Resumen
El prurito (comezón) es una sensación desagradable que produce el deseo de
rascarse. Es un síntoma aflictivo que puede ocasionar incomodidad y afectar la
eficacia de la piel en su función de barrera de protección. Debido a la
naturaleza subjetiva del prurito, la falta de una definición precisa y la
carencia de modelos animales apropiados, el prurito es un trastorno que no ha
sido investigado adecuadamente.
La piel comprende el 15% del peso total del cuerpo, y es el órgano humano más
grande. Tiene funciones psicosociales y físicas sustanciales, siendo la más
importante la de servir como mecanismo protector. No obstante, la piel también
es esencial para formar la imagen personal de cada uno y para usar el sentido del
tacto, convirtiéndose así en un componente importante de la comunicación.
El síntoma de comezón generalizada, sin erupciones o lesiones cutáneas,
puede estar relacionado con varios factores, desde la piel seca hasta un
carcinoma oculto, y por lo tanto deberá explorarse la etiología de los síntomas.
Entre los factores etiológicos no malignos comunes se encuentran las reacciones a
fármacos, la xerosis, la sarna y las enfermedades primarias de la piel. El
prurito es una de las quejas más comunes de los pacientes de edad avanzada; sin
embargo, las estimaciones de la importancia de los síntomas pruríticos entre la
población anciana varían entre el 10% y el 50%. El diagnóstico más común
relacionado con el prurito en esta población es simplemente la piel seca.[1]
El prurito generalizado se encuentra en aproximadamente el 13% de los individuos
con enfermedades renales crónicas y entre el 70% y el 90% de aquellas personas
tratadas con hemodiálisis.[2] La enfermedad hepática colestática con obstrucción
intrahepática o poshepática, con o sin aumento de los niveles séricos de ácidos
biliares, a menudo se asocia con el prurito.[3] Otros factores etiológicos son
la cirrosis biliar primaria, la colestasis relacionada con fenotiazinas o
anticonceptivos orales, la colestasis intrahepática en el embarazo y la
obstrucción poshepática, entre otros.[3]
Bibliografía
- Duncan WC, Fenske NA: Cutaneous signs of internal disease in the elderly. Geriatrics 45 (8): 24-30, 1990.
[PUBMED Abstract]
- Blachley JD, Blankenship DM, Menter A, et al.: Uremic pruritus: skin divalent ion content and response to ultraviolet phototherapy. Am J Kidney Dis 5 (5): 237-41, 1985.
[PUBMED Abstract]
- Abel EA, Farber EM: Malignant cutaneous tumors. In: Rubenstein E, Federman DD, eds.: Scientific American Medicine. New York: Scientific American, Inc, Chapter 2: Dermatology, Section XII, 1-20, 1992.
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