17 de noviembre de 2004
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El Bajo Peso al Nacer

Cada año uno de cada 14 bebés nace con bajo peso en los EE.UU. Esta condición es uno de los factores responsables del 60 por ciento de las muertes en lactantes. Los bebés que nacen con peso bajo suelen tener serios problemas de salud durante sus primeros meses de vida y es mayor el riesgo de que sufran discapacidades con efectos de duración prolongada. 

Los avances en la atención médica neonatal han reducido considerablemente la tasa de mortalidad asociada con el bajo peso y las discapacidades de los bebés que sobreviven a esta condición. Sin embargo, un pequeño porcentaje de los bebés nacidos con bajo peso sufre todavía problemas de salud, tales como retraso mental, parálisis cerebral y mal funcionamiento de los pulmones, la vista y el oído.

¿Qué es el bajo peso al nacer?
Se dice que un bebé nace con bajo peso si al momento del parto pesa menos de 5 libras, 8 onzas (2,5 kg). Si pesa menos de 3 libras (1,5 kg) se lo considera de muy bajo peso al nacer. 

Hay dos categorías:

  • Los bebés nacidos antes de término (también llamados prematuros), es decir aquellos que nacen antes de la semana 37 del embarazo. Más del 60 por ciento de los bebés nacidos con peso bajo son prematuros. Cuanto antes nace un bebé, menos pesa y mayor es el riesgo de que tenga problemas de salud.
  • Los bebés pequeños para su edad (“pequeños para su edad de gestación” o con un “retraso en su crecimiento”) son los que han cumplido el plazo de gestación pero pesan menos de lo normal. Esta condición es el resultado, al menos en parte, de una desaceleración o interrupción temporal del crecimiento en el útero materno. 


Algunos bebés son prematuros y tienen además un retraso en su crecimiento, por lo que corren el riesgo de experimentar muchos problemas vinculados con el bajo peso al nacer.

¿Qué causa el bajo peso al nacer?
Conocemos algunas pero no todas las razones por las que los bebés son demasiados pequeños al nacer, o nacen prematuramente, o ambas cosas. Los defectos fetales resultantes de enfermedades hereditarias o de factores ambientales pueden limitar el desarrollo normal. Los bebés de un embarazo múltiple (mellizos, trillizos, etc.) suelen nacer con bajo peso, incluso si nacen en término. Si la placenta no es normal, es probable que el feto no crezca como debería. 

Los problemas médicos de la madre influyen en el bajo peso de su bebé, especialmente si sufre de alta presión arterial, diabetes, infecciones o problemas de corazón, riñones o pulmones. Si el útero o cuello de la madre es anormal, es mayor el riesgo de bajo peso en el bebé. Sin embargo, poco sabemos todavía sobre las causas del trabajo de parto prematuro que habitualmente deviene en un bebé de bajo peso. 

La conducta de la madre —antes y durante el embarazo— puede afectar el peso de su bebé. Toda mujer embarazada debería:

  • Realizarse un control médico antes de quedar embarazada.
  • Consumir 400 microgramos por día de ácido fólico de la vitamina B (la cantidad habitual que encontramos en las multivitaminas) antes de quedar embarazada y durante los primeros meses de gestación.
  • Recibir atención prenatal temprana y frecuente.
  • Comer una dieta equilibrada. Dado que el feto se alimenta de lo que come la madre, puede tener problemas si la alimentación no es adecuada.
  • Aumentar de peso en forma suficiente. Los profesionales de la salud recomiendan que una mujer de peso normal debe aumentar entre 25 y 35 libras (11 y 16 kg) durante el embarazo.
  • Dejar de fumar. Las mujeres fumadoras tienen, en promedio, bebés de menor peso que las no fumadoras, y la exposición al humo de otros fumadores también puede reducir el peso del bebé al nacer.
  • Dejar de tomar alcohol y/o utilizar drogas ilegales, o medicamentos con receta (incluyendo los preparados de hierbas) no prescritos por el médico que conoce la existencia del embarazo. El uso de drogas y de alcohol limita el crecimiento fetal y puede provocar defectos de nacimiento. 


Algunos factores socioeconómicos como los bajos ingresos y la falta de educación también están relacionados con un mayor riesgo de que el bebé nazca con bajo peso, aunque se desconocen todavía las razones que explican esta situación. Las mujeres de menos de 17 años o de más de 35, las mujeres solteras y las que han tenido un nacimiento prematuro con anterioridad corren un mayor riesgo de tener un bebé de bajo peso. Es probable que las adolescentes no tengan buenos hábitos con respecto a la salud. A su vez, las mujeres que sufren un excesivo nivel de estrés y las víctimas de la violencia familiar u otras formas de abuso pueden correr mayores riesgos de tener un bebé de bajo peso.

¿Es posible prevenir el bajo peso al nacer?
La manera más eficaz de prevenirlo es la consulta al médico antes del embarazo y, una vez embarazada, la atención prenatal temprana y frecuente. La consulta previa al embarazo es crucial para las mujeres con trastornos crónicos, como diabetes y alta presión. Un buen control de estos trastornos, con anterioridad al embarazo, reduce el riesgo de complicaciones durante el embarazo. También es beneficioso que se les informe lo antes posible sobre las condiciones de una buena nutrición y la importancia de evitar factores de riesgo, como el cigarrillo, el alcohol y los medicamentos sin receta. 

Un estudio reciente sugiere que consumir la cantidad recomendada de ácido fólico durante el embarazo puede reducir el riesgo de tener un bebé prematuro y de bajo peso. 

Cuando una mujer recibe atención prenatal adecuada, es posible identificar los problemas en una etapa temprana y utilizar el tratamiento recomendado para reducir el riesgo del bajo peso del bebé al nacer.

¿Cuáles son los efectos del bajo peso al nacer?
En comparación con los bebés de peso normal, los recién nacidos de bajo peso son más proclives a los problemas médicos y las complicaciones del desarrollo. Un bebé prematuro y de bajo peso tiene más posibilidades de padecer problemas respiratorios. Alrededor de 40.000 bebés por año—en su mayoría nacidos antes de la semana 34 de gestación—sufren el síndrome de dificultad respiratoria o SDR, una de las principales causas de muerte y discapacidad entre los bebés prematuros. A estos bebés les falta un compuesto químico natural llamado surfactante que impide que se cierren los pequeños sacos de aire de los pulmones. La sangre no recibe suficiente oxígeno o no puede desprenderse de suficiente dióxido de carbono. A partir de la aplicación de un tratamiento con surfactante en 1990, las muertes por SDR se han reducido en más del 60 por ciento. El 25 por ciento de los bebés de muy bajo peso al nacer sufre hemorragias cerebrales que pueden causar daños serios o incluso la muerte. Los recién nacidos que sobreviven suelen tener después problemas de aprendizaje o de conducta. Cuando todo indica que una mujer habrá de tener un parto prematuro, el tratamiento con drogas llamadas corticosteroides ayuda a reducir la incidencia de las hemorragias cerebrales en un 70 por ciento y el SDR en un 50 por ciento. 

Los bebés prematuros pueden tener problemas cardíacos graves. Antes del nacimiento, una arteria grande llamada ductus arteriosus permite que la sangre se desvíe y no pase por los pulmones del bebé, que aún no funcionan. En los bebés prematuros, la arteria puede no cerrarse debidamente después del parto y provocar insuficiencia cardíaca. 

Algunos prematuros tienen enterocolitis necrotizante, una inflamación potencialmente mortal del intestino cuyas causas todavía no se conocen bien. A su vez, la retinopatía resultante de un parto prematuro, que es un crecimiento anormal de los vasos sanguíneos de los ojos, puede provocar problemas de vista o incluso ceguera. 

Algunos bebés de peso bajo padecen un desequilibrio en la cantidad de sales o de agua, o bajo contenido de azúcar en sangre (hipogleucemia), y estos trastornos pueden provocar daños cerebrales. Los bebés prematuros son más proclives a desarrollar ictericia porque el hígado todavía no está listo para funcionar debidamente. Y la ictericia severa puede provocar también daños cerebrales. 

Un bebé prematuro puede ser anémico (no tener suficientes glóbulos rojos). Normalmente el feto almacena hierro durante los últimos meses de la gestación y lo utiliza después del nacimiento para producir glóbulos rojos. Es muy probable que los bebés prematuros no hayan tenido suficiente tiempo para acumular hierro. 

También es posible que los bebés de bajo peso no tengan suficientes grasas para mantener una temperatura corporal normal, y la baja temperatura puede producir cambios químicos en la sangre y un crecimiento más lento.

¿Cómo se tratan los problemas derivados del bajo peso al nacer?
El uso de equipos especiales en las unidades de cuidados intensivos neonatológicos y de surfactante ayuda a mantener con vida a bebés prematuros que, de otro modo, no sobrevivirían. Los bebés con problemas respiratorios pueden necesitar oxígeno adicional y asistencia mecánica para mantener expandidos sus pulmones. A veces, el médico inserta un pequeño tubo de aire a través de la nariz o la boca del bebé hasta llegar a la tráquea. Este tubo ayuda al bebé a respirar, pero no respira por él. El surfactante que por el tubo llega hasta la tráquea va directamente a los pulmones y facilita la respiración del recién nacido. 

Algunos bebés necesitan la asistencia temporaria de un respirador artificial. También se les puede tratar con un gas llamado óxido nítrico que mejora la respiración ayudando a dilatar los vasos sanguíneos de los pulmones. Durante el tratamiento de los problemas respiratorios, los niveles de oxígeno del bebé deben controlarse cuidadosamente porque los altos niveles de oxígeno pueden provocar retinopatía en los bebés prematuros. En lugar de un respirador artificial, también puede utilizarse un OMEC (oxigenador de membrana extracorpóreo) que es una máquina que provee oxígeno a la sangre evitando pasar por el corazón y los pulmones mientras éstos se recuperan. 

Los médicos no han podido solucionar todavía las hemorragias cerebrales características de los bebés muy prematuros, pero pueden tratar algunos de sus efectos secundarios y reducir el riesgo y la extensión del daño cerebral. Pueden examinar el cerebro recurriendo a los procedimientos de ultrasonido, imagen de resonancia magnética (IRM) o la tomografía axial computarizada. Si los espacios llenos de líquido (ventrículos) se expanden rápidamente, los cirujanos pueden insertar un tubo en el cerebro para drenar el líquido y reducir el riesgo de daño cerebral. En los casos más leves, generalmente se utilizan drogas para reducir la acumulación de líquido. 

Cuando el ductus arteriosus del bebé no se cierra, se le puede tratar con oxígeno y con una droga que ayuda a que esta arteria se cierre. En ocasiones, puede resultar necesaria una intervención quirúrgica. 

La enterocolitis necrotizante se trata con antibióticos y líquidos endovenosos. Los sectores dañados del intestino pueden requerir una extirpación quirúrgica. 

Los bebés con bajo contenido de azúcar en la sangre reciben glucosa a través de un tubo intravenoso. Cuando comienzan a recuperarse, pueden alimentarse con leche materna por medio de un tubo colocado en el estómago. Los bebés con desequilibrios de agua o sal reciben líquidos especiales por vía oral o endovenosa. 

Los bebés con ictericia pueden tratarse con luces azules especiales mediante un proceso llamado fototerapia. Los anémicos pueden tratarse con suplementos nutricionales de hierro, con nuevas drogas que aumentan la producción de glóbulos rojos o, en casos extremos, con una transfusión de sangre. Los que sufren baja temperatura corporal son mantenidos en camas abiertas con calefactores o en incubadoras cerradas para regular la temperatura del cuerpo.

¿Qué investigaciones se están realizando?
March of Dimes presta su apoyo a muchas áreas de investigación relacionadas con el bajo peso al nacer y sus consecuencias. Por ejemplo, algunos investigadores están procurando un tratamiento con surfactante más eficaz para evitar la muerte o las enfermedades pulmonares de largo plazo en los bebés prematuros con SDR. Alrededor del 20 por ciento de los bebés no responde a los tratamientos con surfactante. Uno de los becarios está estudiando las proteínas del surfactante natural con el propósito de desarrollar un tratamiento capaz de salvar más vidas. Otros están buscando mejores métodos para prevenir y tratar otras complicaciones de los nacimientos prematuros, como el daño a los ojos e intestinos. Hay quienes se han propuesto conocer en profundidad las causas del trabajo de parto prematuro y el retraso en el crecimiento fetal con la intención de desarrollar nuevos tratamientos para evitar el bajo peso al nacer.


Referencias
Guyer, B. et al. Annual Summary of Vital Statistics-1998. Pediatrics, volumen 10Y, número 6, diciembre de 1999, páginas 1229–1246. 

Hollier, L., Gilstrap, L. Current causes of intracranial hemorrhage. Contemporary Ob/Gyn, julio de 1997, páginas 61–78. 

Scholl, T. et al. Dietary and serum folate: their influence on the outcome of pregnancy. American Journal of Clinical Nutrition, volumen 63, abril de 1996, páginas 520–525. 

Ventura, S. et al. Birth: Final Data for 1997. National Vital Statistics Reports, volumen 47, número 18, 29 de abril de 1999.


09-1001-98 2/01



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