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  Actualizada: 31/XII/03

Metas para la Cumbre Extraordinaria de las Américas

Roger Noriega, Secretario de Estado adjunto de EE.UU. para Asuntos del Hemisferio Occidental
Almuerzo en Centro Mundial de Comercio de Chicago
Chicago, Illinois


Introducción

Gracias por su amable presentación, Bob Langlois, director de relaciones internacionales, Motorola. Gracias también al embajador Allan Lever, presidente del Centro Mundial de Comercio de Chicago, por su invitación para dirigirme a todos ustedes en el día de hoy y a Paul O'Conner, director ejecutivo de World Business Chicago, por ayudar a organizar este evento. Por último, quiero dar las gracias a Emily Brinkmoeller, directora de Trade & Business Development, Centro Mundial de Comercio de Chicago, por toda su ayuda.

Me alegro de ver a tantos presentes hoy. Estados Unidos es una democracia, y el interés y la atención que prestan ustedes a los asuntos de política exterior es importante para nuestra prosperidad nacional. Además, me complace tener una oportunidad como la de hoy de salir de Washington para escuchar diferentes puntos de vista sobre estos temas y nuestras relaciones en el área que me incumbe, el Hemisferio Occidental. Es algo que tendré la oportunidad de hacer más tarde durante la sesión de preguntas y respuestas.

En primer lugar, quiero hablarles sobre la política de la administración del presidente Bush para el Hemisferio Occidental, sobre los desafíos que afrontamos en la región y cómo los abordaremos en la próxima Cumbre Extraordinaria de las Américas.

Nuestro interés nacional en el Hemisferio Occidental está determinado por el simple hecho de que éste es nuestro hogar. Mantenemos importantes relaciones económicas, políticas y de seguridad con nuestros vecinos. El presidente Bush considera que las Américas son de importancia crítica para nuestra seguridad y nuestro bienestar como nación, y ha formulado una visión clara para que vayamos en su búsqueda.

Nuestro objetivo es construir una comunidad de naciones en las Américas vinculada por el amor a la libertad, fortalecida por el imperio de la ley y que se enriquezca unida mediante el libre comercio.


Un destino económico común

La geografía que compartimos crea relaciones económicas naturales. Tres de nuestros cuatro principales proveedores extranjeros de energía se encuentran en este hemisferio. Las exportaciones de Estados Unidos hacia América Latina han aumentado casi 100% en la última década, en tanto que nuestras exportaciones al resto del mundo han aumentado en menos de un 50%. Canadá y México ocupan el primer y segundo lugar, respectivamente, como principales socios comerciales. Estados Unidos es el principal socio comercial de cada nación del Hemisferio Occidental, con excepción de la Cuba de Castro.

Nuestras relaciones económicas en el Hemisferio Occidental son muy importantes, y si fuesen lo único en juego, serían por sí solas razón suficiente para exigir el trato esmerado de la región. Pero nuestros intereses políticos y de seguridad en las Américas son también de vital importancia. Mientras libramos la guerra mundial contra el terrorismo es imprescindible tener vecinos fuertes y democráticos que colaboren con nosotros para asegurar nuestras fronteras, y defender nuestros intereses y valores comunes aquí en nuestro país y en el extranjero.


Un compromiso mutuo con la democracia y la seguridad

El fatídico 11 de septiembre de 2001, los representantes de los países miembros de la Organización de Estados Americanos ratificaron la Carta Democrática Interamericana, un documento de trascendencia histórica que define la región por su compromiso con los principios democráticos. La Carta Democrática comienza con el firme propósito de cumplir la promesa que nos hiciéramos entre los países y con nuestros pueblos: "Los pueblos de las Américas tienen el derecho a la democracia y los gobiernos tienen la obligación de fomentarla y defenderla".

La cooperación con México y Canadá en la seguridad fronteriza y la ejecución de la ley nunca ha sido más amplia o exitosa que hoy día. Recientemente entró en vigor una nueva Convención Interamericana contra el Terrorismo. Los soldados de El Salvador, Nicaragua, Honduras y la República Dominicana están con nosotros en Iraq, trabajando con nuestras fuerzas armadas para darle seguridad a ese país y proveerle un mejor futuro y un gobierno democrático al pueblo iraquí, que durante tanto tiempo ha sufrido. Canadá tiene el mayor contingente de tropas en Afganistán, después de Estados Unidos, y ha realizado una contribución significativa en la reconstrucción de Iraq. Nos sentimos muy agradecidos por su ayuda.

De igual manera, estamos hombro a hombro con el presidente Alvaro Uribe y con el pueblo colombiano mientras progresan en su lucha contra las fuerzas combinadas de los malignos terroristas y los cabecillas de las drogas, cuya actividad comercial es llenar nuestras calles de cocaína y heroína.


Desafíos: Cuba

Todas las naciones del Hemisferio Occidental, salvo una, comparten un compromiso con la democracia, siendo esa excepción la Cuba de Castro. El 20 de mayo de 2002, el presidente Bush lanzó un desafío y dio una oportunidad al régimen de Castro de unirse a la comunidad de naciones democráticas del Hemisferio Occidental.

El presidente ofreció trabajar con el Congreso para aliviar la prohibición al comercio y los viajes entre nuestros dos países, si el gobierno cubano efectuaba reformas verdaderas como liberar a los presos políticos, permitir la asociación de partidos políticos y celebrar elecciones que pudiesen certificarse como libres y justas. Fidel Castro respondió calificando la iniciativa del Presidente y las acciones de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo como "nazismo".

En lugar de hacer una apertura política, el gobierno cubano llevó a cabo una brutal represión el pasado marzo en la cual 75 opositores de su gobierno, entre ellos periodistas independientes, economistas, dirigentes de organizaciones laborales y activistas de derechos humanos, fueron sentenciados a condenas que suman unos 1.450 años en prisión. Fue la peor muestra de represión política contra los defensores de una transición pacífica en Cuba en los últimos años.

Castro se mantiene fiel a una visión anacronista de un estado totalitario. Hay quien sostiene que Estados Unidos debería concluir el embargo y la prohibición de viajes, independientemente del pésimo expediente en derechos humanos de Castro. Esta opinión se funda en que el aumento en el comercio y en las comunicaciones con Cuba sólo pueden fomentar la libertad y estimular la prosperidad. Infortunadamente, no son así las cosas.

Castro ha establecido intencionadamente relaciones comerciales y zonas turísticas que socavan los beneficios a particulares y a la sociedad civil que normalmente asociamos con incrementos en el comercio y en las comunicaciones. Sólo permite el comercio y el turismo que consolida su dictadura y reduce al mínimo el contacto con influencias que denomina "contrarrevolucionarias", y su sistema de turismo segregado trabaja tal como él se lo ha propuesto.

Más de 10 millones de turistas occidentales, en su mayoría procedentes de Italia, España y Canadá, han visitado a Cuba desde 1993. Los ciudadanos de esas naciones no están por ello menos comprometidos que nuestros ciudadanos con la democracia, los derechos humanos y el comercio libre. Pero Cuba no es hoy más libre que en 1993.

Hay quien sostiene que Estados Unidos debería poner fin a su embargo comercial contra Cuba y a la prohibición de viajes a la isla. Tal cambio unilateral de política, especialmente en vista de la represión de marzo, daría la impresión errónea de que un dirigente de otro país puede confiscar las propiedades de Estados Unidos sin compensación, ejecutar y encarcelar a disidentes políticos, socavar los intereses de Estados Unidos en el mundo y, que con el tiempo, Estados Unidos "olvidará y perdonará", recompensando a ese régimen con turismo e inversiones. Sería el mayor triunfo logrado por Castro sin obtener nada a cambio para ayudar a mejorar la vida de los ciudadanos cubanos.

El objetivo de Castro es claro: poner fin al embargo sin efectuar reformar políticas ni reconocer los derechos humanos fundamentales de sus conciudadanos, y está manipulando desde distintos ángulos para lograr que así suceda. Están tratando de "comprar" aliados en la comunidad agroindustrial con "convenios" dudosos que ofrecen comprar más a las empresas estadounidenses que envíen cabilderos a los representantes en el Congreso para que se ponga fin al embargo.

Los representantes de Castro conocen bien nuestra política y hasta la fecha hemos determinado que han hecho o han negociado compras de productores de más de 100 distritos congresionales, y que han hecho acercamientos a vendedores de decenas de distritos sobre la posibilidad de futuras compras. Pero no es necesario especular sobre las intenciones de Cuba. Dalmau, el viceministro de relaciones exteriores de Cuba dijo a un periodista europeo el 21 de noviembre que las compras de Cuba de productos agrícolas de Estados Unidos eran "políticas" y que están dirigidas a "destruir el embargo de Estados Unidos". Más claro no puede estar, señoras y señores. Por otra parte debo agregar que comerciar con Cuba conlleva un gran riesgo financiero ya que el gobierno de Cuba es uno de los más negligentes del mundo.

A pesar de todo, el Presidente se mantiene firmemente comprometido con el fomento de una rápida transición a un gobierno democrático en el que predomine un fuerte apoyo a los derechos humanos y una economía de libre comercio. Ha dejado claro que es importante que los estadounidenses comprendan que sin las reformas políticas y económicas, el comercio con Cuba sólo puede enriquecer a Castro y su camarilla.

Por consiguiente, el presidente Bush vetará cualquier medida que debilite el embargo. Nuestra política es mantener la promesa de mejores relaciones con Estados Unidos como incentivo para que los sucesores de Castro realicen la transición hacia la democracia. Ese es nuestro objetivo final: ver a Cuba tomar el lugar que le pertenece en la comunidad de naciones democráticas.


Desafíos: Consolidar principios e instituciones democráticas

En los últimos 20 años la mayoría de los países de la región han hecho gran progreso en la construcción de sistemas de gobierno democráticos, pero cabe decir que hoy, hasta algunos de estos amigos y aliados se sienten amenazados.

Los líderes elegidos de muchos países luchan con persistentes problemas políticos, económicos, sociales y, en ciertos casos, étnicos. Varios países enfrentan costosas amenazas a su seguridad, ya sea en materia de narcoterrorismo o crímenes violentos, que debilitan el imperio de la ley.

Las actuales tasas de crecimiento económico son inadecuadas para generar empleos suficientes para las poblaciones crecientes, y no digamos para ocuparse de la pobreza crónica. La corrupción y la ineficiencia han paralizado el desarrollo económico y han generado el desencanto con reformas que llevan la etiqueta del libre mercado. Todos estos factores se combinan para enardecer la insatisfacción popular y, en algunos casos, para provocar disturbios violentos que las instituciones de gobierno, en cierto grado debilitadas, no logran controlar.


Una agenda para las Américas

En abril de 2001 los líderes democráticamente elegidos del Hemisferio se reunieron en la Ciudad de Québec para celebrar la Tercera Cumbre de las Américas. En esa reunión, los jefes de Estado se comprometieron a elaborar una agenda para todos los pueblos de las Américas.

Según la Declaración de la Ciudad de Québec, el propósito de la agenda es "fortalecer la democracia representativa, fomentar la gobernabilidad y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales. Deseamos crear mayor prosperidad y ampliar las oportunidades económicas al tiempo que se promueve la justicia social y se realizan las posibilidades del ser humano".

A partir de esa reunión, nuestros gobiernos han venido colaborando para cumplir esa agenda. A menudo la labor realizada y el progreso logrado pasan inadvertidos, pero es un esfuerzo que con el tiempo pagará grandes dividendos a generaciones futuras.

Al reconocer las necesidades urgentes de muchos de nuestros ciudadanos, el presidente Bush y sus homólogos, los líderes de las Américas, han acordado reunirse en Monterrey, México, en enero de 2004 para reforzar esa colaboración y establecer una serie de objetivos prácticos de corto plazo que mejoren la vida diaria de los pueblos de las Américas, y consoliden nuestras relaciones.

En la Cumbre Extraordinaria concentraremos nuestros esfuerzos en tres áreas: estimular el crecimiento económico y reducir la pobreza, promover la gobernabilidad y combatir la corrupción, e invertir en nuestros pueblos para mejorar su calidad de vida y darles las herramientas que necesitan para triunfar en la economía de hoy.

Existe, naturalmente, una sinergia entre el progreso económico, el político y el social. Cada uno es un componente vital de un continuo dinámico que lleva a la prosperidad y al éxito de una nación. La educación, los servicios de salud, de nutrición y de servicios sanitarios básicos son elementos de importancia crítica en la agenda de la Cumbre Extraordinaria y de la política de la administración del presidente Bush para el Hemisferio Occidental.

Trabajamos con nuestros socios para elaborar una serie de compromisos concretos que el presidente Bush pueda aprobar en la Cumbre Extraordinaria de las Américas del próximo mes.

Mejorar las escuelas de la región requerirá normas educativas bien definidas, exámenes regulares y boletines de calificaciones que identifiquen donde no se cumplen esas normas. El Plan de Emergencia para el Alivio del SIDA de US $15 millardos, iniciado por el Presidente Bush, el Fondo Global para Combatir el VIH/SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y otros programas estadounidenses de asistencia serán cruciales en los esfuerzos para hacer frente a las insuficiencias del sistema de salud de la región.


Crecimiento económico y reducción de la pobreza

Hoy, simplemente por la limitación de tiempo, me gustaría concentrar la mayor parte de mis declaraciones en los puntos de la agencia de la Cumbre Extraordinarial para promover el progreso económico y político.

Nuestra agenda para promover el crecimiento y reducir la pobreza incluye cuatro medidas básicas que tienen un historial de éxito probado: fortalecimiento y aplicación de los derechos de propiedad; reducción de los obstáculos a las remesas y aumento del acceso a servicios financieros; eliminación de obstáculos para iniciar pequeñas empresas, y aumento del acceso al capital para propietarios de pequeñas empresas.

En cada una de estas áreas críticas, América Latina y el Caribe están rezagados no solamente detrás de las economías del Primer Mundo sino también detrás de los otros mercados emergentes del mundo. Simplemente tenemos que mejorar para asegurar nuestra competitividad.


Fortalecer y aplicar los derechos de propiedad

La base de las economías de mercado modernas es un sistema eficaz de derechos de propiedad intelectual, un sistema que provea derechos de propiedad intelectual que se cumplan, sean eficientes y equitativos. Que permita que la gente acumule riqueza en sus hogares y en otros inmuebles y que capitalice esos bienes en busca de la oportunidad económica. Pero en muchos países latinoamericanos el sistema de derechos de propiedad intelectual obstaculiza el progreso económico en vez de facilitarlo.

En demasiados países, como por ejemplo Guatemala, Trinidad y Honduras, cerca del 50% o más de toda la propiedad no está registrada en el sistema formal. Con frecuencia los registros que se llevan no reflejan la propiedad verdadera. Los costos para acceder y modificar los registros son excesivamente altos, lo cual desalienta el uso del sistema de registro. Los sistemas de leyes de propiedad de muchos países son ad hoc, anticuados e inconsistentes.

Es esencial reformar las leyes y reglamentaciones para que la propiedad registrada pueda servir como garantía. En la Cumbre de Santiago de 1998 acordamos reformar los registros y facilitar el otorgamiento de títulos de propiedad. Hoy casi todos los países de la región están realizando alguna forma de regularización de títulos y modernización de registros, con inversiones apoyadas por donantes que exceden los US $1 millardos, pero el progreso sigue siendo elusivo.

En la Cumbre de Québec reconocimos que para lograr más progreso era necesario que los países se esforzaran más, pero poco se ha hecho desde entonces. Es hora de que todos cumplamos la promesa hecha en la ciudad de Québec y que realicemos las reformas necesarias en cierto plazo. La mejor ayuda para salir de la pobreza es una propiedad privada segura, no un programa gubernamental.


Las remesas

Las remesas de ciudadanos que trabajan en el exterior representan una fuente vital de capital para muchos países, sin mencionar que son el sustento de muchas familias en la región. Según un informe dado a conocer el 24 de noviembre por el Centro Hispano Pew, las remesas desde Estados Unidos a América Latina y el Caribe llegarán a aproximadamente US $30 millardos este año.

Se espera que las remesas hacia América Latina superen los flujos de inversión extranjera directa, tornándolas en el flujo de capital más grande a la región. Para seis países de América Latina las remesas representan más del 10% de su PIB. También vale la pena notar que una cantidad desproporcionada de estos ingresos remitidos van a mujeres y a las áreas rurales. Más de las dos terceras partes, o sea US $25 millardos, provienen de Estados Unidos.

Hasta hace poco tiempo se había prestado poca atención a las remesas. El mercado de la trasferencia de remesas es ineficiente y carece de competencia. Como resultado, los remitentes de éstas pagan tarifas altas, un promedio del 12,5% de la remesa. Más aún, muchos receptores tienen poco o ningún acceso a instituciones financieras que podrían permitirles usar estos fondos para gastos futuros, como educación o la compra de una vivienda.

Esfuerzos concertados de México y Estados Unidos han producido resultados dramáticos respecto a la reducción de costos y mejor acceso a los servicios financieros. El costo de enviar remesas desde Estados Unidos hacia México se ha reducido más del 30% en años recientes; las remesas han aumentado a un ritmo del 10% anual y miles de personas han abierto una cuenta bancaria por primera vez.

Debemos dedicarnos a extender las mejores prácticas y estrategias probadas para reducir el costo de las remesas y aumentar el acceso a los servicios financieros en el resto del Hemisferio. Podemos hacer esto alentando la competencia del sector privado y creando un ambiente regulatorio que facilite estas transacciones.


Eliminar los obstáculos para iniciar una empresa

Casi el 80% de todas las compañías en América Latina son empresas pequeñas y medianas (PYMES) y emplean un 57% de la fuerza laboral en la región (130 millones de un total de 227 millones de trabajadores). En Estados Unidos y en otros países en el Hemisferio, la pequeña y mediana empresa representa la mayoría de los nuevos empleos creados cada año. Estas firmas son la clave para corregir la pobreza y el desempleo crónicos en la región.

Sin embargo, los empresarios que desean iniciar o expandir una empresa en América Latina enfrentan algunos de los obstáculos más desalentadores del mundo. Según un estudio del Banco Mundial, lleva más tiempo iniciar una empresa en América Latina que en Africa al sur del Sahara. En Brasil lleva un promedio de tres meses; en Estados Unidos, unos tres días. Los costos para iniciar un negocio pueden consumir hasta tres veces el ingreso per cápita anual promedio; en Estados Unidos el costo es generalmente menos del 1%.

Los procedimientos costosos y complejos desalientan las inversiones extranjeras directas, crean oportunidades para la corrupción y empujan a las empresas pequeñas al sector informal, donde tienen menos acceso al crédito, no pagan impuestos y no están sujetas a reglamentaciones.

En la Cumbre Extradordinaria de las Américas pediremos a los presidentes que se comprometan a concretar medidas para liberar este espíritu empresarial.


Aumentar el acceso al capital a la pequeña y mediana empresa

Iniciar una empresa es sólo el comienzo de los problemas de un empresario. Los empresarios latinoamericanos citan la falta de acceso al crédito como el mayor obstáculo para ampliar su negocio. El crédito interno extendido al sector privado en América Latina es menos de la mitad de la tasa promedio en otros mercados emergentes, y representó el 21% del PIB en 2001, comparado con un promedio del 52% en otras regiones de mercados emergentes.

Durante la Cumbre de Santiago, los presidentes acordaron simplificar y acelerar los procedimientos para el registro y obtención de licencias en sus países. Eso fue hace casi tres años. Los presidentes reafirmaron su compromiso de "reducir los costos de iniciación" y establecer un "ambiente económico facilitador" para la pequeña empresa.

La pequeña y mediana empresa es el motor del empleo y del crecimiento de nuestras economías. Es hora de hacer00 reformas que permitan a nuestros pueblos controlar su propio destino económico y contribuir a la mayor prosperidad de sus vecindarios, naciones y de toda la región.


El libre comercio

Estas cuatro medidas promoverán el crecimiento económico y reducirán la pobreza, especialmente si se ejecutan en el contexto del Área de Libre Comercio de las Américas:

  • fortalecer y aplicar los derechos de propiedad

  • reducir los obstáculos a la remisión de ingresos y aumentar el acceso a servicios financieros

  • eliminar los obstáculos para la creación de pequeñas empresas

  • aumentar el acceso al capital por los propietarios de pequeñas empresas

Los estudios del Banco Mundial han documentado que los países en vías de desarrollo que comercian libremente aumentan su PIB y reducen la pobreza más rápido que los países en vías de desarrollo que no lo hacen, incluso más rápido que países desarrollados como Estados Unidos.

Seguimos dedicados al proceso del ALCA. Esperamos ansiosamente los beneficios que disfrutarán tanto Estados Unidos como Chile una vez que entre en vigencia nuestro acuerdo de libre comercio. Esperamos concluir pronto las negociaciones con los estados de América Central.

El 18 de noviembre el Representante Comercial de Estados Unidos notificó oficialmente al Congreso de nuestra intención de iniciar negociaciones de acuerdos de libre comercio con Colombia, Ecuador y Bolivia en 2004. También buscaremos acuerdos de libre comercio con la República Dominicana y Panamá.

Estos nuevos acuerdos aumentarán el éxito histórico del Acuerdo de Libre Comercio EE.UU.-Canadá y del NAFTA. El comercio representa la mejor oportunidad de los países de este hemisferio para atraer el capital que necesitan para crear empleos y sostener un nivel de crecimiento económico que apoye las inversiones públicas necesarias en educación, salud e infraestructura que son esenciales para la calidad de la vida.


Promover la gobernabilidad y luchar contra la corrupción

La segunda iniciativa de nuestra agenda de la que me gustaría hablarles es la promoción del buen gobierno y la lucha contra la corrupción. La corrupción sigue siendo una cuestión importante en la región. En una encuesta de Latinobarómetro, el 80% de los latinoamericanos citaron en 2002 la corrupción como un problema importante. Sólo el 25% de las personas consultadas expresaron confianza en su gobierno o en el poder judicial, el nivel más bajo en seis años.

El Banco Mundial ha identificado la corrupción como el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social en el mundo, reduciendo la tasa del crecimiento de un país entre el 0,5% y el 1% por año y alejando las inversiones.

El Plan de Acción de la Cumbre de Québec nos comprometió con la práctica del buen gobierno y la lucha contra la corrupción. Como primera región que pone en vigencia un instrumento integral contra la corrupción, las Américas han progresado en relación con otras regiones, pero el costo de la corrupción es demasiado alto [para nosotros] para que seamos complacientes. Los gobiernos de la región deben cumplir las promesas que hicieron en la Convención Interamericana contra la Corrupción.

Debemos negarle refugio a los funcionarios corruptos fugitivos y a sus bienes. Estados Unidos hace su parte. Las leyes federales de Estados Unidos consideran delito grave el soborno de un funcionario público extranjero por un ciudadano estadounidense. El gobierno de Bush también ha comenzado a revocar las visas de funcionarios extranjeros quienes creemos sean corruptos, para eliminar la posibilidad de que huyan hacia Estados Unidos.

Estamos trabajando con nuestros asociados en la región para mejorar sus sistemas legales y su capacidad de procesar a los delincuentes de cuello blanco. Con apoyo de Estados Unidos, se sancionaron los nuevos Códigos de Procedimiento Penal en Honduras (1999), Colombia (2002) y en la República Dominicana (2002); los legisladores están introduciendo cambios profundos en los sistemas de esos países, trasladándolos de los sistemas inquisitorios por escrito a los procedimientos de confrontación oral.

La aprobación del Código de Procedimiento Penal en Nicaragua (2001) estipula el procesamiento de delitos que no estaban contemplados previamente, como el lavado de dinero, el tráfico de narcóticos y la corrupción pública. Un código que entró en vigencia en El Salvador en 2001 elimina la inmunidad de facto de procesamiento civil del poder ejecutivo.

Instamos a todos los gobiernos de la región a que vuelvan las transacciones públicas y la administración financiera trasparentes a los observadores de afuera a fin de eliminar la corrupción y evitar la apariencia de corrupción. Más aún, todas las empresas deberían reconocer el valor de las prácticas comerciales y empresariales éticas para el desarrollo económico, el clima general de inversiones y sus propios intereses a largo plazo.


La Cuenta del Desafío del Milenio

La gobernabilidad y las inversiones sociales son claves para el futuro de las Américas. El presidente Bush reconoció este hecho cuando anunció la iniciativa de la Cuenta del Desafío del Milenio. Si el Congreso la financia plenamente, la Cuenta del Desafío del Milenio aumentará nuestra asistencia básica para el desarrollo en un 50%, lo cual tendrá como resultado un aumento anual de US $5 millardos sobre los niveles actuales del año fiscal 2006 y en adelantae. Estos fondos serán dirigidos a los países que se gobiernan justa y honestamente, hacen valer el imperio de la ley, combaten la corrupción, invierten en sus pueblos y fomentan la libertad económica.

A diferencia de los programas tradicionales de asistencia, la Cuenta del Desafío del Milenio proporcionará un incentivo a los gobiernos para que inviertan en su pueblo a fin de que tenga los recursos y oportunidades, tales como educación, salud y nutrición, así como igualdad ante la ley, para mejorar la calidad de su propia vida y contribuir al mayor bien común.


Conclusión

Con la Cuenta del Desafío del Milenio y el Área de Libre Comercio de las Américas, las reformas e inversiones que pide la agenda de la Cumbre Extraordinaria propone conceptos ya probados para lograr verdaderos progreso económicos, políticos y sociales en las Américas. Crecer y prosperar juntos en paz y en libertad sirve los mejores intereses de Estados Unidos y de todos los pueblos de las Américas Lo único que se necesita es convocar la voluntad colectiva para hacerlo.

Gracias por su tiempo y por su atención.



Chicago, Illinois
17 de diciembre de 2003