Especies invasoras
Marzo del 2000
En los últimos doscientos años, se han logrado establecer
en los EE.UU. varios miles de especies de plantas y animales de origen
extranjero. Aproximadamente una de cada siete de estas especies
nuevas se convierte en agresiva, ocasionando problemas a tal grado que,
según cifras de la Universidad de Cornell, le cuesta a los EE.UU.
sobre 138 mil millones de dólares anualmente. Una especie extranjera
se cataloga como invasora cuando su introducción al país
causa o es posible que cause daño a la economía, al medio
ambiente o a la salud pública.
Las plantas y animales invasores tanto terrestres como acuáticos
a menudo disminuyen la productividad económica y amenazan la
integridad ecológica de la agricultura y los recursos naturales
de los EE.UU.
Los vertebrados invasores más comunes en los EE.UU. Continentales
son la nutria, los gorriones, los estorninos europeos y los roedores
comensales como la rata de azotea, la rata noruega y el ratón
común. En adición a éstos, también se han
introducido accidentalmente muchos invertebrados como los mejillones
cebra, la hormiga brasileña, la abeja africanizada y un sinnúmero
de otros insectos. En Hawai, así como en otros estados
de los EE.UU. y en Puerto Rico, los cerdos, los gatos y las cabras asilvestradas
(ferales) han impactado de forma muy negativa los recursos naturales
y el medio ambiente. Los animales ferales son aquellos domesticados
que se escapan y se asilvestran nuevamente e incluye también
a su prole que después de varias generaciones a menudo revierte
a sus características salvajes originales.
Efectos de las especies invasoras
Muchas de estas especies invasoras nocivas sin duda menoscaban la
diversidad biológica de los ecosistemas, haciendo que las poblaciones
de otras especies desciendan o lleguen a desaparecer por completo,
causando un desequilibrio entre depredador y presa, desplazando especies
de sus nichos ecológicos habituales, cambiando los hábitats
establecidos y reduciendo paulatinamente la complejidad del ecosistema.
El mero hecho del establecimiento de una especie extraña y
nociva altera la diversidad pues en la medida en que algunas de éstas
se dispersen a nuevos territorios, el área de introducción
original y las sucesivamente invadidas se tornan más parecidas
biológicamente.
En 1993, la Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso
de los EE.UU. reportó que las invasiones devastadoras de plantas,
insectos, invertebrados acuáticos, agentes patógenos
y otros organismos extraños han alterado significativamente
los ecosistemas y han reducido permanentemente la diversidad ecológica
normalmente asociada a éstos. Ejemplos de éstos
en los EE.UU. abarcan el árbol de melaleuca (una especie propia
de zonas pantanosas), la palomilla gitana (Lymantria dispar o el ógypsy
mothÇ en inglés), el perforador del abeto (Pityogenes calcographus),
el mejillón cebra (Mytilus edulis), el cancro del alerce (Phomopsis
sp.), la roya del castaño (Endothia sp.) y los nemátodos
del pino (Bursaphelenchus xylophilus). El peligro de que otras
especies exóticas nocivas, como la culebra arbórea parda
(Boiga irregularis), se introduzcan a nuestro país va en aumento.
Los peritos en la preservación de los recursos naturales y
el medio ambiente han encontrado que en los EEUU, el área infestada
de plantas exóticas invasoras cubre aproximadamente unos cien
millones de acres, y anualmente esta cifra aumenta en un 14%, un incremento
en extensión similar al doble de la superficie del estado de
Delaware. En estudios hechos recientemente en el área
circundante a la bahía de San Francisco en el estado de California,
se constató que en esta región se introduce por lo general
una nueva especie exótica cada tres meses (12 semanas).
Movimiento
El movimiento de especies exóticas hacia los Estados Unidos
de manera espontánea y natural es bien raro. La introducción
de la inmensa mayoría de éstas ocurre a consecuencia
de la actividad humana o del transporte comercial o particular. Dichas
especies pueden traerse y liberarse intencionalmente en nuestro territorio
o pueden introducirse casualmente como resultado de actividades agrícolas,
del intercambio comercial o sencillamente por pasajeros o turistas
procedentes del extranjero.
Muchas especies exóticas logran entrar a los EE.UU. cada año
como contaminantes de productos y mercancías procedentes de
otros países. Los productos agrícolas, el material
propagativo, las flores de corte, y la madera sin tratar pudieran
contener insectos, agentes fitopatógenos, caracoles y babosas
(lapas) que resultan muy perjudiciales a la agricultura. Las malezas
(yerbajos) se cuelan como impurezas en semillas importadas a los EE.UU.
Los agentes fitopatógenos (bacterias, hongos, viruses) a veces
se transportan inadvertidos en material propagativo procedente del
extranjero.
Un sinnúmero de patógenos y parásitos de peces
y camarones se han traído en embarques aparentemente sanos
destinados para empresas de acuicultura. En contenedores y cajas de
embalaje se pueden esconder caracoles, babosas, escarabajos, insectos
y microorganismos cuya introducción y establecimiento en nuestro
país resultaría económicamente desastrosa si
su presencia no es detectada a tiempo. El transporte de cargamentos
militares ofrece otra vía de acceso a especies exóticas
perjudiciales como la palomilla gitana asiática (óAsian Gypsy
MothÇ) y la culebra arbórea parda. El agua que los buques
botan como lastre según se cargan o descargan en el puerto
ha sido también un medio muy eficaz para introducir organismos
destructivos a ecosistemas acuáticos.
Protegiendo a los EE.UU. de especies invasoras
El 3 de febrero de 1999, el Presidente Clinton firmó la Orden
Ejecutiva número 13112 cuyo propósito es el de coordinar
e intensificar los esfuerzos del gobierno federal para controlar y
minimizar el impacto ecológico y económico así
como el impacto para la salud pública de las especies invasoras
en los EE.UU. Dicha Orden estableció también una
Junta Nacional para las Especies Invasoras que dirige el plan de manejo
en el que se señalan las metas y objetivos de la participación
de las agencias federales involucradas en ésta. Esta
Orden Ejecutiva le confiere un nuevo ímpetu e importancia a
la labor fundamental del personal del Servicio de Inspección
y Sanidad Agropecuaria del Departamento de Agricultura de los EEUU
(USDA-APHIS en inglés) de prevenir que plagas y enfermedades
que pudieran amenazar nuestros recursos biológicos se introduzcan
y establezcan en el territorio nacional.
Tanto los ecosistemas como las especies individuales dentro de éstos
son muy vulnerables a las plagas y patógenos introducidos.
En su misión de proteger a los EE.UU. de especies invasoras
dañinas, APHIS se encarga de la exclusión y el control
de aquellas que potencialmente pudieran afectar directa o indirectamente
la salud agropecuaria del país. Con este esfuerzo, APHIS
no sólo resguarda la agricultura norteamericana sino que también
nuestros bosques, nuestras praderas y nuestros humedales. APHIS,
además, trabaja en conjunto con el Servicio Forestal del USDA,
la Oficina de Manejo de Tierras del Departamento del Interior, el
Servicio de Parques Nacionales y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre
para ayudar a controlar ciertos tipos de especies agresivas y plagas
vertebradas que afectan más a los ecosistemas nativos que a
los recursos agrícolas per se. Algunos de estos trabajos
están dirigidos a proteger y controlar tanto a especies en
peligro de extinción como a poblaciones de aves migratorias.
La primera y más eficaz medida de protección es mediante
la prevención o la exclusión de la entrada casual o
intencional de especies perjudiciales. Una segunda estrategia
utiliza tácticas entre las que se incluyen la detección,
la erradicación, el manejo o el control de plagas específicas
que han logrado ya establecerse. La tercera consiste en proteger
las especies amenazadas de extinción de un sinnúmero
de agresores frecuentemente no nativos. Muchas de estas especies a
punto de desaparecer son rescatadas de traficantes ilegales en los
puertos de entrada y son protegidas dentro de los EE.UU. Las
especies exóticas de carácter invasivo representan una
seria amenaza para las especies nativas en peligro de extinción.
Por último, la población en general requiere de ayuda
e información para poder acoplarse a las necesidades de ciertos
organismos de hábitos aparentemente problemáticos e
indeseables, tal como ocurre con las aves migratorias, de manera
que la actividad y comportamiento de éstas y la de la restante
vida silvestre sean conocidos y puedan coexistir con la actividad
humana sin problema alguno.
El papel que APHIS juega en la protección
Muchas plantas y germoplasma vegetal se importan intencionalmente
del extranjero para propagación y uso científico.
Muchos organismos tales como insectos, peces, caracoles, fitopatógenos
y nematodos se traen a los EE.UU. con el propósito de utilizarlos
como posibles controles biológicos. APHIS tiene un sistema
de otorgación de permisos en el cual evalúa cada organismo
para establecer su riesgo potencial de convertirse en una plaga para
plantas o animales una vez introducidos y liberados en nuestro suelo.
La entrada de tales organismos es autorizada bajo ciertas y determinadas
condiciones especiales. Los métodos de análisis
de riesgo potencial de daños, basados científicamente,
le permiten a APHIS hacer decisiones acertadas sobre el peligro potencial
al medio ambiente de tales organismos. APHIS cuenta con un equipo
de biólogos experimentados en estas evaluaciones que son necesarias
para conceder o denegar un permiso de entrada.
La evaluación sobre el riego potencial de daños al medio
ambiente hace uso de toda la información científica
disponible a su alcance para determinar las cantidades y los tipos
de organismos que tienen el potencial de establecerse y convertirse
en perjudiciales. Los niveles de riesgo se analizan mediante
el uso de metodologías sofisticadas. Esta información
es de gran ayuda para APHIS al momento de hacer decisiones para otorgar
permisos ya sea para la introducción al país, o el movimiento
interestatal o la liberación al medio ambiente de organismos
cuyo efecto sería de gran beneficio para la sociedad.
En anticipación y respuesta al incremento en el movimiento
tanto casual o intencional como legal o ilegal de personas, de productos
biológicos y de organismos, los científicos y otros
profesionales de APHIS han desarrollado nuevos métodos de análisis
de riesgo, nuevos procedimientos regulativos y nuevos métodos
evaluativos para comprobar la efectividad de los programas ofrecidos
por la agencia. Esto incluye la creación de reglamentos
y normativas precisas que indican el tipo de información científica
que se requiere previo a obtener un permiso de importación
o de liberación al medio ambiente para especies invasoras que
constituyen de por sí un riesgo potencial para la vida vegetal.
APHIS además está revisando su base legal para la reglamentación
de plantas arvenses nocivas (malezas) que ya se encuentran dentro
de los EE.UU. Por otro lado, APHIS continúa evaluando
y examinando cuidadosamente cada uno de sus programas para determinar
la efectividad de éstos en salvaguardar el territorio nacional
de la introducción premeditada o accidental de especies exóticas
dañinas.
Una de las responsabilidades de APHIS como agencia del gobierno de
los EE.UU. es la de poner en ejecución diversos tratados bilaterales
y multilaterales a nivel internacional que directa o indirectamente
se relacionan a especies invasoras. Ejemplos de éstos lo son,
el Convenio Internacional de Sanidad Vegetal, La Convención
Internacional de Enfermedades en el Ganado (entre los EE.UU. y México),
la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas
de Fauna y Flora Silvestre, la Convención para la Protección
de Aves Migratorias (entre los EE.UU. y Canadá) y la Convención
para la Protección de Aves Migratorias y Animales de Caza (entre
los EE.UU. y México).
Entre las leyes nacionales que APHIS pone en práctica están
la Ley de Plagas Vegetales, la Ley de Sanidad Vegetal, la Ley Federal
de Plantas Arvenses Nocivas, algunas cláusulas bajo la Ley
Federal de Semillas y la Ley de las Abejas.
A continuación se citan ejemplos de algunos programas dentro
de APHIS para la erradicación y control de especies invasoras:
Escarabajo cornudo asiático: éste mata árboles
de madera dura y se ha encontrado en las ciudades de Nueva York y
Chicago además de reportarse en varios almacenes en otras ciudades
norteamericanas. APHIS está desarrollando y poniendo
en ejecución nuevos reglamentos y normativas para embalajes
hechos de madera maciza provenientes del extranjero y ha emitido un
reglamento provisional adicional para todo embalaje de madera maciza
procedente de la China. Estas propuestas iniciales van destinadas
a reducir considerablemente la probabilidad de introducciones futuras
de este insecto a nuestro territorio. En adición, APHIS
ha comenzado una intensa campaña de erradicación del
escarabajo cornudo asiático en áreas donde ha sido ya
encontrado.
Cardo estrellado amarillo: Esta planta es la maleza más
problemática en el estado de California. APHIS ha establecido
una asociación con el Departamento de Agricultura y Alimentos
del estado de California y con el Servicio de Investigación
Agrícola del USDA para proveer los fondos necesarios para crear
un puesto para un científico en la Estación de Cuarentena
de la ciudad de Albany en California. Dicha persona tendrá
a cargo el trabajar con una amplia gama de asuntos entre los que se
encuentra el control adecuado de esta maleza.
Culebra arbórea parda: Este reptil ha causado una merma
considerable en las poblaciones de muchas especies nativas, en especial
de aves, ocasiona grandes pérdidas a la economía debido
a interrupciones en el suministro eléctrico y por sus mordeduras
ha puesto en peligro la seguridad pública. El Departamento
de la Defensa de los EE.UU. le aporta un millón de dólares
a APHIS anualmente para mantener un programa de control de esta plaga
en Guam. APHIS ha identificado y contactado a casi todas las
compañías y agencias relacionadas con el transporte
de carga en la isla de Guam y ha establecido con éstas acuerdos
cooperativos de asistencia. El transporte de carga hacia Hawai
y los EE.UU. presenta un riesgo potencial de diseminación de
esta especie a áreas libres de ésta. Otras agencias
locales que colaboran con
APHIS son: la Autoridad del Aeropuerto Internacional de Guam,
la Autoridad de Energía Eléctrica de Guam, la Autoridad
del Puerto Comercial y aproximadamente unas diecisiete compañías
privadas de almacenaje y embarque. A parte de los acuerdos cooperativos
establecidos y los programas de establecimiento, mantenimiento y recolección
de trampas a través de toda la isla, perros de la raza óJack
Russell terrierÇ se usan para detectar culebras en embarques por avión.
Como esfuerzo adicional, el personal del Centro Nacional de Investigación
de la Vida Silvestre de APHIS está desarrollando y evaluando
venenos, repelentes y atrayentes potenciales para usarse con este
reptil.
Nutria: En tiempos pasados, este animal fue de mucho valor
para el mercado de pieles, pero se escapó del cautiverio y
se estableció en los pantanos costeros del estado de Luisiana
a fines de la década del 1930. A parte de causar graves
daños a propiedades privadas destrozando plantas ornamentales
y haciendo madrigueras en sus terrenos, la nutria ha contribuido a
empeorar el grave problema de erosión costera, que de por sí
destruye anualmente tanto como unas cuarenta millas cuadradas de pantanos
costeros en Luisiana. La nutria ya se ha extendido desde Tejas
hasta la costa del golfo de la Florida y tan al norte como la costa
atlántica del estado de Maryland. Su expansión
geográfica sigue en aumento, prácticamente sin freno
alguno, y los problemas que esto conlleva continúan intensificándose.
APHIS colabora junto con el Departamento de Pesca y Vida Silvestre
de Louisiana proveyendole control directo y asistencia técnica.
APHIS ha contribuido también con asistencia técnica
a los administradores del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Blackwater
en el estado de Maryland, para ayudarles a resolver los problemas
que ha causado este animal a lo largo de la bahía de Chesapeake.
Garrapata africana: ésta es una plaga de gran preocupación
para los EEUU ya que puede ser portadora de un parásito que
causa la enfermedad conocida como hidropericardia rickétsica
(óheartwater diseaseÇ en inglés), y que constituye una seria
amenaza para el ganado estadounidense. Esta garrapata pertenece
al género Amblyomma y es frecuente en las islas del Caribe.
La posibilidad de su introducción accidental a los EE.UU. Continentales
es causa de mucha preocupación para las autoridades agropecuarias
dado al enorme volumen de comercio y de turismo entre ambas áreas.
Desde el 1994, APHIS ha contribuido con ayuda y asesoría técnica
al programa de erradicación de Amblyomma en el Caribe. En adición,
APHIS aporta anualmente unos 330,000 dólares para financiar
dicho programa.
Picudo del algodón: ésta es la plaga principal
del algodón que llegó a los EE.UU. en 1982 procedente
de México. El costo a los agricultores norteamericanos
por pérdidas en cosechas y por el control de este insecto asciende
a más de 200 millones de dólares anualmente. APHIS
participa en el programa de erradicación del picudo del algodón
proveyendo asistencia técnica y compartiendo los costos
con los estados afectados y con los productores de algodón.
Dado al éxito rotundo de dicho programa en varios lugares,
muchos estados de la Unión han contribuído con fondos
adicionales para seguir financiando los esfuerzos de erradicación,
para mitigar los costos a los productores y para estimular las economías
rurales.
Información adicional:
Para mayor información sobre el papel de APHIS en el
manejo y control de plagas invasoras, por favor visite la página
de APHIS en la red del óInternetÇ en la siguiente dirección
electrónica: www.aphis.usda.gov
o póngase en contacto con
Andrea Morgan
Coordinadora de APHIS para Especies Invasoras
USDA,APHIS
4700 River Road, Unit 39
Riverdale, MD 207371240
Teléfono: (301) 7343772
FAX: (301) 7348724
Dirección del correo electrónico (e-mail
andrea.m.morgan@usda.gov
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