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Office of the Press Secretary
11 de septiembre de 2002
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE EN CONMEMORACIÓN DEL 11 DE SEPTIEMBRE
El Pentágono
10:05 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Hace un año, hombres y mujeres y niños fueron
asesinados acá porque eran estadounidenses y porque este lugar es un
símbolo para el mundo del poder y la resolución de nuestro país. Hoy
recordamos cada vida. Volvemos a dedicar este orgulloso símbolo y
renovamos nuestro compromiso a ganar la guerra que comenzó acá. (Aplauso.)
Los terroristas eligieron este objetivo con la esperanza de
desmoralizar a nuestro país. Fracasaron. (Aplauso.) Al cabo de unos
minutos, hombres y mujeres valientes rescataban a sus compañeros. Al cabo
de horas, se inició en este edificio la planificación de una respuesta
militar. Al cabo de semanas, se impartieron órdenes desde este lugar que
despejarían los campamentos y las cuevas de los terroristas y liberarían a
una nación. Y al cabo de un año, este gran edificio está íntegro
nuevamente. (Aplauso.)
Muchos empleados civiles y militares han retornado a las oficinas que
ocupaban antes del ataque. El Pentágono es un edificio operante, no un
monumento conmemorativo. Sin embargo, recuerdos de una gran tragedia
permanecen acá. Y para todos aquellos que sufrieron pérdidas acá, la vida
no es la misma.
Las 184 vidas a las que se puso fin en este lugar, los veteranos y
reclutas, soldados y civiles, esposos y esposas, padres e hijos, dejaron
atrás familiares y amigos cuya pérdida es inmensurable. El asesinato de la
inocencia no puede explicarse, sólo sobrellevarse. Y aunque murieron en
tragedia, no murieron en vano. (Aplauso.)
Su pérdida ha llevado a una nación a la acción, en una causa para
defender otras vidas inocentes en todo el mundo. Esta guerra se libra en
muchos frentes. Hemos capturado a más de 2,000 terroristas; un número
mayor de asesinos ha encarado su fin en combate. Hemos confiscado millones
en capital terrorista. Estamos reorganizando el gobierno federal para
proteger el territorio nacional. Sin embargo, aún queda muchísimo por
hacer. Y las mayores tareas y los mayores peligros recaerán sobre las
fuerzas armadas de Estados Unidos.
Asumí la Presidencia respetuoso de aquellos que portan el uniforme de
Estados Unidos.
(Aplauso.) Todos los días, como su Comandante en Jefe, mi respeto y el de
nuestra nación se han hecho más profundos. Confío mucho en cada uno de los
hombres y mujeres que portan el uniforme de Estados Unidos de
Norteamérica. (Aplauso.) Estoy orgulloso de todos aquellos que han
luchado bajo mis órdenes y esta nación honra a todos aquellos que murieron
por nuestra causa.
Dondequiera en el mundo que se envía a nuestras fuerzas armadas,
ustedes llevan esperanza y justicia y la promesa de un mejor día. Son
merecedores de las tradiciones que representan, el uniforme que portan, los
ideales que sirven. Estados Unidos cuenta con ustedes. Y nuestra
confianza está bien depositada. (Aplauso.)
Lo que le paso a nuestra nación un día de septiembre desencadenó la
primera gran lucha de nuestro siglo. Los enemigos que nos atacaron son
decididos y son ingeniosos. Nos los detendrá un sentido de decencia ni una
pizca de conciencia, pero serán detenidos. (Aplauso.)
Una fuerza superior se ha reunido en su contra. Son opuestos por
personas amantes de la libertad en muchos países. Son opuestos por
nuestros aliados que han luchado valientemente de nuestro lado. Y siempre
que los terroristas y dictadores conspiren contra nuestras vidas y nuestra
libertad, serán opuestos por el Ejército, la Marina, el Servicio de
Guardacostas, las Fuerzas Armadas y la Infantería de Marina de los Estados
Unidos. (Aplauso.)
Combatimos como siempre lo han hecho los estadounidenses, no sólo por
nosotros mismos, sino por la seguridad de nuestros amigos y por la paz del
mundo. Combatimos por la dignidad de la vida contra fanáticos que no
sienten ninguna vergüenza en el asesinato. Combatimos para proteger a los
inocentes, para que los faltos de ley y misericordia no hereden la Tierra.
A cada paso de esta guerra, siempre recordaremos cómo comenzó y
quiénes cayeron primero: los miles que fueron a trabajar, abordaron un
avión o se presentaron a sus puestos.
Hoy, la nación les rinde tributo. Acá, en Pennsylvania y en Nueva
York, rendimos homenaje a cada nombre y a cada vida. Le pedimos a Dios que
lleve consuelo a cada hogar donde son amados y extrañados, y que proteja a
los Estados Unidos de Norteamérica hoy y todos los días.
Que Dios los bendiga. (Aplauso.)
END 10:13 A.M. EDT
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