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Office of the Press Secretary
21 de junio de 2003
DISCURSO RADIAL DEL PRESIDENTE A LA NACIÓN
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Buenos días.
Han pasado diez semanas desde la caída del régimen de Iraq. Desde
entonces, nuestra labor en Iraq se ha centrado en dos objetivos: En primer
lugar, nos dedicamos a hacer que Iraq sea más seguro para sus ciudadanos y
nuestros militares. En segundo lugar, nos dedicamos a mejorar las vidas
del pueblo de Iraq después de tres décadas de tiranía y opresión.
La mayor seguridad en Iraq es de importancia vital tanto para los iraquíes
como para nuestras propias fuerzas. Los hombres y las mujeres de nuestras
fuerzas armadas enfrentan el riesgo continuo de peligros y sacrificios en
Iraq. Sectores peligrosos del antiguo régimen aún le son fieles, y junto
con sus aliados terroristas, están detrás de ataques mortíferos concebidos
para matar y amedrentar a las fuerzas de la coalición y a los iraquíes
inocentes.
Nuestras fuerzas militares se desempeñan de manera decidida contra dichas
amenazas. En la Operación Ataque Península y Operación Escorpión del
Desierto, nuestras fuerzas han ido tras aquellos fieles al Partido Baaz y
las organizaciones terroristas. En Bagdad, más de 28,000 fuerzas de
combate y policías militares de los Estados Unidos velan por la ley y
arrestan a criminales. También les ofrecemos capacitación a los iraquíes
para que comiencen a patrullar sus propias ciudades.
A medida que restauramos el orden y la justicia en Iraq, también
continuamos la búsqueda de las armas de destrucción masiva de Saddam
Hussein, y los oficiales de inteligencia entrevistan a los científicos que
tienen conocimiento de los programas de armas de Saddam Hussein, y examinan
más de cientos de miles de documentos. Durante más de una década, Saddam
Hussein se esforzó mucho por esconder sus armas del mundo, y en los días
finales del régimen, los documentos y lugares donde se presume había armas
fueron saqueados y quemados. Sin embargo, todos aquellos que conocen la
trayectoria del dictador concuerdan que poseía armas químicas y biológicas,
y que ha utilizado armas químicas en el pasado. Los servicios de
inteligencia de muchos países concluyeron que tenía armas ilegales, y el
régimen rehusó proporcionar pruebas de que habían sido destruidas. Estamos
decididos a descubrir las verdaderas dimensiones de los programas de armas
de Saddam Hussein, tarde lo que tarde.
Hasta la fecha, los Estados Unidos ha brindado a Iraq más de 700 millones
de dólares en ayuda humanitaria y asistencia para la reconstrucción. Este
mes, el Programa Mundial de Alimentos distribuye raciones de alimentos a
unos 25 millones de iraquíes. Los Estados Unidos y nuestros aliados
también estamos reparando plantas de tratamiento de agua para proporcionar
agua más limpia. Todas las semanas, gracias a nuestros esfuerzos, se
ofrecen servicios eléctricos a más personas en todo el país. Y después de
años de abandono, los 4.2 millones de niños menores de cinco años de Iraq
están siendo vacunados contra enfermedades tales como el polio, el
sarampión y la tuberculosis.
El éxito de Iraq a largo plazo también depende del desarrollo económico.
Nuestro administrador en Iraq ha anunciado un fondo de 100 millones para
pagarles a los iraquíes que reparen los edificios y los servicios públicos.
Se han recuperado miles de millones de dólares robados de los iraquíes por
un régimen corrupto y se gastarán en proyectos de reconstrucción. Iraq ya
se encuentra en el proceso de vender petróleo en los mercados mundiales, lo
cual proporcionará al pueblo iraquí ingresos muy necesarios. Esta semana,
se reinició el tráfico comercial en el puerto de Umm Qasr. Y se espera que
el Aeropuerto Internacional vuelva a operar el mes próximo.
Por primera vez en más de una década, Iraq pronto volverá a abrir sus
puertas al mundo, y se sentirá la influencia del progreso en Iraq en todo
el Medio Oriente. Con el tiempo, un gobierno libre en Iraq demostrará que
la libertad puede tener éxito en esa región.
Los miembros de los servicios militares de Estados Unidos continúan
arriesgando sus vidas para afianzar la liberación de Iraq. Estoy muy
agradecido por su servicio, como también lo está el pueblo de Iraq. Muchos
iraquíes experimentan por primera vez en sus vidas el gozo y la
responsabilidad de la libertad. Y no le tienen miedo. Como dijo un iraquí:
"Estamos listos para reconstruir nuestro país". Al pueblo de Iraq libre le
aguardan muchos desafíos en el camino por delante. Sin embargo, en todo
momento, contará con la amistad y el apoyo de los Estados Unidos de
América.
Gracias por escuchar.
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