Una gammagrafía de perfusión/ventilación se trata en realidad de 2 exámenes que se pueden realizar por separado o conjuntamente.

En la gammagrafía de perfusión, a la persona se le inyecta albúmina radiactiva en una de las venas e inmediatamente se la ubica en una mesa móvil que se coloca bajo el brazo del escáner. A continuación, se hace la gammagrafía de los pulmones para detectar la localización de las partículas radiactivas, a medida que la sangre fluye a través de estos órganos.

La gammagrafía de ventilación se hace mediante el rastreo de los pulmones mientras la persona inhala un gas radiactivo. Para tal fin, a la persona se le coloca una máscara sobre boca y nariz y se le pide respirar el gas mientras está sentada o acostada en la mesa bajo el brazo del escáner.

Para la realización de este procedimiento, la persona debe firmar un formulario de consentimiento y no necesita ayunar, hacer dietas especiales ni tomar medicamentos.

Generalmente, se toma una radiografía de tórax antes o después de la gammagrafía de ventilación/perfusión.

Generalmente, el paciente debe usar ropa hospitalaria o ropa cómoda sin sujetadores metálicos durante el procedimiento.

Bebés y niños:
La preparación física y sicológica que se puede brindar para éste o cualquier examen o procedimiento depende de la edad, intereses, experiencias previas y grado de confianza del niño. Para obtener mayor información, se recomienda leer las siguientes pautas:

• Preparación de un bebé para un examen o procedimiento (menor de 1 año)
• Preparación de un niño pequeño para un examen o procedimiento (1 a 3 años)
• Preparación de un niño en edad preescolar para un examen o procedimiento (3 a 6 años)
• Preparación de un niño en edad escolar para un examen o procedimiento (6 a 12 años)
• Preparación de un adolescente para un examen o procedimiento (12 a 18 años)

La mesa puede sentirse dura y/o fría. Se puede presentar una punzada aguda cuando se inyecta el material en la vena durante la parte de perfusión del examen, aunque normalmente el radioisótopo en sí no causa incomodidad. La máscara utilizada durante la gammagrafía de ventilación puede causar una sensación claustrofóbica en algunas personas, quienes deben permanecer inmóviles durante el procedimiento.

La gammagrafía de ventilación se utiliza para evaluar la capacidad para airear todas las partes de los pulmones, mientras que la gammagrafía de perfusión mide el suministro sanguíneo a través de estos.

Una gammagrafía de ventilación y perfusión se realiza con mucha frecuencia para detectar émbolos pulmonares, al igual que para evaluar la función pulmonar en las personas que padecen una enfermedad pulmonar avanzada, como en los casos de EPOC. Asimismo, se utiliza para detectar la presencia de derivaciones (circulación anormal) en los vasos sanguíneos pulmonares.

Una gammagrafía de ventilación/perfusión se debe correlacionar con una radiografía de tórax y debe haber una captación uniforme del radioisótopo en todas las partes de los pulmones con una distribución igual en ambos órganos.

Una disminución en la captación del radioisótopo durante la gammagrafía de perfusión indica la presencia de un problema que compromete el flujo sanguíneo, incluyendo la oclusión de las arterias pulmonares. Cuando se presenta una disminución localizada en la captación de la gammagrafía de perfusión (en especial cuando la gammagrafía de ventilación es normal), esto puede ser indicio de un émbolo pulmonar. En caso de presentarse áreas más extensas de disminución de la captación de la gammagrafía de perfusión, puede ser un indicador de la presencia de una condición como la neumonitis.

Una disminución de la captación del radioisótopo durante la gammagrafía de ventilación puede indicar reducción en la capacidad para respirar y ventilar o de una obstrucción de las vías respiratorias. El hecho de presentarse disminución de la captación en la gammagrafía, además de la evidencia de consolidación a través de las radiografías, puede ser indicio de neumonía. Cuando se obtienen áreas más extensas de disminución de la captación puede ser un indicio de tabaquismo crónico o de EPOC.

Los riesgos son esencialmente los mismos que ofrecen los rayos X (radiación) y las punciones con agujas.

Hay una pequeña exposición a la radiación proveniente del radioisótopo. Los radioisótopos que se utilizan en este examen tienen una vida media corta y toda la radiación desaparece del organismo en unos pocos días; sin embargo, como sucede con cualquier exposición a la radiación, se recomienda tener precaución con las mujeres embarazadas o que están lactando. El escáner no emite ninguna radiación, sino que la detecta y la convierte en una imagen visible.

Hay un riesgo leve de infección y sangrado cada vez que se coloca una aguja en el cuerpo. El riesgo es igual al someterse a una gammagrafía de perfusión que a la aplicación de una inyección intravenosa para cualquier otro propósito.

En ocasiones extremadamente raras, la persona puede presentar una reacción alérgica al radioisótopo que puede incluir una reacción anafiláctica severa.

Una gammagrafía de ventilación/perfusión puede ser una alternativa de menor riesgo a la angiografía pulmonar para la evaluación de los trastornos del suministro sanguíneo a los pulmones.

Es posible que los exámenes no arrojen un diagnóstico absoluto, en especial en las personas que tienen una enfermedad pulmonar subyacente y es posible que se requieran otros exámenes para confirmar o descartar los hallazgos hechos a través de una gammagrafía pulmonar de ventilación/perfusión.