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Office of the Press Secretary
21 de septiembre de 2004
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE EN EL DISCURSO A LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS
Sede de las Naciones Unidas
Nueva York, Nueva York
11:00 A.M. EDT
PRESIDENTE BUSH: Señor secretario general, señor presidente,
distinguidos delegados, damas y caballeros: Gracias por el honor de
permitirme dirigirme a la Asamblea General. El pueblo estadounidense
respeta el idealismo que le dio origen a este organismo. Y respetamos a los
hombres y mujeres de la ONU, que defienden la paz y los derechos humanos de
todas las regiones del mundo. Bienvenidos a la Ciudad de Nueva York y
bienvenidos a los Estados Unidos de Norteamérica.
Durante los últimos tres años, me he dirigido a esta Asamblea
General en tiempos de tragedia para mi país y en tiempos de decisiones para
todos nosotros. Ahora nos reunimos durante tiempos de oportunidades
tremendas para la ONU y para todas las naciones pacíficas. Durante décadas,
el círculo de libertad y seguridad y desarrollo ha sido ampliado en nuestro
mundo. Este progreso ha resultado en unidad en Europa, autonomía en América
Latina y Asia, y nuevo optimismo en África. Ahora tenemos una oportunidad
histórica de ampliar el círculo aún más, combatir el radicalismo y el
terrorismo con justicia y dignidad, lograr una paz real, basada en la
libertad humana.
Las Naciones Unidas y mi país comparten compromisos muy
profundos. Tanto la Declaración de Independencia de los Estados Unidos como
la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclaman el valor
equitativo y la dignidad de cada vida humana. Esa dignidad se honra con el
imperio de la ley, los límites del poder del Estado, el respeto por las
mujeres, la protección de la propiedad privada, la libre expresión, la
justicia equitativa y la tolerancia religiosa. Esa dignidad es deshonrada
por la opresión, la corrupción, la tiranía, la intolerancia, el terrorismo
y toda la violencia contra los inocentes. Y ambos de nuestros documentos
constitutivos afirman que esta línea clara entre la justicia y la
injusticia - entre el bien y el mal - es la misma en cada era y en cada
cultura y en cada nación.
Los gobiernos sensatos también defienden estos principios por
razones muy prácticas y realistas. Sabemos que los dictadores no tardan en
escoger la agresión, mientras que las naciones libres luchan por resolver
las diferencias en paz. Sabemos que los gobiernos opresivos respaldan el
terrorismo, mientras que los gobiernos libres combaten a los terroristas
entre ellos. Sabemos que los pueblos libres acogen el progreso y la vida,
en vez de convertirse en reclutas de ideologías asesinas.
Cada nación que desea la paz compartirá los beneficios de un
mundo más libre. Y cada nación que busca la paz tiene una obligación de
ayudar a construir ese mundo. Eventualmente, no existe aislamiento seguro
de las redes del terrorismo o los estados fracasados que los albergan o los
regímenes al margen de la ley o las armas de destrucción masiva.
Eventualmente, no hay seguridad en mirar para el otro lado, en buscar una
vida tranquila al ignorar las dificultades y la opresión de otros.
En este siglo joven, nuestro mundo necesita una nueva
definición de seguridad. Nuestra seguridad no sólo se encuentra en las
esferas de influencia o cierto equilibrio de poderes. La seguridad de
nuestro mundo se encuentra en promover los derechos de la humanidad.
Estos derechos avanzan por todo el mundo, y en todo el mundo,
los enemigos de los derechos humanos responden con violencia. Los
terroristas y sus aliados creen que la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y la Carta de Derechos de los Estados Unidos y cada carta
de libertad escrita alguna vez son mentiras que deben quemarse y destruirse
y olvidarse. Creen que los dictadores deben controlar cada mente y lengua
en el Medio Oriente y más allá. Creen que el suicidio y la tortura y el
asesinato están plenamente justificados para cumplir con cualquier objetivo
que declaren. Y ellos actúan en base a sus creencias.
Solo en el último año, los terroristas han atacado estaciones
de policía y bancos y trenes para viajes cortos y sinagogas y una escuela
llena de niños. Este mes en Beslán vimos nuevamente en qué términos evalúan
su éxito los terroristas: la muerte de los inocentes y el dolor de las
familias de duelo. Svetlana Dzebisov fue tomada rehén, junto con su hijo y
su sobrino; su sobrino no sobrevivió. Recientemente visitó el cementerio y
vio lo que llamó "pequeñas tumbas". Dijo, "Comprendo que el mal existe en
el mundo. ¿Pero qué han hecho estas criaturitas?"
Miembros de las Naciones Unidas, los niños rusos no hicieron
nada para merecer sufrimiento y susto y muertes tan terribles. Los pueblos
de Madrid y Jerusalén y Estambul y Bagdad no han hecho nada para merecer el
asesinato repentino y al azar. Estos actos violan las normas de justicia en
todas las culturas y los principios de todas las religiones. Todas las
naciones civilizadas están juntas en esta lucha y todas deben luchar contra
los asesinos.
Estamos decididos a destruir las redes terroristas dondequiera
que operen, y Estados Unidos está agradecido con cada nación que ayuda a
confiscar los bienes de los terroristas, seguirles la pista a sus
operativos y desbaratar sus planes. Estamos decididos a ponerle fin al
patrocinio del terrorismo, y mi nación está agradecida con todos aquellos
que participaron en la liberación de Afganistán. Estamos decididos a
prevenir la proliferación y a hacer que se cumpla con las exigencias del
mundo, y mi nación está agradecida con los soldados de muchas naciones que
han ayudado a librar al pueblo iraquí de un dictador al margen de la ley.
El dictador acordó en 1991, como condición de un acuerdo de
alto el fuego, cumplir plenamente con todas las resoluciones del Consejo de
Seguridad, luego ignoró más de una década de estas resoluciones.
Finalmente, el Consejo de Seguridad prometió consecuencias graves por su
desafío. Y las promesas que hacemos deben tener valor. Cuando decimos
"consecuencias graves", por el bien of paz, debe haber consecuencias
graves. Y, entonces, una coalición de naciones aplicó las exigencias justas
del mundo.
Defender nuestros ideales es vital, pero no es suficiente.
Nuestra misión más amplia como miembros de la ONU es aplicar estos ideales
a los grandes problemas de nuestros tiempos. Nuestro objetivo mayor es
promover la esperanza y el progreso como alternativas al odio y la
violencia. Nuestro gran propósito es forjar un mundo mejor más allá de la
guerra contra el terrorismo.
Debido a que creemos en la dignidad humana, Estados Unidos y
muchas naciones han creado un fondo mundial para combatir el SIDA, la
tuberculosis y la malaria. En tres años los países contribuyentes han
financiado proyectos en más de 90 países y prometido un total de $5,600
millones para estos programas. Estados Unidos ha emprendido un esfuerzo de
$15,000 millones para proporcionar prevención y tratamiento y atención
humana en las naciones afligidas por el SIDA, dedicándole atención especial
a 15 países donde las necesidades son más urgentes. El SIDA es la mayor
crisis de la salud de nuestros tiempos, y nuestros compromisos sin
precedentes llevarán nueva esperanza a aquellos que han caminado en las
sombras de la muerte durante demasiado tiempo.
Debido a que creemos en la dignidad humana, Estados Unidos y
muchas naciones se han unido para enfrentar el mal de la trata de seres
humanos. Respaldamos a organizaciones que rescatan a las víctimas al
aprobar leyes más estrictas contra el tráfico y advertir a los viajeros que
se hará que rindan cuentas por respaldar este tipo moderno de esclavitud.
Las mujeres y los niños jamás deben ser explotados por placer o avaricia en
ningún lugar de la Tierra.
Debido a que creemos en la dignidad humana, debemos tomar
seriamente la protección de la vida de la explotación bajo pretexto alguno.
En esta sesión, la ONU considerará una resolución patrocinada por Costa
Rica que propone una prohibición integral de la clonación humana. Respaldo
esa resolución e insto a todos los gobiernos a que afirmen un principio
ético básico: Ninguna vida humana debe producirse o destruirse jamás para
beneficio de otra.
Debido a que creemos en la dignidad humana, Estados Unidos y
muchas naciones han cambiado la manera en que combatimos la pobreza,
disminuimos la corrupción y prestamos ayuda. En el 2002 creamos el Consenso
de Monterrey, una estrategia audaz que establece un vínculo entre la ayuda
nueva de las naciones desarrolladas y las reformas verdaderas en aquellas
en desarrollo. Y por medio de la Cuenta del Desafío del Milenio, mi nación
está aumentando nuestra ayuda a las naciones en desarrollo que aumentan la
libertad económica e invierten en la educación y salud de sus propios
pueblos.
Debido a que creemos en la dignidad humana, Estados Unidos y
muchas naciones han tomado medidas para aliviar la carga agobiante de la
deuda que limita el crecimiento de las economías en desarrollo y mantiene a
millones de personas en la pobreza. Desde que se iniciaron estos esfuerzos
en 1996, los países pobres con las deudas más altas han recibido recortes
por más de $30,000 millones. Y para prevenir que se acumulen deudas
futuras, mi país y otras naciones han acordado que las instituciones
financieras internacionales deben prestar ayuda adicional y nueva a manera
de subvenciones, en vez de préstamos.
Debido a que creemos en la dignidad humana, el mundo debe
contar con medios más eficaces de estabilizar a las regiones agitadas y
detener la violencia religiosa y la depuración étnica. Debemos crear la
capacidad permanente de responder a crisis futuras. Los Estados Unidos e
Italia han propuesto una Iniciativa Mundial de Operaciones de Paz. Los
países del G-8 capacitarán a 75,000 miembros de operaciones de
mantenimiento de la paz, inicialmente en África, para que puedan realizar
operaciones en ese continente y en otras partes. Los países del G-8
ayudarán a esas fuerzas de mantenimiento de la paz con sus necesidades
logísticas y de implementación.
En este momento, el mundo es testigo de sufrimiento terrible y
crímenes horribles en la región de Darfur en Sudan, crímenes que mi
gobierno ha concluido que son genocidio. Estados Unidos desempeñó una
función importante en los esfuerzos de negociar una acuerdo de alto el
fuego y prestaremos ayuda humanitaria al pueblo sudanés. Ruanda y Nigeria
han desplegado fuerzas en Sudán para ayudar a mejorar la seguridad de
manera que se pueda entregar la ayuda. El Consejo de Seguridad adoptó una
nueva resolución que respalda una fuerza más extensa de la Unión Africana
para ayudar a prevenir más derramamiento de sangre e insta al gobierno de
Sudán a detener los vuelos por aviones de las fuerzas armadas en Darfur.
Felicitamos a los miembros del Consejo por esta medida oportuna y
necesaria. Insto al gobierno de Sudán a que cumpla con la tregua que
suscribió y que ponga fin a la matanza en Darfur.
Debido a que creemos en la dignidad humana, las naciones
pacíficas deben defender la diseminación de la democracia. Ningún otro
sistema de gobierno ha hecho más para proteger a las personas que
pertenecen a grupos minoritarios, para proteger los derechos laborales,
para mejorar la situación de la mujer o para dedicar la energía humana a la
búsqueda de la paz. Hemos sido testigos del surgimiento de gobiernos
democráticos en culturas predominantemente hindúes, musulmanas, budistas,
judías y cristianas. Las instituciones democráticas han echado raíces en
las sociedades modernas y en las sociedades tradicionales. Cuando se trata
del anhelo de la libertad y justicia, no hay conflicto entre las
civilizaciones. Los pueblos en todas partes tienen la capacidad de la
libertad y merecen la libertad.
Hacer realidad la verdadera promesa del gobierno representativo
toma tiempo, como Estados Unidos ha descubierto durante dos siglos de
debate y lucha. Tampoco existe. una sola forma de gobierno representativo,
porque las democracias, por definición, adoptan el carácter único de los
pueblos que las crean. Sin embargo, sabemos esto con certeza: El anhelo de
la libertad radica en cada corazón humano. Y ese anhelo no puede ser
contenido para siempre por las paredes de las prisiones o las leyes
marciales o la policía secreta. Con el tiempo y en toda la Tierra, la
libertad surgirá.
La libertad está surgiendo en Iraq y Afganistán, y debemos
continuar mostrando nuestro compromiso a las democracias en esas naciones.
La libertad que muchos han logrado pagando un precio alto debe ser
protegida. Como miembros de las Naciones Unidas, todos tenemos un interés
en el éxito de las democracias más recientes del mundo.
No hace mucho los regímenes al margen de la ley en Bagdad y
Kabul amenazaban la paz y patrocinaban a los terroristas. Estos regímenes
desestabilizaron una de las regiones más vitales y más volátiles del mundo.
Trataron brutalmente a sus pueblos, desafiando todas las normas
civilizadas. Hoy, el pueblo iraquí y el afgano están camino a la democracia
y libertad. Los gobiernos que están surgiendo no representarán una amenaza
para los demás. En vez de proteger a terroristas, están combatiendo a
grupos terroristas. Y este progreso es bueno para el éxito a largo plazo de
la seguridad para todos nosotros.
El pueblo afgano está mostrando una valentía extraordinaria
bajo condiciones difíciles. Lucha por defender a su nación de los elementos
que quedan del Talibán, y contribuye a combatir a los asesinos terroristas.
Reactivan su economía. Han aprobado una constitución que protege los
derechos de todos a la vez que honra las tradiciones más apreciadas de su
nación. Más de 10 millones de ciudadanos - entre ellos, más de 4 millones
de mujeres -- ahora están inscritos para votar en las elecciones
presidenciales del mes próximo. A cualquiera que aún dude que las
sociedades musulmanas puedan ser sociedades democráticas, el pueblo está
proporcionando una respuesta.
Desde la última reunión de esta Asamblea General, el pueblo de
Iraq ha recuperado la soberanía. Hoy, en esta sala, el primer ministro de
Iraq y su delegación representan a un país que se ha vuelto a incorporar en
la comunidad de naciones. El gobierno del Primer Ministro Allawi se ha
hecho merecedor del apoyo de cada una de las naciones que creen en la
autonomía y desean la paz. Y conforme a las resoluciones 1511 y 1546 del
Consejo de Seguridad, el mundo está prestando esa ayuda. La ONU y sus
naciones miembros deben responder a la solicitud del Primer Ministro Allawi
y hacer más para ayudar a forjar un Iraq que está protegido, es
democrático, federal y libre.
Un Iraq democrático tiene enemigos crueles porque los
terroristas conocen lo que está en riesgo en ese país. Saben que un Iraq
libre en el centro del Medio Oriente será un golpe decisivo contra sus
ambiciones para esa región. Por lo que un grupo de terroristas asociado con
al-Qaida ahora es uno de los grupos principales que actualmente matan a
inocentes en Iraq, realizando una campaña de explosiones de bombas contra
los civiles y decapitaciones de hombres atados. Las fuerzas de la coalición
que actualmente están al servicio en Iraq enfrentan a los terroristas y los
combatientes extranjeros, por lo que las naciones pacíficas en todo el
mundo nunca tendrán que enfrentarse a ellos dentro de nuestras propias
fronteras.
Nuestra coalición está de lado de una fuerza de seguridad
iraquí que crece. La alianza de la OTAN está capacitando a esa fuerza. Más
de 35 naciones han contribuido dinero y pericia para ayudar a reconstruir
la infraestructura de Iraq. Y al avanzar el gobierno interino iraquí hacia
las elecciones nacionales, los funcionarios de las Naciones Unidas ayudan a
los iraquíes a labrar la infraestructura de la democracia. Estas personas
desinteresadas realizan una labor heroica y continúan el gran legado de
Sergio de Mello.
Como hemos visto en otros países, uno de los principales
objetivos de los terroristas es menoscabar, desbaratar y ejercer influencia
en los resultados de las elecciones. Podemos esperar que los atentados
terroristas aumenten al avecinarse las elecciones nacionales en Afganistán
e Iraq. La labor por delante es exigente. Pero estas dificultades no
disminuirán nuestra convicción que el futuro de Afganistán e Iraq es un
futuro de libertad. La respuesta adecuada a las dificultades no es
replegarse; es prevalecer.
El avance de la libertad siempre tiene un precio, pagado por
los más valientes entre nosotros. Estados Unidos se aflige por las pérdidas
de nuestra nación y muchas otras. Y hoy, Ie aseguro a cada amigo de
Afganistán e Iraq, y a cada enemigo de la libertad: Permaneceremos del lado
del pueblo de Afganistán y de Iraq hasta que se cumpla la esperanza de
libertad y seguridad.
Estas dos naciones serán un ejemplo para el gran Medio Oriente,
una región donde a millones se les niegan los derechos humanos básicos y la
justicia simple. Durante demasiado tiempo, muchas naciones, entre ellas, la
mía, han tolerado, incluso disculpado la opresión en el Medio Oriente en
nombre de la estabilidad. La opresión se hizo común, pero la estabilidad
nunca llegó. Debemos adoptar una estrategia diferente. Debemos ayudar a los
reformistas del Medio Oriente mientras se dedican a la libertad y luchar
para forjar una comunidad de naciones pacíficas, democráticas.
Este compromiso a las reformas democráticas es esencial para
resolver el conflicto árabe-israelí. Los gobernantes palestinos que
intimidan a la oposición, toleran la corrupción y mantienen vínculos con
grupos terroristas no lograrán la paz. El pueblo palestino que sufre desde
hace tiempo merece algo mejor. Merece verdaderos líderes capaces de crear y
gobernar un estado palestino libre y pacífico.
Incluso después de los contratiempos y las frustraciones de los
meses recientes, la buena voluntad y los esfuerzos arduos pueden lograr la
promesa del plan para la paz. Aquellos que dirijan a un nuevo estado
palestino deben adoptar medios pacíficos para lograr los derechos de su
pueblo y crear las instituciones reformadas de una democracia estable. Los
estados árabes deben poner fin a la incitación en sus propios medios de
prensa, interrumpir el financiamiento público y privado del terrorismo, y
establecer relaciones normales con Israel. Israel debe imponer una
paralización de la colonización, desmantelar los puestos de avanzada no
autorizados, concluir la humillación al pueblo palestino y evitar cualquier
acto que perjudique las negociaciones finales. Y los líderes del mundo
deben dejar de favorecer y respaldar a cualquier gobernante palestino que
defraude a su pueblo y traicione su causa.
Las esperanzas democráticas que hemos visto desarrollarse en el
Medio Oriente están surgiendo en otras partes. En las palabras de la
defensora birmana de la democracia, Aung San Suu Kyi: "No aceptamos la
noción que la democracia es un valor occidental. Al contrario; democracia
simplemente significa un buen gobierno arraigado en la responsabilidad,
transparencia y rendición de cuentas". Aquí en las Naciones Unidas, se sabe
que esto es cierto. Este organismo en años recientes ha contribuido a crear
una nueva democracia en Timor Oriental y las Naciones Unidas ha ayudado a
otras naciones a hacer la transición a la autonomía.
Ya que creo que la diseminación de la
libertad es el camino a un mundo tanto más seguro como mejor, propongo hoy
establecer un Fondo para la Democracia dentro de las Naciones Unidas. Este
es un gran llamado para esta gran organización. El fondo ayudaría a los
países a sentar las bases de la democracia al instituir el imperio de la
ley y los tribunales independientes, la prensa libre, los partidos
políticos y los sindicatos. El dinero de este fondo también ayudaría a
montar recintos y colegios electorales, y respaldar la labor de los
observadores de elecciones. Para mostrar nuestro compromiso al nuevo Fondo
para la Democracia, Estados Unidos hará una contribución inicial. Insto a
las otras naciones a que contribuyan también.
Hoy he descrito un plan más extenso para promover la dignidad
humana y reforzar la seguridad de todos nosotros. La derrota del
terrorismo, la protección de los derechos humanos, la diseminación de la
prosperidad, la promoción de la democracia, estas causas, estos ideales nos
apremian a grandes labores en el mundo. Cada uno de nosotros sólo puede
hacer un poco. Juntos, podemos lograr tanto más.
La historia honrará los grandes ideales de este organismo. La
carta los declara con claridad: "liberar a nuestros pueblos del azote de la
guerra", "reafirmar la fe en los derechos fundamentales", "promover el
progreso social y elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio
de la libertad".
Permitamos que la historia también marque que nuestra
generación de líderes cumplió con estos ideales, que los miembros de las
Naciones Unidas no se cansaron de nuestros deberes ni vacilaron al cumplir
con ellos. Confío en que este siglo incipiente será el siglo de la
libertad. Creo que nos pondremos a las alturas de las circunstancias porque
conozco el carácter de tantas naciones y líderes representados hoy aquí. Y
tengo fe en el poder transformador de la libertad.
Que Dios los bendiga. (Aplausos.)
END
11:21 A.M. EDT
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