Desde los primeros momentos de la república norteamericana la educación se ha destacado como el principal ideal democrático básico, porque es por el aprendizaje, las nuevas experiencias y el conocimiento que se deriva de ello que la nación continúa su evolución.

¿Qué representa la educación? Al principio el proceso abre los ojos de los niños al mundo que los rodea. Como observó la Primera Dama Laura Bush "proporciona a nuestros hijos las herramientas que necesitan para tener éxito en la economía mundial de hoy". Además, agrega "sustenta el crecimiento, porque desencadena la creatividad individual y suministra la fuerza laboral calificada esencial para el crecimiento y el desarrollo".

En Estados Unidos la educación primaria y secundaria para todos realza y enriquece a la sociedad en general. La educación superior también es parte de la experiencia diaria de millones de hombres y mujeres, en su avance hacia las carreras vocacionales, técnicas, comerciales, profesionales e intelectuales.

En el campo de la educación superior, el sistema del colegio universitario de la comunidad, con programas de dos años, adquiere mayor importancia con el paso del tiempo. Un siglo después de comenzado el movimiento, cuando se estableció en Illinois el Joliet Junior College, estas escuelas son el eje de la formación de la fuerza laboral, de la educación permanente y del reforzamiento de la responsabilidad cívica comunitaria en el plano local.

El 8 de enero de 2002 el presidente Bush promulgó con su firma la ley "No Dejar a Ningún Niño Rezagado", culminación de un año exitoso de cooperación bipartidista en el Congreso de Estados Unidos, inicia una nueva era en la educación estadounidense. De acuerdo con la nueva ley, nos esforzaremos por darle a todo joven en Estados Unidos una educación de alta calidad, sin que cuenten sus ingresos, talento o antecedentes.

Ello tendrá un efecto definitivo en los colegios universitarios de la comunidad. Dedicados ampliamente a la creciente población étnica de Estados Unidos, estos colegios preparan a sus estudiantes para vivir y trabajar en un contexto mundial y, por otra parte, son un refugio para los jóvenes extranjeros que quieren encontrar un lugar en la educación superior en Estados Unidos.

Cuando Tooch Van, nacido en Camboya, habló ante los graduados del Middlesex Community College, en Massachussets, estaba lejos de ser el orador común que se escucha en una ceremonia de graduación. Cierto, para su audiencia era un símbolo poco común, se trataba de un ex refugiado que comenzó sus estudios en un programa de dos años de educación superior y luego pasó a una escuela de cuatro años. Hoy está a punto de ingresar a un programa de estudios superiores para futuros diplomáticos en una prestigiosa universidad estadounidense. Algún día regresará a su patria una muestra de la educación estadounidense en general y del sistema de colegios universitarios en particular.

A medida que estas escuelas vayan creciendo, es obvio que su importancia para nuestros ciudadanos, y para los ciudadanos del mundo, irá en aumento.