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Office of the Press Secretary
12 de julio de 2004
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO
Oak Ridge National Laboratory
Oak Ridge, Tennessee
11:18 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Gracias por la cálida bienvenida. Me he
percatado de que el Y-12 National Security Complex no recibe muchos
visitantes. (risas). por lo que gracias por los arreglos especiales. Me
complace tanto tener la oportunidad de agradecerle a cada uno de ustedes
por la labor vital que realizan acá. Y sírvanse pasarles la voz a sus
compañeros de trabajo, muchos de los cuales estaban saludando con la mano,
deseo que sepan, cuando entramos, por lo que estoy agradecido. La nación
cuenta con su gran pericia y su profesionalismo mientras producen, protegen
y mantienen material que es crítico para nuestra seguridad. Estados Unidos
está más seguro debido a su servicio en Oak Ridge. Deben saber que nuestra
nación está agradecida por ese servicio. (Aplausos.)
Aprecio a nuestro Secretario de Energía Spence Abraham. Viajó hoy
conmigo. Gracias, señor secretario, por su servicio. Quiero darle las
gracias a Jeffrey Wadsworth, director de Oak Ridge National Laboratory. No
es la primera vez que me reúno con Jeffrey. Le agradezco a Jon Kreykes.
Quiero darles las gracias a todas las personas que contribuyeron a hacer
esta visita una visita exitosa. Quiero darle las gracias al Senador Lamar
Alexander, los otros miembros del Congreso de los Estados Unidos que viajan
hoy con nosotros - firmes defensores, por cierto, de Oak Ridge. Aprecio la
presencia del Alcalde David Bradshaw. Señor alcalde, le agradezco que se
haya dado el tiempo de venir. Quiero darles las gracias a mis conciudadanos
por darme la oportunidad de venir a visitarlos.
Acabo de examinar detenidamente algunos de los equipos peligrosos
protegidos en este lugar. Hace ocho meses, las partes de centrífuga y el
equipo de tratamiento de uranio estaban a 5,000 millas en la nación de
Libia. Eran parte de un programa de armas nucleares secretas. Hoy, Libia,
Estados Unidos y el mundo se benefician del hecho que estos componentes
están seguros bajo su cuidado.
Estos materiales son las pruebas aleccionadoras de un gran peligro.
Ciertos regímenes, a menudo con vínculos a grupos terroristas, buscan las
armas sumas como un atajo para ejercer influencia. Estos materiales,
entregados voluntariamente por el gobierno de Libia, también son pruebas
alentadoras de que las naciones pueden abandonar dichas ambiciones y elegir
un camino mejor.
Libia está desmantelando sus programas de armas de destrucción
masiva y programas de misiles de largo alcance. Este progreso sucedió por
medio de diplomacia secreta entre los Estados Unidos, Gran Bretaña y el
gobierno de Libia. Este progreso se puso en marcha, sin embargo, debido a
políticas declaradas públicamente a todo el mundo. Los Estados Unidos, Gran
Bretaña y muchas otras naciones están determinados a exponer las amenazas
del terrorismo y proliferación -- y oponer dichas amenazas con todo nuestro
poder. (Aplausos.) Hemos enviado un mensaje en los términos diplomáticos
más firmes y hemos tomado medidas donde se requería.
Cada adversario potencial ahora sabe que el terrorismo y la
proliferación conllevan consecuencias graves, y que el curso sensato es
abandonar esas actividades. Al escoger ese curso, el gobierno de Libia
favorece los intereses de su propio pueblo y contribuye a la seguridad de
todas las naciones.
La determinación de Estados Unidos de oponerse activamente a las
amenazas de nuestros tiempos se originó y se afianzó el 11 de septiembre de
2001. Ese día vimos la crueldad de los terroristas y vimos el futuro que
pretenden para nosotros. Tienen la intención de atacar a los Estados Unidos
hasta los límites de su poder. Buscan armas de destrucción masiva para
matar a los estadounidenses en una escala aun mayor. Y este peligro aumenta
cuando los regímenes al margen de la ley construyen o adquieren armas de
destrucción masiva y mantienen vínculos con grupos terroristas.
Este es nuestro peligro, pero no nuestro destino. Estados Unidos
cuenta con los recursos y la fuerza y la resolución para sobreponerse a
esta amenaza. Libramos una guerra extensa y tenaz contra el terrorismo, y
una campaña activa contra la proliferación. Rehusamos vivir con temor.
Estamos alcanzando logros constantes.
Para proteger a nuestro pueblo, permanecemos a la ofensiva contra
las amenazas dentro de nuestro propio país. Utilizamos la Ley Patriota para
seguir las actividades terroristas y desbaratar las células de terrorismo.
Los agentes de inteligencia y de la ley comparten información como nunca
antes. Hemos transformado la misión del FBI para que se concentre en
prevenir el terrorismo. Todo elemento de nuestro plan de seguridad del
territorio nacional es crítico, porque los terroristas son despiadados e
ingeniosos. y sabemos que se están preparando a atacarnos nuevamente. No es
posible garantizar la seguridad perfecta en nuestra vasta y libre nación.
Pero les puedo asegurar a nuestros conciudadanos, muchos excelentes
profesionales en inteligencia y seguridad nacional y seguridad del
territorio nacional y la ley trababan las 24 horas del día, haciendo todo
lo que pueden para proteger al país. Y les estamos agradecidos.
(Aplausos.)
Para superar los peligros de nuestros tiempos, Estados Unidos
también está adoptando una nueva estrategia en el mundo. Estamos decididos
a desafiar las amenazas nuevas, no ignorarlas o simplemente esperar
tragedias futuras. Estamos contribuyendo a forjar un futuro lleno de
esperanza en lugares desesperados, en vez de permitir que continúe la
desesperanza y explote la violencia en las regiones aquejadas de problemas.
Nuestro objetivo es una paz perdurable y democrática en que las naciones
libres están libres de la amenaza del terrorismo repentino. Nuestra
estrategia para la paz tiene tres compromisos: Primero, estamos defendiendo
la paz al llevar la lucha al enemigo. Los confrontaremos en el extranjero
para que no tengamos que confrontarlos aquí en casa. (Aplausos.) Estamos
destruyendo a los líderes de las redes terroristas en ataques repentinos,
alterando su planificación y financiamiento, y manteniéndolos en fuga. Mes
tras mes, disminuimos el espacio en que pueden operar libremente, al
negarles el territorio y el respaldo de los gobiernos.
En segundo lugar, estamos protegiendo la paz al trabajar con amigos
y aliados e instituciones internacionales para aislar y confrontar a los
terroristas y regímenes al margen de la ley. Estados Unidos lidera una
coalición extensa de naciones para interrumpir la proliferación. Trabajamos
con las Naciones Unidas, el Organismo Internacional de Energía Atómica y
otros organismos internacionales para tomar medidas a favor de nuestra
seguridad común. La amenaza mundial del terrorismo requiere una respuesta
mundial. Para ser eficaz la respuesta mundial requiere liderazgo -- y
Estados Unidos liderará. (Aplausos.)
El tercer lugar, estamos diseminando la paz al apoyar el
surgimiento de la democracia, y la esperanza y el progreso que conlleva esa
democracia, como alternativa al odio y al terrorismo en el Gran Medio
Oriente. En las sociedades democráticas y exitosas, los hombres y las
mujeres no juran fidelidad a los malcontentos y asesinos; vuelcan sus
corazones y su labor a forjar vidas mejores. Y los gobiernos democráticos
no abrigan campamentos terroristas ni atacan al prójimo. Cuando se promueve
la justicia y la democracia, también se promueve la esperanza de la paz
perdurable.
Hemos seguido esta estrategia - defender la paz, proteger la paz y
extender la paz - durante casi tres años. Hemos estado concentrados y sido
pacientes, firmes y consistentes. Y los resultados son fáciles de ver
ahora.
Hace tres años, la nación de Afganistán era la sede de al-Qaida, un
país dominado por el Talibán, uno de los regímenes más retrógradas y
brutales de la historia moderna. Se les negaba la educación a las niñas.
Las mujeres eran azotadas en las calles y ejecutadas en un estadio.
Millones vivían en temor. Con la protección del Talibán, al-Qaida y sus
asociados capacitaban, indoctrinaban y enviaban a miles de asesinos para
que establecieran células de terrorismo en decenas de países, entre ellos
el nuestro.
Hoy, Afganistán está muy lejos de la pesadilla del Talibán. Ese
país tiene un Presidente justo y bueno. Los niños y las niñas están siendo
educados. Muchos refugiados han vuelto a casa para reconstruir su país, y
se han programado elecciones presidenciales para este otoño. Los
campamentos de terrorismo están cerrados y el gobierno afgano nos está
ayudando a acorralar al Talibán y a los terroristas en regiones remotas.
Hoy, debido a que tomamos medidas para liberar a Afganistán, se ha acabado
con una amenaza, y el pueblo estadounidense está más seguro. (Aplausos.)
Hace tres años, Pakistán era uno de los pocos países del mundo que
reconocían el régimen Talibán. Al-Qaida estaba activo y reclutaba en
Pakistán, y no se le ofrecía gran resistencia. Pakistán servía de punto de
tránsito para los terroristas de al-Qaida que salían de Afganistán en
misiones de asesinato. Sin embargo, los Estados Unidos no tenía buenas
relaciones con las fuerzas armadas ni los líderes civiles de Pakistán, las
propias personas que necesitábamos para acabar con las operaciones de al-
Qaida en esa región del mundo.
Hoy, los gobiernos de los Estados Unidos y Pakistán trabajan
estrechamente en la lucha contra el terrorismo. El Presidente Musharraf es
un amigo de nuestro país, que nos ayudó a capturar a Khalid Sheik Mohammed,
el planificador operativo del los atentados del 11 de septiembre. Y las
fuerzas pakistaníes están deteniendo a los terroristas a lo largo de la
frontera occidental de su nación. Hoy, debido a que estamos trabajando con
los líderes pakistaníes, Pakistán es un aliado de la guerra contra el
terrorismo, y el pueblo estadounidense está más seguro. (Aplausos.)
Hace tres años, los terroristas estaban bien asentados en Arabia
Saudita. Dentro de ese país, los recaudadores de fondos y otros
facilitadores le prestaban ayuda económica y logística a al-Qaida, con poco
escrutinio y oposición. Hoy, después de los atentados de Riyadh y otras
partes, el gobierno saudita sabe que al-Qaida es su enemigo. Arabia Saudita
trabaja arduamente para detener a los facilitatores y financistas del
terrorismo. El gobierno ha capturado o matado a muchos líderes de las altas
esferas de la organización de al-Qaida en Arabia Saudita, incluso uno la
semana pasada. Hoy, debido a que Arabia Saudita ha visto el peligro y se ha
unido a la guerra contra el terrorismo, el pueblo estadounidense está más
seguro. (Aplausos.)
Hace tres años, el gobernante de Iraq era un enemigo declarado de
los Estados Unidos, que proporcionaba refugio a los terroristas, utilizaba
armas de destrucción masiva contra su pueblo y convirtió su nación en una
prisión. Sadam Husein no era tan solo un dictador; era un asesino en masa y
comprobado que rehusaba rendir cuentas por sus armas de asesinato masivo.
Cada nación responsable reconoció esta amenaza y sabía que no duraría para
siempre.
Estados Unidos debe recordar las lecciones del 11 de septiembre.
Debemos enfrentar los graves peligros antes de que se materialicen
plenamente. Y, entonces, mi gobierno examinó los datos de inteligencia
sobre Iraq y vimos una amenaza. Miembros del Congreso de los Estados Unidos
de ambos partidos políticos examinaron los mismos datos de inteligencia y
vieron una amenaza. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas examinó
los datos de inteligencia y vio una amenaza. El gobierno previo y el
Congreso examinaron los datos de inteligencia e hizo la política de nuestro
país un cambio de régimen en Iraq.
En el 2002, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió
nuevamente que se dieran cuentas cabales de los programas de armas de Sadam
Husein. Como lo había hecho durante más de una década, Sadam Husein rehusó
acceder. Es más, según el antiguo inspector de armas David Kay, los
programas de armas de Iraq estaban cuidadosamente protegidos por
operaciones de seguridad y decepción que continuaban incluso más allá de la
Operación Libertad Iraquí (Operation Iraqi Freedom). Entonces, tenía una
opción: Aceptar la palabra de un loco o defender a los Estados Unidos. Dada
esa opción, siempre defenderé a los Estados Unidos. (Aplausos.)
Aunque no hemos encontrado reservas de armas de destrucción masiva,
estuvimos en lo correcto al ir a Iraq. Derrocamos a un enemigo declarado de
los Estados Unidos que tenía la capacidad de producir armas de asesinato
masivo y podría haberle pasado esa capacidad a los terroristas empeñados en
adquirirlas. En el mundo posterior al 11 de septiembre, ese era un riesgo
que nos podíamos dar el lujo de asumir.
Hoy, el dictador que causó décadas de muerte y tumulto, que dos
veces invadió a sus vecinos, que protegió a líderes terroristas, que
utilizó armas químicas contra hombres, mujeres y niños inocentes,
finalmente está detrás de las rejas de la justicia. (Aplausos.) Iraq, que
alguna vez tenía el peor gobierno del Medio Oriente, ahora se está
convirtiendo en un ejemplo de reforma para la región. Y las fuerzas de
seguridad de Iraq luchan de lado de las tropas de la coalición para vencer
a los terroristas y combatientes extranjeros que amenazan a su nación y al
mundo. Hoy, porque Estados Unidos y nuestra coalición ayudaron a poner fin
al régimen violento de Sadam Husein y porque estamos ayudando a crear en
vez una democracia pacífica, el pueblo estadounidense está más seguro.
(Aplausos.)
Hace tres años, la nación de Libia, un patrocinador del terrorismo
desde hace mucho tiempo, gastaba millones para adquirir armas químicas y
nucleares. Hoy, miles de las municiones químicas de Libia han sido
destruidas. Y los equipos de tratamiento nuclear que en última instancia
podrían haber amenazado las vidas de cientos de miles de personas están
almacenados aquí mismo en Oak Ridge, Tennessee. Hoy, debido a que el
gobierno de Libia vio la seriedad del mundo civilizado y evaluó
correctamente lo que le convenía, el pueblo estadounidense está más seguro.
(Aplausos.)
Hace tres años, una red privada de proliferación de armas operaba
en todo el mundo. Esta red, dirigida por el científico nuclear de Pakistán,
A. Q. Khan, vendía planes y equipo nuclear al mejor postor en lugares como
Libia, Irán y Corea del Norte. Hoy, la red de A. Q. Khan ha dejado de
operar. Hemos puesto fin a una de las fuentes más peligrosas de
proliferación en el mundo, y el pueblo estadounidense está más seguro.
(Aplausos.)
Interrumpir esta red de proliferación fue posible debido al
sobresaliente trabajo realizado por la CIA. Dedicados agentes de
inteligencia fueron incansables al obtener información vital, a veces bajo
riesgo personal. Nuestros servicios de inteligencia realizan una labor
esencial para los Estados Unidos. Les agradezco por su dedicación y arduos
esfuerzos. (Aplausos.) El Comité de Inteligencia del Senado ha
identificado ciertas deficiencias en nuestros servicios de inteligencia; el
informe del comité nos ayudará en la labor de reforma. Nuestra nación
necesita más agentes de inteligencia - lo que se denomina la inteligencia
humana - para cubrir el mundo. Debemos tener la mejor tecnología de
vanguardia para escuchar y buscar peligros. Debemos tener una mejor
coordinación entre los servicios de inteligencia. Necesito, y el Congreso
necesita, los mejores datos de inteligencia para proteger al pueblo
estadounidense. Estamos decididos a asegurarnos de que los consigamos.
Hace tres años, el mundo era muy diferente. Los terroristas
planeaban atentados con poco temor de que se les descubriera o hiciera que
rindieran cuentas. Los regímenes al margen de la ley respaldaban a los
terroristas y desafiaban al mundo civilizado, sin pena y con pocas
consecuencias. Los que hacían que proliferaran las armas mandaban sus
envíos mortales y se enriquecían, mientras encontraban pocos obstáculos en
sus negocios.
El mundo cambió el 11 de septiembre, y desde ese día, hemos
cambiado al mundo. (Aplausos.) Estamos dirigiendo una campaña constante,
segura y sistemática contra los peligros de nuestras épocas. Aún hay
terroristas que conspiran contra nosotros, pero la filas de sus líderes
están disminuyendo y conocen el destino que les depara. Aún existen
regímenes que respaldan activamente a los terroristas, pero menos de los
que solía haber. Aún existen regímenes al margen de la ley que procuran
obtener armas de destrucción masiva, pero el mundo ya no se hace de la
vista gorda. Hoy, porque Estados Unidos ha actuado y porque Estados Unidos
ha liderado, las fuerzas del terrorismo y tiranía han sufrido derrota tras
derrota, y Estados Unidos y el mundo están seguros. (Aplausos.)
Todos estos logros han sido alcanzados con la ayuda de otras
naciones responsables. El caso del desarme nuclear de Libia es un buen
ejemplo. En el otoño del 2003, la inteligencia estadounidense y británica
rastreaban un envío grande de equipo nuclear camino a Trípoli a bordo de un
buque de carga matriculado en Alemania. Alertamos a las autoridades
alemanas e italianas, quienes desviaron el buque a un puerto italiano donde
el cargamento fue confiscado. Trabajamos juntos. Estos sucesos ayudaron a
que Libia reconsiderara sus ambiciones nucleares. Ese fue un logro
importante, logrado por aliados que colaboraban. Y la cooperación de los
aliados de los Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo es muy, muy
estrecha.
Estamos agradecidos con más de 60 naciones que apoyan la Iniciativa
de la Seguridad contra la Proliferación para interceptar armas y equipos
ilegales por mar, tierra y cielo. Estamos agradecidos con más de 30
naciones con fuerzas que están al servicio en Iraq, y casi 40 naciones con
fuerzas en Afganistán. En la lucha contra el terrorismo, hemos pedido que
nuestros aliados hagan cosas difíciles. Se han puesto a las alturas de sus
responsabilidades. Nos enorgullece llamarlos nuestros amigos. (Aplausos.)
Tenemos deberes y habrá dificultades por delante. Trabajamos con
gobiernos responsables e instituciones internacionales para convencer a los
líderes de Corea del Norte e Irán que sus ambiciones de armas nucleares son
muy contrarias a sus propios intereses. Estamos ayudando a los gobiernos a
combatir la pobreza y las enfermedades, para que no se conviertan en
estados fracasados y refugios futuros del terrorismo. Hemos lanzado nuestra
Iniciativa para el Gran Medio Oriente, para alentar las reformas y la
democracia por toda la región, un proyecto que amoldará la historia de
nuestros tiempos para mejor. Estamos trabajando para construir un Estado
palestino libre y democrático, que vive en paz con Israel y contribuye a la
paz de la región. Estamos cumpliendo con nuestros compromisos a los pueblos
de Afganistán e Iraq, que están forjando las democracias más nuevas del
mundo. Cuentan con nosotros para que los ayudemos. No los abandonaremos.
(Aplausos.) Librar a estas naciones de la tiranía ha requerido sacrificio y
pérdidas. Honraremos ese sacrificio al concluir la gran tarea que
comenzamos. (Aplausos.)
En este periodo difícil para nuestra nación, los estadounidenses
comprenden plenamente los peligros para nuestro país. Seguimos siendo una
nación en peligro, directamente amenazada por un enemigo que conspira en
secreto para causarnos daños y dolor terribles. Seguimos siendo una nación
en guerra, que lucha por nuestra seguridad, nuestra libertad y nuestro
estilo de vida. También vemos nuestras ventajas claramente. Los
estadounidenses tienen una historia de ponerse a las alturas de cualquier
prueba; nuestra generación no es ninguna excepción. No hemos olvidado el 11
de septiembre de 2001. No permitiremos tampoco que nuestros enemigos lo
olviden. (Aplausos.)
Tenemos aliados firmes, entre ellos, millones de personas en el
Medio Oriente que desean vivir en libertad. Y los ideales que tenemos
tienen un poder propio. El atractivo de la justicia y la libertad, a fin de
cuentas, es mayor que el atractivo de la tiranía de cualquier tipo. La
guerra contra el terrorismo no concluirá en una retirada; concluirá en una
victoria, y ustedes y yo veremos esa victoria de la libertad humana.
(Aplausos.)
Deseo darles las gracias a todos por asistir. Gracias por su
dedicación. Que Dios los bendiga a ustedes y a sus familias, y que Dios
continúe bendiciendo a nuestro gran país. Muchísimas gracias. (Aplausos.)
END 11:50 A.M. EDT
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