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Un estudio revela que las restricciones alimentarias resultan contraproducentes en los niños

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Por Serena Gordon Reportera de HealthDay

Traducido del inglés: Lunes, 4 de octubre, 2004

LUNES 4 de octubre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Si su niño tiene un alto riesgo de sobrepeso u obesidad, restringir los alimentos probablemente no sea la mejor manera de intentar mantener al jovencito saludable.

Esto se debe a que en los niños que tienen una predisposición genética a aumentar de peso, la restricción alimentaria por parte de los padres puede en realidad causar que aumenten más de peso, según un estudio publicado en la edición de octubre de Pediatrics.

"Hay mucha controversia porque algunos estudios han encontrado una relación entre los estilos de alimentar más restrictivos y los niños con mayor peso", afirmó Myles Faith, coautor del estudio, del Programa de Trastornos de Peso y Alimentarios de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania.

"Pero es como la pregunta de la gallina y el huevo. ¿Están las restricciones de los padres causando que el niño no sepa cuándo está lleno o hambriento, o es que el padre ve que el niño tiene sobrepeso y decide restringir lo que come?", se preguntó Faith. "¿O podría ser ambas cosas?".

En este estudio, los investigadores encontraron que la ingesta restringida sólo era un problema en niños cuyas madres tenían sobrepeso al inicio de su embarazo, lo que Faith sugirió es un buen indicador del riesgo genético de sobrepeso de un niño.

Sin embargo, añadió que los padres probablemente restrinjan la comida, en parte, como respuesta al peso en aumento de su niño.

"Podría ser una relación bidireccional, ya que los padres no actúan en un vacío. Responden a la conducta y características de los niños. Sin embargo, el problema podría ser una restricción excesiva", apuntó Faith.

Faith y sus colegas estudiaron a 57 familias para ver cómo afectaban los estilos de alimentación paternos el peso de los niños. Todas las familias eran familias blancas de Pensilvania.

Los niños fueron clasificados como de alto o bajo riesgo de obesidad, según el peso de sus madres. Las medidas de peso y estatura se tomaron a las edades de 3, 5 y 7 para poder calcular su índice de masa corporal (IMC).

A los padres se les administró un cuestionario diseñado para identificar sus estilos y actitudes respecto a la alimentación cuando sus niños tenían 5 años de edad y nuevamente cuando tenían 7.

Los investigadores encontraron que los estilos de alimentación de los padres no cambiaron mucho durante el periodo de dos años del estudio. Lo que fue más importante, encontraron diferencias entre los niños de alto y bajo riesgo en cuanto a cómo respondían a los estilos alimentarios de los padres.

Los niños en alto riesgo tenían muchas más probabilidades de un IMC incrementado al final del estudio si sus padres restringían los alimentos. Los autores sugirieron que esto muestra una relación entre los genes y el ambiente cuando se trata de obesidad.

Faith sugiere que, en vez de restringir excesivamente los alimentos, los padres deberían promover activamente las elecciones saludables de comida, poner comidas saludables a disposición de los niños y ser ellos mismos modelos de una buena conducta alimentaria.

Pero lograr que los niños coman de manera saludable no es fácil en el ambiente de hoy en día, reconoció Sally Ann Lederman, asociada de investigación del Centro de Investigación de la Obesidad en el Hospital St. Luke de la Universidad de Columbia en la Universidad de Nueva York y una de los autoras de un suplemento para prevenir la obesidad infantil en la misma edición de Pediatrics.

"El problema de la obesidad infantil es causado por una confluencia de factores", apuntó. El principal entre éstos es el tamaño excesivo de las porciones, el consumo de soda y la falta de actividad física. Apuntó que entre la TV y las computadoras, los niños gastan un tiempo frente a la "pantalla" todos los días que sería mejor utilizado realizando algún tipo de actividad física.

"Esto probablemente sería suficiente para causar un problema de por sí, pero ahora también hay comida disponible dondequiera que uno va. Las personas siempre están comiendo cuando no tienen hambre", apuntó Lederman.

"Es una relación sinérgica. Si se tuviera la misma disponibilidad de alimento, pero los niños estuvieran corriendo y gastando energía, no sería un problema tan grande", apuntó.

"No hay una respuesta simple, por eso el problema se ha complicado tanto", dijo.

Lederman afirmó que la mayoría de padres necesitan cambiar sus propios estilos de vida si desean que sus niños sean sanos. La cosa más importante tanto para el padre como para el niño es volverse activo. "Haga que sus niños se muevan", aconsejó.

No use la comida como recompensa por un trabajo bien hecho y no use la promesa de un postre para que los niños coman otros alimentos, como el brócoli. Afirmó que no se debe obligar a sus niños a comer, pero presénteles alimentos sanos que deseen comer. Y lo más importante, hay que eliminar la soda. También, dijo, asegúrese de saber qué es una porción apropiada, porque a medida que las cinturas han crecido, también ha crecido el tamaño de los platos. Muchos de los platos de comida usados hoy en día son del mismo tamaño que antes tenían los platones de servir y pueden contener cuatro o cinco porciones de alimentos, señaló Lederman.

Más Información

Para obtener más información sobre la obesidad infantil, lea la información en los National Institutes of Health.Artículo por HealthDay, traducido por HispaniCare


HealthDay

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