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  Actualizada: 06/V/02

Los beneficios del libre comercio

Otto J. Reich, Secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental
ante el Congreso Hemisférico de Cámaras de Comercio e Industria Latinas
Miami, Florida

Es un placer para mí estar aquí con ustedes esta noche. Veo muchos rostros familiares en el público. Sé que muchos de ustedes han estado trabajando permanente y arduamente en pos de la democracia y el progreso económico en este Hemisferio; son muchas personas para poder mencionarlas a todas por su nombre. Esta es la tercera o cuarta vez que me dirijo a esta conferencia en los últimos 22 años. CAMACOL estuvo adelantada a su tiempo. Libre Comercio, mercados libres, iniciativas individuales.

Quiero aprovechar esta oportunidad para recordar a Luis Sabines, quien, como presidente de la Cámara de Comercio Latina de los Estados Unidos, fue el principal defensor de la privatización, el libre comercio y la democratización. Sé que la Cámara lo extrañará. Espero trabajar con el Capitán William Alexander, quien ahora estará al mando de la Cámara y el Congreso Hemisférico.

CAMACOL y su Congreso Hemisférico han representado un papel principal en los últimos 23 años en los profundos cambios positivos que América Latina ha experimentado, y felicito sus variadas iniciativas. La Administración Bush cuenta con su continuo respaldo.

La agenda de la Administración Bush para el Hemisferio tiene cuatro metas:

  • promover la democracia,
  • estimular el desarrollo,
  • alentar el gobierno responsable y
  • fortalecer la seguridad.

Estas metas están todas interrelacionadas y se refuerzan mutuamente. Y todas tienen libertad, como lo indica su filosofía fundamental. Estas palabras, libertad, democracia, desarrollo, buen gobierno, seguridad, ciertamente no son nuevas en el diálogo de políticas en los Estados Unidos o América Latina. Ellas reflejan el amplio consenso sobre los valores que se ha desarrollado en nuestro Hemisferio y la creciente interdependencia entre los Estados Unidos y nuestros amigos y vecinos del Hemisferio.

Permítanme abordar por un momento el tema de la interdependencia. De seguro no preciso convencer a ninguno de ustedes que América Latina y el Caribe son importantes para nuestro bienestar en los Estados Unidos. No obstante, mucha gente en los Estados Unidos no se da cuenta qué afectadas están sus vidas diarias por lo que pasa en el resto del Hemisferio. He aquí tres hechos que a veces utilizo para ilustrar nuestra interdependencia:

  • Estados Unidos vende tanto a América Latina y el Caribe como a la Unión Europea.
  • Los inmigrantes en los Estados Unidos remitieron US$18 millardos a sus familias en América Latina y el Caribe, considerablemente más de lo que la región recibió en asistencia oficial al desarrollo de todo el mundo.
  • Se espera que cerca de 59 millones de pasajeros viajen entre los Estados Unidos y el resto de las Américas este año, más que a través del Atlántico o el Pacífico.

Me complace decir que estos datos han sorprendido y llevado a algunas personas a tener una nueva perspectiva sobre cuán interconectados estamos en este Hemisferio. Y espero que ustedes, en sus tratos con empresarios y personeros que no sean expertos en América Latina y el Caribe, enfaticen cómo dependemos unos de otros.

Ahora, retomo la agenda de Bush para el Hemisferio. Quisiera enfatizar dos vías específicas mediante las cuáles esperamos poder implementar esta agenda: integridad gubernamental y libre comercio.

Primero, la integridad gubernamental y el buen gobierno son partes de la política de los Estados Unidos más importantes que nunca antes. Entre todos los obstáculos que las naciones enfrentan en su camino hacia la libertad y la prosperidad, la corrupción es el mayor obstáculo individual. La hora de tratar este tema finalmente ha llegado. En más y más países latinoamericanos, la lucha contra la corrupción se ha convertido en un tema fundamental en sus elecciones nacionales. Existen varios instrumentos internacionales en el Hemisferio para promover la cooperación, trasparencia y responsabilidad, entre ellos la Carta Democrática, la Convención contra la Corrupción y numerosos tratados mutuos de asistencia legal y de extradición. Aún de mayor importancia, algunas naciones realmente están actuando contra los funcionarios corruptos. Estados Unidos está negando visas a personas públicas o privadas que, en opinión de nuestras embajadas, estén involucradas en actividades ilícitas.

Pero se necesita hacer más. Estamos explorando formas específicas en que nosotros en el gobierno estadounidense podamos ayudar a mejorar la honestidad y eficiencia de las instituciones gubernamentales, e inclusive incrementar la eficacia de mecanismos de evaluación mutua y programas como la asistencia a los programas de justicia de la región.

El mes pasado, el Presidente Bush anunció que Estados Unidos incrementaría su asistencia troncal para el desarrollo en un 50% en los siguientes tres años, resultando en un incremento anual de US$5 millardos a los niveles actuales a partir del año fiscal 2006. No fue un accidente que este esfuerzo fuera llamado la Cuenta del Desafío del Milenio porque desafía a sus beneficiarios, y utilizo las mismas palabras del Presidente: "gobernar con justicia, invertir en su gente y progresar en la libertad económica".

Y eso, el desafío, es precisamente lo que realmente importa en este programa, aún más que el incremento del flujo de capital. El buen gobierno y una sólida política económica son indispensables para progresar hacia la prosperidad y la democracia. Eso tiene mucho sentido común. También es algo que ha sido probado repetidas veces por la experiencia. El Banco Mundial ha realizado cuidadosos estudios al respecto, los cuales demostraron que hay un efecto causal positivo entre un mejor gobierno y un mayor desarrollo. Existen miles de estadísticas en la página en la internet del Banco Mundial, pero déjenme citar sólo uno: se estima que inclusive una mejora moderada en el gobierno duplica el ingreso per cápita.

No es un accidente que Chile, clasificado primer país en América Latina en innumerables encuestas sobre trasparencia, control de corrupción y otros indicadores de buen gobierno, sea también el país de más rápido crecimiento en esta última década.

El libre comercio es el segundo elemento clave en nuestra política. Esta administración viene intentando lograr el libre comercio en diversas esferas. Permítanme asegurarles que estamos luchando duro para lograr la aprobación congresual de la ley de Autorización para la Promoción Comercial. Y con su ayuda, y con el liderazgo del Presidente, la vamos a obtener probablemente el próximo martes.

Estamos trabajando en la Organización Mundial del Comercio con el fin de liberalizar las barreras comerciales a escala mundial. En este Hemisferio, no encontramos en las fases finales de negociación de un Acuerdo de Libre Comercio bilateral con Chile y hemos comenzado conversaciones con América Central sobre un posible Acuerdo de Libre Comercio.

Por otra parte, estamos trabajando arduamente para renovar y ampliar la legislación sobre preferencias arancelarias andinas. Y estamos decididos a culminar negociaciones sobre el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas hasta enero de 2005.

Todos estos esfuerzos tienen un mismo objetivo: promover reformas del mercado y consolidarlas dentro del marco del derecho internacional. La historia reciente nos ha enseñado que la liberalización del comercio estimula el crecimiento y fortalece la democracia. El impacto del NAFTA en México es uno de dichos ejemplos. Por ejemplo, más de la mitad de los 3,5 millones de empleos generados en México desde 1995 están relacionados con el comercio. Y el NAFTA continúa siendo una fuerza poderosa en la modernización política por la cual está pasando México en los últimos años. Fox representa la América Latina del futuro, Castro la del pasado. Fox, las reformas de modernización, la apertura, la oportunidad. Castro, el resentimiento, el fracaso y las excusas por esos fracasos.

También sabemos, no sólo por la teoría económica sino también por la experiencia histórica que se repite, que el libre comercio es una propuesta gana-gana, que beneficia tanto a Estados Unidos como a nuestros socios comerciales.

Como el Representante Comercial de Estados Unidos Robert Zoellick ha subrayado repetidas veces, la remoción de las barreras comerciales por medio de las negociaciones comerciales mundiales y por medio del NAFTA ha mejorado el ingreso y bajado los precios para las familias estadounidenses en unos US$1.300 a US$2.000 al año. Esas son cifras atractivas.

El ALCA imbuirá un fuerte ímpetu a la inversión, innovación, eficiencia y crecimiento. ·Hasta 2005, este Hemisferio representará un mercado de aproximadamente US$13 millardos. Ese es un gigantesco mercado e inclusive un pequeñísimo incremento en el crecimiento (digamos de un 0,5%) produciría mayores ingresos frescos para el Hemisferio (bordeando los US$65 millardos) por año.

Esas son nuestras herramientas. Son poderosas. Pero, ciertamente tenemos una gran labor por delante para ponerlas a funcionar. No me hago ilusiones sobre la situación actual del Hemisferio. Obviamente ha habido recientes reveses; sin embargo, las líneas de tendencia en general son positivas. El Hemisferio hoy por hoy es una región de crisis y oportunidades.

Algunos países luchan en medio de serios desafíos políticos y económicos. En Colombia, un gobierno elegido democráticamente se ve amenazado por tres organizaciones terroristas, bien armadas, financiadas independientemente y extremadamente violentas. A pesar de estas amenazas, los colombianos irán a las urnas el mes que viene y elegirán a un nuevo presidente. Tenemos una obligación de ayudar al valiente pueblo colombiano a defender su democracia, seguridad y prosperidad contra los narcoterroristas.

Más al sur, el pueblo argentino viene experimentado un desastre económico virtualmente sin parangón en su historia. Los argentinos son nuestros amigos y queremos que prosperen. Exhortamos al gobierno argentino a trabajar con el Fondo Monetario Internacional para desarrollar un programa económico sostenible. Estamos dispuestos a trabajar con las instituciones multilaterales para colaborar con Argentina en la implementación de dicho programa.

En Haití, el impasse político sigue, con serios daños a la ya desesperadamente pobre economía. Apoyamos los esfuerzos de la Organización de Estados Americanos por encontrar una forma de lograr un acuerdo entre el gobierno y la oposición. Otra prioridad es la mitigación del sufrimiento humano. Continuaremos brindando ayuda a las instituciones no-gubernamentales activas en Haití. Esperamos cooperar con el pueblo haitiano a generar un ambiente político, democráticamente competitivo, que respete los derechos humanos y civiles.

Permítanme dejar nuestra postura con respecto a Venezuela absolutamente clara. Estados Unidos se opone a los golpes militares en cualquier país. Esa ha sido nuestra posición consistente que ha trascendido gobiernos, entre ellos, por supuesto, la Administración Bush. No puede haber un mensaje más claro sobre nuestra posición que nuestro papel preponderante en promover la aprobación de la Carta Democrática Interamericana.

Como líder electo democráticamente, el Presidente Chávez es el legítimo presidente de Venezuela. Y como tal, tiene la responsabilidad de no socavar las instituciones democráticas o inhibir la actividad democrática. Un paso esencial es que Chávez haya llamado a una reflexión y diálogo nacional. Insto a todos los venezolanos de buena fe a unirse al diálogo y trabajar unidos para darle solidez a las instituciones democráticas, para aceptar las disculpas del Presidente Chávez por sus errores y ayudarlo a evitar cometerlos nuevamente.

Finalmente, está Cuba, con un líder que no fue elegido democráticamente, y la única nación sin mercado abierto del Hemisferio. Su gobierno actual se burla de la libertad. El Presidente Bush y el Secretario Powell prevén un mejor futuro, en el cual el pueblo cubano comparta las oportunidades que la libertad otorga.

En toda la región hay profundos problemas de larga data que requieren esfuerzos bien planteados a largo plazo para su resolución.

Alrededor de un tercio del pueblo latinoamericano vive con menos de US$2 al día, mal alimentados, sin hogar, sin educación. Para la mayoría de esta gente, los avances de la región hacia economías de mercado y sistemas políticos democráticos no han conllevado las mejoras tangibles en su vida diaria que todos habíamos esperado. Así, es poco sorprendente que el apoyo popular al modelo económico de mercado esté disminuyendo.

Pero como resalté anteriormente, este Hemisferio también es una región de oportunidades. Hoy, la economía de Estados Unidos está más integrada con sus vecinos cercanos, Canadá, México y la Cuenca del Caribe, que nunca antes. Por ejemplo, el intercambio comercial de bienes y servicios entre Estados Unidos y Canadá supera los US$1,3 millardos al día. Y nuestro comercio con México y la Cuenca del Caribe crece mucho más rápido que su comercio con todo el resto del mundo. En los últimos cinco años, nuestras exportaciones a México han crecido seis veces más rápido que nuestras exportaciones globales; y nuestras exportaciones a la Cuenca del Caribe han estado creciendo a un ritmo tres veces mayor.

Asimismo, quiero enfatizar que, mientras algunos países enfrentan graves crisis, otros continúan avanzando y manteniendo un vigoroso paso hacia las reformas del mercado, entre ellos Chile, El Salvador y Brasil. El Hemisferio entero está mucho más abierto y basado en el mercado que nunca. Mientras que los aranceles latinoamericanos promediaron alrededor del 35% a fines de los años 80, hoy se hallan un poco por encima del 10%. Y las barreras arancelarias y para-arancelarias seguirán bajando con la implementación del ALCA y otros acuerdos de libre comercio.

Por encima de todo, la democracia está floreciendo. Efectivamente, América Latina es la única región del mundo donde existe el predominio de la democracia. Por supuesto, hay algunos países que tienen tropiezos en este trayecto, como Haití, pero también podemos ver algunos grandes pasos positivos en otros, como México y Perú.

En total, auque no quiero minimizar los desafíos que enfrentamos, creo que el balance general entre las crisis y las oportunidades es positivo.

Comencé mis palabras expresando mi esperanza de que ustedes continúen apoyando los cambios positivos que estan sucediendo en la región. Permítanme reiterar mi exhortación por una sociedad público-privada vibrante que trabaje por una democracia plena, mayor desarrollo y verdadera seguridad.

La comunidad empresarial tiene un papel crítico en el cambio de las percepciones negativas de mucha gente y en dirigir a la región hacia un crecimiento mayor y de mayor amplitud. Cuando hablé sobre la Cuenta del Desafío del Milenio, recalqué que representaba un desafío para los gobiernos. De modo similar, quiero darles a ustedes, en la comunidad empresarial el desafío de trabajar en pos de las mismas metas: buen gobierno, salud y educación mejoradas y política económicas sólidas que promuevan a las empresas y sus intereses.

Dichos esfuerzos no sólo beneficiarán a su comunidad, sino también a sus empresas. Sé que el negocio en un negocio es tener ganancias. En mi primera clase empresarial en la universidad, y luego muchas veces en mi trabajo en el sector privado, aprendí que una empresa sin ganancias significa el fin de la empresa. Quiero decir que si bien mejores servicios de salud son algo bueno en sí mismos, también mejoran la productividad laboral y de ese modo son buenos para lograr ganancias. Lo mismo ocurre con un mayor acceso a una educación de calidad, o con gobiernos que cada vez son menos corruptos y dan mayores respuestas.

Ustedes, como líderes empresariales, cuentan con una rara combinación de creatividad y pragmatismo. Estas son las cualidades que más se precisan para construir una comunidad próspera y libre y lograr que este sea el "Siglo de las Américas".



Miami, FL
27 de abril de 2002