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For Immediate Release
Office of the Press Secretary
15 de marzo de 2003

DISCURSO RADIAL DEL PRESIDENTE A LA NACIÓN

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Buenos Días

Este fin de semana marca un amargo aniversario para el pueblo de Irak. Hace 15 años, el régimen de Saddam Hussein ordenó un ataque con armas químicas contra una aldea en Irak llamada Halabja. Con esa orden individual, el régimen mató a miles de ciudadanos iraquíes kurdos. Familias enteras murieron tratando de escapar a nubes de agentes neurotóxicos y de mostaza que llovían del cielo. Muchos que lograron sobrevivir todavía sufren de cáncer, ceguera, enfermedades respiratorias, abortos, y severos defectos de nacimiento entre sus hijos. El ataque químico contra Halabja - apenas uno de 40 programados contra el mismo pueblo iraquí - dio una idea de los crímenes que Saddam Hussein está dispuesto a cometer, y del tipo de amenaza que actualmente representa para el mundo entero. Se encuentra entre los dictadores más crueles de la historia, y se está armando con las armas más terribles del mundo.

Reconociendo esta amenaza, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió que Saddam Hussein renunciara a todas sus armas de destrucción masiva como condición para terminar con la Guerra del Golfo hace 12 años. El Consejo de Seguridad ha reiterado esta exigencia varias veces, indicando que Irak se enfrenta a serias consecuencias si no cumple. Irak ha respondido con desafío, demoras y decepción.

Estados Unidos, Gran Bretaña y España continúan trabajando con colegas del Consejo de Seguridad de la ONU para enfrentar este peligro común. Hemos visto demasiadas veces en la última década - en Bosnia, en Ruanda, en Kosovo -que la falta de acción decisiva por parte del Consejo de Seguridad ha conducido a la tragedia. Y debemos reconocer que algunas amenazas son tan graves - y sus posibles consecuencias tan terribles - que deben eliminarse, aunque se requiera la fuerza militar.

A medida que continúan los esfuerzos diplomáticos, nunca debemos perder de vista los hechos básicos sobre el régimen en Bagdad.

La historia reciente nos enseña que Saddam Hussein es un dictador despiadado que dos veces ha invadido a sus vecinos sin provocación - guerras que llevaron a la muerte y al sufrimiento en una escala masiva.

Sabemos a través de grupos de derechos humanos que los disidentes en Irak son torturados, encarcelados y a veces simplemente desaparecen. Se les cortan las manos, los pies o las lenguas, se les sacan los ojos, y las parientas mujeres son violadas en su presencia. Como dijo esta semana Elie Wiesel, laureado Nobel y sobreviviente del Holocausto, "Tenemos una obligación moral de intervenir donde el mal se encuentra en control. Hoy en día, ese lugar es Irak".

Sabemos de previas inspecciones de armas que Saddam no ha rendido cuentas por enormes cantidades de agentes biológicos y químicos, incluyendo gas mostaza, toxina de botulina, y sarin capaces de matar a millones de personas. Sabemos que el régimen de Irak financia y patrocina al terror. Y sabemos que el régimen tiene la intención de colocar a gente inocente alrededor de instalaciones militares para que sirvan de escudos humanos.

Hay poca razón de esperar que Saddam Hussein se desarme. Si se requiere fuerza para desarmarlo, el pueblo estadounidense puede saber que hemos entregado a nuestras Fuerzas Armadas todas las herramientas y todos los recursos para lograr la victoria. El pueblo de Irak puede saber que todo esfuerzo se hará para salvar vidas inocentes - y para ayudar a Irak a recuperarse de tres décadas de gobierno totalitario. Y hay planes para suministrar a los iraquíes cantidades masivas de alimentos, así como de medicinas y otros abastecimientos esenciales, en caso de hostilidades.

Nos esperan días cruciales a las naciones libres del mundo. Los gobiernos ahora están mostrando si sus compromisos manifiestos a la libertad y a la seguridad sólo son palabras - o si son convicciones sobre las cuales están dispuestos a actuar. En cuanto al gobierno de Estados Unidos, y la coalición que encabezamos, no existe ninguna duda. Enfrentaremos un peligro creciente, para protegernos a nosotros, para eliminar a un patrocinador y protector del terror, y para mantener la paz en el mundo.

Gracias por escuchar.


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