Una vesícula es una pequeña ampolla llena de líquido cuyo tamaño oscila entre la punta de un alfiler hasta 5 ó 10 milímetros de diámetro. Por regla general, el término vesícula se utilizado para referirse a una ampolla pequeña, mientras que el término bulla se utiliza para describir una ampolla de mayor tamaño.

Al diagnosticar erupciones, el médico debe primero determinar qué tipo de lesión aparece dentro de la erupción. Las erupciones pueden estar compuestas de máculas, parches, pápulas, placas, nódulos, pústulas, bullas o vesículas. Basándose en el tipo de lesión que se observa en la erupción, la historia de ésta y su ubicación, el médico podrá determinar las posibles causas de la misma.

En muchos casos las vesículas se rompen fácilmente y liberan líquido sobre la piel. Cuando este liquido se seca, queda una costra amarilla sobre la superficie de la piel. Es importante asegurarse de informar al médico si existían vesículas antes de presentarse a la consulta.

Muchas enfermedades pueden presentarse con vesículas. Algunos ejemplos comunes pueden ser:

• Infecciones
  • Varicela
  • Herpes simple (herpes labial o afta, herpes genital)
  • Herpes Zoster (culebrilla)
  • Impétigo
• Dermatitis de contacto
  • Hiedra venenosa
• Enfermedades inflamatorias de la piel
  • Dermatitis atópica (eczema)
• Reacción a fármacos
• Enfermedades vesiculares de la piel
  • Porfiria cutánea tardía
  • Dermatitis herpetiforme

Como regla general, un médico debe examinar y diagnosticar cualquier problema de la piel que involucre vesículas.

No obstante, existen tratamientos para ciertas condiciones que se pueden adquirir libremente en el mercado. Por ejemplo, la dermatitis por hiedra venenosa puede aliviarse con loción de calamina y pomada de hidrocortisona. Las aftas pueden responder a la aplicación de calmantes locales o docosanol.