Embajada de los Estados Unidos de América  |  Bogotá, Colombia Buscar:
 
La Embajada | Temas bilaterales | Prensa | Recursos electrónicos | Preguntas frecuentes | Sobre EE.UU. | Consular | Contáctenos
SOBRE EE.UU.
Agricultura
Artes
Datos básicos
Economía
Educación
Geografía
Historia
Literatura
Periodismo
Sistema judicial
Sistema político

Página principal

Actualizada: 10/I/01

Evolución de las transiciones presidenciales en EE.UU.


"Las transiciones presidenciales presentan varios desafíos para el gobierno estadounidense", dicen Leonard Levy y Louis Fisher en su enciclopedia de la presidencia (Encyclopedia of the American Presidency). "Deben efectuarse con una mezcla delicada de continuidad y cambio. La administración entrante debe cambiar de la campaña al gobierno y proceder con premura a preparar su agenda política y seleccionar su personal".

Concluidas ya las protestas y disputas sobre las elecciones de Estados Unidos, el enfoque se dirige ahora a la transición y la nueva administración que tomará posesión el 20 de enero. El presidente electo George W. Bush, no obstante, sabe bien que debido a las disputas sobre la elección, tiene ahora menos tiempo para hacer nombramientos claves, coordinar nuevas políticas, organizar su programa y prioridades legislativas y prepararse para ser el ejecutivo principal de la nación.

Al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los regímenes parlamentarios (donde hay un gabinete que no es oficial y el nuevo gobierno toma posesión inmediatamente) en Estados Unidos, entre una administración y la siguiente hay un período de transición. Es entonces cuando el nuevo presidente no sólo elige su gabinete, sino que también prepara las nuevas políticas. Las transiciones son ahora procesos muy organizados en los cuales hay estrecha cooperación entre las administraciones saliente y entrante. Pero no siempre fue así.

Antes de la transición de Eisenhower a Kennedy en 1960-1961, la comunicación y cooperación entre la administración saliente y la entrante eran limitadas, especialmente cuando el presidente electo y el presidente eran de distintos partidos políticos. Generalmente se esperaba que el presidente electo se mantendría alejado de Washington hasta el día de la toma de posesión y el nuevo gabinete se elegiría justo antes de asumir el cargo.

Pero eso cambió luego de la elección de John F. Kennedy a la presidencia en 1960. Kennedy sentó un precedente importante al nombrar 29 grupos especiales durante la transición para que le informaran de una variedad de asuntos de política nacional y especialmente de política exterior.

"La política nacional nos puede derrotar, pero la política exterior nos puede matar", decía Kennedy. Cuando en 1968 hubo cambio de partido en la Casa Blanca, Richard Nixon nombró un grupo especial más que su viejo rival Kennedy, 30 grupos especiales en total. Y cuando Ronald Reagan fue elegido presidente en 1980, el proceso fue aún más extenso; Reagan nombró 100 equipos de transición.

Kennedy sentó también un precedente al hacer oficial el proceso de transición y proveer fondos públicos para eso. En 1963, se presentó la Ley de Transición Presidencial para formalizar un arreglo, que hasta entonces había sido algo informal y apropiado al momento. Por primera vez se proporcionaron fondos públicos para facilitar la transición; US$900.000 para cada uno. Los fondos incluyeron dinero para el establecimiento de oficinas y para viajes.

La Ley de Transición Presidencial se aprobó en 1964 después del asesinato del Presidente Kennedy. En 1988, se aprobó la Ley de Eficiencia en Transiciones Presidenciales y los fondos para la transición se aumentaron a US$5 millones, suma que aumentaría en los años siguientes, con ajuste a la inflación. La cantidad de fondos públicos para la transición de 2000-2001 es de US$6,1 millones. El vicepresidente electo Dick Cheney recibió el 13 de diciembre las llaves de la oficina de transición.

En el último año ha habido también un acontecimiento importante. El 106º Congreso aprobó la Ley de Transición Presidencial de 2000, la cual autoriza una orientación detallada para los nombrados a cargos políticos y establece un proceso oficial de coordinación con funcionarios federales de carrera. La Ley se aprobó reconociendo que el presidente electo selecciona no sólo un nuevo gabinete, sino también a miles de políticos que asumen responsabilidades en todas las agencias federales. Los expertos en transiciones aconsejan que, para que la transición sea exitosa, debe haber cooperación estrecha entre los altos empleados públicos de carrera y los representantes de la nueva administración.

El alcance de las responsabilidades de un nuevo presidente respecto a nombramientos fue detallado en una reciente audiencia legislativa por Paul Light, experto en transiciones presidenciales del Instituto Brookings, una entidad de Washington, DC, dedicada a la investigación: "El próximo presidente hará más de 6.000 nombramientos durante su primer mandato, incluso unos 600 miembros del gabinete y subgabinete que deben ser confirmados por el Senado, otros 600 miembros del Servicio Ejecutivo Superior quienes no son de carrera profesional, así como 1.500 asistentes personales y confidenciales". Es una cantidad de nombramientos mucho mayor en comparación con otras democracias, las cuales se apoyan más ampliamente en un servicio civil permanente.

El presidente electo Bush tomará posesión como 43º presidente de la nación el 20 de enero, fecha clave del calendario político de Estados Unidos, cada cuatro años desde hace muchas décadas. Pero los historiadores destacan que las transiciones eran aún más prolongadas. Desde la época de George Washington, el primer presidente de la nación, hasta la elección de Franklin Delano Roosevelt en 1932, la toma de posesión tenía lugar el 4 de marzo del año de la elección. Pero en 1933 se aprobó la Vigésima Enmienda a la Constitución, la cual dispone que el nuevo presidente tome posesión al mediodía del 20 de enero siguiente a la elección presidencial.

El período de transición de 16 semanas se redujo a casi 11 semanas. Algunos historiadores dicen que el cambio se hizo porque un período de transición tan largo ya no era necesario en una era de tecnología, comunicaciones y transporte modernos. Pero otros hacen hincapié en la función crucial de un presidente hoy en día. Cuando Franklin Delano Roosevelt ganó la elección en 1932, la nación estaba en la peor depresión económica de su historia. Muchos decían que esperar 16 semanas era demasiado para aplicar las políticas por las cuales el pueblo había votado tan abrumadoramente.

Puede ser que eso sea cierto, pero también es un hecho que las transiciones en tiempos recientes demoran cada vez más debido a los nuevos requisitos de ética y divulgación en los nombramientos y un proceso de confirmación más complejo en el Senado. Muchos reporteros, sin embargo, señalan la designación por el presidente electo Bush del vicepresidente electo Cheney como un elemento positivo en este aspecto. Cheney sabe muy bien cómo funciona Washington, ya que se desempeñó en altos cargos en otras tres administraciones. Se dice que Cheney ha podido poner manos a la obra de inmediato por su experiencia.

El Presidente Clinton prometió su plena cooperación para ayudar a facilitar la transición hacia la administración Bush. Eso será crucial este año en vista del menor período de tiempo. Todos los presidentes recientes cooperaron con sus sucesores, en parte como resultado de la formalización e institucionalización del proceso iniciado hace cuatro décadas luego de la elección de Kennedy.

Pero las transiciones en las primeras épocas de la historia de la nación con frecuencia eran un poco complicadas. En 1928, el Presidente Calvin Coolidge abiertamente se negó a cooperar con la transición de su sucesor, el presidente electo Herbert Hoover, aunque ambos eran Republicanos. Dicen que Coolidge dijo de Hoover: "Ese hombre me ha dado consejos no solicitados durante seis años, todos ellos malos". Cuando Hoover fue escogido como candidato del Partido, Coolidge pidió una botella de whiskey y se perdió de vista durante las celebraciones. Durante la transición, Coolidge ignoró al presidente electo y dejó los problemas más complicados para que los resolviera el nuevo presidente. "Se los dejamos al gran ingeniero", dijo en tono de burla.

Pero en general, la mayoría de las transiciones han sido más fáciles que esa, inclusive la primera transición, cuando muchos temían que la transición de un gobierno a otro no fuera pacífica, como era la costumbre entonces en muchos lugares del mundo. Pero cuando el presidente George Washington entregó el despacho a su colega federalista John Adams, un observador de Carolina del Sur comentó: "El cambio del Ejecutivo ha trascurrido aquí con una facilidad y una calma que han dejado asombrados incluso a quienes siempre tuvimos buenos augurios sobre el gobierno y sobre el sentido común de nuestros ciudadanos. La maquinaria ha funcionado sin un sólo crujido".

Más de 200 años más tarde, indudablemente el presidente electo Bush espera lo mismo: una transición sin crujidos. Por ahora parece que empezó bien, nominando al General (r) Colin Powell para el principal cargo en su gabinete. Si, como se espera, el Congreso lo confirma como Secretario de Estado, será el primer afroamericano en llegar a ese cargo. Tanto Demócratas como Republicanos han aprobado su selección.



Washington, D.C.
19 de diciembre de 2000




El Presidente Bush