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  Actualizada: 16/IV/04

Conferencia de prensa del Presidente Bush sobre Iraq y la amenaza del terrorismo internacional

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La Casa Blanca
Salón del Este
13 de abril de 2004
8:31PM hora de verano del Este

Buenas noches.

Antes de contestar a las preguntas de ustedes, permítanme hablar con el pueblo de Estados Unidos acerca de la situación en Iraq.

Estas semanas han sido duras en ese país. Las fuerzas de la coalición han tropezado con seria violencia en algunas zonas de Irak. Nuestros comandantes militares informan que esta violencia la instigan tres grupos. Algunos restos del régimen de Saddam Hussein, junto con militantes islámicos, han atacado a las fuerzas de la coalición en la ciudad de Faluya. Terroristas de otros países se han infiltrado en Iraq para incitar y organizar ataques.

En el sur de Irak, las fuerzas de la coalición enfrentan motines y ataques incitados por un religioso radical llamado al-Sadr. Ha reunido a algunos de sus seguidores en una milicia ilegal y ha apoyado públicamente a los grupos terroristas Jamas y Jizbolá.

Los métodos de violencia e intimidación de al-Sadr son ampliamente repudiados por otros shiítas iraquíes. Ha sido acusado por las autoridades iraquíes del asesinato de un prominente religioso shiíta. Aunque estas instigaciones a la violencia proceden de diferentes facciones, comparten una meta común. Quieren echarnos de Irak y destruir las esperanzas democráticas del pueblo iraquí.

La violencia que hemos visto es una rebatiña del poder por parte de estos elementos extremos y despiadados. No es una guerra civil. No es un levantamiento popular. La mayoría de Iraq es relativamente estable. La mayoría de los iraquíes, por amplio margen, rechazan la violencia y se oponen a la dictadura.

En foros donde los iraquíes se han reunido para discutir su futuro político, y en todos los procedimientos del Consejo de Gobierno iraquí, los iraquíes han expresado compromisos claros. Quieren protecciones firmes de los derechos individuales. Quieren su independencia. Y quieren su libertad.

El compromiso de Estados Unidos con la libertad en Irak está de acuerdo con nuestros ideales y lo requieren nuestros intereses.

Irak será un país pacífico, democrático, o será otra vez una fuente de violencia, refugio del terrorismo y una amenaza para Estados Unidos y el mundo. Al ayudar a asegurar un Irak libre, los estadounidenses que prestan servicio en ese país protegen a sus conciudadanos. Nuestra nación les agradece a todos y a sus familias que encaran sufrimiento y una larga separación.

Este fin de semana, en un hospital de Fort Hood, les entregué un Corazón Púrpura a algunos de nuestros heridos, y tuve el honor de agradecerles en nombre de todos los estadounidenses. Otros hombres y mujeres han pagado un costo aún más grande. Nuestra nación rinde honores a la memoria de aquellos que han sido muertos, y oramos para que sus familias encuentren el consuelo de Dios en medio de su pena.

Como les he dicho a aquellos que ha perdido sus seres queridos, queremos terminar la labor de los caídos. Las fuerzas armadas de Estados Unidos se desempeñan brillantemente, con toda la destreza y honor que esperamos de ellas. Examinamos constantemente sus necesidades. La cantidad de tropas, ahora y en futuro, la determina la situación en el terreno. Si se necesitan fuerzas adicionales, las enviaré. Si se necesitan recursos adicionales, los proporcionaré.

El pueblo de nuestro país está unido en apoyo de nuestros hombres y mujeres de las fuerzas armadas, y este gobierno hará todo lo que sea necesario para asegurar el éxito de su misión histórica.

Un compromiso central de esa misión es la devolución de la soberanía al pueblo iraquí. Hemos fijado una fecha límite del 30 de junio. Es importante que cumplamos con esa fecha límite. Como que son un pueblo orgulloso, independiente, los iraquíes no apoyan una ocupación indefinida, y tampoco la apoya Estados Unidos. No somos una potencia imperial, como lo pueden atestiguar naciones como Japón y Alemania. Somos una potencia liberadora, como lo pueden atestiguar también naciones de Europa y Asia.

El objetivo de Estados Unidos en Irak es limitado y es firme.

Buscamos un Irak independiente, libre y seguro. Si la Coalición retrocediera de su promesa del 30 de junio, muchos iraquíes pondrían en duda nuestras intenciones y sentirían que sus esperanzas han sido traicionadas. Y aquellos en Irak que comercian con el odio y las teorías conspirativas encontrarían una audiencia más numerosa y su mano sería más fuerte.

No retrocederemos de nuestra promesa. El 30 de junio, la soberanía iraquí será puesta en manos iraquíes. La soberanía implica algo más que una fecha y una ceremonia. Requiere de los iraquíes asumir la responsabilidad de su propio futuro. Las autoridades iraquíes enfrentan ahora el reto de las últimas semanas en materia de seguridad.

En Faluya, las fuerzas de la Coalición han suspendido las operaciones ofensivas, para permitirles a los miembros del Consejo de Gobierno iraquí y a los líderes locales trabajar para restaurar la autoridad central en esa ciudad.

Estos líderes se comunican con los insurgentes para asegurar una entrega ordenada de la ciudad a las fuerzas iraquíes, de modo que no llegue a ser necesario el reinicio de la acción militar. Insisten también en que aquellos que mataron y mutilaron a cuatro contratistas estadounidenses sean entregados para ser juzgados y castigados. Además, los miembros del Consejo de Gobierno procuran resolver la situación en el sur. Al-Sadr debe responder a las acusaciones contra él y disolver su milicia ilegal.

Nuestra Coalición está al lado de líderes iraquíes responsables mientras establecen en su país creciente autoridad. La transición a la soberanía requiere que demostremos confianza en los iraquíes. Y tenemos esa confianza. Muchos líderes iraquíes dan muestras de gran valor personal, y su ejemplo hará surgir en otros la misma cualidad.

La transición a la soberanía requiere también una atmósfera de seguridad, y nuestra Coalición trabaja para ofrecer esa seguridad. Seguiremos teniendo el mayor cuidado para impedir que sufran daño civiles inocentes, aunque no permitiremos la propagación del caos y la violencia.

He ordenado a nuestros comandantes militares que hagan todos los preparativos para usar, si fuera necesario, fuerza decisiva para mantener el orden y proteger a nuestras tropas.

La nación de Irak avanza hacia la autodeterminación, y los iraquíes y estadounidenses verán las pruebas de esto en los meses por venir. El 30 de junio, cuando se ice la bandera de un Irak libre, los funcionarios iraquíes asumirán la plena responsabilidad de los ministerios de gobierno. Ese día, la ley administrativa de transición, que incluye una declaración de derechos que no tiene precedentes en el mundo árabe, entrará en toda su vigencia. Estados Unidos y todas las naciones de nuestra Coalición establecerán relaciones diplomáticas normales con el gobierno iraquí. Se abrirá una embajada de Estados Unidos y será asignado un embajador estadounidense.

Según el calendario aprobado ya por el Consejo de Gobierno, Irak celebrará elecciones para una asamblea nacional a más tardar en enero de 2005.

Esa asamblea redactará una constitución nueva y permanente, que le será presentada al pueblo iraquí en un referendo nacional que tendrá lugar en octubre del año próximo. Los iraquíes elegirán entonces, para el 15 de diciembre de 2005, un gobierno permanente, evento que señalará el fin de la transición en Irak de la dictadura a la libertad.

Otras naciones e instituciones internacionales están asumiendo responsabilidades en la construcción de un Irak libre y seguro. Colaboramos estrechamente con el enviado de las Naciones Unidas, Lakhdar Brahimi, y con los iraquíes para definir la forma exacta del gobierno que asumirá su soberanía el 30 de junio.

El equipo de Asistencia Electoral de las Naciones Unidas, encabezado por Karina Perelli, está en Irak trazando planes para las elecciones de enero. La OTAN proporciona apoyo a la division multinacional en Irak, liderada por los polacos. Y 17 de los 26 miembros de la OTAN contribuyen con fuerzas para mantener la seguridad.

El Secretario de Estado Powell y el secretario de Estado Rumsfeld y varios ministros de defensa y relaciones exteriores de la OTAN exploran una función más formal para la OTAN, tal como convertir la división liderada por los polacos en una operación de la OTAN, y darle a la OTAN responsabilidades específicas de control de fronteras.

Los vecinos de Irak también tienen responsabilidades para volver más segura su región. Por eso envoaré al vicesecretario de Estado Armitage al Medio Oriente para tratar con esas naciones nuestro interés común en un Irak libre e independiente, y cómo pueden ellos ayudar a alcanzar esa meta.

Como desde hace tiempo lo hemos señalado claramente, nuestro compromiso con el éxito y la seguridad de Irak no termina el 30 de junio. Desde el 1º de julio continuará nuestra ayuda para la reconstrucción y continuará nuestro compromiso militar. Habiendo ayudado a los iraquíes a establecer un nuevo gobierno las fuerzas militares de la Coalición ayudarán a los iraquíes a proteger su gobierno de la agresión externa y de la subversión interna.

El éxito de un gobierno libre en Irak es esencial por muchas razones:

  • Un Irak libre es esencial porque 25 millones de iraquíes tienen tanto derecho a la libertad como el que tenemos nosotros.

  • Un Irak libre servirá de ejemplo a los reformistas en todo el Medio Oriente.

  • Un Irak libre demostrará que Estados Unidos está al lado de los musulmanes que desean vivir en paz, como lo hemos demostrado en Kuwait y Kosovo, Bosnia y Afganistán.

  • Un Irak libre confirmará a un mundo expectante que una vez que Estados Unidos da su palabra, se puede confiar en ella, incluso en los momentos más difíciles.

  • Sobre todo, vencer la violencia y el terrorismo en Irak es esencial para vencer la violencia y el terrorismo en otros lugares y, por lo tanto, es esencial para la seguridad del pueblo estadounidense.

Este es el momento e Irak es el lugar, en el cual los enemigos del mundo civilizado ponen a prueba la voluntad del mundo civilizado.

No podemos vacilar.

La violencia que estamos viendo en Irak es familiar. Los terroristas que capturan rehenes o colocan bombas en la carreteras cerca de Bagdad sirven a la misma ideología del crimen que mata a gente inocente en trenes en Madrid, y asesina a niños en autobuses en Jerusalén y hacen volar un club nocturno en Balí y le cortan la garganta a un joven reportero por ser judío. Hemos visto la misma ideología del crimen en la matanza de 241 infantes de marina en Beirut, en el primer ataque contra el Centro Mundial de Comercio, en la destrucción de dos embajadas en Africa, en el ataque contra el USS Cole y en el despiadado horror infligido a miles de hombres, mujeres y niños inocentes el 11 de septiembre de 2001.

Ninguno de estos actos es obra de una religión. Todo eso es obra de una ideología política fanática. Los adeptos a esa ideología buscan implantar la tiranía en el Medio Oriente y más allá. Quieren oprimir y perseguir a la mujer. Quieren la muerte de judíos y cristianos y de cada musulmán que prefiere la paz al terror teocrático. Pretenden intimidar a Estados Unidos con el pánico para que retroceda, y poner a las naciones una en contra de otra. Y quieren tener armas de destrucción masiva para chantajear y asesinar a escala masiva.

Durante las últimas décadas hemos visto que cualquier concesión o retroceso de nuestra parte sólo favorece a este enemigo y es una invitación a más derramamiento de sangre. Y el enemigo ha visto, en los 31 meses trascurridos, que nosotros ya no vivimos negando su existencia o tratando de apaciguarlo.

Por primera vez el mundo civilizado ha dado una respuesta total a la ideología del terrorismo: una serie de golpes poderosos y efectivos. Los terroristas han perdido el refugio que ofrecía el régimen de los talibanes y los campos de entrenamiento en Afganistán.

Han perdido sus guaridas en Pakistán. Han perdido un aliado en Bagdad. Y Libia le ha dado la espalda al terrorismo. Han perdido a muchos líderes en la incesante cacería humana internacional. Y posiblemente lo que más temen estos terroristas y su movimiento, es ver el avance de la libertad y de las reformas en el gran Medio Oriente.

Un enemigo desesperado también es un enemigo peligroso. Y nuestra tarea se hará más difícil antes de quedar terminada. Nadie puede predecir las incógnitas que quedan por delante o el costo que tendrán. Sin embargo, en este conflicto no hay otra alternativa segura a la acción decidida. Las consecuencias de un fracaso en Irak serían inconcebibles. Cada amigo de Estados Unidos en Irak sería traicionado mediante la prisión y el asesinato, al surgir una nueva tiranía. Cada enemigo de Estados Unidos en el mundo lo celebraría, proclamando nuestra debilidad y decadencia, y utilizaría esa victoria para reclutar a una nueva generación de asesinos.

Nosotros triunfaremos en Irak. Estamos cumpliendo con una decisión que ya fue tomada y que no cambiará. Irak será un país libre e independiente, y Estados Unidos y el Medio Oriente serán más seguros debido a ello. Nuestra Coalición tiene los medios y la voluntad de prevalecer. Nosotros estamos al servicio de la libertad y ésa es siempre una causa que vale la pena, en cualquier lugar.



Washington, D.C.
13 de abril de 2004