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Palabras de la Embajadora Anne Patterson ante la XV reunión anual del Consejo Asesor de Seguridad en el Extranjero

Departamento de Estado
Washington, DC
miércoles1º de noviembre de 2000

English version


Estoy complacida de estar con ustedes hoy y de compartir mi perspectiva de cómo la situación de seguridad en Colombia afecta el clima de inversión y comercio, y cómo las preocupaciones de seguridad afectan el bienestar de las compañías estadounidenses que operan en Colombia. Al revisar la lista de miembros del Consejo, veo que muchas de sus compañías están en Colombia.

Estados Unidos está cerca de emprender una iniciativa sin precedentes en este Hemisferio. Tenemos una oportunidad enviada del cielo para reducir el flujo del tráfico de narcóticos hacia Estados Unidos. La producción de coca nunca antes había estado concentrada como lo está ahora en el sur de Colombia, y finalmente tenemos los recursos para atacar a todos los elementos del narcotráfico a la vez. Más tarde me referiré a esto y porqué creo que su resultado será un mejoramiento significativo del ambiente de negocios.

Como representates comerciales ustedes quieren saber dos cosas sobre Colombia. Primero, si la inversión de su compañía tendrá éxito financiero en Colombia. Y si es así, ¿puede hacerlo a un riesgo razonable para su personal y sus instalaciones? La respuesta a la primera pregunta es ciertamente sí. La segunda no la puedo responder con seguridad porque existen muchas incógnitas en la puesta en práctica del Plan Colombia. Pero les daré las respuestas más claras posible.

Quiero empezar con un resumen de las condiciones económicas en Colombia, las cuales son mucho más positivas que las retratadas en los medios. Luego me referiré a la participaciíon de Estados Unidos en el Plan Colombia y el apoyo que le está dando a los esfuerzos del Gobierno colombiano para afrontar los problemas del país. Concluiré con algunas ideas sobre la seguridad comercial y análisis de riesgos corporativos.


El ambiente comercial

Colombia ha sido por largo tiempo un lugar clave para los negocios y las inversiones estadounidenses. Actualmente operan en Colombia unas 120 firmas de Estados Unidos, adermás de muchas otras que tienen alguna clase de afiliación. La inversión directa total de Estados Unidos es de cerca de US$8 millardos, o sea, como el 11% del PIB. Las compañías estadounidenses han creado cerca de 150.000 empleos directos, y unas cuatro veces esa cantidad de empleos indirectos. Nuestra presencia va desde industrias de extracción como la Occidental en petróleo y las Drummond y Exxon en carbón, hasta generación electrica como la KMR; operaciones industriales como la General Motors en automóviles y camiones; y Colgate-Palmolive y Frito-Lay en productos para el consumidor. Las compañías estadounidenses tienen una fuerte presencia en tecnología de la información y telecomunicaciones, como IBM, AT&T; y BellSouth, así como las que suministran servicios financieros como BankBoston y Chubb.

Colombia es el socio comercial número veinticinco de Estados Unidos en el mundo, y el quinto en América Latina, después de México, Brasil. Argentina y Venezuela. Estados Unidos es el socio comercial más grande de Colombia, el cual vende cerca de US$4 millardos anuales, o sea, el 32% de las importaciones colombianas de US$10 millardos. Estados Unidos definitivamente es el mercado más importante para exportaciones colombianas básicas tan variadas como café, azúcar, carbón así como productos de valor agregado como confecciones y alimentos procesados. Las noticias comerciales de Colombia sí son buenas hoy y todavía mejores en lo relacionado con su potencial futuro como miembro de la comunidad económica mundial. Pero las buenas noticias como esas casi nunca reciben prensa. Y, debido a la mala imagen de Colombia, no debe sorprendernos que las compañías estadounidenses no quieran invertir ahí. El Departamento de Estado advierte que Colombia "es uno de los países más peligrosos del mundo" y sugiere a los ciudadanos estadounidenses que no viajen a Colombia si no es absolutamente necesario. Esa advertencia está diseñada para llegar al público más amplio posible, sin distinguir entre razones de viaje ni itinerarios. No sólo lo turistas le ponen atenció'; también las compañías. Las compañías se preguntan si vale la pena hasta el riesgo de enviar a un ejecutivo para cerrar un negocio, mucho menos hacer un viaje exploratorio o considerar comprometerse con un gran negocio o una grande inversión.

Y las oportunidades habían disminuido. Luego de 40 años de crecimiento económico continuo, la mayor tasa de crecimiento en América Latina, en 1997 llegó una recesión que duró hasta finales de 1999. Esta recesión trajo consigo una parálisis comercial y financiera. El miedo por la inseguridad y especialmente la disponibilidad de mejores oportunidades financieras en otros sitios (como el floreciente mercado accionario en EE.UU.) agravaron la fuga de capitales. Pero el Gobierno colombiano reacció responsablemente, siguiendo las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional, devaluando el peso y comenzando la reestructuración necesaria en el sector financiero.

Los indicadores económicos sugieren que la recesión ha terminado y que las reformas económicas e institucionales se han logrado. Este año se espera volver a un crecimiento modesto del PIB de alrededor del 3%. El problema es que la confianza comercial y financiera permanece débil y el desempleo inaceptablemente alto. La falta de progreso concreto en el proceso de paz y las continuas atrocidades de la guerrila, los paramilitares y los delincuentes comunes, causan incertidumbre en el clima comercial y de inversiones. Mientras la mala imagen es parte de la verdad, no es todo. Igualmente válida es la experiencia diaria de muchas compañías estadounidenses que continúan operando en una forma bastante normal. Infortunadarnente las noticias negativas a veces han logrado el efecto no intencional de premiar al terrorismo espantando a las empresas. Esto le hacedaño al crecimiento económico, causa desempleo y contribuye al sufrimiento social.

Muchas compañías experimentadas como las suyas que están bien establecidas en Colombia continúan afirmando su compromiso a largo plazo con el país.Las compañías estadounidenses están invirtiendo estratégicamente en Colombia a pesar de su larga historia de problemas. Por ejemplo en mayo la BellSouth adquirió una tercera parte de Celumóvil, S.A., uno de los principales proveedores de comunicación inalámbrica con 700.000 suscriptores en el oriente y norte de Colombia. Luego, con Celumóvil la BellSouth adquirió a Cocelco, el principal proveedor de comunicación inalámbrica en el occidente colombiano. Estos dos negocios tuvieron un valor de casi US$700 millones. También en el dinámico sector de las telecomunicaciones, Globaltron compróel 75% de Interloop en una transacción de US$100 millones. Interloop es una fuerza local principal en la convergencia de los servicios de telefonía e internet. Si also es un buen negocio, las buenas compañías buscarán la forma de lograrlo, y aprenderán a vivir con los riesgos, ya sean físicos, institucionales o financieros. Examinemos el ambiente comercial a largo plazo. Tanto en la región latinoamericana como en el mundo, Colombia se ubica sólidamente en el centro del grupo de países recientemente industrializados que son ricos en recursos minerales y agrícolas y que tienen economías diversificadas en manufactura y consumo. Colombia tiene un sistema democrático estable con procesos legislativos y judiciales modemos; mercados cada vez más abiertos y política de inversiones que estimula la inversión; un ambiente fical, regulatorio y aduanero relativamente consistente; así como modernas y adecuadas infraestructura y telecomunicaciones. Es especialmente importante que su fuerza laboral es relativamente bien educada y entrenable, con una fuerte ética del trabajo y alta productividad.

Las compañías intemacionales ven a Colombia corno una de las economías más competitivas de la región. Ven un país amistoso para los negocios, que presenta pocos riesgos en cuanto a la expropiación de activos, la repatriación de ganancias y otros asuntos importantes para una empresa. El Gobierno colombiano trata de apoyar los negocios en asuntos de seguridad, a través de su justicia y fuerzas militares, con sus limitados recursos.

En mi opinión, ahora Colombia representa una de las gangas en el Hemisferio para los inversionistas estadounidenses. La propiedad raíz es barata. Los negocios están en venta. El mercado de acciones colombiano está subvalorado. Y lo que es más importante: hay muchos, muchos colombianos, entrenados, profesionales, y dedicados, con amplia experiencia que puede ser utillizada por las firmas estadounidenses. O sea, las firmas estadounidenses tienen una oportunidad de hacer una buena compra y posicionarse para lo que casi con seguridad será una de las historias de éxito en América Latina.


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Plan Colombia

Entonces, ¿qué está haciendo Estados Unidos por Colombia? ¿Qué vamos a lograr en el Plan Colombia? Y, lo más importante para ustedes, el mayor compromiso de Estados Unidos y su presencia ¿ponen en riesgo a las firmas estadounidenses al elevar el perfil?

El Gobierno de Estados Unidos; está invirtiendo US$1,3 millardos en el Plan Colornbia (y esta es una primera cuota en un compromiso a largo plazo), una iniciativa del Gobierno colombiano el cual podría llegar hasta los US$7,5 millardos. Es un plan integrado para reducir el narcotráfico y ayudar a reforzar las instituciones colombianas. Varios elementos que se han unido le auguran éxito.

Durante los últimos cinco años, Colombia se ha convertido en el centro del comercio internacional de cocaína, en gran parte como resultado del éxito en la interceptación, la erradicación y los esfuerzos de desarrollo alternativo en Perú y Bolivia. Para aquellos de ustedes que están diciéndose a sí mismos que Colombia siempre fue el centro del comercio de la cocaína, hay unas pocas cosas que son diferentes esta vez.

Por un lado, gran parte de la coca mundial se cultiva ahora en el sur de Colombia en vez de otros sitios en los Andes, y esos cultivos están extremadamente concentrados, haciéndolos mucho más vulnerables. Por otro lado, irónicamente, el desmantelamiento de los carteles de Cali y Medellín abrió el tráfico a organizaciones más pequeñas. Esto le ha permitido a la guerrilla y otros grupos armados entrar al mercado. Y ésta es la razón por la cual la guerrilla es mucho más fuerte ahora. Las FARC y el ELN han estado en Colombia por cincuenta años y nunca representaron una amenaza muy seria. El nuevo elemento es la cantidad extraordinaria de dinero que ellos tienen disponible del narcotráfico. Pero también quiere decir que las organizaciones de narcotraficantes son más pequeñas, menos integradas, y más vulnerables que los carteles anteriores. Lo que es más importante: en el Gobierno de Andrés Pastrana tenemos una administración con la cual podemos colaborar; un gobierno con funcionarios honestos y dedicados quienes están comprometidos a luchar contra el narcotráfico y traerle la paz a Colombia. Quienes vieron al Presidente Pastrana en el programa "60 Minutes" tuvieron que quedar impresionados con su valor.

Con los fondos de asistencia suplementaria por más de US$1 millardo, el Gobierno de Estados Unidos tiene ahora más recursos a su disposición que nunca antes. Simplemente no podíamos permitir que la producción de coca creciera sin control (y el cultivo de la coca en Colombia creció más del 22% el año pasado), porque eventualmente inundaría nuestras calles con drogas baratas, empantanando nuestros programas de tratamiento. Las operaciones internacionales han sido siernpre el huérfano de la política antinarcóticos de nuestra nación, pero, por primera vez podemos contribuir al esfuerzo colombiano en forma vía comprensiva, atacando todos los elementos a la vez.

Bajo el Plan Colombia, la erradicación aérea de los cultivos iindustriales de coca, continuará y se intensificará durante el verano que empieza en diciembre. Este esfuerzo coincidirá con la graduación del segundo Batallón Antinarcóticos del Ejército y la llegada de helicópteros UH-1N. Los dos nuevos batallones antinarcóticos serán desplegados con un batallón del cuartel principal, para destruir los laboratorios, proteger las misiones de erradicación, e interceptar las actividades del narcotráfico. Aunque estos esfuerzos todavía no se han iniciado, la guerrilla ha intensificado sus actividades en el sur para incrementar los costos del Plan Colombia.

Quiero subrayar que el apoyo que Estados Unidos está dándole a Colombia es únicamente antinarcóticos El personal militar de Estados Unidos en Colombia en un día cualquiera casi nunca excede los 300. Su papel es el de proporcionar entrenamiento, equipamiento e inteligencia a las fuerzas antinarcóticos colombianas. No tenemos objetivo militar. Y no creemos que el conflicto interno de Colombia tenga una solución militar. El apoyo para las fuerzas militares y policiales colombianas suma solamente una octava parte del total de asistencia anticipada para el Plan Colombia de todos las fuentes. Esa asistencia, que incluye gran financiación para helicópteros y apoyo para la Policía y las fuerzas armadas colombianas durante los dos primeros años del Plan Colombia, es importante para establecer las condiciones de éxito en otros aspectos del Plan Colombia.

También hay disponibilidad de financiación de Estados Unidos para estimular el desarrollo alternativo, ayudar a los desplazados, promover los derechos humanos, mejorar la gobernabilidad local, apoyar el proceso de paz, erradicar los cultivos ilícitos, e interceptar los narcóticos dirigidos hacia los mercados intemacionales. Además hay fondos disponibles para los países vecinos de Colombia, para ayudarles a enfrentar los problemas que podrían resultar de los esfuerzos combinados para resolver los entrelazados problemas de Colombia.

Los fondos para reforzar las instituciones colombianas de derechos humanos y volver los gobiernos municipales más responsables y trasparentes, son importantes aspectos del apoyo estadounidense al Plan Colombia. Estas iniciativas cívicas complementan la asistencia al proceso de paz por medio de fondos para una mejor evaluacion de las estrategias de negociación con las FARC y el ELN. Compartimos de corazón la creencia del Gobierno colombiano de que un proceso de paz viable es clave para lograr una paz permanente.

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Seguridad empresarial

Obviamente nuestro compromiso con el Plan Colombia y con la reducción de los ingresos del narcotráfico, no les cae muy bien a los actores del mal. Nos critican y critican al Plan en diatribas marxistas que no son apoyadas por los 40 millones de colombianos que están cansados de que 20.000 bandidos los intimiden en su propio país.

Quiero hablar francamente sobre los verdaderos peligros y riesgos en Colombia. Debemos reconocer el potencial de mayor terrorismo y violencia a corto plazo a medida que los traficantes, la guerrilla y los paramillitares sienten la presión del Plan Colombia. La guerrilla se ha pronunciado repetidamente en contra del Plan Colombia. Es lógico pensar que haya algún tipo de represalias contra Estados Unidos o contra compañías estadounidenses. Algunos colombianos me han dicho que temen al reducirse los ingresos de la guerrilla por el narcotráfico ésta aumente el secuestro y la extorsión como medios de ingresos. Espero que eso no suceda a medida que la guerrilla y los paramilitares sean debilitados al quitarles su mayor fuentes de recursos. Las compañías estadounidenses deben estar lo más preparadas posible para proteger sus instalaciones y su personal hasta que se restablezca el orden.

Dos grupos guerrilleros, las FARC y el ELN están extorsionando y amenazando bajo lo que llaman la "Ley 002" por medio de la cual exigen contribuciones de empresas e individuos adinerados. O, por lo memos pensamos que es la guerrilla la que amenaza, porque a menudo en Colombia es difícil distinguir entre los criminales comunes, las organizaciones paramilitares y la guerrilla. Hay grupos disidentes, que ya no están bajo el control de la guerrilla,los cuales también secuestran y extorsionan. Infortunadamente, unos 100 estadounidenses han sido secuestrados en Colombia desde 1980. Aproximadamente el 60% de ellos han tenido doble ciudadanía o han vivido en Colombia por mucho tiempo, y simplemente estaban en el sitio inadecuado en el momento inadecuado. Cuando las FARC hicieron estallar el tren de la compañía carbonífera Drummond, secuestraron a sus empleados y amenazaron con extorsión, fue un incidente de primera plana. La confianza de los inversionistas extranjeros sufrió luego cuando la Drummond cambió de parecer sobre una licitación para un gran proyecto de privatización, el cual fue conseguido por una compañ;ia surafricana a un precio de ganga.

Así que no es sorprendente que las compañ;ias estadounidenses piensen que puedan ser el próximo blanco. Los gerentes generales en Colombia tienen que contestar preguntas difíciles de sus casas matrices sobre la posibilidad de violencia contra sus empleados y sus familiar.

Y, entonces, ¿qué está haciendo al respecto la comunidad empresarial en Colombia? Y, ¿cómo se involucra la Embajada? La comunidad empresarial, a través de sus principales organizaciones, la Cámara de Comercio Colombo Americana y el Consejo de Empresas Americanas en Bogotá, Cali, Cartagena, Medellín y Barranquilla, está aumentando las advertencias de seguridad y la capacidad de respuesta. Nuestro funcionario regional de seguridad, nuestro consejero comercial y yo trabajamos de cerca con ella. La Embajada recibe un flujo constante de visitas de funcionarios de seguridad empresarial para analizar la situación. Le damos asesoría a cada compañía para que revisen sus planes de seguridad para asegurarse de que sigan normas, y les aconsejamos cómo conseguir ayuda experta.

Todos queremos que la seguridad empresarial se la mejor posible, y varias acciones han sido identificadas. Acabo de volver de un viaje a Cali, la ciudad principal que más sufrida, donde la Cámara de Comercio Colombo Americana llevó a cabo su congreso anual. La comunidad empresarial de allá y la Embajada están diseñando una red de asistencia mutua y seguridad para compartir información rápida y eficientemente a nivel nacional. Esta es una iniciativa importante, la cual debe ayudar a dar información actualizada sobre amenazas en curso.

Al mismo tiempo, la situación en cada empresa es diferente, como lo son los requisitos de seguridad que imponen las casas matrices. Obviamente, empresas que operan en remotas áreas rurales in producción petrolera o en distribución eléctrica, tienen perfiles de riesgo muy distintos que una compañía de alta tecnología o una institución financiera con oficinas en un moderno centro empresarial de Bogotá, o una planta de fabricación de productos para el consumidor con una gran fuerza laboral en un suburbio de Cali. Así que no tenemos intención de imponer una solución de talla única. Como dice nuestro funcionario de seguridad a menudo: "la seguridad no es un tipo con una pistola y un carro blindado; es todo un sustema".

Quiero reiterarles que en la Embajada en Bogotá estamos para ayudarles en todas las formas posibles. Nuestro funcionario regional de seguridad y sus asistentes son número 1-A, como se esperaría para un sitio como Bogotá. Tenemos un gran contingente de personal de administración de justicia, y nuestros agentes del FBI ayudan a las familias de ciudadanos estadounidenses que han sido secuestrados. Diseminamos a la comunidad de ciudadanos estadounidenses en Colombia, tan rápido como podemos, información sobre amenazas serias. El Gobierno colombiano coopera con las compañías estadounidenses. El Plan Colombia también ayudrá a abordar algunos ede estos problemas, incluyendo asistencia al grupo antisecuestro y reforzando las capacidades investigativas de la Policía y de la Fiscalía.


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El clima empresarial futuro

Voy a volver sobre el clima empresarial. ¿Por qué es importante apoyar a las empresas estadounidenses en Colombia en vez de alentarlas a irse a otra parte? Ya he mencionado el potencial del mercado para oportunidades empresariales a mediano y largo plazo así como la posición de Colombia como eje regional caribe y andino. ¿Cuándo se realizará este potencial?

Creo que el Plan Colombia tendrá éxito. Este contribuirá materialmente a una Colombia próspera y en paz. La guerrilla se acercará a la mesa y el proceso de paz se emprenderá. Quiero aclarar (y sólo hace tres años que terminé como embajadora en El Salvador) que el proceso de paz, cuando llegue, se demorará y será difícil y costoso. Pero sucederán dos cosas, como en El Salvador: Los colombianos regresarán en un número mucho mayor del que esperamos ahora, y ellos traerán su dinero para inversiones. La demanda represada y la confianza empresarial causará una prosperidad repentina al menos durante los dos primeros años. Las compañías estadounidenses querrán estar ahí durante esa prosperidad.

Además, hay elementos estructurales que beneficiarían a las firmas estadounidenses. La relación exportaciones-PIB en Colombia es una de las más bajas del Hemisferio, aún menor que la de El Salvador y la República Dominicana. Para una economía comparativamente industrializada, la relación de exportaciones de valor agregado-PIB es todavía menor. El Gobierno quiere doblar las exportaciones en tres años. Esto significa que las compañías colombianas necesitan modernizar sus instalaciones de producción y los sistemas de entrega. Ellas necesitarán tecnología, bienes y servicios. Como somos el mayor socio comercial de Colombia, parece apropiado que ellas adquieran estas cosas de nuestras compañías. Tenemos una nueva iniciativa llamada "doble vía" en la cual colaboramos con las organizaciones de promoción de exportaciones e inversiones del Gobierno colombiano para unir compañías colombianas con proveedores o socios en Estados Unidos para lograr la modernización.

Colombia está progresando en el desarrollo de infraestructura y en la privatización de operaciones gubernamentales. El Gobierno ha tomado las medidas de reformas necesarias y los proyectos ambientales y en telecomunicaciones, energía, agua y transporte están avanzando. Colombia colabora con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. La Agencia para el Comercio y el Desarrollo de EE.UU., el Banco de Importaciones y Exportaciones de EE.UU. y la Corporación para la Inversión Privada en el Extranjero está en Colombia y ansían expandir sus carteras.


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Análisis de riesgos corporativos

Por lo tanto, en las fórmulas aplicadas por los analistas de riesgos corporativos, ¿cómo le va a Colombia?

El riesgo político (si es definido como la capacidad de un país para mantener un gobierno elegido democráticamente y los sistemas gubernamentales) no es una preocupación seria en Colombia. Ni tampoco lo son la confiabilidad básica en los sistemas regulatorios y judiciales que afectan el comercio y las inversiones intemacionales.

El riesgo económico, (por sí sólo) es considerado predecible, con la mayoría de los indicadores señalando a un patrón de crecimiento diverso y sostenible, basado tanto en recursos primarios como en producción de valor agregado, con un importante sector de exportaciones en crecimiento, si el proceso de paz avanza.

El riesgo social en Colombia, en lo relacionado con el bienestar de la población, está amarrado al riesgo en seguridad. Sin embargo, el riesgo social puede también significar riesgo empresarial si las ventas al detal dependen de la prosperidad, confianza y comodidad social. El temor menoscaba esto.

En resumen, en mi opinión, el análisis del riesgo empresarial en Colombia no se trata verdaderamente de la estabilidad del Gobierno, de los recursos nacionales, de las oportunidades de inversión y comerciales, de la repatriación de capitales o de la trasparencia. Tampoco se trata de los buenos ciudadanos de Colombia. Los riesgos percibidos, potenciales y reales son porque los narcotraficantes y tanto los guerrilleros como los paramilitares enriquecidos por el narcotráfico pueden participar en actividades criminales (y lo hacen) casi por gusto. Las fuerzas de seguridad colombianas no son capaces de detenerlas.

Con nuestra ayuda, el Gobierno de Colombia desarrollará la capacidad para ejercer su fuerza contra estos criminales, de modo que los colombianos puedan tomar posesión de sus propias vidas en su propio país nuevamente. Las personas no realistas esperan que esto sucedade un día para otro. Esto demorará; será difícil; y podría empeorar antes de mejorar. Pero es del interés de Estados Unidos y del interés mundial ayudar a Colombia a lograrlo.

Al fin y al cabo, como en cualquier situación, cada corporación debe sentirse cómoda con su propia decisión comercial acerca de si venir o no a Colombia y si quedarse. El Gobierno de los Estados Unidos no puede responder esas preguntas por nadie. Lo que el Gobierno de Estados Unidos y la Embajada en Colombia pueden hacer y harán es ofrecer nuestra mejor cooperación posible para ayudarles a tomar una decisión.

Para terminar, me gustaría leerles una cita de Franklin Roosevelt, escrita al final de la Gran Depresión de los años 30. Sus palabras son tan ciertas hoy, al comienzo de un nuevo siglo, como lo fueron entonces:

"Algo esencial para la paz, una paz permanente, es un nivel de vida decoroso para cada hombre, mujer y niño en todas las naciones. La libertad del miedo está eternamente unida a la libertad de no sufrir indigencia. Ha sido demostrado una y otra vez que si el nivel de vida en cualquier país sube, lo mismo sucede con su poder de compra, y que tal aumento fomenta un mejor nivel de vida en otros países con los cuales comercia".

La clave para la paz y la prosperidad en Colombia, como en cualquier país, es que su pueblo tenga libertad para trabajar libremente, sin temor, para su propio beneficio, de sus familias, sus comunidades y su país.

Gracias.

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Remarks by Ambassador Anne Patterson at the
Overseas Security Advisory Council's 15th annual briefing

Department of State
Washington, DC
Wednesday, November 1, 2000

Versión en español


I'm pleased to be with you today and to share my perspective on how the security situation in Colombia is affecting the business and investment climate; and how security concerns affect the welfare and well-being of American companies operating in Colombia today. I see from the OSAC membership list that many of your companies are working there.

The United States is about to undertake an initiative unprecedented in this hemisphere. We have a heaven-sent opportunity to reduce the flow of narcotics trafficking to the United States. Coca production has never before been concentrated like it is now in southern Colombia, and we finally have the resources to attack all elements of drug trafficking at once. I want to talk more about this later and why I think it will lead to significant improvements in the business environment.

As business representatives, you want to know two things about Colombia. First, can your company make money there? And if so, can it do so at reasonable risk to your personnel and facilities? The answer to the first question is almost certainly yes. I cannot answer the second question with any degree of certainty because there are a lot of unknowns involved in the implementation of Plan Colombia. But I will give you the clearest answers I can.

I want to begin with an overview of economic conditions in Colombia, which are far more positive than portrayed in the media. I will then turn to what the United States is doing to support the Colombian Government's efforts to address the problems facing the country. And I will conclude with some thoughts on business security and corporate risk assessment.

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BUSINESS ENVIRONMENT

Colombia has long been a key site for U.S. business and investment. Currently there are about 120 U.S. firms operating in Colombia, with many more having some sort of affiliation. Total U.S. direct investment is about $8 billion, or about 11% of GDP. U.S. companies have created about 150,000 direct jobs, and about four times that many indirect ones. Our presence runs the full range from extractive industries such as Occidental in petroleum, and Drummond and Exxon in coal; to electric power generation such as KMR; industrial operations such as General Motors in autos and trucks; and Colgate-Palmolive and Frito-Lay in consumer products. American companies have a strong presence in information technology and telecommunications, such as IBM, AT&T; and Bell South, as well as financial services providers such as BankBoston and Chubb.

Colombia is the United States' twenty-fifth largest market worldwide, and the fifth in Latin America, after Mexico, Brazil, Argentina and Venezuela. The U.S. is Colombia's largest trading partner, selling about $4 billion there annually, or a 32% share of the US$10 billion Colombian import market. We are, by far, Colombia's most important export market for a variety of basic products such as coffee, sugar and coal as well as value-added products such as clothing and processed foods.

There is good business news about Colombia today, and even better news about its future potential as a member of the world economic community. But such good news is rarely reported. And given Colombia's bad image, it's no surprise that American companies aren't inclined to come. The State Department Travel Advisory calls Colombia "one of the most dangerous countries in the world" and warns against unnecessary travel by U.S. citizens. The Advisory is intended to reach the broadest possible audience, without differentiating about trip purpose or itinerary. Not only tourists, but also business people pay attention. U.S. companies question whether it's worth the risk even to send an executive to close a deal, much less make an exploratory trip or consider a significant business or investment commitment.

And opportunities had declined. After forty years of continuous economic growth, the longest such growth rate in Latin America, 1997 brought a severe recession that lasted through the end of 1999. The downturn brought business and investment paralysis. Fears about security, and particularly the availability of more attractive returns elsewhere (such as the booming U.S. stock market), exacerbated capital flight as assets were moved out of the country. But the Colombian Government reacted responsibly, agreeing to IMF recommendations, devaluing the peso, and undertaking the restructuring necessary in the financial sector.

Economic indicators now suggest that the recession is over, and that economic and institutional reforms are in place. A return to modest GDP growth of around 3% is expected this year. The problem is that business and investment confidence remains weak, and unemployment is unacceptably high. Lack of concrete progress in the peace process, and continuing atrocities by guerillas, paramilitaries and just plain thugs, cause uncertainty in the business and investment climate. While the bad imagery is part of the truth, it is not the whole story. Equally valid is the day-to-day experience of many American companies that continue to operate in a fairly normal, business-as-usual way. It's unfortunate that the negative news sometimes has the unintended effect of rewarding terrorism by scaring off business. This hurts economic growth, causes unemployment and contributes to social suffering.

The many experienced companies such as yours that are well-established in Colombia continue to affirm their long-term commitment to be there. U.S. firms are in fact making strategic investments in spite of Colombia's long history of problems. In May, for example, Bell South acquired an additional one-third stake in Celumovil, S.A., a leading wireless communication provider with 700,000 subscribers in eastern and northern Colombia. With Celumovil, Bell South subsequently acquired all of Cocelco, the leading provider of wireless communications in western Colombia. Together, the two deals were valued at nearly $700 million. Also in the dynamic telecommunications sector, U.S.-based Globaltron purchased a 75% share of Interloop in a transaction worth $100 million. Interloop is a major local force in the convergence of telephony and Internet services. If it makes good business sense to do something, good companies will find a way to make it happen, and will learn to cope with the risks, whether physical, institutional, or financial. Let's look at the longer-term environment. Both within the Latin American region and the world as a whole, Colombia ranks solidly in the middle of the group of industrializing countries that are rich in agricultural and mineral resources and have well-diversified manufacturing and consumer economies. Colombia has a stable democratic system with modern legislative and judicial processes; increasingly open trade and investment policy that encourages investment; a relatively consistent regulatory, tax and customs environment; and adequate modern infrastructure and telecommunications. Particularly important is its relatively well-educated, trainable labor force with its strong work ethic and high productivity.

International companies see Colombia as one of the most competitive economies in the region. They see a business-friendly country that presents few risks regarding appropriation of assets, repatriation of profits and other important corporate concerns. The Colombian Government tries to support business, on security issues, through its law enforcement and military, within its limited resources.

At this point, in my view, Colombia represents one of the great bargains of the hemisphere for American investors. Real estate is cheap. Businesses are for sale. The Colombian stock market is undervalued. Most importantly, there are many, many Colombians (trained, professional, and dedicated) with a wide range of experience that can be used by American firms. In other words, American firms have an opportunity to buy in close to the bottom and position themselves for what is almost certain to be one of Latin America's success stories.

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PLAN COLOMBIA

Well, what is the U.S. doing about Colombia? Where do we come in with Plan Colombia? And, most importantly to you, will heightened U.S. engagement and presence put at risk U.S. firms by raising the American profile?

The U.S. Government is investing $1.3 billion, and this is a downpayment on a longer-term commitment, in Plan Colombia, a Colombian Government initiative which could reach as much as $7.5 billion. It is an integrated plan to reduce drug trafficking and to help build Colombian institutions. And a number of elements have come together which should make it successful.

During the past five years, Colombia has become the center of the international cocaine trade, largely as a result of successful interdiction, eradication, and alternative development efforts in Peru and Bolivia. For those of you who are saying to yourselves that Colombia was always at the center of the cocaine trade, there are a few things that are different this time.

For one, much of the world's coca is now grown in southern Colombia, instead of elsewhere in the Andes, and this cultivation is extremely concentrated, making it much more vulnerable. For another, ironically, the breakdown of the Cali and Medellin cartels opened up trafficking to smaller organizations. This has enabled guerrillas and other armed groups to get into the trade. And this is why the guerrillas are so much stronger now. The FARC and the ELN have been around in parts of Colombia for fifty years and represented no very serious threat. The new element is the extraordinary amount of money that they can draw on from drug trafficking. But it also means the trafficking organizations are smaller, less integrated, and more vulnerable than the mega-cartels of the past. Most importantly, with the Government of President Andres Pastrana, we have a government we can work with; a government with honest, dedicated officials who are committed to fighting drug trafficking and to bringing peace to Colombia. Those of you who saw President Pastrana on "Sixty Minutes" couldn't help but be impressed by his courage.

With a supplemental in excess of $1 billion, the U.S. Government also has more resources at its disposal that it has had before. We simply could not let this production grow unchecked (and coca cultivation in Colombia grew over 22% last year) because it would eventually flood our streets with cheap drugs and swamp our treatment programs. International operations have always been the stepchild of our nation's counternarcotics policy, but, for once, we can contribute to the Colombian effort in a comprehensive way, attacking all elements at once.

Aerial eradication of large-scale coca cultivation, under Plan Colombia, will continue and intensify during the dry season beginning in December. That effort will coincide with graduation from training of the Colombian Army's Second Counter-Narcotics Battalion and the arrival of the UH-1N helicopters. The two new counter-narcotics battalions will be deployed, with a headquarters battalion, to destroy drug laboratories, protect eradication missions, and disrupt drug trafficking activities. Even though these efforts are not yet underway, fighting in the south has intensified as the guerrillas have had to raise the costs of Plan Colombia.

I would like to emphasize that support the U.S. is providing to Colombia is counter-narcotics support. U.S. military personnel in Colombia on any given day rarely exceed 300. Their role is training, equipping and providing intelligence to Colombian counter-narcotics forces. We have no military objective. And we do not believe the internal conflict in Colombia has a military solution. Support for the Colombian military and police comprises only one-eighth of anticipated funding for Plan Colombia from all sources. That assistance, which includes major funding for helicopters and helicopter support to the Colombian Armed Forces and CNP during the first two years of Plan Colombia, is important nonetheless in establishing conditions for success in the many other facets of Plan Colombia.

U.S. funding is also being made available to spur alternative development, assist displaced persons, promote human rights, improve the capacity of local governments, support the peace process, eradicate illicit crops, and interdict narcotics bound for international markets. Funds are also being made available to Colombia's neighbors to help deal with dislocations that may result from concerted efforts to resolve Colombia's many mutually reinforcing problems.

Funding to strengthen Colombian human rights institutions and organizations, and make municipal government more transparent and accountable are important aspects of U.S. support for Plan Colombia. These civic initiatives complement assistance to the peace process through U.S. funding for better evaluation of negotiation strategies with the FARC and the ELN. We share wholeheartedly the Colombian Government's belief that a viable peace process is key to achieving permanent peace.

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BUSINESS SECURITY

Obviously, our commitment to Plan Colombia, and to reduce income from narcotics, doesn't sit well with the bad actors. They criticize both us and the Plan in Marxist diatribes that don't fly with the Colombian population of forty million, who are sick of being intimidated in their own country by 20,000 outlaws.

I want to be frank about real dangers and risks in Colombia. We have to acknowledge the potential for more terrorism and violence in the short term as drug traffickers, guerrillas and paramilitaries begin to feel the pressure from Plan Colombia. The guerrilla groups have repeatedly made statements against Plan Colombia. It makes sense to believe they would retaliate against the U.S. or U.S. companies in some manner. Colombians have told me they fear that if income from drug trafficking is reduced, guerrillas will increase kidnapping and extortion to maintain their revenues. Hopefully, that will not happen as the guerrillas and paramilitaries are weakened when their most important source of revenue dries up. American businesses must be as prepared as possible, however, to protect their facilities and people until the rule of law can be restored.

Two major guerrilla groups, the FARC and the ELN, are making extortionist threats in the guise of a so-called "Law 002" in which they demand contributions from corporations and wealthy individuals. Or at least we think the guerrillas are making these threats because, often in Colombia, it is hard to distinguish between common criminals, paramilitary organizations, and the guerrillas. There are break-away groups, no longer under the control of the guerrillas, who are engaged in kidnapping and extortion. Regretably, nearly 100 Americans have been kidnapped in Colombia since 1980. Approximately 60% of those have been either dual nationals or expatriates who have lived in Colombia for some time, and who were simply in the wrong place at the wrong time. It was front page news when the FARC blew up the U.S. coal company Drummond's trains, took its Colombian workers hostage, and delivered extortion threats. International investor confidence was shaken when Drummond subsequently changed its mind about bidding on a major coal privatization project which now has gone at a bargain price to the remaining South African bidder.

So it's not surprising that American companies are afraid they'll be the next target. Country managers are having to answer hard questions from their headquarters about the possibility of physical violence directed against employees and their families.

So, what is the American business community in Colombia doing about this? And what is the Embassy's involvement? The business community, through its major organizations, the Colombian American Chamber of Commerce and the Council of American Enterprises in Bogota, Cali, Cartagena, Medellin, and Baranquilla, is heightening security awareness and capability. I, along with our Regional Security Officer, and our Commercial Counselor, are working with them closely. The Embassy receives a constant stream of visits from corporate security officers dispatched to check out the situation. We counsel each company to review its own security arrangements to assure that they are up to standard and provide advice on how to obtain expert help.

We all want corporate security to be as good as it can be, and a number of actions have been identified. I have just come from a visit to Cali, Colombia's most beleaguered major city, where the Colombian-American Chamber of Commerce held its annual national congress. The business community there and the Embassy are in the process of developing an enhanced mutual assistance and security support network to share information quickly and efficiently on a country-wide basis. This is an important initiative, which should help give real-time information about ongoing threats.

At the same time, the situation of every company is unique, as are the security requirements imposed by each corporate headquarters. Obviously companies operating in remote rural areas in oil production and electricity distribution have different risk profiles than a high tech company or financial institution with offices in the modern business center of Bogota, or a consumer products manufacturing plant with a large work force in suburban Cali. So, there's no intention of imposing a one-size-fits-all solution. And as our security officer is fond of saying, "security is not just a guy with a gun and an armored car. It's a whole system."

I want to reiterate that we in the U.S. Embassy in Bogota are there to assist you in any way we can. Our Regional Security Officer and his assistants are world-class, as you would expect in a place like Bogota. We have a large contingent of law enforcement personnel, and our FBI agents assist the families of American citizens who have been kidnapped. We disseminate serious information about threats to the American community as quickly as we can. American companies get good cooperation from the Colombian Government. Plan Colombia will also help address some of these problems, including assisting the kidnapping task force and strengthening the investigative capabilities of the Attorney General's office and the police.

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FUTURE BUSINESS CLIMATE

Let me return to the business climate. Why is it important to support U.S. business in Colombia instead of encouraging them to go elsewhere? I've already mentioned the market potential for good mid- and long-term business opportunities in Colombia, as well as the country's positioning as a regional Andean and Caribbean hub. How soon will this potential be realized?

First, I believe that Plan Colombia will be successful; it will materially contribute to a peaceful, prosperous Colombia. The guerrillas will come to the table and a peace process will be undertaken. I want to make clear - and I just finished three years as Ambassador in El Salvador - that the peace process, when it comes, will take a long time and be difficult and expensive. But two things will happen, just as they did in El Salvador. Colombians will return in much larger numbers than we now expect, and they will bring their money with them. Pent-up demand and business confidence will cause a boom, at least for the first couple of years. American companies will want to be there for the recovery.

Moreover, there are structural elements that should benefit American firms. Colombia's exports-to-GDP ratio is one of the lowest in the hemisphere, lower than El Salvador and the Dominican Republic. For such a comparatively industrialized economy, Colombia's value-added export ratio is even lower. The government wants to double exports within three years. This means that Colombian companies need to modernize their production facilities and delivery systems. They will need technology, goods, and services.

Since we're Colombia's biggest market, it seems appropriate that they acquire these things from us. We are have a new initiative called "Doble-Via" in which we work with the Colombian Government's export and investment promotion organizations to match Colombian companies with U.S. suppliers and partners to meet modernization needs.

Colombia is making good progress in infrastructure development and in privatizing many former government operations. The government has taken the necessary reform measures and projects are moving forward in telecommunications, energy, water, transportation and environment. Colombia works with the International Monetary Fund, the World Bank and Inter-American Development Bank. The U.S. Trade and Development Agency, the U.S. Export Import Bank and the Overseas Private Investment Corporation are all open for business in Colombia and eager to expand their portfolios.

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CORPORATE RISK ASSESSMENT

So, in the formulas applied by corporate risk analysts, how does Colombia come out?

Political risk, if defined as whether a country can sustain a democratically-elected government and governmental systems, this is not a serious concern in Colombia. Nor is the basic reliability of the judicial and regulatory systems affecting international commerce and finance.

Economic risk, in and of itself, is considered predictable, with most indicators pointing to a sustainable, diverse pattern of growth, based on both primary resources and value-added production, with an increasingly important export sector, provided the peace process moves forward.

Social risk in Colombia, as related to the well being of the population, is tied to security risk. However, social risk can also mean corporate risk if retail sales depend on prosperity, social confidence and comfort. Fear undermines this.

In sum, in my opinion, corporate risk assessment in Colombia is really not about Government stability, national resources, business and investment opportunity, financial repatriation, or transparency. Nor is it about the good citizens of Colombia. The real, potential, and perceived risks are because drug traffickers and drug-rich guerrillas and paramilitaries can (and do) engage in criminal activity almost at will. The Colombian internal security forces are unable to stop them.

With our help, the Government of Colombia will develop the capacity to exert its strength against these criminals so that Colombians can take possession of their own lives in their own country again. No realistic person expects this to happen overnight. It will take time; it will be difficult; and it may get worse before it gets better. But it is in the United States' interest and in the world's interest to help Colombia do this.

In the final analysis, as in any situation, each corporation must be comfortable with its own business decision about whether to come to Colombia and whether to stay there. The United States Government cannot answer these questions for anyone. What the U.S. Government and the Embassy in Colombia can and will do is provide our best possible cooperation to help with your decisions.

In closing, I would like to read you a quote from Franklin Roosevelt, written at the end of the great depression of the 1930's. His words are just as true in today's world at the beginning of a new century as they were then:

"A basic essential to peace, permanent peace, is a decent standard of living for all individual men and women and children of all nations. Freedom from fear is eternally linked with freedom from want. It has been shown time and time again that if the standard of living in any country goes up, so does its purchasing power, and that such a rise encourages a better standard of living in other countries with whom it trades."

The key to peace and prosperity in Colombia, as in any country, is for its people to have the freedom to work freely, without fear, for the benefit of themselves, their families, their communities and their country.

Thank you.


Washington, D.C.
1º de noviembre de 2000


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