La alianza de la OTAN pudo disuadir a la Unión Soviética. Le concedió a los pueblos libres el tiempo y el espacio para derrotar al comunismo. Y condujo a la Guerra Fría a un final sin sangre. Ahora tenemos la gran oportunidad de construir una Europa completa, libre y en paz, con la gran alianza de la libertad en su propio meollo.

La tarea ha comenzado. Al presentar a nuevos miembros, ampliamos la seguridad y la estabilidad en toda Europa central. Al establecer la asociación para la paz, hemos cubierto Europa central y oriental y Eurasia. Con nuestras determinaciones en los Balcanes frenamos la limpieza étnica en el corazón de Europa y en el proceso frenamos a un dictador.

Sin embargo todavía queda mucho por hacer. Debemos fortalecer nuestra alianza, modernizar sus fuerzas y prepararnos para las nuevas amenazas. Debemos ampliar la cooperación con nuestros asociados, incluyendo a Rusia y Ucrania. Y debemos extender nuestras manos y abrir nuestro corazón a nuevos afiliados, para establecer la seguridad para toda Europa.

Nos encontraremos en la antigua capital de una nueva democracia, nuestra aliada. Praga será sede de nuestra próxima cumbre en noviembre. Al prepararnos para ese encuentro, debemos reiterar nuestros firmes compromisos, preparándonos para los desafíos de nuestro tiempo.