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Alto funcionario de USAID explica esfuerzos para la promoción de la democracia cubana

Adolfo Franco dice E.U. apoya firmemente liberación Cuba

  
 

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Last updated: Thursday, 07-Nov-2002 11:20:23 EST


 
  

Universidad de Miami
Seminario sobre la transición en Cuba
Dirksen Senate Office Building (SD 628)
Washington, D.C.
Jueves, 17 de octubre de 2002

Palabras de Apertura

Honorable Ileana Ros-Lehtinen, Profesor Jaime Suchlicki, ponentes y participantes en este seminario de planificación para transición de Cuba:

Es un gran honor para mi, un exiliado cubano e hijo de exiliados cubanos, hablarles a ustedes como Sub-Administrador de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

En este significativo seminario de tanta importancia para el Proyecto de Transición de Cuba de la Universidad de Miami, deseo proponer maneras en las que todos podamos trabajar juntos como estadounidenses para apoyar al Presidente George Bush, al Secretario de Estado Colin Powell, al Sub-Secretario Otto Reich, al Administrador de USAID Andrew Natsios y al resto del equipo estadounidense encargados de ayudar a planificar una transición pacífica hacia la democracia en Cuba.

No existe sustituto alguno para el liderazgo norteamericano en la promoción de derechos humanos y prosperidad económica por todo el hemisferio occidental. No existe sustituto alguno para el liderazgo norteamericano en la denuncia de los continuos abusos de derechos humanos en la represión del régimen de Castro en Cuba.

A pesar de una campaña de propaganda por parte del gobierno de Cuba, Fidel Castro ni su régimen se ha suavizado ni mucho menos es amigo de los Estados Unidos. Como declaró el Presidente Bush en su discurso al pueblo norteamericano el día 20 de mayo de este año, "La plena normalización de relaciones con Cuba-reconocimiento diplomático, comercio abierto y un robusto programa de ayuda-sólo será posible cuando Cuba tenga un nuevo gobierno que sea plenamente democrático, cuando se respete el estado de derecho y cuando se protejan íntegramente los derechos humanos de todos los cubanos". No se equivoquen; el compromiso del Presidente para con una Cuba libre es inequívoco.

Nos toca a nosotros, como norteamericanos a favor de una Cuba libre, dirigir y continuar enfocando la atención del mundo sobre la fracasada y represiva dictadura de cuarenta y tres años de Fidel Castro. El pueblo cubano ha sufrido bastante. Basta con cuarenta y tres años de tiranía totalitaria y planificación central. Ahora es el momento para que todos nosotros y todos los hombres y mujeres libres en todas partes redoblemos nuestros esfuerzos solidarios con las fuerzas democráticas pacíficas en esa isla presa.

Ahora es el momento de aumentar la presión internacional sobre el régimen de Castro, no para disminuirla. Si Castro es sincero en su anhelo de respeto internacional, él tiene que ganarse ese respeto. Tiene que dejar de encarcelar a periodistas y a activistas cubanos pacíficos; dejar de tolerar el turismo sexual; dejar de promover el apartheid turístico; dejar de discriminar contra el ejercicio de la religión; renunciar a la censura; acabar con su embargo de información interna; dejar de mendigar por créditos internacionales y otras limosnas; y permitir que otros lleven adelante una verdadera transición hacia la democracia en Cuba.

A aquéllos que abogan por suavizar o eliminar las sanciones de Estados Unidos contra el régimen de Castro, el Presidente Bush y nosotros, que servimos en su administración, les decimos: primero, que el régimen de Castro ponga en libertad a todos los presos políticos cubanos. Que el régimen de Castro cese de negar la libertad de religión. Que el régimen de Castro levante las restricciones sobre una prensa libre. Que el régimen de Castro permita una reforma constitucional, y una transición hacia la democracia, con pleno respeto para los derechos humanos.

Sin embargo, si el régimen de Castro continúa con la represión; continúa con su rechazo a la reforma; continúa con su rechazo a respetar los derechos humanos fundamentales; continúa prohibiéndole al Comité Internacional de la Cruz Roja que inspeccione las cárceles; y continúa con sus experimentos económicos fracasados, entonces debemos acelerar e intensificar nuestros esfuerzos para comunicarnos directamente con el pueblo cubano y con la naciente sociedad civil independiente que se convertirá en el núcleo vital alrededor del cual se efectuará la transición democrática de Cuba.

La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se enorgullece del programa de USAID para Cuba y de auspiciar el histórico Proyecto de Transición de Cuba de la Universidad de Miami. Este proyecto constituye una parte vital de nuestros esfuerzos para promover una transición rápida y pacífica hacia la democracia en Cuba y en preparación para la ayuda a un futuro gobierno de transición en la Isla.

En enero de este año, a nombre de USAID, le otorgué un cheque por US$1.045.000 a la Universidad de Miami para iniciar este programa. Quiero felicitar al Profesor Jaime Suchlicki y a sus colegas por la enorme labor que han realizado durante los últimos nueve meses en el desarrollo de las bases de datos, en el encargo y ejecución de las ponencias y en la organización de los seminarios que hacen que este proyecto sea tan valioso. También debo agradecerles a la Congresista Ileana Ros-Lehtinen y al Congresista Lincoln Díaz-Balart por sus esfuerzos incansables en la promoción de este novedoso proyecto.

Todos anticipamos el día, en un futuro no muy lejano, que un gobierno de transición cubano ayude a Cuba a recuperar su legítimo lugar entre las naciones libres y prósperas.

Como ustedes saben, Estados Unidos sólo reconocerá a un gobierno de transición en Cuba que satisfaga la definición contenida en la legislación estadounidense al respecto, específicamente la Sección 205 de la ley Cuban Liberty and Democratic Solidarity (Libertad) Act of 1996

Bajo esa definición, un gobierno de transición cubano es un gobierno que, entre otras cosas:

  • haya legalizado toda actividad política;
  • haya puesto en libertad a todo preso político y permita la inspección de cárceles cubanas por las organizaciones apropiadas de derechos humanos internacionales;
  • se haya comprometido públicamente a organizar elecciones libres y equitativas para la formación de un nuevo gobierno;
  • se haya comprometido a respetar los derechos humanos y las libertades básicas internacionalmente reconocidas y expuestas en la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la cual Cuba es nación signataria;
  • y que no incluya ni a Fidel ni a Raúl Castro.

Una vez que se cumplan estas condiciones, Estados Unidos estará dispuesto a comprometerse con Cuba y a alistar los esfuerzos de otros amigos de la libertad para ofrecerle al gobierno de transición una amplia y coordinada ayuda técnica y programas de entrenamiento para facilitar la transición a la democracia.

Estados Unidos está dispuesto a ofrecer al gobierno de transición su ayuda durante las primeras etapas en las cuestiones básicas de las mayores preocupaciones del pueblo tales como la estabilidad y la seguridad alimenticia.

Entre otras cosas, si se solicitan, Estados Unidos enviará inmediatamente a Cuba grupos humanitarios para ayudar al gobierno de transición a evaluar la necesidad de alimentos de urgencia y otra asistencia humanitaria. Estos grupos recomendarán medidas específicas de acuerdo a su evaluación sobre la situación en la Isla.

Estados Unidos alentará a un gobierno de transición cubano a cooperar con organizaciones no gubernamentales estadounidenses e internacionales, con la Cruz Roja y con agencias de la ONU. Estos grupos deben formar su propia entidad de coordinación para alentar a los ministerios de varios gobiernos a fin de que trabajen al unísono en su labor humanitaria.

Si se nos lo solicita, proveeremos ayuda para la planificación de elecciones multipartidistas libres y equitativas y para emprender el proceso de restauración de un gobierno democrático en Cuba.

Como ha indicado el Profesor Jorge Domínguez, el cambio constitucional es necesario en Cuba. El mero cambio constitucional, sin embargo, no es suficiente para restaurar un gobierno democrático. El pueblo de Cuba también exigirá un gobierno responsable, un gobierno que funcione dentro de un estado de derecho, con un poder judicial que proteja los derechos de cada individuo, salvaguarde la propiedad privada y haga cumplir los contratos legales. Estados Unidos apoyará a un gobierno de transición que busque realizar esa visión.

Una vez que la democracia se haya restaurado en Cuba, Estados Unidos responderá inmediatamente a solicitudes de ayuda para asegurar la red de la seguridad social. Un gobierno de transición y un gobierno elegido democráticamente en Cuba enfrentarán graves desafíos para mantener los servicios sociales. Estados Unidos puede ayudar al gobierno a ampliar y a mejorar los servicios de una manera continuada para que sean financieramente solventes.

Para asegurar la red de seguridad social, Cuba requerirá de reformas fundamentales en materia de salud pública, educación y pensiones del seguro social. El país necesitará préstamos para la construcción de viviendas, y el sector privado puede y tiene que desempeñar un papel central en todas estas actividades.

Como ha escrito el Profesor Carmelo Mesa-Lago, las instituciones básicas del mercado libre-posesión de propiedad privada, gobernación corporativa, mercados de capital, moneda convertible y comercio internacional-son transferibles a Cuba. Éstos son instrumentos enormemente poderosos para el desarrollo económico.

Estados Unidos está dispuesto a cooperar con las instituciones financieras internacionales y con otras democracias para ayudar a un gobierno de transición cubano a empezar a establecer esas instituciones básicas; a permitir que los mercados privados funcionen competitivamente y sin distorsiones; y a garantizar el derecho a la posesión y transferencia de bienes sin discriminación.

La experiencia proveniente de otras partes de América Latina, de Asia y de la antigua Unión Soviética demuestra que el desarrollo de pequeñas y microempresas es esencial para la creación de una economía de crecimiento continuado que comparta extensamente los beneficios del crecimiento.

Si se le solicita, USAID proveerá asistencia técnica pata ayudar al gobierno de transición cubano a crear un ambiente propicio para el desarrollo de pequeñas microempresas cubanas.

Programas de préstamos para microempresas, tan exitosos por toda América Latina y el resto del mundo, se deben introducir en Cuba. Organizaciones no gubernamentales y empresas privadas estadounidenses pueden desempeñar un papel primordial en el desarrollo de instituciones micro-prestamistas en la isla.

El derrumbe de la economía planificada de Cuba-su sector azucarero, su producción de alimentos y sus sistemas de distribución-exige la privatización de empresas estatales, la promoción de inversión extranjera y la estimulación del talento empresarial cubano.

Bajo el régimen de Castro, el desmantelamiento de empresas estatales ya ha comenzado con el cierre de más de 70 centrales de propiedad y manejo estatal. El desplazamiento de miles de trabajadores azucareros y de sus familias aumentará aún más el desempleo y reducirá el valor real de los sueldos.

Para éstos y otros trabajadores cubanos, el desarrollo de micro, pequeñas y medianas empresas puede proporcionar una opción de empleo crucial. Un sector de micro y pequeños negocios tiene el potencial de redistribuir ingresos y el poder político de distribución de la riqueza material sobre un amplio conglomerado de la sociedad. La iniciativa de micro y pequeñas empresas y el espíritu empresarial también son fuentes importantes de innovación y cambio tecnológico y constituyen un motor de desarrollo económico.

Si se le solicita, USAID ayudará al gobierno de transición cubano y al gobierno sucesor elegido democráticamente en el diseño y en la implementación de una reforma agraria fundamental para efectuar la devolución de las tierras agrícolas de Cuba a la propiedad privada y a un manejo seguro y productivo.

Estados Unidos estimulará al gobierno de transición cubano a empezar cuanto antes a instalar una estructura jurídica, que garantice a los mercados privados a funcionar competitivamente. Hay mucho más que podemos hacer juntos. Los desafíos son grandes. Ya era hora de esforzarnos en abordarlos. Comencemos ahora a planificar para el día en que un nuevo gobierno en Cuba se muestre comprometido a emancipar al pueblo cubano para que éste pueda buscar su propio destino.

Los estudios que se discuten aquí representan un punto de partida vital, y el Proyecto de Transición de Cuba de la Universidad de Miami puede servir de base para la Cuba libre del porvenir. Hoy han disertado sobre los papeles claves que la educación y los valores cívicos deben desempeñar en la formación de una Cuba democrática. También acerca de la necesidad de combatir la corrupción y la importancia de establecer el estado de derecho bajo una constitución democrática.

Esta tarde examinarán la experiencia de transición en Europa del Este con el fin de hallar lecciones que puedan ayudar a guiar la transición cubana.

Todos éstos son temas de importancia crítica, y es importante que los analicen en una tribuna abierta. Es aún más esencial que ustedes y nosotros lleguemos al pueblo cubano y a sus verdaderos representantes-los activistas de derechos humanos de Cuba-para que ellos tomen parte en estas discusiones.

La transición a la democracia en Cuba comenzará de verdad sólo cuando el pueblo cubano pueda participar en un diálogo consigo mismo y con el mundo exterior sobre éstos y otros temas críticos.

Yo quiero felicitarlos a todos por la pasión, la inteligencia y la creatividad con que han abordado sus objetivos, y por su perspicacia y sus recomendaciones; y quiero agradecerles a la Universidad de Miami y al equipo del Dr. Suchlicki por su liderazgo y su dedicación al construir un programa que siga generando conocimientos y debates acerca de uno de los temas más trascendentes de nuestra época.

Gracias.

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