El Presidente George W. Bush reacciona a aplausos mientras pronuncia el discurso del Estado de la Unión en el Capitolio de los Estados Unidos, el martes 28 de enero de 2003. Aparecen también en la foto el Vicepresidente Dick Cheney, izquierda, y el Presidente del Congreso Dennis Hastert.
(Foto por Eric Draper, Casa Blanca)
El Presidente George W. Bush reacciona a aplausos mientras pronuncia el discurso del Estado de la Unión en el Capitolio de los Estados Unidos, el martes 28 de enero de 2003. Aparecen también en la foto el Vicepresidente Dick Cheney, izquierda, y el Presidente del Congreso Dennis Hastert.

Programas de Información Internacional

Washington File

28/01/2003

MENSAJE DEL PRESIDENTE GEORGE W. BUSH SOBRE EL
ESTADO DE LA UNIÓN

("El dictador de Iraq no desarma", dice el presidente)

Estados Unidos y el mundo deben enfrentar el desafío iraquí a las demandas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que se desarme, dijo el presidente Bush el 28 de enero en su mensaje sobre el Estado de la Unión a la sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos.

"El dictador de Iraq no desarma. Al contrario, engaña", dijo el presidente.

Su discurso anual al Congreso sobre política nacional y exterior fue televisado a todo el país y el extranjero.

A continuación una traducción extraoficial de la transcripción, entregada por la Casa Blanca, del Mensaje sobre el Estado de la Unión dirigido por el presidente Bush al Congreso el 28 de enero:

(comienza la transcripción)

LA CASA BLANCA
Oficina del Secretario de Prensa
28 de enero de 2002

MENSAJE SOBRE EL ESTADO DE LA UNIÓN POR EL PRESIDENTE GEORGE W. BUSH

El Capitolio de los Estados Unidos
Washington, D.C.
9:01 P.M. HORA DEL ESTE

EL PRESIDENTE: Señor presidente de la Cámara de Representantes, vicepresidente Cheney, miembros del Congreso, distinguidos ciudadanos y conciudadanos: cada año, por ley y por costumbre, nos reunimos aquí para considerar el estado de la Unión. Este año nos reunimos en esta cámara profundamente concientes de los días decisivos que hay por delante.

Ustedes y yo servimos a nuestro país en una época de gran significación. Durante esta sesión del Congreso, tenemos el deber de reformar programas internos vitales para nuestro país; tenemos la oportunidad de salvar millones de vidas de una terrible enfermedad en el extranjero. Trabajaremos por una prosperidad que sea ampliamente compartida, y responderemos a cada peligro y a cada enemigo que amenace al pueblo norteamericano.

En todos estos días de promesas y días de sacar conclusiones, podemos sentirnos confiados. En un torbellino de cambio, esperanza y peligro, nuestra fe es segura, nuestra resolución es firme y nuestra unión es fuerte.

Este país encara muchos desafíos. No negaremos, no haremos caso omiso, no le pasaremos nuestros problemas a otros congresos, a otros presidentes, a otras generaciones. Los enfrentaremos con enfoque, claridad y valor.

Durante los últimos dos años, hemos visto lo que puede obtenerse cuando trabajamos juntos. Para elevar las normas de nuestras escuelas públicas logramos una histórica reforma educativa -- que ahora debe ser puesta en práctica en cada escuela y en cada aula, para que cada niño en Norteamérica pueda leer, aprender y triunfar en la vida. Para proteger a nuestro país reorganizamos nuestro gobierno y creamos el Departamento de Seguridad Interna, que se moviliza contra las amenazas de una nueva era. Para sacar a nuestra economía de la recesión, ofrecimos el mayor alivio impositivo en una generación. Para insistir en la integridad de las empresas norteamericanas aprobamos reformas severas, y les hacemos rendir cuentas a los criminales corporativos.

Algunos podrían llamarle a esto un buen historial; yo lo llamo un buen comienzo. Esta noche le pido a la Cámara y el Senado que se unan a mí en los pasos audaces que siguen, para servir a nuestros conciudadanos.

Nuestra primera meta es clara: debemos tener una economía que crezca lo bastante rápidamente como para emplear a cada hombre y mujer que busque un trabajo. Tras la recesión, los ataques terroristas, los escándalos corporativos y las declinaciones del mercado de valores, nuestra economía se recupera -- pero no crece lo bastante rápidamente, o lo bastante fuertemente. Con el aumento del desempleo, nuestra nación necesita que se abran más empresas pequeñas, que inviertan y se expandan más compañías, que más empleadores coloquen el cartel que dice "Se Necesitan Empleados".

Los empleos se crean cuando la economía crece; la economía crece cuando los norteamericanos tienen más dinero que gastar e invertir; y la manera mejor y más justa de asegurarnos de que los norteamericanos tengan ese dinero es, en primer lugar, no cobrarlo en impuestos.

Propongo que todas las reducciones del impuesto a los ingresos establecidas para el 2004 y el 2006 sean hechas permanentes y efectivas este año. Y, de acuerdo con mi plan, tan pronto como yo firme la ley, este dinero extra comenzará a aparecer en los cheques de paga de los trabajadores. En lugar de reducir gradualmente la pena pecuniaria a los contribuyentes casados, debemos hacerlo ahora. En lugar de aumentar lentamente hasta 1.000 dólares el crédito por cada hijo, debemos enviarles ahora los cheques a las familias norteamericanas.

El alivio contributivo es para todos los que pagan impuesto a los ingresos -- y ayudará de inmediato a nuestra economía: 92 millones de norteamericanos conservarán, este año, un promedio de casi 1.000 dólares adicionales de su propio dinero. Una familia de cuatro con un ingreso de 40.000 dólares verá sus impuestos federales a los ingresos caer de 1.178 a 45 dólares al año. Nuestro plan mejorará la cifra final del balance para más de 23 millones de pequeñas empresas.

Ustedes, el Congreso, ya han aprobado todas estas reducciones, y las han prometido para los años futuros. Si este alivio impositivo es bueno para los norteamericanos dentro de tres, o cinco, o siete años, es todavía mejor para los norteamericanos de hoy.

Debemos fortalecer también la economía tratando a los inversores de manera igual en nuestras leyes impositivas. Es justo cobrar impuestos a las ganancias de una compañía. No es justo cobrar impuestos otra vez al accionista por las mismas ganancias. Para impulsar la confianza del inversionista y ayudar a cerca de 10 millones de ciudadanos de mayor edad que reciben ingresos por concepto de dividendos, les pido que terminen la injusta doble tributación de los dividendos.

Los impuestos más bajos y la mayor inversión ayudarán a esta economía expandirse. Más empleos significan más contribuyentes e ingresos más altos para nuestro gobierno. La mejor manera de atender el déficit y avanzar hacia un presupuesto balanceado es estimular el crecimiento económico y mostrar alguna disciplina de gastos en Washington, D.C.

Debemos trabajar juntos para financiar sólo nuestras prioridades más importantes. Les enviaré a ustedes un presupuesto que aumenta el gasto discrecional un 4 por ciento el año próximo -- aproximadamente tanto como se espera que crezca el ingreso familiar en promedio. Y ese es para nosotros una buena guía. El gasto federal no debería aumentar más rápidamente que los cheques de paga de las familias norteamericanas.

Una economía creciente y una concentración en las prioridades esenciales serán también decisivas para el futuro del Seguro Social. Mientras seguimos colaborando para mantener al Seguro Social firme y confiable, debemos ofrecerles a los trabajadores más jóvenes una oportunidad de invertir en cuentas de retiro que ellos controlarán y poseerán.

Nuestro segundo objetivo es un cuidado de salud de alta calidad, al alcance de todos los norteamericanos. . El sistema de medicina estadounidense es un modelo de pericia e innovación, en el que el ritmo de los descubrimientos añade años buenos a nuestras vidas. Pero para mucha gente el cuidado médico cuesta demasiado -- y muchos no tienen ninguna cobertura. Estos problemas no quedarán resueltos con un sistema de salud nacionalizado en el que se dicta la cobertura y se raciona el cuidado.

En lugar de eso, debemos trabajar en procura de un sistema en el que todos los norteamericanos tengan una buena póliza de seguro, elijan a sus propios doctores, y en el que las personas de edad avanzada y de ingresos bajos reciban la ayuda que necesitan. . En lugar de burócratas y abogados y HMO (organizaciones de seguros médicos globales), debemos hacer que los doctores, las enfermeras y los pacientes vuelvan a estar a cargo de la medicina norteamericana.

La reforma del cuidado de la salud debe empezar con Medicare (seguro médico estatal para personas de edad); Medicare es el compromiso obligatorio de una sociedad humanitaria. . Debemos renovar ese compromiso dando a las personas de más edad acceso a la medicina preventiva y a los nuevos medicamentos que están transformando el cuidado de la salud en los Estados Unidos.

Las personas mayores que están contentas con el sistema actual de Medicare deben poder mantener su cobertura tal como es en la actualidad. Y de la misma manera que ustedes -- los miembros del Congreso, su personal y otros empleados del gobierno federal -- todas las personas de edad avanzada deben tener la elección de un plan de cuidado de la salud que les provea medicinas recetadas.

El presupuesto que propondré comprometerá 400.000 millones de dólares adicionales durante una década para fortalecer a Medicare. Los dirigentes de ambos partidos políticos han estado hablando durante años sobre fortalecer a Medicare. Insto a los miembros de este nuevo Congreso a que actúen este año.

Para mejorar nuestro sistema de cuidado de la salud, debemos abordar una de las causas principales del aumento de los costos, la amenaza constante de las demandas injustas contra doctores y hospitales. Debido a los excesivos litigios, todos pagan más por el cuidado de la salud, y en muchas partes de Estados Unidos se pierden buenos doctores. Nadie ha sido curado jamás por un pleito frívolo. Insto al Congreso a que apruebe la reforma de la responsabilidad médica.

Nuestro tercer objetivo es promover la independencia energética de nuestro país, mientras mejoramos drásticamente el medio ambiente. Les he presentado un plan energético completo con el fin de promover la eficiencia y conservación energéticas, desarrollar tecnologías más limpias y producir mayores recursos energéticos en nuestro país. Les he presentado la legislación de Cielos Despejados que obliga a que se recorte en un 70 por ciento la contaminación del aire producida por las centrales eléctricas en los próximos 15 años. Les he presentado la Iniciativa de Bosques Saludables, para ayudar a prevenir los incendios catastróficos que devastan a nuestras comunidades, matan a la fauna silvestre y queman millones de hectáreas de nuestro tesoro forestal.

Les insto a que aprueben estas medidas, tanto para el bien de nuestro medio ambiente como el de nuestra economía. Más aún, les pido que aprueben una medida crucial y protejan nuestro medio ambiente en formas que las generaciones que nos precedieron no hubieran podido imaginar.

En este siglo, el mayor progreso medioambiental no se producirá por medio de litigios interminables ni reglamentaciones de mando y control, sino por medio de la tecnología y la innovación. Esta noche propongo que se asignen 1.200 millones de dólares para la investigación, de manera que Estados Unidos pueda estar al frente del mundo en cuanto a automóviles de propulsión limpia, por hidrógeno.

Una sola reacción química entre el hidrógeno y el oxígeno genera energía, la que se puede utilizar para propulsar a un automóvil -- y que produce solamente agua, no humo del escape. Con un compromiso nacional renovado, nuestros científicos e ingenieros superarán los obstáculos en trasladar estos automóviles desde el laboratorio al salón de exposición, de modo que el primer automóvil a ser conducido por un niño nacido hoy sea propulsado por hidrógeno, y exento de contaminación.

Acompáñenme en esta innovación importante de hacer que nuestro aire sea significativamente más limpio, y que nuestro país dependa menos de fuentes energéticas extranjeras.

Nuestro cuarto objetivo es aplicar la compasión norteamericana a los problemas más hondos de Estados Unidos. Para tanta gente en nuestro país -- los desamparados y los huérfanos, los adictos -- la necesidad es grande. Sin embargo, hay fuerza, fuerza que obra milagros, en la bondad, el idealismo y la fe del pueblo norteamericano.

Los norteamericanos realizan todos los días el trabajo de la compasión -- al visitar presos, dar refugio a mujeres maltratadas, acompañar a ancianos solitarios. Estos buenos trabajadores merecen nuestros elogios; merecen nuestro apoyo personal; y cuando corresponda merecen la ayuda del gobierno federal.

Les insto a que aprueban mi iniciativa basada en la fe y también la Ley de Servicios Ciudadanos, un solo corazón y una sola alma a la vez.

El año pasado, pedí a mis conciudadanos que participaran en el Cuerpo de Libertad E.U., en el que se alistan decenas de miles de voluntarios en todas partes de Estados Unidos. Esta noche pido al Congreso y al pueblo norteamericano que concentren el espíritu de servicio y los recursos del gobierno en las necesidades de algunos de nuestros ciudadanos más vulnerables -- los muchachos y muchachas que tratan de crecer sin guía o atención, y los niños que deben pasar por los portones de una prisión para que sus mamás o papás los abracen.

Propongo una iniciativa de 450 millones de dólares para proveer mentores a más de un millón de alumnos de secundaria en desventaja socioeconómica y a los hijos de padres presos. El gobierno respaldará la capacitación y el reclutamiento de los mentores; pero serán los hombres y las mujeres de los Estados Unidos los que satisfarán la necesidad. Un mentor, una persona, puede cambiar una vida para siempre. Y les insto a que ustedes sean esas personas.

Otra causa de desesperanza es la adicción a drogas. La adicción hace que se pierdan las amistades, la ambición, la convicción moral y reduce todas las riquezas de la vida a un solo deseo destructivo. Como gobierno, combatimos las drogas ilegales eliminando la oferta y reduciendo la demanda por medio de programas de educación contra las drogas. Pero para aquellos que ya son adictos, la lucha contra las drogas es una lucha por sus propias vidas. Son demasiados los norteamericanos que buscan tratamiento pero que no pueden obtenerlo. Por lo tanto, propongo esta noche un programa de 600 millones de dólares para ayudar a que 300.000 norteamericanos adicionales reciban tratamiento durante los próximos tres años.

Nuestro país recibe las bendiciones de programas de recuperación que realizan una obra extraordinaria. Uno de ellos se encuentra en la Iglesia del Lugar de la Sanación, en Baton Rouge, Louisiana. Un hombre que participa en el programa dijo, "Dios obra milagros en las vidas de la gente, y nunca se cree que podría ser uno mismo". Hoy, llevemos a todos los norteamericanos que luchan contra la adicción a drogas este mensaje de esperanza: El milagro de la recuperación es posible, y uno mismo podría serlo.

Al preocuparnos por los niños que necesitan mentores, y por los hombres y mujeres que necesitan tratamiento, creamos una sociedad más acogedora -- una cultura que valora cada vida. Y en este trabajo no debemos pasar por alto a los más débiles entre nosotros. Les pido que protejan a los niños en la hora misma de su nacimiento y que pongan fin a la práctica de los abortos por parto parcial. Y debido a que no se debe empezar ni terminar ninguna vida humana como objeto de un experimento, les pido que establezcan para la humanidad una norma elevada y aprueben una ley contra toda clonación de seres humanos.

Las cualidades de valor y compasión por las cuales luchamos en Norteamérica determinan también nuestra conducta en el extranjero. La bandera norteamericana representa algo más que nuestro poderío y nuestros intereses. Los fundadores de nuestra nación dedicaron este país a la causa de la dignidad humana -- los derechos de cada persona y las posibilidades de cada vida. Esta convicción nos lleva al mundo para ayudar a los afligidos y defender la paz y abominar los designios de los malvados.

En Afganistán ayudamos a liberar a un pueblo oprimido... y seguiremos ayudándolo a proteger su país, reconstruir su sociedad y educar a todos sus niños, niños y niñas. En el Mediano Oriente, seguiremos buscando la paz entre un Israel seguro y una Palestina democrática. En toda la tierra, Norteamérica alimenta a los hambrientos; más del 60 por ciento de la ayuda alimentaria internacional llega como regalo del pueblo de Estados Unidos. Mientras nuestra nación desplaza tropas y construye alianzas para hacer nuestro mundo menos peligroso, debemos recordar también nuestra vocación, como país bienaventurado, de hacer que este mundo sea mejor.

Hoy, en el continente de Africa, cerca de 30 millones de personas tienen el virus del SIDA -- entre ellas tres millones de niños menores de 15 años. Hay en Africa países enteros donde más de un tercio de la población adulta es portadora de la infección. Más de cuatro millones requieren tratamiento inmediato con drogas. Pero en todo ese continente sólo 50.000 víctimas del SIDA -- sólo 50.000 -- reciben las medicinas que necesitan.

Debido a que el diagnóstico del SIDA se considera una sentencia de muerte, muchos no buscan tratamiento. Casi todos los que lo hacen son rechazados. Un doctor en el campo de Sudáfrica describe su frustración. Dice: "No tenemos medicinas... muchos hospitales le dicen (a la gente) `Usted tiene SIDA. No podemos ayudarlo. Vaya a su casa y muera'". En una época de medicinas milagrosas, nadie debería tener que escuchar esas palabras.

El SIDA puede prevenirse. Las drogas antirretrovirales pueden prolongar la vida muchos años. Y el costo de esas drogas ha caído de 12.000 dólares al año a menos de 300 dólares al año, lo que pone a nuestro alcance una posibilidad tremenda. Señoras y señores, rara vez la historia ha ofrecido una oportunidad mayor de hacer tanto por tantos.

Hemos enfrentado, y seguiremos enfrentando, el VIH/SIDA en nuestro país. Y para enfrentar en el extranjero una crisis grave y urgente, propongo esta noche el Plan de Emergencia de Alivio del SIDA, una obra de misericordia que va más allá de todos los esfuerzos internacionales para ayudar al pueblo de Africa. Este plan abarcador prevendrá siete millones de nuevas infecciones con el SIDA... tratará con drogas que prolongan la vida al menos a dos millones de personas... y proveerá cuidado humano a millones personas que sufren del SIDA, y a los niños que el SIDA ha dejado huérfanos.

Le pido al Congreso que comprometa 15.000 millones de dólares durante los próximos cinco años, incluyendo cerca de 10.000 millones de dólares en fondos nuevos, para dar vuelta el curso de la lucha contra el SIDA en las naciones más afligidas de Africa y el Caribe.

Esta nación puede liderar al mundo en librar a gente inocente de una plaga de la naturaleza. Y esta nación lidera al mundo al enfrentar y derrotar el mal artificial del terrorismo internacional.

Hay días en que el pueblo norteamericano no oye noticias acerca de la guerra al terrorismo. No hay un solo día en que no sepamos de otra amenaza, o no recibamos informes de operaciones en marcha, o no demos una orden en esta guerra mundial contra una red desparramada de asesinos. La guerra sigue, y vamos ganando.

Hasta hoy hemos arrestado o lidiado de otra manera con ellos, muchos comandantes claves de al-Qaida. Incluyen un hombre que dirigió la logística y el financiamiento de los ataques del 11 de septiembre... el jefe de las operaciones de al-Qaida en el Golfo Pérsico que planeó los ataques con bombas contra nuestras embajadas en Africa Oriental y el USS Cole... un jefe de operaciones de al-Qaida en Asia Sudoriental... un ex director de los campamentos de entrenamiento de al-Qaida en Afganistán... un operador clave de al-Qaida en Europa... y un importante líder de al-Qaida en Yemen. En total, más de 3.000 sospechosos de ser terroristas han sido arrestados en muchos países. Y muchos otros han corrido un destino diferente. Ya no son un problema para Estados Unidos y nuestros amigos y aliados.

Colaboramos estrechamente con otras naciones para prevenir ataques adicionales. Norteamérica y los países de la coalición han descubierto y detenido conspiraciones terroristas que tenían como blancos la embajada norteamericana en Yemen... la embajada norteamericana en Singapur... una base militar saudita... y buques en el estrecho de Ormuz y el estrecho de Gibraltar. Hemos desbaratado células de al-Qaida en Hamburgo, Milán, Madrid, Londres y París, como así también en Buffalo, Nueva York.

Tenemos a los terroristas en fuga, y los mantendremos en fuga. Uno por uno, los terroristas aprenden el significado de la justicia norteamericana.

Mientras libramos esta guerra, recordemos dónde comenzó -- aquí, en nuestro propio país. Este gobierno toma medidas sin precedentes para proteger a nuestro pueblo y defender nuestro territorio. Hemos intensificado la seguridad en las fronteras y puertos de entrada... hemos colocado en los aeropuertos más 50.000 inspectores federales de equipajes recientemente adiestrados... hemos comenzado a inocular contra la viruela a tropas y respondedores de primera línea... y estamos desplegando la primera red de sensores de alerta anticipada de la nación para detectar ataques biológicos. Y este año, por primera vez, comenzamos a instalar una defensa para proteger esta nación de los misiles balísticos.

Agradezco al Congreso haber apoyado estas medidas. Les pido a ustedes esta noche que aumenten nuestra seguridad futura con un imporante esfuerzo de investigación y producción para proteger a nuestro pueblo del terrorismo biológico, llamado Project Biosheld (Proyecto Escudo Biológico). El presupuesto que les envío a ustedes propondrá casi 6.000 millones de dólares para que haya disponibles, rápidamente, vacunas y tratamientos efectivos contra agentes como el ántrax, la toxina botulínica, Ebola y la peste. Debemos presumir que nuestros enemigos usarán estas enfermedades como armas, y debemos actuar antes de que los peligros caigan sobre nosotros.

Desde el 11 de septiembre, nuestras agencias de inteligencia y ejecución de la ley han colaborado más estrechamente que nunca para rastrear y desbaratar a los terroristas. El FBI mejora su capacidad de analizar inteligencia y se transforma a sí mismo para enfrentar nuevas amenazas. Y esta noche instruyo a los líderes del FBI, la (Agencia) Central de Inteligencia y la Seguridad Interna, y al Departamento de Defensa para que desarrollen un Centro de Integración de la Amenaza Terrorista, para fusionar y analizar en un solo lugar toda la información sobre amenazas. Nuestro gobierno debe disponer de la mejor información posible, y la usaremos para asegurar que la gente apropiada esté en los lugares apropiados para proteger a nuestros ciudadanos.

Nuestra guerra contra el terrorismo es una contienda de voluntades, en la que la perseverancia significa poderío. En las ruinas de las dos torres, en la pared oeste del Pentágono, en un campo de Pennsylvania, esta nación hizo una promesa, y esta noche renovamos esa promesa: cualquiera que sea la duración de esta lucha, y cualesquiera que sean las dificultades, no permitiremos el triunfo de la violencia en los asuntos del hombre -- el pueblo libre determinará el curso de la historia.

Hoy, el peligro más grave en la guerra contra el terrorismo... el peligro más grave que encaran Norteamérica y el mundo... son los regímenes al margen de la ley que buscan y poseen armas nucleares, químicas y biológicas. Estos regímenes podrían usar tales armas para la extorsión, el terrorismo y el asesinato en masa. Podrían también darles o venderles esas armas a sus aliados terroristas, quienes las usarían sin la menor vacilación.

Esta amenaza es nueva; el deber de Norteamérica es conocido. A lo largo del siglo XX, pequeños grupos de hombres se apoderaron del control de grandes naciones... construyeron ejércitos y arsenales... y se lanzaron a dominar a los débiles y a intimidar al mundo. En cada caso, sus ambiciones de crueldad y asesinato no tuvieron límite. En cada caso, las ambiciones del hitlerismo, el militarismo y el comunismo fueron derrotadas por la voluntad de los pueblos libres, por la fuerza de grandes alianzas y por el poderío de los Estados Unidos de América. Ahora, en este siglo, la ideología del poder y la dominación ha aparecido nuevamente, y trata de obtener las armas definitivas del terrorismo. Una vez más, esta nación nuestros amigos son todo lo que se levanta entre un mundo en paz y un mundo de caos y alarma constante. Una vez más, se nos llama defender la seguridad de nuestro pueblo y las esperanzas de toda la humanidad. Y aceptamos esta responsabilidad.

Norteamérica hace un esfuerzo amplio y determinado para enfrentar esos peligros. Hemos pedido a las Naciones Unidas que cumpla con su Carta, y que sostenga su demanda de que Iraq se desarme. Respaldamos firmemente al Organismo Internacional de Energía Atómica en su misión de rastrear y controlar los materiales nucleares en todo el mundo. Colaboramos con otros gobiernos para asegurar los materiales nucleares en la antigua Unión Soviética, y reforzar los tratados mundiales que prohíben la producción y distribución de tecnologías de misiles y armas de destrucción en masa.

Sin embargo, en todos estos esfuerzos el propósito de Norteamérica es algo más que seguir un proceso -- es lograr un resultado: el fin de las terribles amenazas al mundo civilizado. Todas las naciones libres tienen un interés en impedir un ataque sorpresivo y catastrófico. Les hemos pedido que se nos unan, y muchas lo están haciendo. Sin embargo el rumbo de esta nación no depende de las decisiones de otros. Cualquiera que sea la acción que se requiera, cuandoquiera que se la necesite, yo defenderé la libertad y la seguridad del pueblo norteamericano.

Las amenazas diferentes requieren estrategias diferentes. En Irán seguimos viendo un gobierno que reprime a su pueblo, busca armas de destrucción masiva y apoya el terrorismo. También vemos a ciudadanos iraníes que arriesgan la intimidación y la muerte cuando se manifiestan en favor de la libertad, los derechos humanos y la democracia. Los iraníes, como todos los pueblos, tienen derecho de elegir su propio gobierno y determinar su propio destino - y Estados Unidos respalda sus aspiraciones de vivir en libertad.

En la península coreana un régimen opresor gobierna a un pueblo que vive en el miedo y la hambruna. A lo largo de la década de 1990 Estados Unidos se basó en un marco negociado para evitar que Corea del Norte obtenga armas nucleares. Ahora sabemos que ese régimen engañaba al mundo al fabricar esas armas durante todo ese tiempo. Y hoy el régimen de Corea del Norte utiliza su programa nuclear para provocar miedo y buscar concesiones. Norteamérica y el mundo no serán chantajeados. Norteamérica trabaja con los países de la región - Corea del Sur, Japón, China y Rusia - para hallar una solución pacífica y demostrarle al gobierno norcoreano que las armas nucleares sólo le traerán aislamiento, estancamiento económico y dificultades constantes. El régimen norcoreano encontrará respeto en el mundo y el revivir de su pueblo, sólo cuando desista de sus ambiciones nucleares.

Nuestra nación y el mundo deben aprender las lecciones de la península coreana y no permitir que surja una amenaza más grande en Iraq. A un dictador brutal, con un historial de agresiones horribles... con nexos con el terrorismo... con una enorme riqueza potencial... no se le permitirá dominar una región vital y amenazar a Estados Unidos.

Hace doce años Saddam Hussein enfrentaba la posibilidad de ser la última baja en una guerra que comenzó y que perdió. Para salvarse, aceptó desistir de todas las armas de destrucción en masa. En los 12 años siguientes violó sistemáticamente ese acuerdo. Buscaba armas químicas, biológicas y nucleares incluso cuando los inspectores estaban en su país. Nada hasta el momento lo ha refrenado en su búsqueda de esas armas -- ni las sanciones económicas, ni su aislamiento del mundo civilizado, ni siquiera los ataques con misiles cruceros contra sus instalaciones militares. Hace casi tres meses el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le concedió a Saddam Hussein su última posibilidad de desarmarse. A cambio, ha demostrado un desprecio total por las Naciones Unidas y por la opinión del mundo.

Los 108 inspectores de la ONU no fueron enviados para buscar como basureros en busca de material oculto en un país del tamaño de California. La tarea de los inspectores es verificar que el régimen de Iraq se desarma. Le toca a Iraq mostrar exactamente dónde oculta sus armas prohibidas... mostrar esas armas para que el mundo las vea... y destruirlas como se le ha ordenado. Nada de esto ha ocurrido.

En 1999 las Naciones Unidas determinaron que Saddam Hussein tenía materiales de armas biológicas suficientes para producir más de 25.000 litros de ántrax - dosis suficientes para matar a varios millones de personas. No ha dado cuenta de ese material. No ha mostrado pruebas de haberlo destruido.

Las Naciones Unidas determinaron que Saddam Hussein tenía suficiente material para producir más de 38.000 litros de toxina botulínica - suficiente para provocar la muerte de millones de personas por falla respiratoria. No ha dado cuenta de ese material. No ha mostrado pruebas de haberlo destruido.

Nuestros funcionarios de inteligencia estiman que Saddam Hussein contaba con material para producir hasta unas 500 toneladas de sarin, gas mostaza y el agente nervioso XV. En esas cantidades esos agentes químicos también pueden matar incontables millares de personas. No ha dado cuenta de ese material. No ha mostrado pruebas de haberlos destruido. La inteligencia de Estados Unidos indica que Saddam Hussein contó con más de 30.000 proyectiles capaces de transportar esos agentes químicos. Recientemente los inspectores encontraron 16 de ellos, a pesar de la reciente declaración de Iraq que negaba su existencia. Saddam Hussein no ha dado cuenta de las restantes 29.984 de esas municiones prohibidas. No ha mostrado pruebas de que las haya destruido.

De acuerdo con tres desertores iraquíes sabemos que Iraq, a fines de la década de 1990, contaba con varios laboratorios móviles para elaborar armas biológicas. Estaban diseñados para producir agentes de guerra con gérmenes, y podían ser trasladados de un lugar a otro para evadir las inspecciones. Saddam Hussein no ha dado cuenta de esas instalaciones. No ha mostrado pruebas de que las haya destruido.

El Organismo Internacional de Energía Atómica confirmó en la década de 1990 que Saddam Hussein tenía un avanzado programa para fabricar armas nucleares, que tenía el diseño de un arma nuclear, y que trabajaba en cinco métodos diferentes para enriquecer uranio para fabricar una bomba. El gobierno británico se enteró que Saddam Hussein trató recientemente de conseguir cantidades considerables de uranio en Africa. Nuestras fuentes de inteligencia nos dicen que trató de comprar tubos de aluminio de alta resistencia para la producción de armas nucleares. Saddam Hussein no ha explicado esas actividades de modo creíble. Es evidente que tiene mucho que ocultar.

El dictador de Iraq no se está desarmando. Al contrario, está engañando. Por nuestras fuentes de inteligencia sabemos, por ejemplo, que miles de funcionarios de seguridad iraquí están ocupados ocultado de los inspectores de la ONU documentos y materiales - limpiando los lugares de inspección y vigilando a los propios inspectores. Los oficiales iraquíes acompañan a los inspectores para intimidar a los testigos. Iraq bloquea los vuelos U-2 de vigilancia solicitados por las Naciones Unidas. Los oficiales de inteligencia iraquí se hacen pasar por los científicos que los inspectores supuestamente deben entrevistar. Los verdaderos científicos han sido instruidos por las autoridades iraquíes sobre lo que deben decir. Y las fuentes de inteligencia indican que Saddam Hussein ha ordenado que sean asesinados, junto con sus familiares, los científicos que cooperen con la ONU en el desarme de Iraq.

Año tras año, Saddam Hussein no ha escatimado esfuerzos, ha gastado enormes sumas, ha asumido grandes riesgos para fabricar y guardar armas de destrucción masiva - pero, ¿por qué? La única explicación posible, el único uso posible que pueden tener esas armas, es dominar, intimidar o atacar. Con armas nucleares o con un arsenal completo de armas químicas y biológicas, Saddam Hussein puede reiniciar sus ambiciones de conquista en el Mediano Oriente y provocar un desorden mortífero en la región. Y este Congreso y el pueblo norteamericano deben admitir otra amenaza. Las pruebas de las fuentes de inteligencia, comunicaciones secretas y declaraciones de personas ahora bajo custodia, muestran que Saddam Hussein ayuda y protege a terroristas, incluyendo a los de al-Qaida. En secreto, sin dejar huellas, puede darles a los terroristas una de sus armas ocultas, o ayudarles a que elaboren las suyas propias.

Antes del 11 de septiembre de 2001 muchos en el mundo consideraban que Saddam Hussein podía ser contenido. Pero los agentes químicos y los mortíferos virus y las oscuras redes terroristas no se contienen fácilmente. Imaginen a esos 19 secuestradores de aviones con otras armas y con otros planes - esta vez armados por Saddam Hussein. Bastaría solamente una cápsula, un tubo, un envase filtrado a este país para desatar un día de horror como nunca nadie ha conocido otro igual. Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que ese día nunca llegue.

Algunos dicen que no debemos actuar mientras la amenaza no sea inminente. ¿Desde cuándo los terroristas y los tiranos anuncian sus intenciones, dándonos un aviso amable antes de atacar? Si se permite que esta amenaza se cumpla a plenitud y repentinamente, todas las medidas, todas las palabras y todas las recriminaciones habrán llegado tarde. Confiar en la lucidez mental y la moderación de Saddam Hussein no es una estrategia, y no es una opción.

Este dictador, que ensambla las armas más peligrosas del mundo, ya las ha usado en aldeas enteras -- dejando muertos, ciegos o desfigurados a miles de sus propios ciudadanos. Los refugiados nos cuentan cómo se obtienen las confesiones forzadas -- torturando a los hijos mientras a los padres se les obliga a que presencien la tortura. Los grupos internacionales de derechos humanos han catalogado otros métodos empleados en las cámaras de tortura de Iraq: choque eléctrico, quemadura con hierros calientes, derrame de gotas de ácido en la piel, mutilación con barrenos eléctricos, corte de la lengua y violación.

Si esto no es el mal, entonces el mal no tiene significado. Y esta noche tengo un mensaje para el valiente y oprimido pueblo de Iraq: vuestro enemigo no es el que rodea a vuestro país -- vuestro enemigo es el que gobierna a vuestro país. Y el día que él y su régimen sean removidos del poder será el día de vuestra liberación.

El mundo ha esperado 12 años a que Iraq se desarme. Norteamérica no aceptará una amenaza grave y creciente a nuestro país, a nuestros amigos y a nuestros aliados. Estados Unidos pedirá que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reúna el 5 de febrero para considerar los hechos del continuo desafío de Iraq al mundo. El secretario de Estado Powell presentará información y datos de inteligencia sobre los programas ilegales de armas de Iraq; y sus vínculos con grupos terroristas. Consultaremos, pero que no haya malentendidos: si Saddam Hussein no se desarma totalmente, por la seguridad de nuestro pueblo y por la paz del mundo, dirigiremos una coalición para desarmarlo.

Esta noche tengo también un mensaje para los hombres y mujeres que mantendrán la paz, los miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses: muchos de ustedes se concentran en el Mediano Oriente y sus alrededores, y les esperan horas cruciales. En esas horas, el éxito de nuestra causa dependerá de ustedes. Su entrenamiento los ha preparado. Su honor los guiará. Ustedes creen en Norteamérica y Norteamérica cree en ustedes.

Enviar norteamericanos a la batalla es una de las decisiones más graves que un presidente puede tomar. Las tecnologías de la guerra han cambiado. Los riesgos y el sufrimiento de la guerra, no. Para los valientes norteamericanos que corren el riesgo, ninguna victoria está libre de pesar. Esta nación lucha con renuencia, porque sabemos el precio, y tememos los días de duelo que siempre resultan.

Buscamos la paz. Nos esforzamos por la paz. Y algunas veces se debe defender la paz. Un futuro vivido a merced de terribles amenazas no es paz en absoluto. Si se nos fuerza a la guerra, lucharemos en una causa justa y por medios justos - protegiendo al inocente, de toda manera que podamos. Y si se nos fuerza a la guerra, lucharemos con toda la fuerza y el poderío del ejército de Estados Unidos - y prevaleceremos. Y como nuestros socios de la coalición lo hacen en Afganistán, llevaremos al pueblo iraquí alimentos, medicinas y suministros... y libertad.

Muchos desafíos, en el extranjero y en el país, han surgido en una sola temporada. En dos años, Norteamérica ha pasado de un sentido de invulnerabilidad a una conciencia del peligro... de una enconada división en asuntos menores a una calma en la unidad en causas grandes. Y avanzamos con confianza, porque este llamado de la historia ha llegado al país apropiado.

Los norteamericanos somos un pueblo resuelto, que se ha puesto a la altura de cada prueba de nuestros tiempos. La adversidad ha revelado al mundo y a nosotros mismos el carácter de nuestro país.

Norteamérica es una nación fuerte y honorable en el uso de nuestra fuerza. Ejercemos poderío sin conquista y nos sacrificamos por la libertad de extraños.

Los norteamericanos somos un pueblo libre, que sabe que la libertad es el derecho de toda persona y el futuro de toda nación. La libertad que apreciamos no es el regalo de Norteamérica al mundo, es el regalo de Dios a la humanidad.

Los norteamericanos tenemos fe en nosotros mismos -- pero no en nosotros únicamente. No decimos que conocemos todos los caminos de la Providencia, pero confiamos en ellos, poniendo nuestra confianza en Dios que nos ama, en toda la vida y toda la historia.

Que Dios nos guíe ahora, y que Dios siga bendiciendo a los Estados Unidos de América.

Gracias

FIN 10:08 P.M. HORA DEL ESTE

(termina la transcripción)