Características
clínicas |
Diarrea aguda con sangre y calambres
abdominales con poca o ninguna fiebre; de ordinario dura una
semana. |
Agente
etiológico |
Serotipo O157:H7 de Escherichia
coli. Toxinas Shiga productoras de bacterias con forma
de bastoncitos gram-negativos. |
Incidencia |
Se estima que anualmente ocurren
en los Estados Unidos 73.000 casos. No se declara comúnmente
en los pacientes de países menos industrializados. |
Secuelas |
Síndrome urémico hemolítico.
Las personas con esta enfermedad tienen insuficiencia renal
y, a menudo, requieren diálisis y transfusiones. Algunos
pacientes sufren falla renal crónica o deterioro neurológico
(por ejemplo, ataques epilépticos). Algunos se someten
a cirugía para extirpar parte del intestino. Se estima
que anualmente se producen 61 casos fatales; 3%-5% con el
síndrome urémico hemolítico mueren. |
Costos |
Se estima que se producen anualmente
en los Estados Unidos 2,100 hospitalizaciones. La enfermedad
se diagnostica a menudo erróneamente; por tanto, pueden
realizarse procedimientos diagnósticos costosos e invasivos.
Los pacientes que contraen el síndrome urémico
hemolítico requieren a menudo hospitalización
prolongada, diálisis y seguimiento de largo plazo. |
Transmisión |
La principal fuente la constituye
la carne de vacuno molida; otras fuentes son el consumo de
leche y jugo no pasteurizados, las coles de Bruselas, la lechuga
y el salami y el contacto con el ganado. La transmisión
por el agua ocurre al nadar en lagos contaminados, las piscinas
y al beber agua insuficientemente clorinada. Los organismos
son transmitidos fácilmente de una persona a otra y
ha sido difícil controlarlos en las guarderías. |
Grupos
de riesgo |
Todas las personas. Los niños
de <5 años de edad y los ancianos son los más
susceptibles de contraer complicaciones graves. |
Vigilancia |
La infección con la E.
coli O157:H7 ha de declararse nacionalmente y es notificable
en la mayoría de los estados de los Estados Unidos.
El síndrome urémico hemolítico también
es notificable en gran parte de los estados. |
Tendencias |
Desde la primera descripción
de esta enfermedad en 1982, se han declarado infecciones procedentes
de más de 30 países en seis continentes. El
uso de subtipos por electroforesis de gel de campo pulsado
y comparación de los patrones por medio de PulseNet
ha aumentado la capacidad de identificar los brotes. |
Desafíos |
La formulación de métodos
basados en la criaderos y en los mataderos disminuye la contaminación
de la carne, promueve el uso de la irradiación para
aumentar la seguridad de la carne de vacuno molida; identifica
formas de prevenir la contaminación de los alimentos
que se comen crudos (por ejemplo, los productos hortícolas);
educa al público estadounidense para que cocine bien
la carne de vacuno molida, preferiblemente utilizando un termómetro
digital de lectura espontánea; convence a los laboratorios
clínicos que investiguen E. coli O157:H7 en
las deposiciones de personas con diarrea sanguinolenta; realiza
vigilancia del síndrome urémico hemolítico
en la población y determina qué serotipo de
E. coli productor de toxinas Shiga ocasiona la enfermedad;
identifica otros vehículos de transmisión; elabora
una red internacional de subtipificación y comunica
la incidencia de brotes. |
Oportunidades |
Aprender más acerca de la
ecología de este organismo en el ganado vacuno y otros
rumiantes puede ayudar a formular métodos para reducir
la prevalencia en los animales que son consumidos por el hombre.
El aprender la forma en que este patógeno contamina
los productos hortícolas podría conducir a medidas
que aumentarían su bienestar físico. La reducción
de la incidencia de estas infecciones disminuiría el
síndrome urémico hemolítico, la mayor
causa de insuficiencia renal en los niños en los Estados
Unidos. La transmisión en las guarderías pone
de manifiesto la necesidad de mejores prácticas de
control de la infección. |
|
Diciembre de 2000
|