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Actualizada: 1/VIII/00

Entrevista con el Embajador Curtis Kamman

Agencia de Noticias Colombiana, ANCOL


ANCOL: Durante su cargo en la Embajada cambiaron muchas cosas en Colombia, pero ¿qué cambió en su país en relación con la percepción sobre la realidad colombiana?

KAMMAN: Desde la elección y posesión del Presidente Pastrana hemos tenido una muy buena oportunidad para mejorar y ampliar las relaciones y en eso tuvimos una gran ventaja: que el presidente Clinton tuvo un interés personal en adelantar la agenda con Colombia recibiendo al presidente electo Pastrana unos días antes de la posesión, y después, recibiéndolo en visita de Estado en octubre del 98. En todo ello lo bueno ha sido la voluntad de los presidentes Pastrana y Clinton de seguir adelante en los temas principales que afectan las relaciones entre nuestros países.

ANCOL: ¿Pero sí cambió la percepción hacia Colombia?

KAMMAN: Pienso que sí. Ahora se entiende mejor en Washington cuáles son los problemas y los desafíos que existen en Colombia y cómo afectan los intereses de Estados Unidos. También, se entiende un poco mejor la difícil situación económica que está viviendo este país y por eso tenemos un gran interés en ofrecer nuestro apoyo.

ANCOL: En marzo de 1998, al presentar sus cartas credenciales, se propuso como tarea perseguir a los narcotraficantes, someterlos a la justicia, exigir la extinción del dominio de sus bienes y buscarles castigos más estrictos. Hoy, cuando termina su gestión, ¿siente que cumplió la tarea?

KAMMAN: Con la cooperación del Gobierno, es claro que ya hay extradición de colombianos solicitados por la justicia de Estados Unidos; ya hay sentencias más rígidas en Colombia para los narcotraficantes y, creo que también hemos llegado a una situación algo mejor en este tema global de la lucha contra el narcotráfico. Pero al mismo tiempo, tengo que reconocer que todavía existe impunidad y aún hay organizaciones importantes involucradas en este delito. Lo que sí evidenciamos en todo esto, es la voluntad de las autoridades colombianas de colaborar en esta lucha que realmente es compartida.

ANCOL: Cuando en 1997 el Senado de su país lo confirmó en el cargo, usted dijo que, entre otros, se iba a concentrar en concluir un tratado bilateral de inversiones con el fin de ampliar la presencia de Estados Unidos en sectores como energía, manufacturas y servicios financieros. ¿Cuál es su balance en este frente?

KAMMAN: Lamentablemente en esta materia el balance no es favorable. Y no es culpa de Colombia. Hace tres años cuando yo estaba en el Senado de Estados Unidos todavía faltaba una reforma constitucional en Colombia sobre el tema de expropiación de propiedades sin compensación. Colombia, entonces, cumplió al cambiar la Constitución y permitir continuar con una negociación de un tratado bilateral para la protección de inversiones. Lamentablemente, lo que ha ocurrido es que en Estados Unidos hay otras prioridades para tratados de esta naturaleza y todavía no se ha adelantado nada al respecto. Yo creo que la perspectiva es buena para seguir en el futuro y voy a seguir hablando de eso. Ojalá mi sucesor siga hablando de esto para convencer a nuestra gente en Washington de que es una tarea prioritaria. Pienso que todavía es un tratado necesario y deseable y Colombia ya no tiene ningún problema. Es decir, es Estados Unidos el que tiene que seguir adelante.

ANCOL: Independientemente del tema de seguridad, ¿cómo percibe las actuales condiciones y posibilidades de inversión que presenta Colombia y cuáles son sus recomendaciones al respecto?

KAMMAN: Los inversionistas que vienen a verme siempre hablan de seguridad. Me hablan del tema del secuestro y de extorsión. Y están muy preocupados. Los que conocen Colombia están manteniendo su presencia, importante, en algunos casos; están ampliando su inversión. Pero las empresas nuevas que no conocen Colombia tienen reticencia y preocupación. Pienso que lo que es clave aquí es reducir el nivel de violencia y de secuestros para crear las condiciones necesarias que buscan los inversionistas. Eso lo ha dicho el mismo Presidente de la Bolsa de Nueva York y muchos especialistas de Wall Street. Creo que el país está haciendo lo que puede para mejorar la situación pero todavía no es suficiente para la gran mayoría de inversionistas.


Sobre el Plan Colombia

ANCOL: Embajador, dejando de lado el punto de vista militar, desde su óptica como experto en el tema de sustitución de cultivos y su vocación agrícola, ¿cuál es su opinión del Plan Colombia?

KAMMAN: Sinceramente le digo que el Plan Colombia es un plan para mejorar la situación del país y para ofrecer el desarrollo rural y social que necesita el país. La parte nuestra del Plan, la que corresponde a Estados Unidos, es algo así como el 20% del total. Esa parte principalmente está dirigida en contra del narcotráfico pero al mismo tiempo hay plata en el paquete de ayuda para el desarrollo alternativo que es una forma de ofrecer a los campesinos una opción para cultivar los productos lícitos, rentables y que tienen mercado. Ello ya hizo historia en otros países donde hemos colaborado, como Bolivia y Perú. Estoy convencido de que para los campesinos con pequeños terrenos, la sustitución es la mejor forma de solucionar el problema de los cultivos ilícitos.

Lamentablemente en Colombia también hay terrenos que no son de nadie, o son del Gobierno o son selváticos y son cientos de hectáreas completamente dedicadas al cultivo de coca. Esos son terrenos desarrollados por los narcotraficantes y en ellos pienso que es necesario aplicar la fumigación como la Policía de Colombia está haciendo. Por eso, para gente de pequeños cultivos es muy importante ofrecer el desarrollo alternativo pero para terrenos muy grandes hay que seguir con la fumigación.

ANCOL: Y ahora sí, tocando el tema de la ayuda militar, ¿qué mensaje de tranquilidad tiene usted para aquellos colombianos y ecuatorianos que ven en la aplicación del Plan Colombia una guerra en el sur del país?

KAMMAN: El problema para el Gobierno de Colombia es que no hay presencia en muchos lugares del país, ni del Gobierno ni de la Fuerza Pública, y por eso los narcotraficantes pueden obtener la cooperación de los campesinos y la protección de la guerrilla, en unos casos, y de los paramilitares, en otros. Si se permite que esta situación siga, es muy peligroso para el país y significa un aumento en el tráfico de drogas. La puesta en marcha del Plan Colombia no implica una guerra sino implica un control del territorio del país de parte del Gobierno. En eso creo que la estrategia del Gobierno para el sur del país es la estrategia correcta. Es decir, no ceder esos terrenos a los narcotraficantes.

ANCOL: ¿Cuál fue la etapa más dura en todo el proceso de aprobación de la ayuda de su país al Plan Colombia?

KAMMAN: El tiempo más difícil se presentó después de la aprobación en la Cámara y cuando entró el proyecto al Senado. No se trataba de que los congresistas estuvieran en contra de la ayuda a Colombia sino que se presentaron dificultades de política interna del Congreso sobre cómo se iba a conseguir la plata.

ANCOL: A propósito del reciente episodio sobre el uso de los helicópteros Black Hawk, quisiera una precisión: ¿está o no el Gobierno de Estados Unidos dispuesto a permitir que equipos que fueron entregados exclusivamente para combatir el narcotráfico sean usados por razones humanitarias, por ejemplo, para el rescate de policías que están en medio de un ataque de la guerrilla?

KAMMAN: Siempre lo hemos permitido y hemos tenido la política de que estos helicópteros pueden ser utilizados para actividades humanitarias y también para defender a la Policía y a las Fuerzas Militares si están bajo ataque en una zona donde hay actividad antinarcóticos. (Sobre el caso particular que ocasionó el comunicado de prensa de la Embajada) no había discusión alguna; la Policía nunca nos preguntó nada y no hemos rechazado el uso de los helicópteros para esos fines que, entre otros, es un uso normal de los helicópteros.

ANCOL: Otro tema que se ha hecho presente en la coyuntura de las relaciones bilaterales es el uso del hongo Fusarium oxisporum. ¿Seguirá su gobierno insistiendo con ese agente después del rechazo que el Gobierno colombiano ha expresado a su posible aplicación?

KAMMAN: Bueno, el uso del hongo es algo que exige mucha investigación. Hay que tener las pruebas para estar bien seguros que éste no representa ningún peligro para los otros cultivos, además de la coca y la amapola. Ya hay experiencias con investigaciones similares en plantas de amapola en Uzbekistán. Con coca hay algo de investigación en zonas tropicales, por ejemplo, en Hawai, pero lo que hace falta es una buena investigación aquí en Colombia. Antes de utilizar ese método, obviamente se necesitan dos o tres años de investigación. El Programa de Naciones Unidas para el Control de Drogas ya está conduciendo algunos programas y está hablando con el Gobierno de Colombia sobre las condiciones en las cuales se podrían desarrollar las investigaciones. Estados Unidos está dispuesto a financiar una parte de esas investigaciones de Naciones Unidas. Entre tanto, me parece más eficaz seguir con los químicos y no con los métodos de micoherbicidas, es decir, con los hongos. Tengo entendido que el Ministro del Medio Ambiente quiere que sean hongos nativos de Colombia. Me parece razonable y por eso la investigación tiene que ser bastante amplia. Pero va a tardar algún tiempo...


Sobre el proceso de paz

ANCOL: Su Gobierno ha anunciado reiteradamente que respalda el proceso de paz colombiano y la gestión del presidente Pastrana en ese sentido. ¿Cómo entender, entonces, la ausencia de su país en reuniones claves como la pasada audiencia sobre cultivos ilícitos en San Vicente del Caguán?

KAMMAN: No cabe duda de que hay cultivos ilícitos en la zona de distensión pero esos no son los principales narcocultivos del país. Representan menos del 10% de toda la coca existente. Sabemos que hay propuestas y algunos programas pilotos de Naciones Unidas dentro de la zona de distensión para desarrollo alternativo. En ese sentido, pensamos que eso es muy adecuado, siempre y cuando el Gobierno de Colombia mantenga el control sobre los recursos que se están aplicando.

Nosotros hemos tomado la decisión de no financiar ningún proyecto dentro de la zona de distensión, por lo menos en este momento, hasta que se logre un acuerdo mucho más sólido sobre lo que va a ocurrir en esa zona. Pero no tenemos ningún problema con los que están haciendo esos proyectos. Pensamos que hay que hacer proyectos en todo el país y hay que hacerlo en zonas donde hay más coca que la existente en la zona de distensión. Es por ello que estamos favoreciendo proyectos de desarrollo en Putumayo y en Caquetá. También, en zonas amapoleras como Huila y Tolima.

ANCOL: Decisión que se adoptó tras el caso de los indigenistas estadounidenses asesinados...

KAMMAN: Sí. El caso de los indigenistas ha afectado mucho nuestra posición sobre la posibilidad de mantener contacto con las FARC. En cualquier caso hubiéramos preferido no tener nuestros proyectos de desarrollo dentro de la zona de distensión pero, además, no podemos tener contacto directo con las FARC hasta que entreguen a los responsables por el crimen de los tres indigenistas que fueron asesinados por las FARC en marzo de 1999. Hasta la fecha no han entregado a nadie a la justicia ordinaria y por eso no estamos tomando contacto con las FARC.

Al mismo tiempo pensamos que es importante que la comunidad internacional mantenga su interés y que tengan contactos con la guerrilla para convencerla de que vale la pena entrar a un proceso de paz y llegar a un acuerdo. Por eso estamos en esta situación: no tenemos contactos con las FARC, pero estamos a favor de los contactos de otros países y de los organismos multilaterales.

ANCOL: Cuando regrese a su país ¿qué contestará cuando le pregunten si las FARC tienen verdadera voluntad de diálogo y si están delinquiendo desde la zona de distensión?

KAMMAN: Voy a contestar que el tema todavía es incierto. Que no es muy clara la intención de la guerrilla y creo que es un tema que tiene que manejar el Gobierno colombiano. Debe seguir dialogando, negociando y, estamos en... vamos a ver...

ANCOL: Uno de los hechos más difíciles que tuvo que enfrentar usted fue el caso de los funcionarios a su cargo que usaron el correo diplomático para introducir drogas a su país...

KAMMAN: Al respecto, quiero comentar que para esta embajada fue una gran lástima que se haya involucrado la esposa de uno de los oficiales en la exportación de productos ilícitos. También quisiera comentar que hay mucha gente en Colombia diciendo que la sentencia que recibieron esa señora y su esposo fueron sentencias muy bajas. Y esa no es la realidad. La cantidad de drogas que exportó la señora Hiett fue unos kilos. Esa es la cantidad que generalmente se entiende como la que transporta una mula, que es la persona que lleva una pequeña cantidad de droga. La sentencia aquí en Colombia para mulas es de aproximadamente cinco años. La sentencia en Estados Unidos para mulas es, aproximadamente, cinco años. Y la sentencia que recibió esta señora fue de cinco años. Su esposo (quien no estaba involucrado en el movimiento de la droga pero sí fue acusado de encubrimiento) recibió cinco meses, que es el promedio de pena para el delito de encubrimiento aquí y en Estados Unidos. Por eso aquí no hay una norma doble ni justicias diferentes. Los esposos Hiett recibieron un castigo que me parece bien importante y significativo.

ANCOL: Pero a raíz de ese escándalo, el periódico The Washington Post aseguró que ello aumentó las preocupaciones en Washington sobre su embajada a la que describen como una sede "que opera" con una peligrosa mentalidad de bunker que se resiste a implementar las iniciativas de las nuevas políticas...

KAMMAN: Esa fue la opinión de un periodista de The Washington Post; no fue la opinión de la junta directiva ni de los editores. Fue la opinión de un periodista y, por supuesto, no estoy de acuerdo con ella.

ANCOL: La situación carcelaria colombiana también fue otra de sus preocupaciones. ¿Colombia mejoró en este frente?

KAMMAN: Va a mejorar. Yo pienso que el desafío de las cárceles es uno de los problemas principales que tiene el país y ya hemos anunciado una colaboración con el Inpec y el Gobierno para mejorar la situación. Estamos comenzando con la cárcel de Valledupar. Tengo confianza en que la situación va a mejorar en los próximos años.

ANCOL: ¿Existen todavía vínculos entre militares y autodefensas?

KAMMAN: Yo pienso que esas críticas son exageradas. Tengo que reconocer que hay casos individuales en que, por lo menos, se presentó omisión y a veces comisión. Pero tengo gran confianza en el compromiso de las Fuerzas Armadas de Colombia de eliminar ese problema de tener vínculo o por lo menos de no tomar las acciones necesarias en contra de los paramilitares. Para mí, los paramilitares son delincuentes y la mayoría de miembros de la Fuerzas Armadas colombianas entiende bien eso y tiene ahora con un gran compromiso de hacer cumplir la ley.

ANCOL: Cuando usted fue embajador en Bolivia, recomendó a su país revocar seis visas, incluida la del ex Presidente Jaime Paz Zamora. ¿Cuántas visas se revocaron a narcos colombianos o sus conspiradores durante su administración?

KAMMAN: El tema de las visas es un tema de aplicación de la ley de EE.UU. Obviamente cuando se aplica a una persona que tiene un perfil político muy alto siempre llama mucho la atención. En Colombia, diariamente hay casos que llegan a nuestro consulado en los cuales la gente está de alguna forma involucrada quizás en narcotráfico, quizás en lavado de dinero, pero tratamos en cada oportunidad de analizar muy bien la información y negar visas a personas que están involucradas en esa actividad. Durante mi gestión como embajador, quizás se presentaron docenas de estos casos pero no son tan frecuentes como uno podría pensar.

ANCOL: ¿A qué se va a dedicar ahora el diplomático, reservado y tímido Curtis Kamman?

KAMMAN: Por ahora, voy a jubilarme y después voy a buscar algo para ocuparme, quizás en el campo de la enseñanza en una institución superior. Pero todavía no tengo nada firme.

ANCOL: ¿Va a extrañar a Colombia, Embajador?

KAMMAN: Mucho. Voy a extrañar a la gente que he conocido aquí. Quisiera, algún día regresar con mi mochila y conocer aún más de este país...



Santafé de Bogotá
29 de julio de 2000