For Immediate Release
Office of the Press Secretary
6 de febrero de 2003
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DURANTE EL DESAYUNO DE LA ORACIÓN NACIONAL
The Washington Hilton
Washington, D.C.
8:11 A.M. EST
EL PRESIDENTE: Gracias a todos por esa cálida bienvenida. Gran
presentación, (risas), particularmente ya que mencionó a Laura. (Risas.)
Quiero darles las gracias al Presidente de la Cámara de Representantes y a
la Líder Pelosi. Ray, deseo agradecerle muchísimo que sea el presidente
del Desayuno de la Oración Nacional. Me preguntaba cómo llegaron a parar
acá los Grace Singers de Peoria. (Risas.) Pero realmente me complace que
lo hayan hecho. (Aplausos.) Quizá sea la mejor decisión que haya tomado,
Sr. Presidente. (Risas.)
Quiero darles la bienvenida a Michael W. Smith y a su esposa. Michael
W. va a cenar en la Casa Blanca esta noche. Anhelamos estar con ambos.
Hay sido grandes amigos de Laura y míos y de mi familia. Es un placer que
estén acá, que contribuyan los talentos que Dios les ha dado a este
importante desayuno.
Aprecio el hecho de que Tenet y Myers estarán acá en la mesa
principal. Es apropiado que durante estos tiempos difíciles estos dos
líderes compartan la Sagrada Escritura y la oración con su país. Agradezco
a todos los miembros del Congreso que están aquí. Rezo por su sabiduría
diariamente. (Risas y aplausos.)
Quiero dar las gracias a todos los miembros de mi Gabinete que están
aquí. Realmente aprecio a los líderes de todo el mundo que han venido hoy
para compartir una oración con nosotros. Me recuerda que Dios Todopoderoso
es un Dios para todos, todas las personas.
Realmente es un honor para mí que la Dra. Condoleezza Rice vaya a
compartir algunos comentarios con ustedes. Estoy cierto que el Reverendo
John W. Rice, hijo, estaría increíblemente orgulloso de su sabia y amable
hija. (Aplausos.)
Es apropiado tener un National Prayer Breakfast. Es lo correcto,
porque esta es una nación de oración. Sé de primera mano que esta es una
nación de oración. Ven, hablo con las muchedumbres muchísimo y escucho
todo tipo de cosas. Pero lo que más oigo, el comentario que más oigo de
nuestros conciudadanos, sin importar su partido político o filosofía, es,
Sr. Presidente, rezo por usted y por su familia, y mi familia también. Eso
es lo que oigo. Volteó hacia ellos sin titubear y digo, ese es el mejor
regalo que les puedan dar a cualquiera, el orar por ellos.
Lo creo en particular porque yo creo en la oración. Rezo, pido
fuerza, pido orientación, pido perdón. Y rezo para dar gracias por un Dios
Todopoderoso, bondadoso y generoso.
Como mencionó Dick, lloramos la pérdida de siete almas valientes. Nos
hemos enterado mucho acerca de ellos durante los días anteriores, y Laura y
yo nos enteramos mucho acerca de sus familias en Houston, porque nos
reunimos con ellas. Mis impresiones acerca de la reunión es que había...
que Dios Todopoderoso estaba presente en sus corazones. Había una fuerza
tan increíble en la sala en que estaban aquellos de luto que era abrumador
estar con aquellos que perdieron a su esposo o esposa o papá o mamá y
sentir la presencia del Todopoderoso. Lo atribuyo al hecho que ellos
mismos están rezando. Y nuestro país reza por su fuerza. Y debemos
continuar rezando por aquellos que sufren y aquellos que se acongojan.
Estos son tiempos difíciles para nuestro país. En este momento
nuestras tropas se congregan en el Medio Oriente. Hay regímenes opresivos
que buscan armas terribles. Enfrentamos la amenaza continua del
terrorismo. Esto es un hecho: No pedimos estos desafíos, pero
responderemos a ellos. Lo digo con certeza, porque esta nación tiene
cimientos sólidos que no serán estremecidos.
Al atravesar Estados Unidos este periodo decisivo, podemos contar con
ciertas cosas. Podemos confiar en el carácter del pueblo estadounidense.
Los meses transcurridos desde el 11 de septiembre de 2001 no han traído ni
temor, ni fatiga ni ira impulsiva. En vez, hemos sido testigos de la
valentía y la determinación y del propósito calmado. Hemos visto a una
nueva generación de estadounidenses que es fuerte y estable ante el peligro
y nuestra confianza no sufrirá. (Aplausos.)
Podemos estar seguros sobre la causa de los Estados Unidos en el
mundo. Nuestra nación está dedicada al valor igual e innegable de cada
persona. No somos dueños de los ideales de libertad y dignidad humana, y
en ocasiones, no siempre los hemos honrado. Pero sí respetamos esos
ideales y los defenderemos.
Consideramos, como dijo Franklin Roosevelt, que los hombres y las
mujeres creados a la semejanza de Dios no sufrirán para siempre bajo las
espada del opresor. Estamos seguros que la gente en todas partes del mundo
desea la libertad, no la tiranía; la paz, por encima del terrorismo y la
violencia. Y nuestra confianza no sufrirá.
También podemos confiar en los designios de la Providencia, aún cuando
no logramos comprenderlos. Los sucesos no son guiados por los cambios y la
suerte ciega. Detrás de toda la vida y toda la historia, hay cierta
dedicación y propósito, guiada por la mano de un Dios justo y fiable. Y
esa esperanza nunca sufrirá.
En este momento en la historia de nuestro país, tenemos necesidad de
la oración. Rezamos por las familias que han sufrido pérdidas recientes.
Rezamos por los hombres y las mujeres que ofrecen sus servicios en todo el
mundo para defender nuestra libertad. Rezamos por sus familias. Rezamos
por la sabiduría de saber qué es lo correcto y hacerlo. Y rezamos por la
paz de Dios en los asuntos de los hombres.
Que Dios los bendiga a todos. (Aplausos.)
END 8:20 A.M. EST
|