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MARTES 12 de octubre (HealthDayNews/HispaniCare) -- Un nuevo estudio sugiere que la exposición a la contaminación del aire antes del nacimiento y al humo del tabaco después del nacimiento se combinan y dañan la salud pulmonar de los bebés.
"Los agentes contaminantes de nuestras ciudad pueden afectar a los niños desde muy temprano, antes del nacimiento o al primero o segundo año de vida, incluso antes de que el niño desarrolle asma", aseguró la Dra. Rachel L. Miller, directora del Proyecto sobre el Asma del Centro Columbia para la Salud Ambiental de los Niños de la ciudad de Nueva York. Ella es la autora líder del estudio, que aparece publicado en la edición de octubre de CHEST.
Como parte de su investigación sobre una serie de estudios, Miller y sus colegas le entregaron monitores de aire, más o menos del tamaño de mochilas, a 303 mujeres negras y dominicanas embarazadas de la ciudad de Nueva York. Ninguna de las mujeres era fumadora. Las máquinas analizaron su nivel de exposición a agentes contaminantes llamados hidrocarburos policíclicos aromáticos, que provienen de varias fuentes, como los escapes de los automóviles, los sistemas de calefacción en el hogar y el tabaco.
"En realidad existe la preocupación acerca del impacto de estas exposiciones en el ambiente sobre las mujeres embarazadas y sus hijos", especialmente en vecindarios plagados por la polución de los escapes de los motores diesel.
Luego de que nacieron los bebés de estas mujeres, los investigadores le preguntaron a las madres acerca de la salud de sus bebés y sobre su exposición al humo del tabaco.
Al año de edad, los hijos de las mujeres expuestas a altos niveles de contaminantes antes del nacimiento y al humo del tabaco luego del nacimiento tenían más posibilidades de desarrollar tos y respiración sibilante. No está claro cuánto aumentan las posibilidades de que los niños expuestos desarrollen problemas respiratorios. Miller aclaró que el estudio no estaba diseñado para responder a esta pregunta.
Los investigadores sí encontraron, sin embargo, que la combinación de agentes contaminantes y humo de tabaco parecería conllevar más tos y respiración sibilante en los niños, quizá porque tienden a tener vías aéreas más pequeñas.
A los dos años, los niños con los mayores niveles de exposición a los contaminantes y al humo de tabaco tenían más posibilidades de tener dificultades para respirar y los síntomas iniciales de asma.
Los investigadores no saben si los síntomas de asma serán permanentes. "Es muy difícil de diagnosticar el asma de un niño antes de que cumpla unos cinco años", explicó Miller.
Aseguró que los investigadores no saben por qué los contaminantes y el humo podrían conducir a problemas respiratorios, pero es posible que podrían estimular el desarrollo del sistema inmunológico. El asma aparece cuando el sistema inmunológico del cuerpo se pone hiperactivo.
La exposición podrían alterar incluso el ADN de los niños, explicó Miller. "Cómo se traduce eso en síntomas posteriores, nadie los sabe".
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Página actualizada: 14 octubre 2004 |