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Office of the Press Secretary
23 de septiembre de 2003
Discurso del Presidente a la Asamblea General de las Naciones Unidas
Sr. Secretario General, Sr. Presidente, distinguidos delegados, damas y
caballeros: Hace 24 meses - y ayer en la memoria de los Estados Unidos - el
centro de la ciudad de Nueva York se convirtió en un campo de batalla, un
cementerio y un símbolo de una guerra sin terminar. Desde ese día, los
terroristas han atacado en Bali, en Mombasa, en Casablanca, en Riyadh, en
Jakarta, en Jerusalén, midiendo el avance de su causa con el caos y el
sufrimiento por los inocentes que dejan atrás.
El mes pasado, los terroristas llevaron su guerra a la propia Naciones
Unidas. La sede de la ONU en Bagdad representaba el orden y la compasión, y
por ese motivo, los terroristas decidieron que debía ser destruida. Entre
las 22 personas que fueron asesinadas estaba Sergio Vieira de Mello.
Durante el transcurso de las décadas, este buen hombre de Brasil ayudó a
los afligidos en Bangladesh, Chipre, Mozambique, Líbano, Camboya, África
Central, Kosovo y Timor Oriental - y estaba ayudando a la gente de Iraq en
sus tiempos de necesidad. Estados Unidos los acompaña a ustedes y a sus
colegas al honrar la memoria del Senor Vieira de Mello, y la memoria de
todos aquellos que murieron con él al servicio de las Naciones Unidas.
Por las víctimas que escogen y los medios que utilizan, los terroristas han
aclarado la lucha en la que nos encontramos. Aquellos que destinan a la
muerte a los trabajadores de ayuda humanitaria se han puesto en contra de
toda la humanidad. Aquellos que incitan al asesinato y celebran el suicidio
revelan su desdén por la propia vida. No tienen lugar en ningún credo
religioso, no tienen derecho a la conmiseración del mundo y no deberían
tener amigos en esta cámara.
Los acontecimientos durante los dos años pasados han puesto ante nuestros
ojos la más clara división: entre aquellos que procuran el orden y aquellos
que diseminan el caos; entre aquellos que se dedican a los cambios
pacíficos y aquellos que adoptan los métodos de los gángsteres; entre
aquellos que respetan los derechos del hombre y aquellos que
deliberadamente matan a hombres y mujeres y niños, sin misericordia ni
vergüenza.
Entre dichas alternativas no existe terreno neutral. Todos los gobiernos
que respaldan el terrorismo son cómplices en la guerra contra la
civilización. Ningún gobierno debería ignorar la amenaza del terrorismo,
porque apartar la vista les da a los terroristas la oportunidad de
reorganizarse y reclutar y prepararse. Y todas las naciones que combaten el
terrorismo como si las vidas de sus propios pueblos dependieran de ello
serán juzgadas favorablemente por la historia.
Los antiguos regímenes de Afganistán e Iraq conocían dichas alternativas y
tomaron sus decisiones. El Talibán era patrocinador y sirviente del
terrorismo. Cuando fue confrontado, dicho régimen optó por el desafío. y
dicho régimen ya no existe. El presidente de Afganistán, quien está
presente hoy, ahora representa a un pueblo libre que está forjando una
sociedad decente y justa - una nación plenamente unida en la guerra contra
el terrorismo.
El régimen de Saddam Hussein cultivó vínculos con el terrorismo mientras
que construía armas de destrucción en masa. Utilizó dichas armas en actos
de asesinato en masa y rehusó rendir cuentas por ellos cuando fue
confrontado por el mundo. El Consejo de Seguridad tenía razón de estar
alarmado. El Consejo de Seguridad estaba en lo correcto al exigir que Iraq
destruyera sus armas ilegales y probara que lo había hecho. El Consejo de
Seguridad estaba en lo correcto al prometer consecuencias graves si Iraq
rehusaba a cumplir con ello. Y porque hubo consecuencias, porque una
coalición de naciones actuó para defender la paz y la credibilidad de las
Naciones Unidas, Iraq es libre, y hoy nos acompañan representantes de un
país liberado.
Los monumentos de Saddam Hussein han sido retirados - y no sólo sus
estatuas. Los verdaderos monumentos de su régimen y su carácter - las
cámaras de tortura y las salas de violaciones y las celdas de las prisiones
para niños inocentes - están cerradas. Y al descubrir los campos de muerte
y las fosas comunes de Iraq, las verdaderas dimensiones de la crueldad de
Saddam salen a la luz.
El pueblo iraquí enfrenta dificultades y desafíos, como cada nación que
emprende el camino de la democracia. Sin embargo, su futuro promete vidas
de dignidad y libertad, y ese es otro mundo que el de la tiranía vil y
viciosa que conocían. En todo Iraq, la vida es mejorada por la libertad. En
todo el Medio Oriente, la gente está más segura porque un agresor inestable
ha sido depuesto. En todo el mundo, las naciones están más protegidas
porque un aliado del terrorismo ha caído.
Nuestros actos en Afganistán e Iraq son respaldados por muchos gobiernos y
Estados Unidos está agradecido con cada uno de ellos. También reconozco que
algunas de las naciones soberanas de esta asamblea estuvieron en desacuerdo
con nuestros actos. Sin embargo, había y sigue habiendo unidad entre
nosotros sobre los principios y objetivos fundamentales de las Naciones
Unidas. Nos dedicamos a la defensa de nuestra seguridad colectiva y a
promover los derechos humanos. Estos compromisos permanentes exigen que
cumplamos con grandes tareas en el mundo - tareas que debemos realizar
juntos. Entonces, sigamos adelante.
Primero, debemos respaldar al pueblo de Afganistán e Iraq mientras forjan
países libres y estables. Los terroristas y sus aliados temen y combaten
dicho progreso por encima de todo, porque los pueblos libres acogen la
esperanza por encima del resentimiento y escogen la paz por encima de la
violencia.
Las Naciones Unidas han sido amigas del pueblo afgano al distribuir
alimentos y medicamentos, ayudar a los refugiados a regresar a casa,
asesorarlo sobre una nueva constitución y ayudarlo a prepara el camino para
elecciones nacionales. La OTAN se ha hecho cargo de las fuerzas de
seguridad ordenas por la ONU en Kabul. Las fuerzas estadounidenses y de la
coalición continúan siguiéndoles la pista y venciendo a los terroristas de
al-Qaida y lo que queda del Talibán. Nuestros esfuerzos para reconstruir
dicho país continúan. Recientemente propuse gastar $1,200 millones
adicionales en los esfuerzos de reconstrucción en Afganistán e insto a las
demás naciones a que continúen contribuyendo a esta causa importante.
En la nación de Iraq, las Naciones Unidas desempeñan una tarea vital y
eficaz todos los días. Para fines del 2004, más de 90 por ciento de los
niños iraquíes menores de cinco años habrán sido vacunados contra
enfermedades prevenibles como polio, tuberculosis y sarampión - gracias a
los arduos esfuerzos y altos ideales de la UNICEF. El sistema de
distribución de alimentos de Iraq funciona y entrega casi medio millón de
toneladas de alimentos al mes, gracias a la habilidad y la pericia del
Programa Mundial de Alimentos.
Nuestra coalición internacional en Iraq cumple con sus responsabilidades.
Realizamos ataques precisos contra los terroristas y aquellos que siguen
siendo fieles al antiguo régimen. Dichos asesinos están de guerra contra el
pueblo iraquí. Han hecho de Iraq el frente central de la guerra contra el
terrorismo, y serán vencidos. Nuestra coalición se ha asegurado de que el
antiguo dictador de Iraq nunca vuelva a usar armas de destrucción en masa.
Ahora entrevistamos a ciudadanos iraquíes y analizamos los documentos del
antiguo régimen para divulgar el pleno alcance de sus programas de armas y
su larga campaña de engaño. Capacitamos a la policía, los guardias
fronterizos y el nuevo ejército de de Iraq para que el pueblo iraquí pueda
asumir plena responsabilidad por su propia seguridad.
A la vez, nuestra coalición ayuda a mejorar las vidas cotidianas del pueblo
iraquí. El antiguo régimen construyó palacios mientras que permitía que las
escuelas se deteriorasen, por lo que estamos reconstruyendo más de mil
escuelas. El antiguo régimen privó a los hospitales de recursos, por lo que
hemos contribuido a abastecer y reabrir los hospitales en todo Iraq. El
antiguo régimen reforzó ejércitos y acumuló armas, mientras que permitió
que la infraestructura de la nación se viniera abajo, por lo que estamos
reestableciendo las plantas energéticas, las instalaciones de agua y
desagüe, los puentes y los aeropuertos. Le he propuesto al Congreso que
Estados Unidos otorgue fondos adicionales para nuestra labor en Iraq: el
mayor compromiso económico de su tipo desde el Plan Marshall. Tras haber
contribuido a liberar a Iraq, cumpliremos con nuestras promesas a Iraq, y
al ayudar al pueblo iraquí a forjar un país más estable y pacífico, haremos
que nuestros propios países estén más protegidos.
El objetivo primordial de nuestra coalición es el gobierno autónomo de
Iraq, el cual se logra por medios ordenados y democráticos. Dicho proceso
debe desarrollarse según las necesidades de los iraquíes - ni apurado ni
retrasado por los deseos de otras partes. Y las Naciones Unidas pueden
contribuir mucho a la causa de la autonomía iraquí. Estados Unidos prepara
con amigos y aliados una nueva resolución del Consejo de Seguridad que
ampliará la función de la ONU en Iraq. Como en la secuela de otros
conflictos, las Naciones Unidas deben contribuir al desarrollo de una
constitución, la capacitación de los funcionarios públicos y la celebración
de elecciones libres e imparciales. Iraq ahora tiene un Consejo de
Gobierno, la primera institución realmente representante en ese país. Los
nuevos líderes de Iraq muestran la franqueza y tolerancia que requiere la
democracia, como también el valor. Sin embargo, cada democracia incipiente
requiere de la ayuda de amigos. Ahora, la nación de Iraq necesita y se
merece nuestra ayuda, y todas las naciones de buena voluntad deberían
ofrecerse a prestar dicha ayuda.
El éxito de Iraq libre será observado y notado por todas las naciones.
Millones verán que la libertad, igualdad y el progreso substancial son
posibles en el centro del Medio Oriente. Los líderes de la región
presenciarán las pruebas más claras de que las instituciones libres y las
sociedades abiertas son el único camino al éxito y la dignidad nacional a
largo plazo. Y un Medio Oriente transformado beneficiaría a todo el mundo,
al debilitar las ideologías que exportan la violencia a otros países.
Iraq como dictadura tenía mucho poder para desestabilizar el Medio Oriente;
Iraq como democracia tendrá mucho poder para inspirar al Medio Oriente. La
promoción de las instituciones democráticas en Iraq está sentando un
ejemplo que es recomendable que sigan otros, entre ellos, el pueblo
palestino. La causa palestina es traicionada por los líderes que se aferran
al poder al alimentar los viejos odios y destruir la buena labor de otros.
El pueblo palestino merece su propio estado comprometido a la reforma, a
combatir el terrorismo y a consolidar la paz. Todas las partes en el Medio
Oriente deben cumplir con sus responsabilidades y cumplir con los
compromisos que hicieron en Aqaba. Israel debe dedicarse a crear las
condiciones que permitan que surja un estado palestino pacífico. Las
naciones árabes deben interrumpir los fondos y cualquier otro tipo de
respaldo a las organizaciones terroristas. Estados Unidos colaborará con
todos los países en la región que actúen audazmente por el bien de la paz.
Un segundo desafío que debemos enfrentar juntos es la proliferación de
armas de destrucción en masa. Los regímenes al margen de la ley que poseen
armas nucleares, químicas y biológicas - y los medios para activarlas -
podrían usarlas para sobornar y crear caos en regiones enteras. Dichas
armas podrían ser utilizadas por los terroristas para crear desastres y
sufrimiento repentinos en una escala que apenas podemos imaginarnos. La
combinación fatal de regímenes al margen de la ley, redes terroristas y
armas de asesinato en masa es un peligro que no puede ignorarse o hacer que
desaparezca con deseos. Si se permite que dicho peligro se materialice
plenamente, todas las palabras, todas las protestas serán demasiado
tardías. Las naciones del mundo deben tener la sabiduría y la voluntad para
detener las amenazas graves antes de que lleguen.
Un paso crucial es proteger los materiales más peligrosos desde su fuente.
Durante más de un decenio, Estados Unidos ha colaborado con Rusia y otras
naciones de la antigua Unión Soviética para desmantelar, destruir o
proteger las armas y los materiales peligrosos que quedan de otra era. El
año pasado en Canadá, los países del G-8 acordaron proporcionar hasta
$20,000 millones - la mitad de dicha cantidad de los Estados Unidos - para
combatir dicho riesgo de proliferación durante los próximos diez años.
Desde entonces, seis países adicionales se han unido al esfuerzo. Son
necesarios más e insto a las otras naciones a que nos ayuden a afrontar
dicho peligro.
También estamos mejorando nuestra capacidad de interceptar materiales
letales en tránsito. Por medio de nuestra Iniciativa de Seguridad contra la
Proliferación, 11 naciones se preparan a inspeccionar aviones,
embarcaciones, trenes y camiones que lleven cargamentos sospechosos y
confiscar envíos de armas o misiles que susciten inquietudes sobre la
proliferación. Dichas naciones han llegado a un acuerdo sobre un conjunto
de principios de interdicción que se ajustan a la actual autoridad legal. Y
nos dedicamos a extender la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación
a otros países. Estamos decididos a mantener las armas más destructivas del
mundo lejos de todas nuestras orillas y fuera de las manos de nuestros
enemigos comunes.
Ya que aquellos que propician la proliferación utilizarán cualquier ruta o
medio que esté a su disposición, necesitamos la más extensa cooperación
posible para detenerlos. Hoy le pido al Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas que adopte una nueva resolución contra la proliferación.
Esta resolución debe exhortar a todos los miembros de la ONU a que
penalicen la proliferación de armas de destrucción en masa; que promulguen
controles estrictos para la exportación que se ajusten a las normas
internacionales; y que protejan cualquier y todo material peligroso dentro
de sus propias fronteras. Estados Unidos está listo para ayudar a cualquier
país a redactar dichas leyes y a ayudarlos a velar por su cumplimiento.
Un tercer desafío que compartimos es nuestra conciencia. Debemos actuar
decisivamente para afrontar las crisis humanitarias de nuestra época.
Estados Unidos ha comenzado a implementar el Plan de Emergencia para la
Mitigación del SIDA, que tiene como objetivo prevenir el SIDA masivo y
tratar a los millones que ya contrajeron la enfermedad. Hemos prometido
$15,000 millones durante cinco años para combatir el SIDA en todo el mundo.
Mi país también toma medidas para salvar vidas de la hambruna. Estamos
otorgando más de $1,400 millones en ayuda alimenticia mundial de emergencia
y le he pedido al Congreso de Estados Unidos $200 millones para un nuevo
fondo para combatir el hambre, de manera que podamos actuar rápidamente
cuando aparezcan las primeras señales del hambre. Cada nación en cada
continente debe contribuir sus recursos generosamente para combatir la
enfermedad y el hambre terrible.
Existe otra crisis humanitaria que se disemina a escondidas. Todos los
años, aproximadamente 800,000 a 900,000 seres humanos son comprados,
vendidos o forzados a cruzar las fronteras del mundo. Entre ellos se
encuentran miles de niñas adolescentes y otras de apenas cinco años, que
caen víctima al comercio sexual. Este comercio con vidas humanas genera
miles de millones de dólares todos los años y gran parte de ellos se
utilizan para financiar el crimen organizado.
El abuso y la explotación de los más inocentes y vulnerables es
particularmente vil. Las víctimas del comercio sexual experimentan la vida
poco antes de ver lo peor de la vida: un submundo de brutalidad y temor
solitario. Aquellos que crean a dichas víctimas y se benefician de su
sufrimiento deben ser castigados severamente. Aquellos que hacen uso de
dicha industria se corrompen y aumentan la miseria de otros. Y los
gobiernos que toleran este comercio toleran un tipo de esclavitud.
Este problema ha surjido en mi propio país y estamos dedicándonos a
detenerlo. La ley PROTECT, la cual promulgué este año, establece que es un
delito que cualquier persona ingrese a los Estados Unidos o que cualquier
ciudadano viaje al extranjero con el propósito del turismo sexual que
involucre a niños. El Departamento de Justicia investiga activamente a los
operarios y participantes en giras sexuales, quienes enfrentan hasta 30
años de prisión. Según la Ley de Protección de Víctimas del Tráfico
(Trafficking Victims Protection Act) Estados Unidos impone sanciones contra
los gobiernos para que desaliente la trata de personas.
Las víctimas de dicha industria también necesitan la ayuda de otros
miembros de las Naciones Unidas. Y esto comienza con normas claras y con la
certeza del castigo según las leyes de cada país. Hoy, en algunas naciones
es un crimen abusar sexualmente de niños en el extranjero. Dicha conducta
debería ser un crimen en todas las naciones. Los gobiernos deberían
informar a los viajeros del daño que hace esta industria y de las penas
severas que se les impondrán a aquellos que participen en ella. El gobierno
estadounidense está comprometiendo $50 millones a respaldar la buena labor
de las organizaciones que rescatan a las mujeres y los niños de la
explotación, y brindándoles albergue, tratamiento médico y la esperanza de
una nueva vida. Insto a otros gobiernos a que pongan de su parte.
Debemos mostrar energía renovada al combatir un mal antiguo. Casi dos
siglos después de que la abolición de la trata transatlántica de esclavos,
y más de un siglo después de que la esclavitud se acabara oficialmente en
sus últimos baluartes, no debe permitirse que la trata de personas con
cualquier fin prospere en nuestra época.
Todos los desafíos de los cuales he hablado esta mañana requieren de
atención urgente y claridad moral. Ayudar a Afganistán e Iraq a tener éxito
como naciones libres en una región transformada, interrumpir todos los
caminos de la proliferación, abolir los tipos modernos de esclavitud, estas
son los tipos de gran tareas para cual se fundó a las Naciones Unidas. En
cada caso, son necesarias las conversaciones detenidas y nuestros actos
decisivos. Nuestras buenas intenciones recibirán crédito solamente si
logramos buenos resultados.
Como suscritor original de la Carta de las Naciones Unidas, Estados Unidos
de Norteamérica está comprometido a las Naciones Unidas. Y mostramos dicho
compromiso al esforzarnos por cumplir con los propósitos declarados de la
ONU e interpretar sus ideales.Los documentos de la fundación de las
Naciones Unidas y los documentos de la fundación de los Estados Unidos
siguen la misma tradición. Ambos declaran que los seres humanos nunca deben
reducirse a objetos de poder o comercio, porque su dignidad es inherente.
Ambos reconocen una ley moral superior a los hombres y las naciones, que
los hombres y las naciones deben defender y velar por su cumplimiento.
Protegemos dicha paz con nuestra valentía y debemos mostrar dicha valentía
juntos.
Gracias.
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