For Immediate Release
Office of the Press Secretary
9 de julio de 2002
DECLARACIONES DEL PRESIDENTE SOBRE LA RESPONSABILIDAD CORPORATIVA
Regent Wall Street Hotel
Nueva York, Nueva York
11:20 A.M. EDT
EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Muchísimas gracias por esa cálida
bienvenida. Me complace volver a estar en la Ciudad de Nueva York. La
Ciudad de Nueva York es un símbolo único de la creatividad y el carácter y
la capacidad de recuperación de los Estados Unidos. Durante los últimos 10
meses, los neoyorquinos han mostrado a un mundo que observaba el verdadero
espíritu de su ciudad, (aplauso) un espíritu que respeta la pérdida,
recuerda a sus héroes y sigue adelante con determinación y con confianza.
La gente de esta ciudad está escribiendo uno de los capítulos más
grandiosos de la historia de nuestra nación, y todos los estadounidenses
están orgullosos de Nueva York. (Aplauso.)
He venido a la capital financiera del mundo para hablar sobre un serio
problema para nuestros mercados financieros y la confianza en la cual se
respaldan. Los delitos que se están descubriendo en algunos sectores del
mundo corporativo de Estados Unidos están amenazando el bienestar de muchos
trabajadores y muchos inversionistas. En este momento, la mayor necesidad
económica de Estados Unidos son altos estándares éticos, estándares que se
hacen cumplir por leyes estrictas y son respaldados por los dirigentes
responsables del comercio.
La atracción de utilidades inquietantes a fines de los años 1990 dio
lugar a abusos y excesos. Con la aplicación estricta de la ley y
estándares éticos más altos, debemos iniciar una nueva era de integridad en
el mundo corporativo de Estados Unidos.
Quiero agradecerle a Bill por su presentación. No hay como ser
reciclado. (Risas y aplausos.) Pero gracias por invitarme. Es un honor
para mí conocer a su familia y al Tío Jack. (Risas y aplausos.)
Agradezco mucho que el Secretario O'Neill y el Secretario Evans viajen
hoy conmigo. Quiero agradecerles a los miembros de la delegación de Nueva
York, los Senadores Schumer y Clinton, además del Congresista Fossella y el
Congresista Rangel. Agradezco tanto al alcalde, mi amigo, el alcalde, por
estar acá para saludarme al salir del helicóptero. Gracias, señor alcalde,
y gracias por la gran labor que está realizando en Nueva York. (Aplauso.)
Es un honor para mí que el Cardenal Egan esté acá. Y valoro tanto ver
a John Whitehead, el presidente del Lower Manhattan Development
Corporation. Y gracias a todos por venir, también.
La economía estadounidense, nuestra economía, está basada en la
confianza, la convicción que nuestro sistema de libre empresa continuará
siendo uno de los más poderosos y más prometedores del mundo. Esa
confianza está justificada. Al fin y al cabo, la tecnología estadounidense
es la más avanzada del mundo. Nuestras universidades atraen el talento del
mundo. Nuestros trabajadores y rancheros y agricultores pueden competir
con cualquiera en el mundo. Nuestra sociedad retribuye el trabajo duro y
la ambición honesta, lo cual atrae a nuestras orillas a gente de todas
partes del mundo que comparte nuestros valores. La economía estadounidense
es el sistema más creativo y emprendedor y productivo jamás ideado.
(Aplauso.)
Podemos estar confiados porque Estados Unidos está dando todos los
pasos necesarios para combatir y ganar la guerra contra el terrorismo.
Estamos reorganizando el gobierno federal para proteger al territorio
nacional. Estamos acorralando a los terroristas que procuran crear caos.
Mi compromiso, y el compromiso de nuestro gobierno, es total. No
aplacaremos hasta que los crueles homicidas hayan sido encontrados,
desorganizados y vencidos. (Aplauso.)
Podemos estar confiados debido a los logros asombrosos de los
trabajadores y empresarios estadounidenses. A pesar de lo que pasó el año
pasado, desde la desaceleración económica hasta el ataque terrorista, la
productividad de los trabajadores ha aumentado en un 4.2 por ciento durante
los últimos cuatro trimestres. Durante el primer trimestre de 2002, la
economía tuvo una tasa de crecimiento anual que supera el seis por ciento.
Aunque queda mucho trabajo por hacer, los trabajadores estadounidenses han
desafiado a los pesimistas y han sentado las bases para una recuperación
sostenida.
Estamos confiados porque estamos procurando reformas a favor del
crecimiento en Washington, D.C. El año pasado aprobamos el mayor recorte
tributario en una generación, el cual fomentó la creación de puestos de
trabajo y aumentó el gasto de los consumidores en el momento adecuado.
Para bien del crecimiento a largo plazo, le estoy pidiendo al Congreso que
haga permanentes los recortes tributarios. Le estoy pidiendo al Congreso
que se me sume para promover el libre comercio, el cual abrirá mercados
nuevos y creará mejores puestos y estimulará la innovación. Le pido al
Congreso que colabore conmigo para aprobar un proyecto de ley de seguro
contra el terrorismo, para dar a las compañías la seguridad que necesitan
para crecer y construir. (Aplauso.) E insistiré en, y si es necesario,
impondré la disciplina en los gastos federales para que podamos cumplir con
nuestras prioridades nacionales sin socavar nuestra economía.
Tenemos mucho por lo cual estar confiados en los Estados Unidos. Sin
embargo, nuestra economía y nuestro país necesitan un tipo adicional de
confianza, la confianza en el carácter y la conducta de todos nuestros
dirigentes del comercio. La economía estadounidense está de subida
actualmente, mientras que la fe en la integridad fundamental de los
dirigentes estadounidenses del comercio está siendo menoscabada. Casi
todas las semanas traen noticias mejores sobre la economía y el
descubrimiento de fraudes y escándalos, problemas que se iniciaron hace
mucho tiempo pero que están saliendo a la luz ahora.
Nos hemos enterado de algunos dirigentes del comercio que obstruyen la
justicia y engañan a los clientes, falsifican documentos, ejecutivos del
comercio que abusan de la confianza y del poder. Nos hemos enterado de
funcionarios ejecutivos principales que ganan miles de millones de dólares
en bonos justo antes que sus empresas quiebren, dejando que los empleados y
los jubilados y los inversionistas sufran. Las páginas de negocios de los
diarios estadounidenses no deberían lucir como las páginas de escándalos.
La gran mayoría de los hombres y mujeres de negocios son honestos.
Tratan bien a sus empleados y a sus accionistas. No toman atajos éticos y
su trabajo ayuda a crear una economía que es la envidia del mundo.
Sin embargo, los actos muy publicitados de decepción han debilitado la
confianza de la gente. Demasiadas corporaciones parecen estar disociadas
de los valores de nuestro país. Estos escándalos han dañado la reputación
de muchas empresas buenas y honestas. Han perjudicado a la bolsa. Y lo
peor de todo, están perjudicando a millones de personas que dependen de la
integridad de los negocios para su sustento y su jubilación, para su
tranquilidad de espíritu y su bienestar económico.
Cuando los abusos como este comienzan a aflorar en el mundo
corporativo, es hora de reafirmar los principios y las reglas básicas que
hacen que el capitalismo funcione: cuentas honestas y personas honestas, y
leyes contra el fraude y la corrupción bien aplicadas.
Toda inversión es un acto de fe y la fe se logra con la integridad. A la
larga, no existe capitalismo sin conciencia; no existe riqueza sin
carácter.
Y entonces, hoy nuevamente hago un llamado a una nueva ética de
responsabilidad personal en la comunidad del comercio; una ética que
aumente la confianza de los consumidores, haga que los empleados estén
orgullosos de sus compañías y nuevamente recobre la confianza del pueblo
estadounidense.
Los dirigentes del comercio más respetados del país, entre ellos
muchos reunidos hoy acá, toman esta ética muy en serio. La Business
Roundtable, la New York Stock Exchange, el NASDAQ han propuesto todos
directrices para mejorar la conducta y la transparencia corporativa. Éstas
incluyen requisitos que miembros independientes conformen la mayoría del
directorio de una empresa; que todos los miembros de los comités de
auditoría, nominación y compensación sean independientes; y que todos los
planes de opción de compra de acciones sean aprobados por los accionistas.
Hago un llamado a las bolsas de valores a que adopten estas reformas
sensatas, estas reformas de sentido común, tan pronto como sea posible.
La auto-regulación es importante, pero no es suficiente. El gobierno
no puede remover los riesgos de las inversiones, lo sé, o la oportunidad
del mercado. Pero el gobierno puede hacer más para promover la
transparencia y asegurarse que los riesgos sean justos. Y el gobierno
puede asegurar que aquellos que violen la confianza del pueblo
estadounidense serán castigados.
Reformas audaces y detenidamente consideradas deben exigir la
integridad sin entorpecer la innovación ni el crecimiento económico. Desde
las leyes antimonopolistas del Siglo XIX hasta las reformas de ahorros y
préstamos de épocas recientes, Estados Unidos ha afrontado los problemas
financieros cuando han surgido. Estas medidas que estoy proponiendo siguen
esta tradición y deben ser acogidas por toda compañía honesta en los
Estados Unidos.
Primero, emplearemos toda la fuerza de la ley para exponer y arrancar
de raíz la corrupción. Mi gobierno hará todo en su poder para poner fin a
los días de falsificar las cuentas, distorsionar la verdad y violar
nuestras leyes.
Hoy, por decreto presidencial, creo un nuevo Corporate Fraud Task
Force (Destacamento de Fraude Corporativo), encabezado por el Procurador
General Adjunto, el cual tendrá como blanco los fraudes importantes de
contabilidad y otras actividades criminales en las finanzas corporativas.
El destacamento operará como una fuerza especial de crímenes financieros,
la cual supervisará la investigación de embaucadores corporativos y hará
que rindan cuentas.
También estoy proponiendo nuevas y duras sanciones penales para el
fraude corporativo. Esta ley duplicará de cinco a 10 años las sentencias
máximas para aquellos declarados culpables de crímenes financieros.
Defraudar a los inversionistas es un delito serio y el castigo debe ser tan
serio como el crimen. Le pido al Congreso que refuerce la habilidad de los
investigadores de la SEC para que congelen temporalmente los pagos
indebidos a ejecutivos corporativos y que apruebe leyes más estrictas para
prevenir la destrucción de documentos corporativos para esconder crímenes.
En segundo lugar, estamos sacando la contabilidad corporativa de las
tinieblas para que el público inversionista tenga una noción verdadera y
justa y puntual de los activos y los pasivos de las compañías que se
cotizan en la bolsa. La mayor transparencia expondrá a las compañías malas
y, tan importantemente, protegerá la reputación de las buenas.
Para exponer la corrupción corporativa, hace cuatro meses le pedí al
Congreso fondos para colocar 100 nuevos agentes del orden en la SEC. Y
hago un llamado al Congreso para que tome medidas rápidas sobre esta
solicitud. Hoy anuncio que mi gobierno le está pidiendo al Congreso $100
millones adicionales durante el próximo año para darle a la SEC los agentes
y la tecnología que necesita para hacer cumplir la ley. Si hay más
escándalos escondidos en el mundo corporativo de Estados Unidos, debemos
encontrarlos y exponerlos, para que podamos comenzar a recobrar la
confianza de nuestro pueblo y el ímpetu de nuestros mercados.
También he propuesto un Accountability Plan for American Business
(Plan de Responsabilidad para los Negocios Estadounidenses) de diez puntos,
concebido para brindar mejor información a los accionistas, designarles
responsabilidades precisas a los funcionarios corporativos y desarrollar un
sistema de auditoría más poderoso e independiente. Este plan se asegura
que la SEC tome medidas enérgicas y afirmativas.
Los funcionarios corporativos que se beneficien de falsos informes
contables deben perder el derecho a todo el dinero ganado por medio del
fraude. Un ejecutivo cuya compensación está ligada al rendimiento de su
compañía gana más dinero cuando le va bien a la compañía. Eso está bien y
eso es justo cuando la contabilidad es legítima. Sin embargo, cuando la
compañía usa la decepción, la decepción en la contabilidad para esconder la
realidad, los ejecutivos deben perder toda su compensación, toda su
compensación, adquirida por medio del engaño.
A los dirigentes corporativos que abusen de la confianza del público
nunca se les debe otorgar esa confianza nuevamente. La SEC debería poder
castigar a los dirigentes corporativos que han abusado de su poder al
prohibirles de poder desempeñarse nuevamente como funcionarios corporativos
o miembros del directorio de una corporación cotizada en la bolsa. Si un
ejecutivo es culpable de fraude categórico, su renuncia no es suficiente.
Sólo una prohibición de ocupar altos puestos en otra compañía puede
proteger a los otros accionistas y empleados.
Mi plan de responsabilidad también requiere que los funcionarios
ejecutivos principales garanticen personalmente los balances anuales de sus
firmas. Actualmente, un funcionario ejecutivo principal firma un
certificado nominal y lo hace simplemente en nombre de la compañía. En el
futuro, la firma de un funcionario ejecutivo principal también debe ser su
certificación personal de la veracidad y equidad de las declaraciones de
situación financiera. Cuando uno firme una declaración, dará su palabra y
deberá cumplir con ella.
Y ya que los accionistas de los Estados Unidos necesitan tener
confianza en las declaraciones de situación financiera inmediatamente, la
SEC ha ordenado que los dirigentes de casi mil compañías públicas grandes
certifiquen que la información financiera que presentaron durante el año
pasado buena y fue exacta.
También he hecho un llamado para que la SEC adopte reglas nuevas para
garantizar que los auditores sean independientes y no estén comprometidos
por conflictos de intereses.
La Cámara de Representantes ha aprobado una ley necesaria para fomentar
la transparencia y la responsabilidad en los negocios estadounidenses. El
Senado también necesita tomar medidas rápidas y responsables para que pueda
promulgar una buena ley.
En tercer lugar, mi gobierno protegerá los intereses de los pequeños
inversionistas y los titulares de pensiones. Más de 80 millones de
estadounidenses son dueños de acciones y muchos de ellos son nuevos en el
mercado. Comprar acciones les da una oportunidad de acumular riqueza a
largo plazo y este es el tipo de inversión responsable que debemos promover
en los Estados Unidos. Para promover la propiedad de acciones, debemos
asegurarnos que los analistas den consejos honestos y que los planes de
pensiones traten justamente a los trabajadores.
Los analistas de valores deben ser consejeros fiables, no vendedores
con intenciones encubiertas. Debemos prevenir que los analistas promuevan
a compañías malas porque resultan ser clientes de su propia firma para
consejos sobre emisiones de seguros o fusiones. Este es un conflicto total
de intereses y haremos cumplir enérgicamente las nuevas reglas de SEC
contra esta práctica, reglas que entran en vigor hoy.
Y las bolsas deben asegurarse que los analistas asesores den y los
términos que utilicen tengan un significado real para los inversionistas.
"Compre" no debería ser la única palabra del vocabulario de un analista. Y
nunca debería decir "retenga" cuando en realidad quieren decir "venda".
Los pequeños inversionistas tampoco deberían tener todo en su contra
cuando se trata de administrar sus propios fondos para la jubilación. Mi
propuesta de reforma de pensiones trataría a los ejecutivos corporativos
igual que los trabajadores durante los llamados periodos de bloque cuando
se prohíbe que los empleados realicen transacciones en sus cuentas. Lo que
es justo para los trabajadores es justo para los jefes. (Aplauso.)
Mi propuesta de reformas da a los trabajadores información trimestral
sobre sus inversiones. Da a los trabajadores más acceso a asesoría sólida
sobre inversiones y les permite diversificar las acciones de la compañía.
La Cámara de Representantes ha aprobado estas medidas; urjo al Senado a que
haga lo mismo.
Las leyes y regulaciones más estrictas serán de ayuda, serán de ayuda.
Sin embargo, al fin de cuentas, la ética del comercio estadounidense
depende de la conciencia de los dirigentes del comercio de Estados Unidos.
Necesitamos hombres y mujeres de buen carácter, quienes conozcan la
diferencia entre la ambición y la avaricia destructiva, entre los riesgos
justificados y la irresponsabilidad, entre la iniciativa y el fraude.
Nuestras facultades de administración de empresas deben ser maestros
con principios sobre lo correcto y lo incorrecto, y no deben sucumbir a la
confusión moral ni al relativismo. Nuestros dirigentes del comercio deben
sentar expectativas altas y claras de conducta, demostradas por su propia
conducta. Los dirigentes responsables del comercio no deben abandonar el
barco durante épocas difíciles. Los líderes responsables no cobran
inmensos bonos cuando baja dramáticamente el valor de la compañía. Los
dirigentes responsables no llevan a casa miles de millones de dólares en
compensación mientras sus compañías se preparan a declararse en bancarrota,
arrasando con las tenencias de los inversionistas.
Todos dentro de una compañía deben cumplir con altos estándares. Pero
la carga de la responsabilidad pertenece correctamente al funcionario
ejecutivo principal. Los CEOs dictan el curso ético de sus compañías.
Dictan el tono moral por las decisiones que toman, el respeto que les
muestran a sus empleados y su avenencia a rendir cuentas por sus acciones.
Dictan el tono moral al mostrar su desaprobación de otros ejecutivos que
desacreditan al mundo de los negocios.
Y una de las maneras principales que los CEOs dictan el tono ético es
por medio de su compensación. Los términos de su sueldo envían un mensaje
claro sobre si un líder comercial está dedicado al trabajo en equipo o al
enriquecimiento personal. Indican a uno si su objetivo principal es la
creación de riqueza para los accionistas o la acumulación de riqueza para
sí mismo.
Actualmente la SEC requiere una declaración anual de la compensación
del CEO. Pero esta información a menudo está enterrada en un largo poder
notarial de accionistas y rara vez vista, rara vez vista, por los
accionistas. Desafío a todos los funcionarios ejecutivos principales en
los Estados Unidos a que describan en el informe anual de sus compañías, de
manera prominente, en lenguaje sencillo, los detalles sobre sus términos de
compensación, incluso salario y bonos y beneficios. Y el CEO, en ese
informe, también debe explicar por qué sus términos de compensación son en
el interés de la compañía a la que presta servicios.
Aquellos que ocupan cargos en los directorios corporativos tienen
responsabilidades. Urjo a los miembros de directorios que revisen la
calidad de los balances de sus compañías; a que hagan preguntas difíciles
sobre los métodos de contabilidad; a que exijan que las firmas de auditoría
no tengan obligaciones con el CEO; y a que se aseguren que la compensación
a los ejecutivos principales esté de acuerdo con la realidad y el sentido
común. Y desafío a los comités de compensación a que pongan fin a todos
los préstamos por la empresa a los funcionarios corporativos.
Los accionistas también necesitan dejarse oír. Deberían exigir un
directorio atento y activo. Deberían exigir miembros del directorio
realmente independientes. También deberían exigir que los comités de
compensación retribuyan el éxito a largo plazo, no el fracaso. Los
accionistas deben exigir que se rindan cuentas no sólo durante las malas
épocas, sino especialmente durante las épocas de bonanza, cuando la
contabilidad falla a menudo. Los accionistas conforman el grupo más
importante de una compañía y deberían actuar como tal.
Los años 1990 fueron una década de tremendo crecimiento económico.
Como nos estamos enterando ahora, también fue una década durante la cual la
promesa de utilidades rápidas permitió que las semillas del escándalo
brotaran repentinamente. Se ganó muchísimo dinero, pero demasiado a menudo
se pusieron los estándares de lado. Sin embargo, el sistema empresarial
estadounidense no nos ha fallado. Algunas personas deshonestas le han
fallado a nuestro sistema. Ahora viene la urgente labor de hacer cumplir
la ley y reformar, impulsada por una nueva ética de responsabilidad.
Aún mostramos que los mercados pueden ser tanto dinámicos como
honestos, que la riqueza y la prosperidad perdurable se forjan sobre la
base de la integridad. Al reafirmar los mejores valores de nuestro país,
reclamaremos la promesa de nuestra economía.
Los líderes en esta sala le dan una brújula ética al sistema de libre
empresa y la nación los respeta por ello. Necesitamos esa influencia ahora
más que nunca. Quiero agradecerles por ayudar a restaurar la confianza de
la gente en el comercio estadounidense. Quiero agradecerles por su amor
por el país. Y quiero agradecerles por darme la oportunidad de venir y
dirigirme a ustedes hoy. Que Dios los bendiga a todos. (Aplauso.)
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