Índice Resumen Etiología/patofisiología
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Resumen
El prurito (comezón) es una sensación desagradable que produce el deseo de
rascarse. Es un síntoma aflictivo que puede ocasionar incomodidad y afectar la
eficacia de la piel en su función de barrera de protección. Debido a la
naturaleza subjetiva del prurito, la falta de una definición precisa y la
carencia de modelos animales apropiados, el prurito es un trastorno que no ha
sido investigado adecuadamente.
La piel comprende el 15% del peso total del cuerpo, y es el órgano humano más
grande. Tiene funciones psicosociales y físicas sustanciales, siendo la más
importante la de servir como mecanismo protector. No obstante, la piel también
es esencial para formar la imagen personal de cada uno y para usar el sentido del
tacto, convirtiéndose así en un componente importante de la comunicación.
El síntoma de comezón generalizada, sin erupciones o lesiones cutáneas,
puede estar relacionado con varios factores, desde la piel seca hasta un
carcinoma oculto, y por lo tanto deberá explorarse la etiología de los síntomas.
Entre los factores etiológicos no malignos comunes se encuentran las reacciones a
fármacos, la xerosis, la sarna y las enfermedades primarias de la piel. El
prurito es una de las quejas más comunes de los pacientes de edad avanzada; sin
embargo, las estimaciones de la importancia de los síntomas pruríticos entre la
población anciana varían entre el 10% y el 50%. El diagnóstico más común
relacionado con el prurito en esta población es simplemente la piel seca.[1]
El prurito generalizado se encuentra en aproximadamente el 13% de los individuos
con enfermedades renales crónicas y entre el 70% y el 90% de aquellas personas
tratadas con hemodiálisis.[2] La enfermedad hepática colestática con obstrucción
intrahepática o poshepática, con o sin aumento de los niveles séricos de ácidos
biliares, a menudo se asocia con el prurito.[3] Otros factores etiológicos son
la cirrosis biliar primaria, la colestasis relacionada con fenotiazinas o
anticonceptivos orales, la colestasis intrahepática en el embarazo y la
obstrucción poshepática, entre otros.[3]
Bibliografía
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Etiología/patofisiología
Entre los trastornos hematológicos que causan prurito se encuentra la policitemia
vera. Algunos padecimientos que ocasionan la carencia de hierro, incluyendo el
trastorno exfoliativo de la piel, también causan prurito. La diabetes y la
tirotoxicosis son causas endocrinas de este padecimiento.[1]
El prurito es una manifestación clínica frecuente de las personas con SIDA, con
el sarcoma de Kaposi relacionado con el SIDA y con infecciones oportunistas
relacionadas con el SIDA. Aproximadamente el 84% de las personas con SIDA y el
35.5% de las personas con sarcoma de Kaposi relacionado con el SIDA han informado
de verse afectadas por el prurito con o sin erupciones. La incidencia del
prurito asociado con infecciones oportunistas relacionadas con el SIDA es de
cerca del 100%.[2]
Se sabe que varias enfermedades malignas producen prurito. El linfoma de
Hodgkin causa prurito en el 10% y el 25% de los pacientes. En algunos casos, el
prurito precede al diagnóstico de linfoma,[1] y puede ser indicativo de un
pronóstico menos favorable cuando está asociado con fiebre elevada o pérdida de
peso sustancial (síntomas "B").[3] El prurito asociado con el linfoma de
Hodgkin se caracteriza por síntomas de quemazón y comezón intensa que ocurre en
un área localizada de la piel, frecuentemente en la parte inferior de las
piernas. Otros linfomas y leucemias han sido asociados con un prurito menos
intenso pero más generalizado. Los adenocarcinomas y los carcinomas de células
escamosas de varios órganos (p.ej., el estómago, el páncreas, el pulmón, el colon, el
cerebro, el seno y la próstata) algunas veces producen un prurito generalizado
más pronunciado en las piernas, el tronco superior y superficies extensoras de
las extremidades superiores.[1,3] Se ha observado que el prurito asociado con
enfermedades malignas disminuye o desaparece con la erradicación del tumor y
reaparece con la recidiva de la enfermedad.[3]
Entre los fármacos asociados con el prurito secundario se encuentran los
derivados del opio (la cocaína, la morfina y el butorfanol), las fenotiazinas, la
tolbutamida, el estolato de eritromicina, las hormonas anabólicas, los
estrógenos, las progestinas, la testosterona y colestasis subsecuente, la
aspirina, la quinidina y otros fármacos antimaláricos, los agentes biológicos
tales como anticuerpos monoclonales, y el complejo vitamínico B. La sensibilidad
subclínica a cualquier fármaco puede provocar prurito.[3]
Las hipótesis sobre los mecanismos del prurito han sido inferidas de estudios
sobre el dolor, ya que el dolor y la comezón comparten mecanismos comunes
moleculares y neurofisiológicos.[4] Las sensaciones tanto de comezón como de
dolor resultan de la activación de una red de terminaciones nerviosas libres en
la unión dérmico-epidérmica. La activación puede ser el resultado de
estimulación termal, mecánica, química o eléctrica, tanto interna como externa.
La estimulación nerviosa cutánea se activa o se media a través de varias
sustancias entre las que se encuentran la histamina, los péptidos vasoactivos,
las encefalinas, la sustancia P (una taquicinina que afecta al músculo liso) y
las prostaglandinas. Se cree que los factores no anatómicos (como el estrés
psicológico, la tolerancia, la presencia e intensidad de otras sensaciones y/o
las distracciones) determinan la sensibilidad de la comezón en diferentes
regiones del cuerpo.
El impulso de la comezón se transmite a lo largo de la misma vía neural que los
impulsos de dolor, es decir, viaja de los nervios periféricos al asta dorsal de
la médula espinal, a través de la médula vía la comisura anterior, y asciende a
lo largo del tracto espinotalámico a los núcleos laminares del tálamo
contralateral. Se cree que los tractos talamocorticales de neuronas terciarias
retransmiten el impulso a través del sistema activador de integración reticular
del tálamo a varias áreas de la corteza cerebral. Entre los factores que se cree
intensifican la sensación de comezón se encuentran la resequedad de la epidermis
y la dermis, la anoxia de los tejidos, la dilatación de los capilares, los
estímulos irritantes y las respuestas psicológicas.[1,3-5]
El rascarse es la respuesta motriz a la percepción de comezón. Esta acción está
modulada en el centro corticotalámico y es un reflejo espinal. Después de
rascarse, la comezón puede aliviarse entre 15 y 25 minutos. El mecanismo por
medio del cual se alivia la comezón al rascarse es desconocido. Existe la
hipótesis de que el rascado genera impulsos sensoriales que cortan circuitos en
las áreas de retransmisión de la médula espinal. El rascado en realidad puede
intensificar la sensación de comezón, creando un ciclo de
comezón-rascado-comezón. Otros estímulos físicos como la vibración, el calor, el
frío y la radiación ultravioleta disminuyen la comezón y aumentan la descarga de
enzimas proteolíticos, potencialmente produciendo el ciclo de
comezón-rascado-comezón.
Un pinchazo de aguja cerca o en el mismo dermatoma del área donde se produce la
comezón eliminará la sensación de comezón.[3] Se sabe que el rascado vigoroso
puede sustituir la comezón por dolor, y en algunos casos, el paciente puede
encontrar que el dolor es la sensación más tolerable. Se piensa que la
modulación espinal de los estímulos aferentes (teoría de la compuerta) y los
mecanismos centrales pueden desempeñar una función en el alivio de la comezón.[3]
Las patogénesis hipotéticas del prurito asociadas con los estados fundamentales
de la enfermedad son variados. Se piensa que las enfermedades biliares,
hepáticas, renales y malignas producen prurito mediante la circulación de
sustancias tóxicas. La histamina liberada por los basófilos circulantes y la
liberación de leucopeptidasa de los glóbulos blancos pueden provocar prurito
asociado con linfomas y leucemias. Los niveles elevados de quininógeno en la
sangre durante el linfoma de Hodgkin, la liberación de histamina o precursores
de bradicinina por parte de los tumores sólidos, y la liberación de serotonina en
tumores carcinoides pueden también relacionarse con el prurito.[1,6]
Existe la posibilidad de que las personas que reciben quimioterapia citotóxica,
irradiación y/o modificadores de la respuesta biológica para el tratamiento de
una malignidad experimenten prurito. Es muy probable que esta misma población se
vea expuesta a muchos de los otros factores etiológicos relacionados con el
prurito, que incluyen desde la xerosis (piel seca) relacionada con la nutrición
hasta la descamación por radiación, los efectos secundarios inducidos por agentes
biológicos y quimioterapia, las reacciones a los antibióticos y otras
sensibilidades relacionadas con los fármacos.
Quimioterapia citotóxica
Cada una de las clases principales de agentes antineoplásicos (agentes
alquilantes, antimetabolitos, antibióticos, plantas alcaloides, nitrosureas y
enzimas) incluyen fármacos capaces de producir reacciones cutáneas, entre ellas
el prurito. Los pacientes que reciben fármacos antineoplásicos frecuentemente
presentan piel seca y descamación, molestias que se piensa están relacionadas con
los efectos sobre las glándulas sebáceas y sudoríparas.[7,8] Muchos problemas se
autolimitan y no requieren una intervención activa, mientras que otros se deben
anticipar con el fin de implementarse medidas preventivas.
La hipersensibilidad a los agentes citotóxicos se puede manifestar por medio de
prurito, edema, urticaria y eritema. Las reacciones de hipersensibilidad varían
en sintomatología y dependen del fármaco, la dosis y la historia alérgica del
paciente. Entre los agentes que más están asociados con hipersensibilidades
están la doxorrubicina, la daunorrubicina, la citarabina, la L-asparaginasa, el
paclitaxel y el cisplatino. En la mayoría de los informes, estas reacciones se
han localizado en el área de acceso vascular y se disipan en un periodo de 30 a
90 minutos.[9,10] No obstante, pueden ocurrir reacciones más dramáticas, incluso
alguna que ponga en peligro la vida del paciente, y el desarrollo de prurito
puede representar una fase inicial de graves reacciones de hipersensibilidad.[11]
Radioterapia
El prurito relacionado con la terapia de radiación se asocia generalmente con la
descamación de la piel seca dentro del campo de tratamiento. La resequedad y el
prurito pueden ocurrir en una dosis acumulada de 2000 a 2800 cGy,[12] y su causa
es la obliteración de las glándulas sebáceas dentro del campo. Este es un
fenómeno grave que está correlacionado con la depleción de las células basales
activamente proliferantes en la capa epidérmica de la piel, de las cuales un
porcentaje fijo muere con cada fracción de dosis de irradiación. Las células
basales restantes se someten a cornificación y se desprenden en porcentajes
mayores, mientras que las células basales no proliferantes son estimuladas y su
ciclo celular se acorta. El despellejado posterior de la piel se define como
descamación seca. La piel se seca y el paciente puede experimentar sensaciones
de comezón y ardor.[12] La piel seca es susceptible a daño adicional a través
del rascado y/o la formación de fisuras, aumentando el riesgo de infección y
necrosis de tejido.
Si el proceso de descamación continúa, la dermis acabará expuesta eventualmente,
dando lugar a una descamación húmeda. Este efecto secundario aumenta el riesgo
de infección, malestar y dolor, requiriendo posiblemente la interrupción del plan
de tratamiento para facilitar la curación. Esto puede comprometer el resultado
final de la terapia contra el cáncer. Por esta razón, se debería anticipar y
prevenir la progresión de las reacciones de la piel hasta esta etapa.[13]
La terapia de haz externo con electrones puede producir más reacciones de la piel
que la terapia con fotones, ya que la profundidad de la penetración y la
transferencia de energía lineal están más cerca de la superficie de la piel en el
caso de los electrones. Las técnicas de administración de radiación (dosis en
bolo y campos tangenciales) también influyen en el grado de reacción. Se
anticipa que los campos que incluyen pliegues de la piel (es decir, las axilas,
los senos, el perineo y los glúteos) tienen reacciones mayores debido a la
fricción, el mayor contenido de humedad y la falta de ventilación.[14,15]
Terapia de combinación
La terapia que combina la radiación y la quimioterapia es una de las más
importantes entre los últimos tratamientos contra el cáncer. El sinergismo de
estas modalidades citotóxicas intensifica la reacción de los tejidos normales y
se puede esperar que precipite porcentajes de complicación mayores.[7] Los
efectos combinados totales de los fármacos y la irradiación exceden los efectos
individuales de cualquiera de las modalidades. Se piensa que las reacciones
cutáneas de importancia ocurren más frecuentemente cuando la quimioterapia y la
irradiación se administran de forma concurrente.[16]
Modificadores de respuestas biológicas
Los modificadores de respuestas biológicas empleados en el tratamiento de
enfermedades malignas se asocian con una amplia variedad de efectos secundarios y
tóxicos. El prurito ha sido un efecto secundario asociado con varios productos
biológicos, pero hasta el momento los pacientes que más han informado de esta
molestia son los que reciben interferones.[17-20] Hasta la fecha, los informes
de prurito como efecto secundario de productos biológicos son principalmente
anecdóticos y no han constituido un foco de atención.
Trasplante de médula ósea
La enfermedad de injerto-versus-huésped (GVHD, por sus siglas en inglés) afecta a entre
25% y 50% de los pacientes que viven más de 100 días después de un trasplante de
médula ósea. Se informa de que la incidencia de GVHD de la piel es de entre 80%
y 90%, y la gravedad y el tipo de síntomas varían.[21] Los cambios de la piel
de los que se informa incluyen resequedad y erupciones pruríticas, eritematosas y
maculopapulares. Su inicio puede ser sutil o súbito; la GVHD de la piel puede
progresar a esclerodermia y contractura.[22]
Otros apoyos farmacológicos durante el tratamiento del cáncer
Muchos agentes farmacológicos empleados en cualquier momento durante el curso del
cáncer, ya sea en un plan de tratamiento primario o incorporados a un programa de
control de síntomas o de apoyo terapéutico, son capaces de producir reacciones
pruríticas. Estos medicamentos incluyen la morfina, otros derivados del opio y
la aspirina para el control del dolor; los corticosteroides; los antibióticos;
las fenotiazinas y, en menor grado, los agentes hormonales (el estrógeno, las
progestinas y la testosterona).[3] Los mecanismos de estas reacciones oscilan
entre la hipersensibilidad y la interferencia química con vías neurales.[4]
Infección
El prurito puede ser un síntoma de infección. El prurito que complica el área
anal o vulvar puede ser causado por infecciones con tricomonas u hongos, tumores
locales, hemorroides, fisuras anales, secreción de una fístula o herida, o
drenaje de una herida quirúrgica.
Bibliografía
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Evaluación
El prurito es un síntoma, no un diagnóstico ni una enfermedad. El prurito
generalizado es un "síntoma cardinal de importancia médica" [1] y deberá tomarse
en serio.
La evaluación del prurito deberá incorporar la recopilación de una historia
exacta y minuciosa, y un examen físico. La historia incluye los siguientes
datos:[2,3]
- Ubicación, lugar de inicio, duración e intensidad de la comezón
- Historia anterior de prurito
- Historia anterior de enfermedades malignas
- Enfermedad maligna actual y su tratamiento
- Enfermedades sistémicas no malignas
- Uso de analgésicos
- Uso de antibióticos
- Uso de otros fármacos con o sin receta
- Presencia de infección
- Estado de los niveles de nutrición y de fluidos
- Prácticas actuales usadas en el cuidado de la piel
- Existencia de otros factores de riesgo pruríticos
- Revisión de los valores de laboratorio relevantes (RSC)
- Factores que alivian y agravan la comezón
- Estado emocional del paciente
El examen físico proporcionará datos derivados de la evaluación de:
- Todas las superficies de la piel para detectar signos de infección
- Todas las superficies de la piel para detectar signos de reacción a fármacos
- Factores ambientales (temperatura, humedad)
- Factores físicos (ropa ajustada o constrictiva)
- Evidencia del rascado (eritema, resequedad, excoriación)
- Plenitud, textura, color, temperatura y lesiones de la piel
Bibliografía
- Bernhard JD: Clinical aspects of pruritus. In: Fitzpatrick TB, Eisen AZ, Wolff K, et al., eds.: Dermatology in General Medicine. 3rd ed. New York, NY: McGraw-Hill, 1987, Chapter 7, pp 78-90.
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Intervenciones
El manejo del prurito asociado con enfermedades neoplásicas tiene como objetivos
el control eficaz de la malignidad en sí, la eliminación de las alteraciones
concretas o potenciales en la integridad de la piel y la promoción de bienestar.
Dada la naturaleza subjetiva de la comezón, el grado de eficacia de cualquier
terapia puede ser modificado por factores psicológicos. Pueden ser necesarios
múltiples enfoques y esfuerzos combinados para promover el bienestar y prevenir
las alteraciones de la integridad de la piel.
Tratamiento
El tratamiento del prurito puede agruparse en cuatro categorías:[1,2]
- Educación del paciente y reducción al mínimo o eliminación de factores
provocativos.
- Aplicación de preparados tópicos.
- Terapia sistémica.
- Modalidades de tratamiento físico.
Educación del paciente y eliminación de factores provocativos
Los pacientes y
proveedores de atención deberán ser incluidos en el plan y provisión de atención
médica en la medida de lo posible. La educación es un aspecto importante del
control de síntomas. Los regímenes de atención de la piel incorporan varios
aspectos de los mismos principios: protección del paciente de los elementos
ambientales, buenas prácticas higiénicas e hidratación interna y externa.[3] La
intensidad del régimen y las técnicas empleadas dependerán de los factores
etiológicos y del grado de aflicción asociados con el prurito. Los individuos afectados (ya sean pacientes o proveedores de atención médica)
deberán contar con un buen entendimiento de los factores que promueven o agravan
la comezón. El conocimiento de los factores que alivian los síntomas puede
ayudar con el desarrollo y la ejecución de intervenciones de autocuidado eficaces
y razonables.
La nutrición adecuada es esencial para el mantenimiento de una piel sana. Una
dieta óptima deberá incluir un equilibrio de proteínas, carbohidratos, grasas,
vitaminas, minerales y líquidos. Se sugiere que se adopte como norma la ingesta
diaria de por lo menos 3000 cc de líquidos por día; sin embargo, esto quizás no
sea posible para algunos individuos.[4,5]
Se deberán evitar factores agravantes, como los siguientes:
- Pérdida de líquidos provocada por fiebre, diarrea, náusea y vómitos, o
disminución de la ingestión de líquidos
- Uso de ungüentos (p. ej., vaselina, aceite mineral)
- Baños con agua caliente
- Uso de jabones que contienen detergentes
- Baños frecuentes o baños de más de media hora
- Añadir aceite al principio del baño
- Desodorantes genitales o baños de burbujas
- Ambiente seco
- Sábanas y ropa lavadas con detergente
- Ropa restrictiva y ajustada o ropa confeccionada con lana, materiales
sintéticos u otras telas ásperas
- Estrés emocional
- Uso de alcaloides del opio, morfina y antibióticos
- Desodorantes y antiperspirantes axilares
Se deberán promover factores de alivio, como los siguientes:
- Cuidado básico de la piel
- Aplicarse cremas emolientes o lociones
- Usar jabones suaves o preparados para la piel sensible
- Limitar el baño a 1/2 hora diaria o en días alternos
- Añadir aceite al final del baño o agregar al principio un tratamiento coloidal
con avena
- Aplicar maicena a las áreas de piel irradiada después del baño
- Mantener un ambiente húmedo (p. ej., mediante un humidificador)
- Usar frazadas de franela de algodón si es necesario
- Lavar sábanas, ropa, prendas interiores con jabón suave del que se utiliza para
el lavado de ropas de bebé (p. ej., Dreft)
- Usar ropa suelta y cómoda, y prendas hechas de algodón o de otras telas suaves
- Usar técnicas de distracción, relajación, imágenes positivas o estimulación
cutánea
- Emplear antibióticos si el prurito se debe a una infección
- Usar antihistamínicos orales, tomando mayores dosis a la hora de ir a dormir
- Usar corticosteroides tópicos leves (salvo en casos de prurito provocado por
radioterapia)
Atención tópica de la piel
Si se piensa que el prurito está principalmente relacionado con resequedad de la
piel, pueden emplearse intervenciones para mejorar la hidratación de la misma.
La fuente principal de hidratación de la piel es la humedad de la vasculatura de
los tejidos subyacentes. El agua, no los lípidos, regula la flexibilidad de la
epidermis, justificando el uso de sustancias emolientes.[6] Los emolientes
reducen la evaporación mediante la formación de películas oclusivas y
semioclusivas sobre la superficie de la piel, incentivando la producción de
humedad en la capa de la epidermis debajo de la película (de ahí, el término
humectante).[3]
El conocimiento de los ingredientes de los productos para el cuidado de la piel
es esencial, ya que muchos de ellos pueden incrementar las reacciones de la piel.
Tres ingredientes principales de las lociones emolientes son la vaselina, la
lanolina y el aceite mineral. Tanto la vaselina como la lanolina pueden causar
sensibilización alérgica en algunos individuos.[3]
La vaselina es mal absorbida por la piel irradiada y no se elimina fácilmente.
Una capa espesa podría producir un efecto de bolo no deseado al aplicarse dentro
de un campo de tratamiento de radiación.[7] El aceite mineral se emplea en
combinación con la vaselina y la lanolina para crear cremas y lociones y puede
ser un ingrediente activo en los aceites de baño. Otros ingredientes agregados a
estos productos, como los espesadores, opacificadores, conservantes, fragancias y
colorantes, pueden causar reacciones alérgicas de la piel.
La selección de productos y las recomendaciones deberán hacerse considerando
las necesidades únicas de cada paciente y deberán incorporar variables tales
como la piel del individuo, el efecto deseado, la uniformidad y textura de la
preparación, el costo y la aceptación del paciente.[3] Las cremas o
lociones emolientes deberán aplicarse por lo menos dos o tres veces al día y
después de bañarse. Entre las cremas emolientes recomendadas están Eucerin o
Nivea, o lociones como Lubriderm, Alpha Keri o Nivea.[4] Las gelatinas con
anestesia local (0.5%-2% lidocaína) pueden ser usadas
en algunas áreas, cada 2 horas si es necesario.[8]
Algunos agentes tópicos, incluyendo los polvos de talco, los polvos perfumados,
los baños de burbujas y la maicena, pueden irritar la piel y causar prurito. La
maicena ha sido una intervención aceptable para el prurito asociado con
descamación seca causada por radioterapia, pero no deberá aplicarse a superficies
húmedas de la piel, áreas con pelo, glándulas sebáceas, pliegues de la piel o a
áreas adyacentes a superficies mucosas, como la vagina y el recto.[9,10] Cuando
la maicena se humedece, se produce glucosa, la cual proporciona un medio
excelente para el crecimiento de hongos.[10] Los agentes con iones metálicos (es
decir, el talco y el aluminio usados en antiperspirantes) intensifican las
reacciones de la piel durante la radioterapia de haz externo y deberán evitarse
durante el transcurso de dicho tratamiento. Otros ingredientes comunes en las
lociones y las cremas que se venden sin receta que pueden intensificar las
reacciones de la piel incluyen el alcohol y el mentol. Los esteroides tópicos
pueden reducir la comezón, pero a la vez reducen el flujo sanguíneo a la piel,
produciendo adelgazamiento de la misma y un incremento de la susceptibilidad a
las heridas.[11]
Limpieza de la piel
La meta de la limpieza de la piel es eliminar la suciedad y prevenir el mal olor;
sin embargo, las practicas de higiene en sí están influenciadas por el tipo de
piel, el estilo de vida y la cultura de cada persona. El bañarse demasiado
empeora la resequedad de la piel y los baños calientes causan vasodilatación, lo
cual provoca comezón. Muchos jabones son sales de ácidos grasos con una base
alcalina. El jabón disminuye la cantidad de grasa y también puede irritar la
piel. Los adultos o individuos mayores con piel seca deberán limitar el uso del
jabón a aquellas áreas con glándulas apocrinas. El uso de agua sola es
suficiente para las otras superficies de la piel. Los jabones suaves contienen
menos jabón o detergente. Los jabones supergrasos generan una película de aceite
sobre la superficie de la piel, pero no hay prueba de que provoquen menos
resequedad que los otros jabones, y además pueden ser más caros.
Los baños tibios ejercen un efecto antiprurítico, el cual quizás es producido por
la vasoconstricción capilar. El baño deberá limitarse a media hora cada día o
cada dos días. Ejemplos de jabones suaves que se recomiendan incluyen Dove,
Neutrogena y Basis. Puede agregarse aceite al agua al final del baño o aplicarse
a la piel antes de secarse con una toalla.
Factores ambientales
El calor aumenta el flujo sanguíneo cutáneo y puede agudizar la comezón. También
provoca disminución de la humedad, y la piel comienza a deshidratarse cuando la
humedad relativa es menor de 40%. Un ambiente fresco y húmedo puede invertir
estos procesos.
Los residuos de los detergentes que se usan para lavar la ropa de vestir y de
cama, los productos suavizantes y aquéllos que reducen la electricidad estática
pueden agravar el prurito. Los residuos de los detergentes se pueden
neutralizar agregando vinagre al agua de enjuague (una cucharadita de vinagre por
cada cuarto de galón de agua). Los detergentes suaves para el lavado de ropa de
los bebés también pueden ser una solución.
Se sugiere el uso de prendas anchas de algodón liviano y sábanas de algodón. La
eliminación de cubrecamas pesados puede aliviar la comezón mediante la reducción
de calor corporal. La lana y algunas telas sintéticas pueden ser irritantes.
Las técnicas de distracción, la terapia con música, la relajación y la creación
de imágenes pueden ser útiles para aliviar los síntomas.[12]
Terapia farmacológica
Si el tratamiento de la enfermedad fundamental y/o el control de otros factores
agravantes proporciona un alivio inadecuado del prurito, los fármacos tópicos y
orales pueden ayudar. Los esteroides tópicos pueden proporcionar alivio cuando
los síntomas están relacionados con una dermatosis sensible a esteroides; sin
embargo, se deberán sopesar los beneficios anticipados con los efectos
secundarios vasoconstrictivos. No se deben emplezar esteroides tópicos para el
manejo del prurito de origen desconocido. Además, no deberán aplicarse a
superficies de la piel ubicadas dentro de un campo de tratamiento por radiación.
Entre los fármacos sistémicos útiles en el manejo del prurito se encuentran
aquéllos destinados a tratar la enfermedad fundamental o a controlar los
síntomas. Los antibióticos pueden reducir los síntomas asociados con
infecciones, mientras que los antihistamínicos orales pueden proporcionar alivio
sintomático en la comezón relacionada con la histamina. Una dosis mayor de
antihistamínicos a la hora de irse a dormir puede producir efectos antipruríticos
y sedativos. El clorhidrato de difenhidramina, de 25 mg a 50 mg cada 6 horas,
ha demostrado ser eficaz.[13] El clorhidrato de hidroxicina, de 25 mg a 50 mg
cada 6 u 8 horas, o el clorhidrato de ciproheptadina, 4 mg cada 6 u 8 horas,
puede proporcionar alivio sintomático.[14] La clorfeniramina oral (4 mg) o la
hidroxicina (10 mg ó 25 mg) por vía oral cada 4 ó 6 horas ha dado buenos
resultados.[15] Si un antihistamínico es ineficaz, puede que alguno de otra
clase proporcione alivio.
Podrá indicarse el uso de agentes sedativos o tranquilizantes, especialmente si
no se proporciona alivio mediante otros agentes. Los antidepresivos pueden
contener efectos antihistamínicos y antipruríticos fuertes.[15] El diazepam
puede ser útil en algunas situaciones para aliviar la ansiedad y promover el
descanso.[16]
Los agentes secuestradores pueden ser eficaces en el alivio del prurito
asociado con enfermedades renales o hepáticas por medio de la unión y extracción
de sustancias pruritogénicas en el estómago y la reducción de la concentración de
sales biliares. La colestiramina no es siempre eficaz y produce efectos
secundarios gástricos.[17]
La aspirina parece haber reducido prurito en algunos individuos a la vez que
parece haberlo incrementado en otros. A los pacientes con cáncer
trombocitopénico se les deberá prevenir con respecto al uso de la aspirina. La
cimetidina sola o en combinación con aspirina se ha empleado con algún éxito en
el tratamiento del prurito asociado con el linfoma de Hodgkin y la
policitemia vera.[18]
Modalidades físicas
Las alternativas al rascado para el alivio del prurito pueden ayudar a que el
paciente interrumpa el ciclo de comezón-rascado-comezón. La aplicación de una
toalla fresca o hielo sobre el sitio puede ser útil. La presión firme en el
sitio de comezón, en un sitio contralateral al sitio de comezón y en los puntos
de acupresión quizás rompa la vía neural. El frote, la presión y la vibración
pueden emplearse para aliviar la comezón.[2,12]
Existen informes anecdóticos sobre el uso de Estimulación Nerviosa Eléctrica
Transcutánea (TENS, por sus siglas en inglés) y acupuntura para el control de
prurito.[1] La fototerapia ultravioleta ha logrado un éxito limitado en el
tratamiento del prurito relacionado con la uremia.[1]
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