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Actualizada: 15/XI/01

El Plan Colombia y el nuevo ambiente internacional


Palabras de la Embajadora Anne W. Patterson
ante el Centro de Estudios Colombianos


Dr. Marino Jaramillo, Presidente del Centro de Estudios Colombianos; Alfonso García, Secretario General; colegas del cuerpo diplomático; miembros del Centro de Estudios Colombianos; amigos e invitados:

Es un gran honor compartir con tan distinguidos líderes colombianos. Les agradezco su invitación.

Me han pedido que hable hoy sobre el Plan Colombia. Al acercarnos al primer aniversario del Plan Colombia, quiero actualizarlos sobre su puesta en práctica, describir algunos de los éxitos y contarles cómo vemos el camino por venir. Pero eso lo debo hacer en el contexto del nuevo ambiente internacional, que ha cambiado totalmente desde el once de septiembre.

El 11 de septiembre, terroristas internacionales atacaron a Estados Unidos; apenas han pasado dos meses desde esos eventos. Aun con los ciudadanos de Estados Unidos retornando a sus vidas "normales", su dolor es reciente y sus heridas no han sanado. Pero a las veinticuatro horas de los ataques en Washington y Nueva York, nuestra responsabilidad quedó clara: contestar a esos ataques terroristas con una campaña larga y sostenida para acabar con el terrorismo internacional.

Nuestra respuesta fue rápida y bien planeada. El terrorismo internacional tiene muchas facetas y nuestra respuesta ha sido diseñada para enfrentar la naturaleza compleja de esa amenaza. En Estados Unidos hemos emprendido cambios para mejorar la seguridad aérea y de los aeropuertos. Hemos empezado el difícil trabajo de patrullar mejor nuestras fronteras que tradicionalmente eran abiertas. También hemos empezado el difícil trabajo de garantizar el intercambio de información entre nuestras agencias gubernamentales, para identificar a quienes podrían cometer actos terroristas.

Estos esfuerzos han sido emprendidos con amplio apoyo bipartidista en Estados Unidos. Como muchas otras sociedades, nuestro congreso y nuestras cortes debatirán la posibilidad de canjear las libertades ciudadanas por mayor seguridad.

En el extranjero, con amplio apoyo de la coalición internacional, hemos comenzado una campaña en Afganistán para desentrañar y destruir a la red terrorista al Qaeda y sus patrocinadores del régimen talibán. Con los rápidos desarrollos en Afganistán, estamos acelerando nuestras consultas con los afganos, las Naciones Unidas y otros países interesados, sobre cómo establecer un gobierno de base amplia en Afganistán. Estamos en consultas urgentes con varios países sobre la mejor manera en la cual la comunidad internacional puede fomentar y apoyar la paz y la estabilidad en Afganistán ahora que el régimen talibán sale de las ciudades principales. Al mismo tiempo, estamos colaborando con entregas de alimentos y medicinas al pueblo afgano, el cual ha sufrido tanto, como víctima del represivo régimen talibán. Agencias internacionales de socorro están proporcionando alimentos, medicinas y refugio para los refugiados afganos que han soportado el desastre humanitario bajo el régimen talibán.

Con la amplia cooperación de las agencias internacionales de ejecución de la ley, también hemos iniciado un gran esfuerzo para identificar a los individuos y grupos que proporcionan apoyo financiero a la red terrorista al Qaeda.

El 23 de septiembre el Presidente Bush expidió la Orden ejecutiva 13224, ampliando la autoridad del Departamento del Tesoro para congelar los activos de instituciones financieras y ciudadanos extranjeros que conspiren con los terroristas internacionales y sus redes. Esto incluye a los ciudadanos extranjeros y a las instituciones financieras internacionales que trasladan o protegen los activos financieros de las FARC, del ELN y de las Autodefensas.

En nuestro nuevo entorno internacional, Estados Unidos también busca nuevas maneras de colaborar con Colombia contra el terrorismo. Queremos utilizar todas las herramientas disponibles en nuestro sistema judicial para enfrentar las amenazas terroristas. Ya les estamos proporcionando capacitación y asistencia a las unidades anti-secuestro del Ejército y de la Policía (los Gaula).

Como parte de nuestros esfuerzos antiterrorismo, el gobierno de Estados Unidos ha revocado las visas de cuatro colombianos quienes han colaborado con, o apoyado financieramente, a las Autodefensas. Además, hemos agregado a nuestras bases de datos los nombres de los otros 45 colombianos asociados con las Autodefensas, para garantizar que ellos nunca puedan entrar a Estados Unidos. Ese es sólo el primer paso. Continuaremos colaborando con el gobierno de Colombia para recopilar información sobre los miembros, asociados y patrocinadores de las Autodefensas. En particular, nos preocupa la intimidación sistemática de las organizaciones de derechos humanos por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia. El narcotráfico, como el terrorismo, es una amenaza mundial para todas las sociedades civilizadas. Todos los elementos del crimen y la violencia internacionales operan bajo los mismos nexos (el narcotráfico, el terrorismo, los documentos falsos, el secuestro y la extorsión como industria).

Como resultado, el Plan Colombia, la vigorosa política antinarcóticos que empezamos a ejecutar con el gobierno colombiano hace casi un año, también sirve como punto de partida para una fuerte política antiterrorista. El Plan Colombia privará a la guerrilla y a las Autodefensas de los grandes recursos del narcotráfico.

La piedra angular del Plan Colombia es la erradicación. Con el apoyo de Estados Unidos, la Policía Antinarcóticos ha erradicado casi 80.000 hectáreas de coca este año. Eso es más del doble del área erradicada el año pasado. Muchos de nuestros recursos adicionales para el Plan Colombia, especialmente las aeronaves de erradicación, ya han empezado a llegar. El año próximo es clave. Con los recursos y las aeronaves adicionales que estamos suministrando, por primera vez Colombia tiene la capacidad de destruir los cultivos industriales de coca más rápido de lo que los pueden sembrar. Eso nos da verdaderas posibilidades de reducir los cultivos de coca y los ingresos ilegales que éstos generan.

Cada vez con más frecuencia los colombianos me preguntan si la aspersión funciona. La verdad, corta y sencilla, es: "Sí funciona". Y va a funcionar aún más efectivamente en los próximos meses. Tendremos aeronaves adicionales y podremos atacar los cultivos nuevos inmediatamente, no sólo en Putumayo sino también en el sur de Bolívar y en Norte de Santander.

Las fuerzas especiales de Estados Unidos empezaron a capacitar al Primer Batallón Antinarcóticos colombiano en 1999. En mayo de 2001 concluyeron el entrenamiento del Tercer Batallón Antinarcóticos. Los 2.250 miembros de la Brigada Antinarcóticos probablemente son los soldados mejor entrenados hoy en día en Suramérica. Han recibido el entrenamiento más extenso y riguroso de cualquier tropa del mundo sobre protección de derechos humanos. Para asegurar la protección total de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, en sus operaciones van acompañados por fiscales y funcionarios de derechos humanos.

Las operaciones que comenzaron en diciembre de 2000, los dos primeros batallones antinarcóticos, colaborando de cerca con unidades de la Policía Nacional y de la Fiscalía, han tenido excelentes resultados. Han destruido más de 500 laboratorios de coca y 14 laboratorios de clorhidrato de cocaína, casi todos relacionados con las FARC o los paramilitares.

Desde el 23 de julio hemos suministrado 12 nuevos helicópteros Blackhawk al Ejército colombiano y a la Policía Nacional. Entregaremos cuatro más para finales de este año y esperamos suministrar 25 helicópteros Huey II a principios del año entrante. Todos estos recursos van a darle a las fuerzas de seguridad de Colombia una mayor movilidad y capacidad de reacción rápida. Si podemos mantener este ritmo de actividad, las fuerzas de seguridad de Colombia van a lograr una reducción histórica de la producción de narcóticos en Putumayo y en los demás departamentos del sur colombiano, bastante antes de la fecha programada.

El componente social del apoyo de Estados Unidos no ha recibido mucha atención pública en el primer año de la ejecución del Plan Colombia. Pero quiero darles algunas cifras: Estados Unidos está invirtiendo directamente más de US$100 millones en Putumayo, el cual tiene una población de menos de 400.000 habitantes. El apoyo de Estados Unidos al desarrollo alternativo se concentra en las 18.000 familias que cultivan unas 40.000 hectáreas de coca en sus pequeñas parcelas. Estos pequeños cultivadores firman pactos de desarrollo social, por medio de los cuales se comprometen a erradicar manualmente, en un año, sus cultivos de coca, a cambio de asistencia para el desarrollo alternativo. El Gobierno se compromete a no usar la erradicación aérea mientras ellos estén erradicando los cultivos manualmente.

En los últimos seis meses, nuestra asistencia al Programa de Protección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior ha ayudado a proteger a más de 1.000 periodistas, líderes sindicales, y trabajadores de derechos humanos quienes están amenazados.

Y en los últimos seis meses, el apoyo de Estados Unidos al sistema de alarma temprana de la Defensoría del Pueblo, ha ayudado a más de 60 comunidades a ser alertadas sobre posibles ataques de la guerrilla o de los paramilitares.

La colaboración de las entidades de administración de justicia de Estados Unidos y Colombia es más cercana y productiva que nunca. La extradición de cabecillas del narcotráfico ha sido crítica en la reducción de sus organizaciones.

Los ataques del 11 de septiembre han alterado el entorno económico internacional, con consecuencias para las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. La reducción del crecimiento económico en Estados Unidos a había empezado antes de los ataques del 11 de septiembre. Las estadísticas del trimestre anterior a los ataques, demuestran que, por primera vez en ocho años, la economía presentó crecimiento negativo.

Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia. Una reducción en las compras estadounidenses se sentiría fuertemente en Colombia, donde las exportaciones hacia Estados Unidos fueron responsables en gran parte de la recuperación de la economía colombiana. Y la reducción del crecimiento económico en Estados Unidos coincide con crecimiento negativo en Europa y Japón. Pero hay razones para ser optimistas sobre la economía mundial a mediano y largo plazo. La administración Bush y el Congreso están preparando legislación para estimular la economía estadounidense. Igualmente importante, las bases de la economía estadounidense continúan siendo fuertes. Durante la última década, nuestra economía se ha venido adaptando a las sacudidas por ser tan diversificada. La desreglamentación de los mercados financieros, la mayor flexibilidad en los mercados laborales, y los grandes avances en la tecnología de la información, han aumentado nuestra capacidad de absorber los golpes y recuperarnos. Los precios internacionales del petróleo y del gas natural continúan siendo bajos, ayudando a controlar las presiones inflacionarias y permitiendo que las instituciones monetarias de todo el mundo puedan mantener su capacidad de control sobre las tasas de interés.

En este ambiente de incertidumbre económica, es más difícil sostener el apoyo al libre comercio. Por eso es alentador que la cumbre de la Organización Mundial de Comercio en Doha esta semana ha creado los cimientos para una nueva ronda de negociaciones comerciales a nivel mundial. Esperamos ansiosamente una ronda renovada que permita llegar a un nuevo acuerdo mundial de comercio. Ese acuerdo promoverá nuevo crecimiento internacional, como lo han hecho todos los acuerdos comerciales desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.

En el área de libre comercio regional, Colombia, y especialmente su embajador en Washington, han trabajado diligentemente para convencer al Congreso de Estados Unidos de renovar la Ley de Preferencias Arancelarias Andina (ATPA) y ampliarla a otros productos de la región. Inmediatamente después de los ataques del 11 de septiembre las perspectivas del ATPA disminuyeron. Desde entonces, ha revivido el interés en el ATPA. Actualmente cursan proyectos de ley sobre el ATPA tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. El proyecto de ley de la Cámara es más generoso, con gran acceso al mercado para confecciones producidas localmente. El del Senado es más limitado, y principalmente, le da a Colombia y a otros países andinos, el mismo acceso que se le dio el año pasado a las maquilas de los países bajo la Iniciativa para la Cuenca del Caribe. En este momento no puedo predecir cuál será el resultado final del ATPA. Pero, espero que el Congreso apruebe un ATPA ampliada antes de finalizar este año.

Para extender nuestra asistencia a toda la región andina, la administración Bush ha recomendado al Congreso de Estados Unidos una Iniciativa Regional Andina. Esta propuesta solicita US$882 millones de financiación para Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, Perú, Brasil y Bolivia. La administración Bush ha solicitado la mitad de estos fondos para Colombia y la otra mitad para los demás países de la región. Aproximadamente la mitad de los US$882 millones será para asistencia en programas de aplicación de la ley y seguridad, el resto será para actividades de desarrollo social y democrático. El proyecto de ley para financiar la Iniciativa Regional Andina está todavía haciendo su curso en el Congreso.

El Senado ha aprobado US$698 millones para la Iniciativa Regional Andina. La Cámara de Representantes ha aprobado US$826 millones para la Iniciativa. Ahora el Congreso está resolviendo las diferencias entre las dos versiones. Confío en que la financiación para la Iniciativa Regional Andina será aprobada rápidamente, y que pronto tendremos los fondos necesarios para ampliar nuestras actividades.

Otro objetivo fundamental en la política exterior de Estados Unidos tampoco ha cambiado: el apoyo continuo al proceso de paz en Colombia. Sabemos muy bien que la única solución permanente para los problemas de Colombia es una paz perdurable. Nadie ha demostrado más valor que el Presidente Pastrana en la búsqueda de la paz. Continuamos apoyando sus esfuerzos. Hemos instado a las FARC a responder a esos esfuerzos. Recibimos con agrado la noticia esta semana de una posible renovación del diálogo entre el Gobierno y el ELN. Creemos que es hora de que las otras partes en el proceso de paz respondan de buena fe para que el proceso progrese.

Sólo se podrá lograr una Colombia de paz, prosperidad y justicia para todos los colombianos, si en la mesa de negociación se abordan los temas con sinceridad y se definen acciones concretas para llevar a cabo.

Gracias.



Bogotá, D.C.
15 de noviembre de 2001