Cómo preparar a su hijo para una mudanza
Tarde o temprano muchas familias enfrentan la posibilidad de una mudanza. Si
las mudanzas son estresantes para los adultos, la experiencia podría resultar
aún más traumática para los niños, que no participan en el proceso de la toma de
decisiones y tal vez no pueden (o no quieren) entenderlo.
Cómo tomar la decisión de mudarse
La decisión de mudarse no se
debe tomar a la ligera cuando hay niños involucrados. Puede que por su
naturaleza, a usted le guste tomar riesgos, pero a los niños les sientan de
maravilla la rutina y la familiaridad. Si tiene hijos en edad escolar y les va
bien en la escuela y su vida social, deberían sopesarse sus necesidades y los
posibles beneficios futuros de la mudanza.
Sería bueno que una familia que haya sufrido recientemente un gran cambio
traumático, como un divorcio o una muerte, posponga la mudanza. "De esta forma,"
afirma la experta en desarrollo infantil Eleanor Weisberger, autora de When
Your Child Needs You, "el niño no pierde todo -tanto el lugar como la
persona". Lamentablemente, este gran cambio podría afectar los ingresos de la
familia, haciendo que la mudanza sea la decisión obligada. De igual manera, un
traslado debido al trabajo puede hacer que la decisión no esté en sus manos. En
cualquier caso, intente mantener una actitud lo más positiva posible por el bien
de su hijo. A los niños les afecta enormemente la actitud de sus padres en los
momentos de cambio; dependen de usted para sentiase seguros que todo saldrá
bien.
Hable y escuche
Independientemente de las circunstancias, la
preparación más importante para una mudanza es simple: hable de ello, pronto y a
menudo. Dele a su hijo tanta información como sea posible antes de mudarse, con
tanta anticipación como sea posible; hacerlo con anticipación significa que el
niño tendrá más tiempo para acostumbrarse a la idea. Responda a las preguntas
completamente y con la verdad y sea receptivo a sus reacciones -tanto positivas
como negativas. Incluso si la mudanza representa una clara mejora en la
situación familiar y usted lo expone de la mejor manera posible ("Ahora tendrás
tu propia habitación" o "Tendremos un jardín grande y muy bonito"), las ventajas
percibidas podrían no superar el miedo al cambio de su hijo, especialmente al
principio. Para un niño mayor, puede ser útil compartir sus propios miedos o
hablarle de las experiencias que usted enfrentó a su edad y que le dieron miedo.
Y no ignore al niño que parece no estar preocupado -podría estar escondiendo sus
miedos para no preocuparle.
Por ejemplo, Alison y su esposo Eric se mudaron de la zona de Filadelfia,
donde sus dos hijos habían vivido desde que nacieron, a la ciudad de Nueva York.
Como suelen ser abiertos con sus hijos, lo hablaron con ellos desde el
principio, cuando era sólo una posibilidad. "Tuvimos muchas oportunidades de
hablar sobre cómo sería y creo que esto jugó a nuestro favor," afirma Alison.
"Colette (6 años) se resistió mucho; Adrian (5 años) no parecía tener una
opinión al respecto. Intentamos tranquilizarlos diciéndoles que volveríamos a
Filadelfia y mantendríamos el contacto con los amigos, sin negarles que eso
sería difícil. Es cómo estar de duelo; cuando se deja la primera casa, hay que
enfrentarse a una pérdida. Y nuestros hijos lo hicieron, especialmente
Colette."
La participación de los niños en la planificación y la toma de decisiones,
según sea apropiado para su edad, puede ayudarles a sentir que la mudanza es
algo en lo que participan, en vez de ser algo que alguien les impone. Alison y
Eric incluyeron a sus hijos en el proceso de búsqueda. "Los llevamos con
nosotros cuando buscamos sitios donde vivir y visitamos escuelas. Cuando llegó
la hora de definir lo que haríamos, ellos ya lo habían aceptado."
Si se está mudando al otro lado de la ciudad, en vez de al otro lado del
país, lleve a sus hijos a visitar su nueva casa (o a ver cómo la construyen) y a
explorar el nuevo vecindario. Si la distancia dificulta estas visitas, deles
tanta información como pueda sobre la nueva casa, la ciudad y el estado (o
país). Averigüe dónde puede encontrar las actividades favoritas de su hijo en el
nuevo lugar. Si tiene familiares o amigos en el nuevo lugar tal vez pueda hacer
que alguien grabe en vídeo el nuevo lugar y la nueva escuela del niño. Quizás el
agente inmobiliario se ofrezca para hacerlo.
Antes de la mudanza, prepárese para detectar las señales de estrés en los
niños de diferentes edadas. Los niños en edad preescolar pueden volver al hábito
de chuparse el dedo, a "hablar como un bebé" u otro comportamiento que ya habían
superado. Los niños en edad escolar podrían intensificar sus características
naturales: el niño tímido podría volverse más tímido aún, el niño agresivo, más
agresivo.
Bebés, niños pequeños y niños en edad preescolar
Los niños
menores de seis años son los más fáciles de mudar, pero como tienen pocos
recursos mentales para procesar los cambios, su ayuda es crucial. Mantenga sus
explicaciones claras y simples. Los cuentos son especialmente útiles. Puede usar
un camión o vagón de juguete, muñecos y muebles o cajas para simular la mudanza.
Asegúrese de que su hijo pequeño entienda que usted no está deshaciéndose de sus
juguetes cuando los ponga en cajas. Si su nueva casa está cerca y vacía,
visitarla varias veces antes de la mudanza y llevar algunos juguetes cada vez
que la visite le ayudará a un niño pequeño a acostumbrarse a la idea. No
promueva la mudanza con promesas falsas. Lo que usted diga será interpretado
literalmente: el niño a quien se le dice "Ahora que vamos a tener un jardín más
grande, podremos tener un perro," podría creer que un perro le estará esperando
cuando lleguen a la casa.
Aunque la mudanza puede parecer la ocasión perfecta para cambiar los muebles
viejos, este no es el mejor momento para deshacerse de los muebles de la
habitación de su hijo pequeño. Mantener los objetos familiares y distribuirlos
de manera similar a la antigua habitación le ayudará a que la transición sea
agradable.
De manera similar, este no es el mejor momento para pasar al niño pequeño de
la cuna a una cama. Evite también hacer otros cambios importantes: no empiece a
enseñarle a ir al baño o quitarle el chupete o el biberón durante o
inmediatamente después de la mudanza.
Lo ideal es que durante la mudanza el bebé o el niño pequeño se quede con un
familiar o cuidador. Si no puede hacerlo, recuerde que necesitará la atención
exclusiva de una persona en todo momento. Una mudanza, como todas las
transiciones, conlleva un gran riesgo de accidentes infantiles. Piense en llevar
a alguien que cuide al niño o pídale a un hermano o hermana mayor que se
encargue de vigilar al bebé.
Niños en edad escolar
Aunque los niños en los primeros años de
escuela son menos dóciles que los niños en edad preescolar, su relativa
tolerancia, junto con mucho apoyo por parte suya, puede suavizar el cambio.
Existen dos opiniones sobre "el momento adecuado para una mudanza".
Tradicionalmente, el verano era considerado el mejor momento para evitar la
interrupción del año escolar. Recientemente algunos expertos se están inclinando
hacia la mitad del año como una mejor opción, ya que así los niños pueden
conocer a otros niños enseguida y posiblemente beneficiarse de ser la novedad
entre los niños. Sin embargo, esto podría estresar al niño que tiene
dificultades para hacer nuevos amigos y que está muy unido a sus antiguos
amigos.
Los niños en la escuela intermedia podrían ser más abiertos ante los retos
que ofrece una mudanza, incluso más que los niños mayores o menores, pues ya se
encuentran en un estado de transición -de la infancia a la adolescencia, de una
clase a muchas.
La experiencia del niño en una nueva escuela puede ser positiva o negativa.
Antes de la mudanza, recopile toda la información que la escuela nueva
necesitará para hacer el traslado, incluyendo el último boletín de
calificaciones o el expediente, acta de nacimiento, expedientes médicos,
resultados de pruebas estándar y descripciones de cualquier programa especial en
el que su hijo haya participado.
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