vuelta debido a que, como Administrador de AID, puedo poner aún mayor énfasis en la problemática de la mitigación, preparación y prevención de desastres nacionales de lo que me era posible cuando me encontraba en un nivel inferior dentro de la burocracia de AID. Y de este modo es importante, creo, para nosotros, concentrarnos ahora en la reducción de los desastres naturales, especialmente en nuestro hemisferio, debido a los terribles desastres que hemos tenido durante los últimos años.

Deseo también hoy brindar un reconocimiento a mis viejos amigos de la oficina de la OFDA de América Central, la Oficina Regional de Asistencia Exterior de Desastres, Paul Bell y Alejandro James, quienes hicieron tanto para que esta conferencia fuera realizada, pero aún más importantes son los 20 años de servicio de Paul impartiendo adiestramiento. Estoy seguro que todos ustedes conocen a Paul muy bien. Él es toda una institución dentro de AID, pero fue un pionero en todo el esfuerzo para hacer de éste un tema central para el desarrollo en este hemisferio.

Desearía también agradecer al Gobernador de Costa Rica, por actuar como anfitrión de este evento, junto con la OFDA y AID, y agradecer a la Organización Panamericana de la Salud por todo lo que ellos hicieron para que esta conferencia fuera posible y a la Organización de Estados Americanos, al Banco Interamericano de Desarrollo y al Comité de Administración Hemisférica por su ayuda.

En la reunión de la Tercera Cumbre de las Américas, en la Ciudad de Québec, en este mes de abril, el Presidente Bush manifestó "Tenemos una gran visión ante nosotros: Un hemisferio totalmente democrático, con una cohesión común fundamentada en la buena fe y el libre comercio. Este es un anhelo altamente significativo. Es una oportunidad única en la vida. Es una responsabilidad que todos compartimos." Siguió diciendo "Las conversaciones que realizamos y los mandatos que producimos deben ayudar a mejorar la calidad de vida en todo el hemisferio. La cumbre adquiere significado y valor a través de los resultados concretos."

He escuchado mucha retórica a través de los años, realmente en cada cargo que he ocupado, de personas bien intencionadas que sencillamente no pueden hacer que las cosas sucedan. Y yo estoy mucho más interesado en un programa que logre objetivos de éxito, antes que en discursos, pero los discursos algunas veces pueden llevar a esto y ésa es la razón por la cual son ocasionalmente importantes.

El punto es, sin embargo, que necesitamos recurrir a nuestras buenas teorías y tornarlas operativas ahora. Hemos estado haciendo eso, en cierta medida. Necesitamos hacerlo de manera más efectiva en el futuro. El gran desafío de la administración pública en los Estados Unidos, y sospecho que también en América Latina, sin que influya el ámbito en el que uno se encuentre, es el área de la implementación. Es siempre el área en la que caemos en el Gobierno. Los países democráticos, especialmente, tienen un problema con este tema debido a que, al tratar de ser democráticos, al tratar de seguir el procedimiento, incluyendo a las personas, algunas veces nos sentimos varados en un grado tal que no podemos tomar decisiones e implementar estrategias de una manera disciplinada y efectiva.

Resultados concretos, en efecto, es de lo que trata esta conferencia. Todos nosotros estamos afectados, al igual que nuestras sociedades, por los desastres naturales. Y para aquellos entre ustedes de América Central o América del Sur o el Caribe, que puedan tener la ilusión que nosotros hacemos un gran trabajo todo el tiempo en los Estados Unidos en nuestros desastres nacionales, puedo decirles que esto sencillamente no es verdad. Hemos tenido algunos desastres terribles, incluso recientemente, donde hemos realizado un trabajo deficiente en la respuesta a los mismos y otros en los que hemos hecho un muy buen trabajo.

Puedo recordar un desastre en el que Paul Bell respondió como líder de nuestro equipo de respuesta de asistencia de desastres. No les contaré cual de ellos fue. Y se nos dio más crédito por la respuesta al desastre de AID en el Caribe que la dada por el Gobierno de los Estados Unidos a Puerto Rico y las Islas Vírgenes Americanas y Florida.

Y es así que existen discontinuidades dentro de nuestro propio sistema. Todos necesitamos, pienso yo, aprender y ser un poco humildes en cuanto a presumir que sabemos todo, porque no es así.

También sabemos que los desastres naturales pueden no solamente tener un profundo efecto sobre el desarrollo económico de un país, sino también sobre el sistema político. De este modo, aquellos de ustedes, que crean que deberíamos centrarnos en AID con respecto a la democracia y administración, y yo soy una de estas personas, también deben saber que uno no puede ejecutar programas efectivos de democracia y administración, si no está involucrado en la reducción de desastres naturales, debido a que estos desastres, pueden tener un profundo efecto sobre la estabilidad política, en democracias incipientes.

Sabemos también que las personas reaccionan de manera muy distinta, dependiendo de la manera en que el Gobierno responda. El Gobierno de El Salvador hizo un trabajo excepcionalmente bueno en la respuesta a los dos terremotos a principios de este año. Y ustedes pueden ver, por la popularidad de las figuras políticas en El Salvador, el éxito que esto tuvo.

En el terremoto de Nicaragua de 1972, el Gobierno manejó tan deficientemente el esfuerzo para paliar los daños, que se creó una suerte de resentimiento entre la población, lo que contribuyó directamente al levantamiento de los sandinistas. Si ustedes prestan atención a la respuesta dada, o a la respuesta inadecuada dada por el Gobierno Soviético al terremoto en Armenia, que si mal no recuerdo fue en diciembre de 1988, ¿no es así? o fue en 87'--88', éste fue uno de dos sucesos importantes; el segundo fue el desastre de Chernobyl, un desastre causado por el hombre, que hizo que algunas personas pensaran en el colapso del sistema soviético. Bien, es verdad que no colapsó todo el sistema, pero comenzó a temblar y estas dos respuestas desastrosas por parte del Gobierno Nacional en la Unión Soviética constituyeron un factor importante que hizo desbordar un sistema deteriorado, hasta alcanzar el colapso total.

Un franco reconocimiento de las pérdidas y consecuencias económicas de desastres mal manejados constituye la razón por la cual el plan de acción de la Cumbre incluyó la Iniciativa de Administración de Desastres entre sus metas. Nosotros simplemente no podemos hacer nuestra parte para fortalecer la democracia, como consta en los papeles, crear prosperidad y efectivizar el potencial humano, si no manejamos los desastres de una manera profesional y aprovechamos lo que hemos aprendido en el pasado para establecer sistemas de administración que funcionen en el futuro.

Ahora bien, existen cuatro enfoques que hemos adoptado tradicionalmente en la prevención, mitigación y preparación para desastres y deseo hablar sobre algunos de ellos. Tenemos las cuatro estrategias, que todos nosotros sabemos cuales son; la primera consiste en los sistemas de advertencia. Sabemos que los sistemas de advertencia temprana, especialmente en el área de tormentas y erupciones volcánicas, pueden tener un efecto muy poderoso sobre nuestras respuestas a los desastres.

Recuerdo haber observado una tormenta aproximándose a la costa de Bangladesh en 1992, cuando era Sub-Administrador de AID, pero OFDA dependía de mí, y se había instalado un sistema de advertencia temprana en todas las poblaciones a lo largo de la costa. Y la línea costera de Bangladesh tiene algunas islas que se encuentran de 5 a 10 pies sobre el nivel del mar. Este tifón que se acercaba era terrible, un tifón descomunal y el Centro Meteorológico Nacional en los Estados Unidos predecía que esto sería catastrófico para Bangladesh.

Tiempo atrás, en 1974, recuerdo, hubo un terrible tifón que mató, al parecer, a aproximadamente medio millón de personas que vivían en el área de tierras bajas. En el período entre ambas fechas, hubo un dramático aumento en la población del país, en Bangladesh, viviendo en estas áreas costeras de tierras bajas debido a que eran las únicas tierras disponibles en el país que se encontraban deshabitadas, o relativamente deshabitadas. Y así, en este punto, en lugar de medio millón de personas en riesgo, había 4 o 5 millones.

El sistema de advertencia temprana que la OFDA había instalado hace 20 años, luego del desastre de 1974, 15 años antes, de hecho, produjo un dramático éxodo de personas - 3,8 millones de personas evacuaron en el transcurso de unas pocas horas las áreas costeras de Bangladesh. Y así, cuando llegó el tifón, mató, si mal no recuerdo, a 140.000 personas, lo cual fue trágico, pero podían haber sido 4 millones de personas. Es así como sabemos que los sistemas de advertencia temprana pueden constituir una herramienta poderosa si los mismos son mantenidos en forma efectiva y si son utilizados por algún tiempo.

El segundo enfoque que tomamos es el enfoque de reglamentaciones y éste es el enfoque más utilizado y el que despierta la mayor atención. No voy a dedicarle demasiado tiempo al tema, porque ya bastante tiempo se le dio, consistiendo esto en el uso de normas para construir edificaciones más resistentes a las tormentas, especialmente en el Caribe, y a terremotos, en la Costa Occidental de los dos hemisferios.

Sabemos que esto puede ser efectivo cuando las reglamentaciones son ejecutadas. El problema es que frecuentemente las normas de construcción no son ejecutadas. Yo serví en el Gobierno Municipal en Nueva Inglaterra, Massachusetts, de donde provengo, por varios años, en el Comité de Apelaciones de Zonificación, que ejecutaba las ordenanzas de zonificación local. Y la zonificación es otra manera con la cual suponemos poder controlar los desastres naturales, no permitiendo el desarrollo urbano a lo largo de las líneas de falla o en áreas de formación de tormentas o planicies anegables. Todos sabemos esto, pero igual lo hacemos.

Tengo que contarles mi experiencia. Y esto sucedió en una población muy pequeña, de clase preferentemente media y muy bien administrada. La mitad de nuestro tiempo en el Comité de Apelaciones de Zonificación la pasábamos aprobando retroactivamente construcciones ilegales que violaban las normas de zonificación y construcción en Holliston, mi pueblo natal, debido a que las personas trataban de vender sus casas y los bancos no permitían que las casas fueran vendidas debido a que los títulos de propiedad no estaban claros. La única razón por la que ellos venían a obtener el permiso retroactivo para aprobar sus construcciones ilegales era debido a que los bancos estaban haciendo cumplir la ley de zonificación del pueblo.

Ahora bien, esta no es la manera en que se supone que esto funcione. Se supone que es el inspector de construcciones el que hace esto, pero el inspector de construcciones estaba un poco adormilado y no demasiado interesado y era muy difícil forzar a la gente a cumplir con estas reglamentaciones.

Esto no significa que no debamos tener normas de construcción contra terremotos. No significa que no debamos tener normas de construcción contra huracanes. No significa que no debamos efectuar una correcta planificación del uso de la tierra. Pero, sin comprometer al sector privado, que es la tercera área a la cual deseo referirme desde el punto de vista de nuestro enfoque frente a la reducción de los riesgos naturales, la reducción de los riesgos naturales no va a funcionar.

¿Por qué digo esto? Es debido a que aprendí una lección en Holliston, en mi pueblo natal, de que la manera en que las ordenanzas de zonificación y las normas de construcción del pueblo no estaban siendo ejecutadas por la administración municipal, sino por el sistema bancario, por el sistema de venta de casas y obtención de hipotecas.

También tenemos compañías de seguro, como ustedes en sus países, y muchas de estas compañías de seguro no cubrirán casas en planicies anegables, a no ser que se hayan tomado las medidas necesarias -- Perdón. En las planicies anegables ellos ni siquiera lo considerarán en algunos casos. En otros casos, en la Costa Occidental de los Estados Unidos, donde tenemos un alto riesgo de terremotos, las compañías aseguradoras no brindarán cobertura a edificios, a no ser que los edificios sean construidos conforme a las normas contra terremotos. ¿Por qué? Esto no es así porque ellos estén interesados en el bienestar público, sino que están tratando de protegerse a sí mismos contra las potenciales terribles pérdidas.

Y es así que sabemos que el sistema de mercado funciona. La pregunta que tengo para todos nosotros aquí, esta mañana, es saber si hemos hecho lo suficiente para reestructurar los incentivos en nuestros países, en nuestras sociedades, de manera que el sector privado, el sistema bancario, el sistema de seguros, las compañías de construcción, ya sean grandes o pequeñas, hayan incorporado en sus prácticas, la comprensión de los riesgos que los desastres naturales representan para sus inversiones y para su inversión en sus actividades.

Sé que la Fundación Panamericana de Desarrollo ha dedicado ahora un gran tiempo organizando un esfuerzo entre las empresas en América Latina para lograr respuestas mucho mejores tan pronto como los desastres naturales que afectan sus actividades hayan tenido lugar. Y muchas de estas compañías están ahora dándose cuenta que no saben como canalizar la ayuda luego de haber ocurrido un desastre.

Lo que necesitamos hacer ahora es, de una manera más agresiva, hacer participar a la comunidad comercial no en asistencia humanitaria luego de un desastre, que no es la manera optima de manejar esto, sino en desarrollar la prevención con medidas de mitigación antes del desastre.

Recuerdo un esfuerzo por parte del Gobierno Salvadoreño y USAID en una determinada planicie anegable, donde había un reservorio y un sistema de represa que, regularmente durante las inundaciones, solía destruir toda la infraestructura económica en un área determinada del país. Consideramos este problema con el Gobierno Salvadoreño y determinamos que si se adoptaban medidas para controlar el flujo saliente de dicho reservorio durante los períodos de lluvias abundantes, podríamos evitar esas terribles inundaciones. Y hubo terribles tormentas; creo que fue el año pasado o a principios de este año, y no hubo ninguna inundación por primera vez en esa planicie anegable debido a que el Gobierno realizó en forma efectiva, con éxito, un esfuerzo para regular el flujo de agua a dicho reservorio.

Había gente que me decía todo el tiempo "Qué le vamos a hacer, los desastres ocurren. No hay nada que podamos hacer al respecto". Todos sabemos que esto no es verdad, pero hay una percepción entre el público de que esto simplemente pasa y no hay nada que se pueda hacer para evitarlo.

Recuerdo el peor terremoto en mis 12 años de estar realizando este tipo de trabajo, que tuvo lugar en el Sur de Sudán. Tuvo una magnitud de 7,9 en la escala de Richter, lo que significaba que era de gran magnitud. Nadie se enteró de ello porque sucedió en un área de nómadas y no existían efectivamente estructuras físicas. Dos o tres personas murieron debido a que se encontraban en un acantilado sobre el Río Nilo y éste sucumbió con ellos. Ellos simplemente tuvieron la mala suerte de estar allí. Estas fueron las únicas bajas. Unos cuantos camellos rodaron por el suelo y algunas vacas se molestaron un poco y no produjeron leche a la mañana siguiente, pero, aparte de ello, no tuvo ningún efecto porque no había construcciones que pudieran colapsar.

Los terremotos en forma inherente no son peligrosos, a no ser que uno esté en un edificio o en un camino o en un puente o en una estructura parecida. De esta forma sabemos que existen maneras de mitigar los efectos de estas emergencias.

Ahora les daré otro ejemplo de la manera en que los incentivos pueden trabajar en el sector privado. USAID inició un proyecto agroforestal en Haití. Ha habido un problema terrible en Haití con la deforestación, que está afectando a las inundaciones y está causando deslizamientos de lodo y un agotamiento del suelo. Así supimos que si plantábamos los árboles, por experiencias anteriores, los agricultores los cortarían antes que pudieran desarrollarse para obtener leña de ellos.

Lo que hicimos fue permitir que fuera pagado un pequeño subsidio a los agricultores haitianos para plantar y cuidar sus árboles mientras éstos aún eran jóvenes y una vez que los árboles maduraban y los agricultores comenzaban a cosechar los beneficios, ya sea en forma de frutas, carbón, madera o leña, los subsidios ya no eran necesarios.

Los árboles quedaban y el proyecto fue un éxito, haciendo más lenta la deforestación del país debido a que agregamos un incentivo económico al agricultor individual para proteger los árboles en sus pequeñas fracciones de tierra.

Existen otras medidas que necesitamos analizar. Permítanme darles otro ejemplo. Cuando un gran terremoto azotó el Noroeste de Turquía en Agosto de 1999, 24.000 personas encontraron la muerte. Prácticas correctas de construcción hubieran evitado estas muertes. Lamentablemente, muchos edificios no fueron construidos conforme a las normas contra terremotos que constan en la legislación nacional de Turquía.

Sin embargo, antes que las normas de construcción, lo más terrible es la estructura del impuesto inmobiliario en el país. Las construcciones son tasadas en Turquía conforme a la ley del impuesto inmobiliario, de acuerdo al espacio que ocupan en el nivel del suelo. Es por ello que muchos urbanizadores construyen sus estructuras sobre pilares para que sus impuestos estén limitados a la superficie de terreno en la cual se asientan los pilares, para reducir sus costos. Ahora sé como piensan los hombres de negocios. Ellos desean reducir sus gastos generales. Y el efecto fue colocar, en esta área en especial, un gran número de construcciones sobre estos pilares. Todos sabemos lo que sucede en un terremoto cuando los edificios están sobre pilares; colapsan con mayor rapidez y destructividad.

Hubiera sido mucho más inteligente disminuir los impuestos a las personas que se adecuaban a las prácticas correctas de construcción y aumentarlos si no se ajustaban a ellas. Hacerlo ahora retroactivamente es difícil para las personas, especialmente la gente humilde, pero hacerlo en el futuro tendría un gran sentido. Cambiar la estructura del código tributario en Turquía tendría un profundo efecto en la estructura de incentivos en el sector privado para construir edificios que sean mucho más resistentes a los terremotos.

Esto es lo que quiero significar cuando digo que necesitamos brindar mucha mayor atención a estos incentivos en esta sociedad que afectan la conducta de las personas. Cualquier economista aquí sabe que los incentivos, ya sean en el mercado o del Gobierno, afectan la conducta de las personas en gran medida. Ustedes ven que cuando se crea un incentivo a través de una estructura gubernamental, como la disfuncional que Turquía tenía en funcionamiento, uno afecta a toda la sociedad y se pueden lograr efectos en todo un segmento, toda una región del país, toda una porción de la población, mediante una única decisión con respecto a un incentivo.

Existen incentivos, como el que mencioné anteriormente, en el área bancaria y en seguros contra accidentes. Iniciamos un proyecto, recuerdo, en 1991 - fue una de mis ideas. No todo funcionó bien, pero parte de ello funcionó - en el Caribe, para integrar el adiestramiento de las compañías constructoras, grandes y pequeñas, y bancos y compañías de seguros, en la manera como ellos deberían integrar sus respectivos emprendimientos, los efectos de los riesgos naturales, y sobre el valor de la propiedad. Muchos países en desarrollo no han hecho eso ni siquiera en su sector privado y ello podría ser una herramienta poderosa, como lo mencioné antes.

El adiestramiento de pequeños contratistas es muy importante, especialmente desde que conocemos el trabajo que Hernando de Soto ha realizado en el sector informal y sabemos en qué medida, las edificaciones son construidas fuera de las normas permitidas. Hernando de Soto indicó en su primer libro "The Other Path", que creo que así se llama, un porcentaje muy grande - recuerdo que era algo como el 70 por ciento - de las casas de Lima, que fue construido fuera de las normas de construcción. Esto no sucedía solamente con casas humildes. Estas eran casas de clase media construidas fuera de los códigos legales. Y conocemos que en muchos países, el tema de la propiedad y la titularidad de la tierra que es también un gran problema.

Sabemos que hay pequeños contratistas que construyen estas casas. Si se les enseñase la manera de hacerlo, por un modesto aumento en el precio, ellos podrían proteger las estructuras que construyen contra futuros desastres, podrían comercializar esto, como una parte particularmente útil de la construcción que ellos realizan para sus clientes, si pudiéramos convencer a las compañías de construcciones, que ello es de su propio interés, que obtendrán más ganancias, que podrán tener más trabajo, al comercializar ese factor de su trabajo que afecta la supervivencia de los edificios en áreas de alto riesgo.

El tercer elemento al que deseo referirme hoy es el área del adiestramiento. El área del adiestramiento, desde mi punto de vista, es una de las áreas más importantes y es el área en la cual hemos tenido más éxito en los hemisferios. El hecho de asegurar que los profesionales en administración de desastres reciban el adiestramiento adecuado, por supuesto, es la clave para reducir las pérdidas económicas y humanas asociadas a los graves desastres naturales.

Es fundamental, a mi parecer, que analicemos constantemente nuestros programas de adiestramiento en administración de desastres para asegurarnos que tomamos en cuenta los nuevos desarrollos en tecnología, número uno; y dos, las lecciones que aprendimos en cada emergencia. No podemos tener currículos estáticos debido a que estamos aprendiendo constantemente y estos currículos necesitan, desde mi perspectiva, ser actualizados sobre una base sistemática y regular.

Estoy seguro que todos ustedes están familiarizados con el programa de administración de riesgos que Paul Bell y Alejandro y el personal de la OFDA aquí han estado ejecutando desde hace 20 años hasta hoy. Es un excelente ejemplo de lo que se puede hacer en un período de varios años, cuando existe un compromiso de hacerlo. Como ustedes recordarán, en 1985 y 1986, un gran terremoto azotó a México, Chile y El Salvador y luego tuvo lugar una grave erupción volcánica en Colombia. En conjunto, estos desastres mataron a 40.000 personas. La magnitud de los eventos reveló el carácter inadecuado de los preparativos de emergencia locales y la incapacidad de las autoridades locales para responder en forma efectiva.

AID proveyó asistencia en cada caso, pero francamente, luego de un terremoto, no es el momento en el que uno desearía realizar su trabajo, sino antes del terremoto, para preparar a las personas, porque para el momento en que AID llega, ya pasaron unas horas y ustedes saben que cada hora luego de un terremoto hace que las tasas de muerte aumenten dramáticamente por el síndrome de aplastamiento. Y así pasa también con el tiempo de respuesta; las personas que deberían responder luego de producido un terremoto, son personas que viven en los mismos pueblos y ciudades, no personas de los Estados Unidos o de algún otro país lejano.

La meta del programa que hemos estado ejecutando por espacio de 20 años es establecer la autoconfianza en la capacitación para enfrentar desastres y en la respuesta a ellos. Hemos tenido, yo creo, bastante éxito en esto. Más de 20.000 personas dedicadas a la administración de desastres han sido instruídas durante los últimos 20 años y aquí no se cuentan los muchos que lo fueron en el ámbito local por aquellos que recibieron nuestra capacitación. Hemos impartido -- como ustedes saben, parte del currículum es capacitar al instructor -- capacitación de las personas sobre la manera de enseñar las habilidades que ellas han aprendido de modo a que puedan crear un mayor efecto cuando retornen a sus localidades, pueblos y ciudades.

El hecho es que en 13 países actualmente en América Latina existen programas nacionales de enseñanza que han sido entregados a la organización nacional de administración de emergencias de estos países. Podemos ver el efecto de esta capacitación. Cuando un terremoto de magnitud 8,4 en la escala de Richter, azotó el Sur del Perú, el 23 de junio del presente año - sólo unos pocos meses antes, el personal local había recibido capacitación de la OFDA, prestó asistencia de emergencia crítica, en el área afectada y no fue necesario que AID o el Gobierno de los Estados Unidos, hiciera más que simplemente enviar a Alejandro allí, como Paul me manifestó, solamente para ver lo que hacía falta. Francamente, él no tuvo que enfrentar el embate porque la gente local ya sabía qué hacer y lo estaban haciendo antes que él llegara allí.

La OFDA ayudó al Gobierno a fortalecer su Primer Programa de Respuesta en el Sur del Perú, trabajando con la Defensa Civil, el Ministerio de Salud y los bomberos voluntarios, ésta es la razón por lo que la respuesta funcionó tan bien en estas localidades.

En contraste, sin embargo, cuando lluvias terribles, en diciembre de 1999, se abatieron sobre el Norte de Venezuela y cito literalmente aquí "No hubo ningún plan nacional o comunitario de preparación para desastres, así como tampoco un sistema adecuado de advertencia temprana, conforme al "World Watch Institute". Bien, estamos en el negocio de salvar vidas y al mismo tiempo que necesitamos conocer los puntos en que tuvimos éxito, también necesitamos conocer los puntos donde fallamos. Pudimos haber evitado que mucha gente se viera afectada por estas terribles lluvias de haberse impartido capacitación en Venezuela con suficiente antelación a este suceso. Solamente un año antes, el Huracán Mitch había azotado con el resultado de la pérdida de muchas vidas. Y una manera en que respondimos, fue comenzar a trabajar con los países en la región, con respecto a la Iniciativa de Mitigación de América Central, CAMI (en español IMAC), como fue denominada, que contempla el fortalecimiento de los vínculos entre las autoridades locales, regionales y nacionales, con respecto a administración de riesgos y respuesta a desastres.

Pondremos a prueba esta capacitación en este Nuevo programa de CAMI - que más bien ya fue puesto a prueba el pasado mes, cuando el Huracán Mitchell descargó más del doble de las lluvias en Honduras de lo que Mitch produjo en diversos lugares 3 años antes. El personal de respuesta a desastres que participó en un importante simulacro que hemos ayudado a patrocinar a principios de este año y que ha recibido la capacitación de la OFDA, organizó una respuesta altamente efectiva a la inundación y evitó grandes pérdidas de vidas, resultado del desastre de Mitch.

Existen también otros ejemplos y yo no deseo referirme a todos ellos hoy, pero necesitamos entender que la capacidad conformada en el ámbito local es el área en la que necesitamos concentrar nuestra atención. Espero que uno de los resultados de esta conferencia sea un mayor compromiso para realizar dicho entrenamiento en el ámbito local y en el ámbito regional y nacional.

Diez años atrás, cuando yo era el Director de la OFDA, trabajamos con la Organización de Estados Americanos para desarrollar el Proyecto Caribeño de Mitigación de Desastres, que mencioné anteriormente. Espero que hagamos más en el futuro para integrar incentivos del mercado dentro del sector privado para tratar de manejar esta problemática de incentivos a la cual yo creo le hemos dedicado un tiempo inadecuado.

Sabemos que el conocimiento y los grandes avances tecnológicos que hemos logrado no son siempre objeto de un buen uso. La información no siempre es compartida y ahora sabemos que el software informático del sistema de administración de asistencia nos está ayudando a satisfacer necesidades pendientes con los recursos disponibles. Existen sistemas que hemos puesto en práctica para hacer uso de las nuevas tecnologías que nos ayudarán en nuestra respuesta.

Somos naciones democráticas y tenemos el compromiso frente a nuestra gente de asegurarnos que cada grupo posea la información que necesita para hacer su parte en la tarea de salvaguardar a la sociedad.

No puedo concluir mis observaciones sin mencionar a un buen amigo mío, a quien veo en la segunda fila aquí, Claude de Ville, quien es el Jefe de Preparación ante Emergencias en PAHO. Claude es, al igual que Paul Bell, una verdadera institución en el ámbito de la administración de desastres. Se estará retirando este año y yo deseo rendirle tributo y agradecerle por sus muchos años de servicio. Él fue un pionero y un líder en este gran esfuerzo durante un extenso período de tiempo en PAHO, aliviando el sufrimiento en las Américas, pero lo que es más importante, salvando vidas a través de la capacitación en mitigación y preparación.

Él es el Padre Fundador de este esfuerzo en PAHO. Es un buen amigo, un gran pensador y un erudito, así como un innovador y un defensor de causas y deseo una vez más rendirle tributo hoy por sus muchos años de servicio.

[Aplauso.]

ADMINISTRADOR NATSIOS: Es un placer para mí estar aquí hoy dirigiéndome a ustedes.

Muchas gracias por invitarme.

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