Saliva que fluye por fuera de la boca.

El babeo se debe bien sea a la producción excesiva de saliva, a la incapacidad para retener la saliva dentro de la boca o a problemas en la deglución.

Algunas personas que tienen un problema de babeo, presentan un mayor riesgo de inhalar saliva, comida o líquidos hacia los pulmones. Sin embargo, es poco probable que cause daño, a menos que los mecanismos de reflejos normales del organismo, como el reflejo nauseoso y de la tos, se encuentren también comprometidos.

El babeo aislado en bebés y niños que empiezan a caminar es normal y no es probable que sea un signo de enfermedad o complicaciones, si no que puede estar asociada con la dentición. El babeo en bebés y niños pequeños puede empeorar por infecciones de las vías respiratorias superiores y alergias nasales.

El babeo asociado con fiebre o dificultad para deglutir puede ser un signo de una enfermedad más seria, incluyendo:

• Absceso periamigdalino
• Absceso retrofaríngeo
• Amigdalitis
• Mononucleosis
• Infección de la garganta por estreptococos

Se debe buscar asistencia médica si:

• el niño presenta fiebre, dificultad respiratoria o mantiene su cabeza en una posición graciosa.
• hay preocupación sobre una posible aspiración.
• no se ha diagnosticado la causa del babeo.

El médico lleva a cabo un examen físico y hace preguntas acerca de los síntomas, tales como:.

• ¿Tiene antecedentes conocidos de otras enfermedades?
• ¿Ha sufrido una mordedura o picadura?
• ¿Ha sufrido una herida?
• ¿Qué medicamentos se están utilizando?
• ¿Qué otros síntomas se presentan? ¿fiebre, irritación de garganta, flacidez facial u otros síntomas?

Se practican exámenes diagnósticos en la medida que los síntomas que acompañan al babeo lo justifiquen.