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For Immediate Release
Office of the Press Secretary
16 de enero de 2002

DECLARACIONES DEL PRESIDENTE AL CONSEJO DE ASUNTOS MUNDIALES
Organización de Estados Americanos
Washington, D.C.

6:30 P.M. EST

     EL PRESIDENTE: Bueno, muchas gracias por la cálida bienvenida. Es un tan grande estar aquí esta noche para esta reunión. Quiero agradecer al Consejo de Asuntos Mundiales por promover el interés entre los ciudadanos en los asuntos globales - particularmente un interés en nuestro propio hemisferio y su importancia para nuestro país.

    Eldon, muchas gracias por esa excelente presentación. En las bambalinas, se preguntaba si podía entender su acento. Le dije, ese no es el problema. El problema es, ¿puedes entender el mío? (Risas.)

    También quiero dar las gracias a Jerry Leach. Quiero darle las gracias por su liderazgo acá en la OEA. César, muchas gracias por tu continua hospitalidad y liderazgo. Es un placer volver a ver a mi amigo, Luigi. Quiero dar las gracias también a Enrique Iglesias. Quiero dar las gracias a los miembros de mi Gabinete que están presenten, particularmente, Mel Martínez, el Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano. Gracias, Mel. (Aplauso.)

     Me complace ver que Roger Noriega, el Embajador de los Estados Unidos ante la OEA, está aquí. Gracias, Roger. (Aplauso.)

    Un miembro nuevo de mi equipo es Otto Reich, Subsecretario para el Hemisferio Occidental.  Agradezco que Otto esté aquí. (Aplauso.)

    Y, por supuesto, quiero agradecer a los miembros de mi Consejo Nacional de Seguridad que están acá, Condi Rice y John Maisto, por su acertados y sólidos consejos. Gracias a todos por venir. (Aplauso.)

    En septiembre del año pasado, le di la bienvenida a mi buen amigo, el presidente de México, a la Casa Blanca. Sentados juntos en el South Lawn, el Presidente Fox y yo hablamos sobre forjar un hemisferio de libertad, prosperidad y progreso. Esto fue cinco días antes que los terroristas atacaran la paz y la seguridad del mundo al asesinar a miles de ciudadanos de más de 80 naciones, entre ellas casi todos los países de este hemisferio.

     Desde los ataques, Estados Unidos ha recibido las condolencias y el apoyo de nuestros vecinos y amigos. He mantenido una estrecha comunicación con los líderes democráticos, tales como el Primer Ministro Chretien, el Presidente Fox, el Presidente Cardoso, el Presidente

Lagos y el Presidente Toledo, para nombrar a unos cuantos. Hemos estado conversando regularmente sobre nuestros intereses comunes. Los líderes democráticos por todas las Américas han ofrecido ayuda, sabiduría, amistad y hasta miembros de operaciones de mantenimiento de la paz, y por ello, este país está profundamente agradecido.

     Las naciones del Hemisferio Occidental están resueltas: Rehusamos vivir bajo el temor, por lo que lucharemos contra el terror dondequiera que se encuentre. Y estamos comprometidos a forjar un hemisferio próspero, libre y democrático. Nada nos distraerá ni nada nos disuadirá de concluir esta gran labor.

     Nos reunimos, sin embargo, en momentos en que algunos están cuestionando el camino a la prosperidad y la estabilidad. Algunos se preguntan si las reformas de libre empresa son demasiado penosas para continuarlas.  Algunos cuestionan la equidad del libre comercio, manteniendo la falsa comodidad del proteccionismo. Y existe un peligro aún mayor: que algunos lleguen a poner en duda la propia democracia.

     Nuestra respuesta a estas preguntas y dudas debe ser consistente: Las esperanzas de todos nuestros pueblos, todos los que viven en este hemisferio, sin importar dónde vivan, radican en mayor libertad. Los mercados libres y el libre comercio son las mejores armas contra la pobreza, la enfermedad y la tiranía. Y la democracia es una exigencia no negociable de la dignidad humana.

     El futuro de este hemisferio depende de la solidez de tres compromisos - la democracia, la seguridad y el desarrollo basado en el mercado. Estos compromisos son inseparables y ninguno se cumplirá con medidas a medias. Este camino no es siempre fácil, pero es el único camino a la estabilidad y la prosperidad para todas las personas - todas las personas -- de este hemisferio.

     Nuestro primer compromiso es a la democracia y la libertad política. Así lo declara la Carta Democrática de las Américas, que sostiene que sólo las democracias pueden formar parte de nuestro diálogo y sistema interamericano. Y estos gobiernos no pueden ser democráticos solamente de nombre. Los ciudadanos y los negocios deben saber que la alcaldía - la alcaldía - está libre de sobornos, favoritismo y todo tipo de corrupción. Estas antiguas actitudes y hábitos son un tipo de robo - robar de la gente el dinero, la confianza y la esperanza de una vida mejor. Para que haya libertad y prosperidad, debe acabarse la corrupción. La libertad - la libertad de votar, expresar lo que uno piensa, la libertad de rendir culto a Dios Todopoderoso, la libertad de y tener su propia propiedad - es el gran concepto de nuestra era; es el gran concepto de todos los tiempos. Y al forjar gobiernos que son más honestos y justos, haremos que la libertad sea más significativa para todos nuestros ciudadanos.

     Nuestro segundo compromiso es a la seguridad: La seguridad contra los actos de terror. Es el gran llamado del Siglo XXI. Y les puedo asegurar que este país no se cansará, no desvaneceremos. Seremos resueltos en nuestra determinación de erradicar el terror dondequiera que exista - en nuestro vecindario o en los vecindarios por todo el mundo.

La seguridad contra la violencia ilegal de los carteles de drogas y sus logros -- cómplices. Nuestros ciudadanos deben saber que pueden ejercer sus libertades en seguridad y paz.

     Es por eso, por ejemplo, que Estados Unidos, Canadá y México están cooperando de maneras sin precedentes para forjar "fronteras inteligentes" para el Siglo XXI para garantizar la seguridad de la gente común y el comercio, pero purgarlas del terror y las drogas.

     Y es por eso también que Estados Unidos permanece comprometido a ayudar a países como Colombia a que defiendan su democracia. Colombia y los países andinos están fortaleciendo el cumplimiento de la ley, reduciendo los cultivos ilícitos y ampliado las oportunidades comerciales legítimas como alternativas al cultivo de drogas y el tráfico de drogas. El Congreso de Estados Unidos y yo recientemente autorizamos 625 millones de dólares para apoyar estos esfuerzos. Estados Unidos ayudará a todos los países de la región a reducir la oferta de drogas. Y de igual importancia, ayudaremos a los países de la región a reducir la demanda de drogas dentro de nuestras propias fronteras. (Aplauso.)

     Nuestro tercer compromiso es a las economías crecientes y estables en las que los beneficios del crecimiento son extensamente compartidos; las economías donde los dueños de pequeñas empresas, los agricultores y los inversionistas todos pueden forjar y ganarse su propia prosperidad. Debemos fomentar las políticas que recompensan, mas no castigan, el espíritu empresarial, el trabajo y la creatividad. Entendemos que el desarrollo sostenido depende de las economías basadas en el mercado, en las acertadas políticas monetarias y el intercambio más libre en nuestro vecindario.

     Los eventos recientes en Argentina no hacen nada por cambiar esta realidad. Estados Unidos está profundamente preocupado por las dificultades que enfrenta nuestro aliado y amigo; y estamos profundamente preocupados sobre los efectos de la economía en el gran pueblo de Argentina. Compartimos lazos comerciales, culturales y familiares. Estados Unidos confía que Argentina se sobrepondrá a estos problemas. Fue una señal alentadora que el Presidente Duhalde, al asumir el cargo, expresara su deseo de procurar una Zona de Libre Comercio de las Américas.

     Argentina - y los países por todo nuestro hemisferio - necesitamos fortalecer nuestro compromiso a las reformas basadas en el mercado, no debilitarlas. Los atajos a las reformas sólo llevan a más problemas. Las medidas a medias no reducen en mitad el dolor; sólo lo prolongan.

    Estados Unidos está preparado a ayudar a aguantar la tempestad. Una vez que Argentina se comprometa a un plan económico acertado y sostenible, apoyaré la ayuda a Argentina por medio de las instituciones financieras. Esta asistencia puede amortiguar el impacto de la crisis en las vidas del pueblo argentino, y ayudar a su país a retornar al crecimiento y la prosperidad.

     El éxito en la economía global llega a los países que mantienen una disciplina fiscal, abren sus fronteras al intercambio comercial, privatizan las empresas estatales ineficientes, liberalizan sus mercados internos e invierten en la salud y la educación de su pueblo. Y aquellos que prometen el proteccionismo indoloro o la seguridad por medio del estatismo, garantizan un futuro paralizado y poco prometedor.

     Los países que permanecen en el difícil camino de la reforma son recompensados. Simplemente consideren el caso de Chile. Chile ha disminuido su tasa de pobreza en mitad durante la última década. Ha reducido su tasa de mortalidad infantil en casi dos tercios desde 1980. México soportó los contratiempos de mediados de la década de los 1990 y su economía ha crecido en más de cuatro por ciento anualmente desde 1996. El énfasis de Costa Rica en la educación y en atraer la inversión extranjera ha trasformado su economía durante la década pasada. Las exportaciones de Costa Rica de productos de computación ahora son casi cuatro veces mayores en valor que sus exportaciones de bananos y casi ocho veces mayor que sus exportaciones de café.

     Mi país no desconoce las dificultades de la reforma y la reorganización. Hace una generación, nuestro gobierno hizo un experimento equivocado y fallido con el control de los salarios y los precios. Más adelante, durante los años 1970 y 1980, millones de nuestros trabajadores fueron desplazados a medida que nuestras industrias se adaptaban a las exigencias de una nueva economía global. Hemos madurado con los tormentos de la recesión, la inflación y el desempleo al fortalecer nuestro compromiso a los mercados, al promulgar acertadas políticas monetarias y fiscales y, al acoger el libre comercio. A fin de cuentas, cada una de estas lecciones y estos problemas nos hicieron más fuertes y más prósperos. A pesar de todas sus pruebas y dificultades, la fe en la libertad nunca es decepcionada.

     Esta confianza en los mercados se justifica dentro de las fronteras y fuera de ellas. El libre comercio y la inversión resultan en economías saludables y crecientes y pueden fomentar las reformas democráticas. Gracias a los éxitos del TLC, sabemos que esos son hechos, no teorías.

     Actuando de acuerdo a esta noción, fuimos a Doha,  y  respaldamos firmemente nuevas negociaciones sobre el intercambio comercial global.

     En esta región, estamos tomando pasos en varios frentes. Estamos esforzándonos por forjar una Zona de Libre Comercio de las Américas y estamos decididos a concluir estas negociaciones en enero del 2005, o antes. Planeamos finalizar un tratado de libre comercio con Chile a comienzos de este año. Y una vez que concluyamos este acuerdo, urjo al Congreso a que lo considere rápidamente. Y le pido al Senado que tan pronto como retorne programe un voto sobre la renovación y expansión de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas. (Aplauso)

     Hoy anuncio que Estados Unidos explorará un tratado de libre comercio con los países de Centroamérica.  (Aplauso). Mi gobierno colaborará estrechamente con el Congreso con ese fin. Nuestro propósito es fortalecer los vínculos económicos que ya tenemos con estas naciones; reforzar su progreso hacia las reformas económicas, políticas y sociales; y dar otro paso hacia la conclusión de la Zona de Libre Comercio de las Américas.

     Todos estos esfuerzos dependen de algo: el Congreso debe aprobar la Autoridad de Promoción Comercial. (Aplauso) La Cámara de Representantes ha tomado una decisión. En el Senado, el Comité de Finanzas ha otorgado su rotunda aprobación bipartita. Es hora que el Senado en pleno apruebe la Autoridad de Promoción Comercial, para que pueda utilizarla para bien de los Estados Unidos - y todas las Américas.

     Los mercados y el comercio, el desarrollo y la democracia dependen de las poblaciones saludables y educadas. Por lo tanto, también estamos esforzándonos por llevar mejor atención a la salud y mayor alfabetismo a los países de nuestro hemisferio. El financiamiento de Estados Unidos de los programas internacionales de asistencia a la educación básica este año será 45

por ciento mayor que el del año pasado. Y esta primavera, el primero de nuestros centros regionales de capacitación de maestros se inaugurará en Jamaica. Operarán centros adicionales en América del Centro y del Sur a fines de año.

     He hecho un llamado al Banco Mundial y a otros bancos de desarrollo a que aumenten su contribución al financiamiento destinado a la educación. El Banco Interamericano de Desarrollo, por ejemplo, ha aumentado su contribución significativamente durante el año pasado. Todos los bancos de desarrollo deberían continuar dirigiéndose en la dirección de asegurarse que nuestro vecindario esté bien educado.

     También he instado al Banco Mundial a que brinde hasta 50 por ciento de su ayuda a los países más pobres del mundo a manera de concesiones en vez de préstamos - donaciones para la educación, la salud, la nutrición, el abastecimiento de agua y el saneamiento.

     Con ese fin, mi próximo presupuesto incluirá casi 50 millones de dólares en ayuda a los programas del Banco Mundial para asistir a los países más pobres. Si el Banco demuestra que puede utilizar los fondos para lograr resultados cuantificables y ayuda a promover reformas, estoy preparado a considerar pedir aumentos de más de 100 millones de dólares en cada uno de mis presupuestos subsiguientes. Esto querría decir que la cantidad - la contribución anual de los Estados Unidos a estos programas del Banco Mundial sería más de 30 por ciento mayor dentro de tres años.

     Este hemisferio está en el camino a la reforma y nuestras naciones lo emprenden juntas. Tenemos una visión - una sociedad de países fuertes e iguales y prósperos que viven y comercian en libertad. Juntos, defenderemos esa visión contra el desorden y la violencia. La defenderemos contra el estatismo y el proteccionismo. Particularmente en los tiempos de adversidad, mantendremos nuestra visión, porque desencadena las posibilidades de cada sociedad y reconoce la dignidad de cada persona. Juntos, -- y quiero decir, juntos -- podemos forjar y defender este hemisferio de libertad.

     Gracias por venir. (Aplauso.)


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