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  Actualizada: 06/XI/02

Libre comercio, pueblo libre

Robert B. Zoellick, Representante Comercial de EE.UU.

Artículo publicado el 4 de noviembre de 2002 en el periódico The Wall Street Journal.
No hay restricciones para su reproducción.


Durante la Guerra Fría, Estados Unidos perseveró para extender la oportunidad de la libertad a todos los países. No obstante, las semillas nuevas de la libertad sólo prosperan si superamos otra división, ya no entre el Oriente y el Occidente, sino entre el Norte y el Sur. Hoy, desde El Salvador hasta Suráfrica tenemos la oportunidad de utilizar el libre comercio para ayudar a cumplir con el compromiso del Presidente Bush de incluir a todas las poblaciones pobres del mundo en un "círculo de desarrollo en expansión".

Hoy la administración dio un gran paso hacia el logro de esa meta al notificar al Congreso de nuestra intención de comenzar la negociación de un acuerdo surafricano de libre comercio y desarrollo, o SAFTDA, con Suráfrica, Botswana, Lesotho, Namibia y Swazilandia. Estas negociaciones, que abren nuevos caminos, tendrán lugar a reglón seguido de nuestras nuevas conversaciones con cinco países de Centroamérica y con Maruecos. Esperamos que para finales de este año habremos completado los acuerdos de libre comercio con Chile y Singapur. El Presidente acaba de anunciar una "Iniciativa para ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste de Asia) con el objeto de crear un marco para posibles acuerdos de libre comercio con los países en el Sureste de Asia.

Estados Unidos utiliza actualmente el impulso producido por la aprobación de la Ley de Comercio de 2002 para adelantar negociaciones mundiales, regionales y bilaterales encaminadas a abrir aún más los grandes mercados de hoy, en Europa, Japón, China y Australia, a los agricultores, trabajadores y empresarios estadounidenses. Pero el Presidente Bush ha ordenado que hagamos un esfuerzo también para llegar hasta los muchos países en vías de desarrollo que luchan por lograr una posición económica firme. Estas son las oportunidades de crecimiento del mañana.

Como parte de la nueva Ley de Comercio acabamos de poner en ejecución enmiendas que abren un comercio libre de aranceles, que se estima en US$20.000 millones, de las economías en vías de desarrollo. En la Organización Mundial de Comercio (OMC), ejercemos presión para abrir los mercados agrícolas vitales para el crecimiento de los países en vías de desarrollo y emplear la flexibilidad de las normas internacionales de propiedad intelectual para ayudar a los países más pobres a enfrentar epidemias como el VIH/SIDA. Realizamos negociaciones con países en vías de desarrollo en nuestro Hemisferio, encaminadas a crear la zona de libre comercio más grande del mundo, el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

El nuevo programa de comercio estadounidense beneficia nuestros intereses de seguridad. La ofensiva contra el terrorismo requiere una nueva manera de pensar sobre cómo enfrentar los desafíos mundiales de pobreza y la privación. Ciertamente, la fuente del terrorismo no es la pobreza; creerlo así es un insulto para la gente de todo el mundo que lucha a diario por superar dificultades. La raíz del terrorismo se encuentra en las ideologías profundamente malignas y fanáticas. Sin embargo, no hay duda de que las sociedades que se fragmentan, que son pobres, que no tienen en qué fincar su esperanza, llegan a ser tierra fértil donde los terroristas pueden amadrigarse. Por consiguiente, todos nosotros tenemos un interés en el desarrollo y la democracia.

Al entretejer a Estados Unidos de América con los pueblos más allá de nuestras fronteras, los nuevos acuerdos de comercio estadounidenses pueden estimular reformas que ayuden a sentar las bases del desarrollo a largo plazo en las sociedades abiertas. Entre estas reformas están:

  • El estado de derecho: Los acuerdos de comercio estimulan la adopción de contratos que pueden ejecutarse y el establecimiento de gobiernos justos y trasparentes, lo que ayuda a exponer la corrupción.

  • Los derechos de propiedad privada: Éstos son un ingrediente necesario para el desarrollo económico ya que fomentan el ahorro, la inversión, el intercambio y el espíritu empresarial. Los acuerdos comerciales refuerzan los derechos de propiedad al salvaguardar el derecho a establecer negocios, garantizar que las inversiones no se asignen arbitrariamente, apoyar la privatización y promover las industrias del conocimiento.

  • La competencia: El libre comercio fomenta la competencia, característica de las economías que logran el éxito. Los países en vías de desarrollo sufren a manos de grupos selectos que se aferran a sus posiciones, privando al ciudadano común de bienes y servicios menos costosos y mejores que pueden lograrse por medio de la competencia. Los acuerdos de libre comercio atacan los sistemas manipulados de concesión de licencias, los monopolios estatales y las oligarquías que impiden que los productos accesibles lleguen a los estantes de las tiendas.

  • Las reformas sectoriales: Los acuerdos comerciales impulsan las reformas del mercado en sectores que van desde el comercio electrónico hasta la agricultura. Por ejemplo, en nuestras negociaciones de acuerdos comerciales con Marruecos, examinamos la forma de poder colaborar con el programa del Banco Mundial para Marruecos para reestructurar su sector agrícola. Estados Unidos también ha llevado adelante una dinámica propuesta de reforma agrícola en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio que eliminaría US$100.000 millones en subsidios agrícolas que distorsionan el comercio en todo el mundo y conduciría a mejores políticas agrícolas, tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.

  • La integración regional: la lección de la Unión Europea y el NAFTA [Acuerdo de Libre Comercio América del Norte] es que la ubicación importa en la economía así como en la política. Por tanto, al prepararnos para las negociaciones de los acuerdos de libre comercio con las democracias de Centroamérica y el sur de Africa, examinamos la forma en que podremos apoyar una integración regional útil y promover agrupaciones para el crecimiento.
  • La unión del comercio y la ayuda: este año Estados Unidos asignó 638 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a crear la capacidad necesaria para tomar parte, llevar a la práctica y beneficiarse plenamente de las negociaciones sobre el comercio. La USAID [Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional] y el Banco Interamericano de Desarrollo han sido nuestros socios colaboradores en esta nueva forma de pensar sobre el comercio, la ayuda y el desarrollo.

En definitiva, el libre comercio implica libertad. Este principio es el meollo de nuestro programa más amplio de reformas y desarrollo. Así como la política económica de Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial ayudó a establecer la democracia en Europa Occidental y Japón, el programa de libre comercio de hoy abrirá nuevos mercados para Estados Unidos y también fortalecerá las democracias frágiles de Centroamérica y Suramérica, Africa y Asia.



Nueva York
4 de noviembre de 2002